martes, 9 de febrero de 2010

EL PRESIDENTE ELECTO HABLA RUSO

Con más del 98% de los votos escrutados Yanukovich se proclama Presidente


Con una diferencia mínima, un 48.59% frente a un 45.82%, el candidato opositor, Viktor Yanukovich, se proclamó vencedor en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ucranianas. El más del 10% de diferencia que lograse en la primera vuelta se ha volatilizado, presumiblemente al recibir Yulia Timoshenko los votos de los candidatos liberales eliminados en la primera vuelta.

Yanukovich felicitó a sus conciudadanos por haber tenido la sabia determinación de elegirlo como su presidente, y lo hizo en ruso, superada ya la necesidad imperiosa de comunicarse en ucraniano (un idioma que no es su lengua materna y que ha aprendido para poder estar vivo en política) : “La gente ha querido el cambio y creo que estas elecciones han sido el primer paso hacia la unificación del país”.

Para celebrar la victoria, y también para contrarrestar una posible movilización de los “naranjas”, los seguidores de Yanukovich, muchos de ellos venidos desde las provincias del este expresamente para este momento, se concentraron frente a la Comisión Central Electoral para exigir un reconocimiento del presidente virtual. Entre los eslóganes más repetidos se encontraba un satírico “Yulia, basta de histerias”.

Yulia Timoshenko, que lleva toda la semana de disgusto en disgusto, se negó ha aceptar su derrota, aseugando que es “demasiado pronto” para proclamar un vencedor, ya que piensa “luchar por cada voto fraudulento.

Pero por más que brame la primera ministra las elecciones han sido calificadas por los observadores internacionales de la OSCE como “transparentes y honestas”, su presidente, Joao Soares. , remarcó que “ha sido una gran demostración de democracia, una victoria para todo el mundo en Ucrania" y finalizó con un golpe directo a la estrategia del partido BIUT, de Timoshenko, atrincherado en denunciar lo fraudulento de las elecciones :"Es hora de que los dirigentes políticos del país escúchenle veredicto del pueblo y faciliten una transición de poder pacífica y constructiva". Los observadores de la Comunidad de Estados Independientes ( CEI ) aseguraron en un comunicado que “la campaña electoral y la votación, a pesar de algunas deficiencias, respondieron a los criterios de comicios libres y auténticos celebrados por sufragio universal, igual y secreto".

Con la bendición de la comunidad internacional, La Comisión Central Electoral reconoce la victoria del Partido de las Regiones en cuanto al escrutinio actual, pero, en previsión de el recurso de apelación de Yulia Timoshenko y el recuento de los votos de los ucranianos en el extranjero, la Comisión prefiere curarse en salud, así, su presidente Vladimir Shapoval adviertió que está “convencido de que ahora hasta el 17 de febrero, tal y como lo estipula la legislación, CEC anunciará los resultados electorales". Aún así, con menos del 2 por ciento sin escrutar la Victoria de Viktor Yanukovich es inamovible.

Para celebrar la victoria, y también para contrarrestar una posible movilización de los “naranjas”, los seguidores de Yanukovich, muchos de ellos venidos desde las provincias del este expresamente para este momento, se concentraron frente a la Comisión Central Electoral para exigir un reconocimiento del presidente virtual. Entre los eslóganes más repetidos se encontraba un satírico “Yulia, basta de histerias”.



MOSCÚ TACHA UN NOMBRE DE LA LISTA.

Neutralizada Ucrania, Rusia puede concentrarse en la revoltosa Georgia.

El año 2005 trajo de cabeza a Putin, Ucrania, Georgia… conatos de democracia en Bielorrusia, Azerbaiyán…todo el patio trasero se le descontrolaba, pedían alejarse del “Gran Hermano”, independencia, democracia, libre mercado….un mareo, vamos. Pero el Kremlin no perdió los nervios, jugó la baza del gas con Bielorrusia y Ucrania. La primera cayó rápido, Lukachenko no quería que por aparentar un nacionalismo que no sentía le fuese a subir la factura del gas. Ucrania necesitó dos inviernos de pasar frío y los propios ciudadanos prepararon el trono para el monarca destronado. Con Georgia la cosa pintaba complicada, pero los arrebatos guerreros de su presidente Saakashvili, se lo pusieron en bandeja a Moscú. Cuando Tbilisi quiso recuperar por la fue

rza sus legítimas provincias Abjasia y Osetia del Sur, Putin lo vió claro, un puñetazo en la mesa y todo volvió al orden, amén de que el pueblo georgiano dio la espalda a su presidente, que se unde en las encuestas y caerá, maduro, en las próximas elecciones. Plan Maestro.

En el tema que nos ocupa, la vuelta a redil de la díscola Ucrania, cabe esperar que en el momento que Yanukovich pise la Rada como presidente, las relaciones Kiev-Moscú comiencen a mejorar notablemente. Quizás vengan acompañadas de créditos rusos para rescatar la economía ucraniana, así como de concesiones y licencias a empresas rusas para que se encarguen de los negocios ucranianos, especialmente en lo tocante al gas y su transporte a los clientes europeos de Gazprom, tema espinosos durante los años de gobierno “naranja”. Es de esperar que , mas temprano qu

e tarde, Kiev admina que ya no tiene tanta prisa en desalojar a las tropas rusas de Sebastopol, y quizás entonces, así como por arte de magia, Rusia conceda ayudas destinadas a rescatar la moneda local, la grivna, que ha perdido durante 2009 el 60% de su valor.


Yulia Timoshenko se queda sola en su Cruzada.

Su negativa a aceptar los resultados palidece ante la aprobación de la OSCE.



Con el 98,95% de los votos escrutados Yulia Timoshenko, que ha obtenido el 45,73%

de los sufragios, n

o tiene ya posibilidades de convertirse en la nueva presidenta ucraniana. A Viktor Yanukovich, que ha obtenido el 48.68% le vale con esa pequeña ventaja, un 2,95%, para proclamarse legítimo presidente electo.

El resultado fue avalado por la OSCE, que en la tarde del lunes declaró que la "votación fue profesional, transparente y honesta”. Heidi Tagliavini, una de las máximas dirigentes de la misiónde observadores internacionales, aseguró que las elecciones "estuvieron bien organizadas y fueron realmente competitivas".

Con estas premisas los simpatizantes del candidato opositor se plantaron, desde el medio día del lunes, frente a la Comisión Central Electoral para celebrar la victoria frente a la primera ministra, que sigue sin reconocer su derrota, y parece dispuesta a todo antes que felicitar a Yanukov

ich por su victoria, pese a que las denuncias de fraude han quedado desestimadas desde primera hora del lunes. Los manifestantes, vestidos con petos azules y armados con banderas de Ucrania en las que se leía “Yanukovich 2010 nuestro presidente” no buscaban confrontación con los partidarios de la política “naranja”, que no aparecieron por ningún lado. Vika , de 39 años, y su hija adolescenteno tomaban parte en las celebraciones, sólo miraban con indiferencia al gentío. Vika asegura que no es posible una nueva “revolución naranja”, ya que “la anterior no trajo nada positivo, y la gente está cansada”

Timoshenko ya anunció el pasado jueves que cualquier resultado que no le diese a ella la victoria sería contestado ante los tribunales por sus abogados y en la calle por multitudes. Posiblemente las elecciones serán recurridas, pero en las calles de Kiev, quitando las 5000 personas que, a 11 grados bajo cero coreaban al presidente electo, no había nada de excepcio

nal. Aun así Timoshenko no se rinde, y por el momento ha conseguido que la Comisión Electoral Central se abstenga de declarar públicamente nada hasta dentro de 10 días, en espera de las alegaciones ante la corte suprema. Aliona, redactora de la publicación de Sebastopol “Barricada” se lamenta de que” en Ucrania se ganen las elecciones en los tribunales, y no en las urnas”.

El nuevo presidente tendrá que lidiar con un país profundamente div

idido Gobernar para el noroeste del país, que le es hostil a él y a sus políticas de contención de Moscú, no será fácil, más aún cuando la bipolaridad del poder, Presidente-primer ministro, cae en espirales de enfrentamientos, torpedeando el ejercicio del poder, precisamente lo que terminó por hundir la malograda “revolución naranja”.





LOS UCRANIANOS QUIEREN UN SALARIO DIGNO Y MENOS BUROCRACIA.

“Papá, papá, ¿qué son estos falsificadores de los que habla la tele?, Los que no votamos a Yulia, hijo mío.” Este es el chiste con el que abre la revista satírica ucraniana “Korespondient”, que refleja la sensación que tienen, tras una tensa campaña electoral, los ucranianos.

En un vagón de metro, abarrotado, en dirección al centro de Kiev desde el extrarradio, Dima, un joven programador de 25 años me explica que desde que la crisis eclosionara en el país en los vagones del suburbano se han multiplicado por diez los anuncios, diminutos papeles pegados con celo en las puertas y ventanas, que ofrecen tele trabajo. Dima trabaja “en negro”, como “todos en este país”, y va a votar por Yanukovich, pese a su turbio pasado y su nulo magnetismo personal, Timoshenko ya “nos ha demostrado lo que vale”. Cuando salimos del vagón Dima se pone serio “no entiendo por que siempre ponemos a un Freak al frente de nuestro gobierno”, yo me río, pero no era un chiste.

En los pasillos del metro las ancianas que venden los productos recolectados en sus “dachas” (casas de campo), comparten lugar con comerciantes de los más variopinto, sin duda, el limonero de metro y medio que ofrece un paisano junto a las escaleras mecánicas se lleva el premio de la mañana. Entre el ir y venir de gente en los pasillos, muy animados este fin de semana pese a que los 5º en el interior no permiten quitarse el gorro, guates, bufanda, capucha y abrigo, Tanya, una funcionaria de Kiev, se detiene a hablar conmigo. Votará por Timoshenko, y confía en que “pueda mejorar las relaciones con Rusia”, al fin y al cabo “somos como hermanos”. Sin duda, para los ucranianos, este es un tema fundamental, y es lo que explica “el rotundo fracaso” de Viktor Yuschenko.

En un restaurante “bistro” (comida rápida Rusky-style) Lili celebra su 20 cumpleaños junto a sus padres y su mejor amiga. Es la primera vez que puede votar, lo hará, pero votará en blanco. “los dos son lo mismo”. Sus padres no piensan votar, mientras la amiga de Lili, Margarita, también de 20 años, votará por Timoshenko, “ella no me gusta, pero él es un impresentable”.

Dimitry, un roquero de pelo largo y perilla cuidada, espera a su novia con una rosa roja en la mano en la plaza “Maidan”, en pleno centro y a 13 grados bajo cero. El votará por Yanukovich, aunque confiesa que sin “mucha alegría”. Él le pide al nuevo ejecutivo “un mejor salario” y, sobre todo, que se “elimine la burocracia para los negocios.” Dimitry y su padre intentaron abrir una tienda de muebles, se rindieron ante la maquinaria burocrática, que en este país se divide en dos” la local, controlada por Yanukovich, y la nacional, controlada por el gobierno central”. Me cuenta Dimitry que para abrir un negocio hay que pasar, y sobornar, hasta por cinco agencias estatales diferentes, que se superponen, peleándose por las competencias.

También votará por Yanukovich Nikolay Borishov, un jubilado de 71 años, que desea que el nuevo gobierno de “un giro hacia Rusia”. “Tenemos una historia difícil, sangrienta, pero ahora es ahora” dice, mientras me mira con un solo ojo abierto, azul, firme y seguro de si mismo. Para salir de la crisis Nikolay apuesta “por mejorar las infraestructuras energéticas, de la mano de Rusia” y, lo primero, “acabar con la corrupción”.

Kiev está de fin de semana, la nieve se amontona en los arcenes y caminar es todo menos sencillo. En uno de los numerosos parques de la ciudad, “Park Bladimirskaya”, desde el que se divisa toda la ciudad y el río Dineper, totalmente congelado (y sobre el cual la gente patina en esta soleada mañana) hablo con tres jóvenes que salen de un oficio religioso, Aliona, Marina y Valentin. Aliona está deseando hablar en inglés, se nota por que no me deja hablar en ruso. Ellos confían en que en “unos 25 años Ucrania y Rusia vuelvan a ser una nación” ya que el sueño de Timoshenko, de entrar en la UE “es imposible”. Luzmila y Andrey, un matrimonio de 50 años nos escuchan e intervienen sin miedo en la conversación. Andrey asegura que “hay que re nacionalizar las empresas” controlar los precios y centrarse en la economía. “Ya está bien de tanta política”.

¿Hacia dónde va Ucrania? A propósito de las elecciones presidenciales...


“La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás”.- Winston Churchill (1874-1965) Político británico.

(Bandera y coat of arms de Ucrania)

“El líder del Partido de las Regiones, el prorruso Viktor Yanukovich, se 'enroca' para defender su ajustada victoria en las presidenciales, arropado por cientos de partidarios que a estas horas se concentran a las puertas de la Comisión Electoral Central.
Con el 94,33% de los votos escrutados, Yanukovich acapara un 48,29% de los votos frente al 46,08% de su aguerrida rival, la primera ministra Yulia Timoshenko, que denuncia irregularidades y no parece dispuesta a aceptar una derrota por la mínima.
A medida que el escrutinio toca a su fin, el margen se reduce, pasando del 10% que alcanzó en los primeros compases a casi un 2%, lo que ensancha las posibilidades de que Timoshenko conteste el resultado en los tribunales o en las calles, como ya hizo en 2004, cuando la Revolución Naranja forzó la repetición de los comicios.
Anoche, Yanukovich se atribuyó la victoria, se felicitó por una victoria "largamente esperada" y animó a su rival a aceptar la derrota y dejar la Jefatura del Gobierno. El hecho de que hiciera su declaración en ruso fue sintomático de su deseo de acercarse a Rusia tras cinco años de gestión 'naranja' que Moscú tacha de "antirrusa".
Por su parte, Timoshenko se dijo dispuesta a "luchar por cada voto" y rechazó sacar conclusiones sólo a partir de los sondeos de a pie de urna, que concedían todos la victoria a su rival por un margen de entre un 3% y 6%. Su equipo de campaña dice haber detectado "fraude masivo", mientras se espera hoy el veredicto de los observadores internacionales”
(De “El Mundo”, 8/03/2010)

Demasiado tiempo llevaba Ucrania sin protagonizar las primeras páginas de los periódicos y de las emisiones de radio y televisión, y ahora, con motivo de las elecciones a Presidente de la República, ha vuelto a la “palestra”.
Ya sería noticia la publicación de los resultados de las elecciones, pero en esta ocasión, la nueva publicada presenta más de un punto interesante.
En primer lugar, la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ha supuesto un nuevo enfrentamiento en la cumbre entre viejos rivales --¿enemigos?-: el rotundamente pro-ruso Viktor Yanukovich, y la aparentemente pro-occidental y nacionalista ucraniana, Yulia Tymoshenko.
Se ha tratado de dos viejos rivales –casi típicos-- en la reciente “democracia” (¿?) ucraniana, pues no puede olvidarse aquel evento nunca correctamente explicado de la mal llamada “revolución naranja”, que significó hace algunos años el enfrentamiento entre las dos facciones, los dos estilos de vida, que imperan en Ucrania: el pro-ruso de las regiones orientales, las más ricas, de Lugansk, Kharkhiv, Donetsk, Crimea, Zaporizhya, Kherson; y el pro-europeismo y pro-nacionalismo ucraniano de las regiones occidentales, como Lviv, Ivano-Frankivsk, Ternopil, Vynitsya, Chernytchy, Zhytomir…
Los pro-rusos, los ricos, liderados por Yanukovich, el antiguo delfín del nefasto y corrupto presidente de Ucrania que fue Leonid Kuchma; y los pro-occidentales, los menos ricos, liderados por Yulia Tymoshenko.
(Foto: Protestas durante la "revolución naranja")
En medio de ellos, Víktor Yúschenko, el Presidente actual, blando, poco populista, demasiado perfecto para el liderazgo de una nación con incipiente democracia, abroquelado en su cargo, con pocas atribuciones, y ferozmente enfrentado con su antigua coaligada y “musa” de la “revolución naranja”, la intratable, histérica y ambiciosa Yúlia.
Los resultados que ahora se han producido parecen lógicos, en una nación que está partida en dos, en economía, en ideas, en lenguaje.
Por una parte, la división de fuerzas en lo que fue aquella coalición naranja, nunca consolidada, en la que Yulia siempre fue la díscola y ambiciosa, y Yúschenko trató de imponer cordura y prudencia, como si se tratase de un país occidental con tradición política consolidada, desde una presidencia casi vacía de poder; por la otra parte, la clase económicamente poderosa, fortalecida en mil clanes y mafias al amparo de su dinero, que ha deseado siempre volver a aquellos tiempos de Kuchma, en los que el medraje y la corrupción mafiosa generaban poder y pingües beneficios económicos.
Me precio de conocer muy bien Ucrania, sigo con interés cualquier noticia de allí proviniente y mantengo contactos directos con muchos ucranianos que viven allí, en diversas regiones, y aquí en España, y por eso creo que con motivo de estas elecciones presidenciales se va a consumar el tema de” las dos Ucranias”.
(Foto. Plaza de la independencia o "Maydan Nezalechsnosty", en Kiev)
Ese seccionamiento del país no parece bueno en principio, pero asemeja imposible de evitar, porque en realidad media nación habla ruso, tiene costumbres rusas y mentalidad rusa, y aunque se tuvo ilusión en una nueva nación que superara antiguas dependencias, la gente se ha visto defraudada, bajo la manipulación de la vecina nación rusa, por el enfrentamiento entre los líderes pro occidentales, los ex de la descolorida “revolución naranja”.
Así pues, me parece que a partir de ahora van a producirse cambios transcendentales en la amada Ucrania, que no se reflejarán precisamente en su pro-europeismo occidentalista.
(Foto: Dnipropetrovsk)
He discutido mucho con mis amigos ucranianos sobre la posible integración de su país en la Unión Europea, y no he podido convencerles de que ni la UE podía hacer más por atraer a Ucrania, ni ésta podía hacer menos méritos por acercarse a Europa.
Una economía de mercado casi inexistente; una oligarquía cada vez más ambiciosa y dominante; un “dame porque merezco”, aunque sin efectuar esfuerzo alguno de democratización.
Era misión imposible (“mysya nebashmoshna”, dicho en ruso) y como tal ha resultado.
Creo que Ucrania va a escorarse necesariamente hacia el gran dominador ruso (realmente, la historia deUcrania ha estado casi siempre dependiendo de la “gran madre”) y de ahí puede resultar un cierto cambio en el equilibrio estratégico, político y económico de Europa.
(Foto: Lviv)
No puede olvidarse que el “largo brazo” del poderosísimo Vladimyr Putin (ahora primer ministro ruso, pero realmente el “amo” de Rusia, con métodos de la ex KGB) va a ir menguando ansias pro-occidentales en su entorno. Y los “satélites” como el –al parecer— electo presidente de Ucrania, Yanukóvich, serán gustosos “instrumentos”.
Da pena, sí, “lo que pudo haber sido y no fue”, aquella utópica “revolución naranja” que pareció llevar a Ucrania hacia mayor democracia, pero que solamente ha contribuido a un mayor desengaño entre la juventud (demasiado viciada con los usos occidentales y capitalistas hacia el bienestar material que les estaba vedado). Pero el cambio y la evolución hacia modernidades políticas se han demostrado dificultosos y faltos de liderazgos capaces.
A esa frustración del anquilosamiento que se anuncia, se une la decepción que causa la inmadurez de una nación que tradicionalmente ha forzado a emigrar a una gran parte de su ciudadanía (la diáspora ucraniana es muy importante y se localiza en los cinco continentes) y que, por lo que parece, va a seguir propiciando la desgracia de quienes no han podido casi nunca librarse del yugo del autoritarismo.
Es muy sufrido el pueblo ucraniano, sí, pero porque ha tenido que padecer mucho.
¡Y lo que le falta!
Un día de estos, alguno de mis amigos ucranianos habrá de reconocerme que, como ya escribió el clásico español Calderón de la Barca:

“Yo sueño que estoy aquí,
destas prisiones cargado;
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son

¡Ucrania había soñado!

“Hasta en las democracias más puras, como los Estados Unidos y Suiza, una minoría privilegiada detenta el poder contra la mayoría esclavizada”.- Mihayl Bakunin (1814-1876) Revolucionario ruso.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

Elecciones en Ucrania: mujeres desafían el frío en topless



Cuatro mujeres desafiaron las bajas temperaturas en Ucrania al protestar en topless durante los comicios presidenciales que se realizaron ayer en el país europeo.
Representantes del grupo “Femen”, se desnudaron de la cintura para arriba cuando votaba el candidato opositor Viktor Yanukovich, quien mantenía una ventaja de más de dos puntos porcentuales sobre la primera ministra, Yulia Timoshenko.
“¡No vendan sus votos!” gritaron las militantes, mientras sostenían pancartas con el mensaje “Dejen de violar al país”.
Las mujeres se manifestaron en contra el estado de la democracia ucraniana después de cinco años de agobiantes luchas políticas internas.
La protesta comenzó al interior de un centro de votación, pero las mujeres fueron despachadas al frío exterior donde las esperaban los brazos de los policías que las arrestaron.
“¿Vieron lo que nos hicieron? ¿De qué clase de democracia estamos hablando?” dijo una de las protestantes a la prensa.
En tanto, Yanukovich mantenía una ventaja de más de dos puntos porcentuales sobre la primera ministra, Yulia Timoshenko, tras el escrutinio del 94,83 por ciento de los vot
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La «dama naranja» acudirá a los tribunales por fraude electoral en Ucrania

El grupo parlamentario de la primera ministra ucraniana y ex candidata presidencial Yulia Timoshenko ha asegurado este martes que los partidarios del vencedor en los comicios, el candidato opositor Viktor Yanukovich, cometieron numerosos fraudes durante la jornada electoral y que, por tanto, acudirá ante los tribunales para reclamar unas elecciones “honestas y transparentes”.
“El día de las elecciones, se registró una cínica violación de las leyes ucranianas por parte del equipo de campaña de Yanukovich, hubo presiones sobre los electores y el Partido de las Regiones desplegó un amp…
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La «dama naranja» sopesa recurrir su derrota en las elecciones de Ucrania

La «dama naranja» sopesa recurrir su derrota en las elecciones de Ucrania
AP Una seguidora del prorruso Víctor Yanukóvich besa uno de sus carteles, una vez confirmada su victoria en las presidenciales
La victoria del prorruso Víctor Yanukóvich, ex primer ministro y líder del Partido de las Regiones, ha sido ajustada pero rotunda en la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales celebradas este domingo en Ucrania. Con el 99,2% de las papeletas escrutadas, Víctor Yanukóvich (48,76%) aventajaba a su adversaria, la actual primera ministra, Julia Timoshenko (45,66%), en un 3,10% de los votos.
La diferencia es ya imposible de superar a estas alturas del escrutinio, y la única posibilidad de la «dama naranja» es recurrir los resultados y confiar en que los tribunales le den la razón. Pero la tarea se presenta complicada, si se tiene en cuenta que el desarrollo y la organización de los comicios recibieron la bendición y el elogio de los observadores internacionales que verificaron el proceso.
Joao Soares, presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, admitió ayer en Kiev sentirse «impresionado» del nivel de las votaciones, a las que calificó de «ejemplo elocuente de unas elecciones democráticas». En la misma línea se pronunciaron los miembros de la misión enviada por el Parlamento Europeo. El esloveno Alojz Peterle dijo en rueda de prensa que «Ucrania ha elevado el nivel de los estándares electorales y puede ser un ejemplo para otros muchos países».
Soares, sin embargo, reconoció que, debido a la desconfianza mutua que se prodigan los candidatos, «es posible que surjan problemas a partir de ahora», refiriéndose a las querellas que podría presentar Timoshenko. Su equipo denunció el domingo irregularidades en «miles» de colegios electorales de la región de Donetsk, el feudo de Yanukóvich.
La jefa del Gobierno trasladó inesperadamente a hoy una rueda de prensa que estaba convocada para ayer por la tarde. La comparecencia había sido ya aplazada de las 13:00 a las 17:00 horas. Pero, en lugar de reunirse con la prensa, lo hizo con sus colaboradores a fin de discutir qué hacer a partir de ahora. Así lo aseguró el diputado del Bloque Timoshenko, Stepán Kupil. El legislador ucraniano dijo que ellos están llevando a cabo un escrutinio paralelo, según el cual la ventaja de Yanukóvich sobre la primera ministra es sólo de un 1%.
Fiesta en la calle
La candidata advirtió durante la campaña electoral que, en caso de fraude, sacaría otra vez a su gente a la calle, como ya hizo durante la «Revolución Naranja», a finales de 2004. El que sí ha movilizado a sus simpatizantes es Yanukóvich. Unas 10.000 personas, según la Policía, con la parafernalia típica del Partido de las Regiones, se congregaron ayer frente al edificio de la Comisión Electoral Central para celebrar la victoria y, según uno de los manifestantes, «impedir que vengan aquí los de Timoshenko a robarnos los votos».
Pero Kiev es claramente una ciudad «naranja». Tras la finalización del escrutinio en todos los colegios electorales de la capital, Timoshenko obtuvo el 65,34% de los votos, mientras Yanukóvich solamente el 25,72%. El índice de participación en Kiev fue del 67,17% y en el resto del país del 69%.

Europa avala la victoria del opositor Yanukóvich en las presidenciales

Los observadores internacionales echaron ayer un jarro de agua fría a las acusaciones de fraude de la primera ministra de Ucrania, Yulia Timoshenko, al dictaminar que los comicios presidenciales del pasado domingo -en los que el hasta ahora líder opositor Víctor Yanukóvich aparece como vencedor- discurrieron "bien" e incluso "muy bien" y cumplieron con la "mayoría de los requerimientos de la OSCE y el Consejo de Europa". Timoshenko no ha reconocido su derrota, pero tras su pataleo en la noche del domingo, ella y su equipo se aislaron ayer tanto de los periodistas como de los observadores, aparentemente para ganar tiempo y considerar su estrategia.


    El vencedor intentará acercarse a la Unión Europea sin irritar a Moscú

    Las alusiones veladas a Timoshenko fueron tema recurrente en la conferencia de prensa de los observadores de instituciones europeas y euroatlánticas. En los países donde la democracia tiene tradición "el perdedor felicita al ganador", dijo João Soares, presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE y coordinador de los observadores, que calificó las elecciones como "una impresionante muestra" de democracia.

    Los pronósticos pesimistas que se habían barajado antes de la contienda fueron desmentidos por la labor de los colegios electorales, que fueron "extremadamente eficientes" y "no partidistas", señaló Assen Agov, jefe de la delegación de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. "Por el bien de la nación, el que pierde tiende la mano al que gana", recalcó Agov. La jefa de la misión de la OSCE, Heidi Tagliavini, manifestó que las irregularidades detectadas "no tuvieron impacto en el recuento" y se refirió también a la existencia de falsas acusaciones de fraude.

    Con el 99,35% del escrutinio, Yanukóvich (48,79%) llevaba una ventaja de 3,13 puntos (o más de 798.000 votantes) sobre Timoshenko (45,66%), según Mijaíl Ojendovski, de la Comisión Electoral Central, quien confirmó que las actas aún por contabilizar no influirán en los resultados. En contra de todos se expresaron 1,1 millones de ciudadanos (el 4,37% de los votantes). Con más del 69% de participación, la ciudadanía dio una lección de civismo a una clase política que no consigue unirse en una tarea común.

    Timoshenko convocó ayer en dos ocasiones una rueda de prensa que finalmente postergó para hoy. En algún momento impreciso después de conocerse los primeros resultados, la primera ministra, acompañada del jefe de su campaña, se reunió con Yanukóvich, que iba a su vez acompañado por el oligarca Rinat Ajmétov y varios otros miembros de su equipo. A la cita, a modo de árbitros, acudieron los dos primeros presidentes del Estado, Leonid Kravchuk (1991-1994) y Leonid Kuchma (1994-2004). Esta información, no confirmada, procede de un periodista ucraniano con buenas conexiones que no quiere ser identificado. De ser cierta, indicaría que vencedor y vencida están buscando ya una salida satisfactoria para todos, en forma tal vez de reparto de puestos en la Administración. En las filas de Yanukóvich comprenden que la mayoría obtenida da un escaso margen de maniobra, sobre todo teniendo en cuenta la tremenda escisión del país en dos zonas (sur y este por Yanukóvich y centro y oeste por Timoshenko).

    La estabilidad de Ucrania es clave para la seguridad en Europa, tanto por su posición geográfica, entre la UE y la OTAN por una parte y Rusia por la otra, como por su condición de país de tránsito del 80% del gas ruso a Europa. En la campaña, Moscú y Bruselas se han abstenido esta vez de manifestar sus preferencias, mientras los equipos de Timoshenko y de Yanukóvich han hecho proselitismo internacional. Los primeros para convencer a Rusia de que la jefa del Gabinete es de fiar y los segundos para persuadir a Occidente de que su fin sigue siendo la integración en la UE, pero sin indisponer a Moscú.

    El jefe del Parlamento, Vladímir Litvin, que tiene su propio grupo parlamentario, opinó que Timoshenko trataría de minimizar la victoria de Yanukóvich con demandas judiciales. "Pero hay que comprender que Ucrania está escindida y habrá que adoptar decisiones extraordinariamente responsables, y que a Ucrania, y a nosotros mismos, nos esperan situaciones difíciles".

    mingo fueron una "impresionante demostración" de democracia. El equipo de observadores liderado por la Organización para la Seguridad y la Cooperació

    Ucrania despertó las simpatías de muchos europeos cuando sus ciudadanos se levantaron contra los restos del comunismo en la «Revolución Naranja». Un pueblo reaccionaba frente al autoritarismo y demandaba tanto un régimen auténticamente democrático como una relación mucho más estrecha con la Alianza Atlántica y la Unión Europea.
    Las recientes elecciones han puesto punto y final a aquella experiencia, aunque en realidad aquel proceso tan esperanzador se diluyó con el paso del tiempo.
    Los líderes de la revolución no fueron capaces de llegar a un entendimiento sobre cómo afrontar los grandes retos que tenían ante sí. La desunión, sumada a la compleja reconversión industrial y a los efectos de la crisis económica, han dañado el prestigio de estas fuerzas ante el electorado. La apertura a Occidente se vio frustrada por el chantaje ruso y por la evidente falta de interés europea. Putin subió el precio del gas y amenazó con un corte prolongado del suministro. Al mismo tiempo adelantó su disposición a no abandonar la base naval de Sebastopol, incluso se dio a entender la voluntad de recuperar la Península de Crimea, que graciosamente Kruschev regaló a Ucrania.
    A pesar de la presión norteamericana, los europeos, desde la Alianza Atlántica y desde la Unión Europea, han optado por intentar entenderse con Rusia antes de expandir su influencia hacia el Este, Cáucaso y Asia Central incluidas. Los planes alemanes para establecer nuevos gasoductos que eviten los estados de Europa Oriental y lo ocurrido en Georgia fueron claros testimonios de la aceptación europea a la exigencia rusa de un área de influencia.
    La clase dirigente ucraniana captó el mensaje y ya el gobierno anterior buscó un entendimiento con Rusia. El pueblo ucraniano deja atrás sus ilusiones y trata de encontrar un nuevo acomodo entre Rusia y Europa Occidental.

    Yanukóvich acaba con la era naranja en Ucrania

    Seguidores de Yanukóvich celebran su victoria electoral en las calles de Kiev, ayer. - REUTERS
    ERNESTO SAMBORA - 09/02/2010 00:15

    Yulia Timoshenko no tiene ya posibilidades de convertirse en la nueva presidenta ucraniana,pese al 45,73% de los sufragios que ha obtenido con el 98,95% de los votos escrutados. A Víktor Yanukóvich, que obtuvo el 48,68% de los sufragios, le basta con su ventaja de 2,95% para proclamarse presidente electo y terminar con laera naranja en Ucrania.

    El resultado ha sido además avalado por la OSCE, que ayer declaró que la "votación fue profesional, transparente y honesta". Heidi Tagliavini, una de las máximas dirigentes de la misión de observadores internacionales, aseguró que las elecciones "estuvieron bien organizadas y fueron realmente competidas".

    Con estos argumentos, los simpatizantes del candidato opositor se plantaron, desde el medio día de ayer, ante la Comisión Central Electoral para celebrar la victoria de Yanukóvich frente a la primera ministra, que sigue sin reconocer su derrota. Timoshenko parece dispuesta a todo antes que felicitar a su rival por su victoria, pese a que, desde primera hora de la mañana, las denuncias de fraude habían sido desestimadas.

    Los manifestantes, vestidos con petos azules y enarbolando banderas nacionales en las que se leía Yanukóvich 2010 nuestro presidente no buscaban confrontación con los partidarios de la política naranja, que no aparecieron por ningún lado. Vika , de 39 años, y su hija adolescente no tomaban parte en las celebraciones; sólo miraban con indiferencia al gentío. "No es posible una nueva Revolución Naranja, ya que la anterior no trajo nada positivo y la gente está cansada", aseguraba Vika.

    Calles casi desiertas

    Timoshenko ya anunció el jueves que cualquier resultado que no le diese a ella la victoria sería contestado ante los tribunales por sus abogados y en la calle por multitudes. Posiblemente, la primera ministra recurrirá los resultados electorales, pero en las calles de Kiev quitando a las 5.000 personas que coreaban al presidente electo pese a los once grados bajo cero, no había ayer ninguna multitud. Aun así, Timoshenko no se rinde y por el momento ha conseguido que la Comisión Electoral Central se abstenga de declarar públicamente nada hasta dentro de diez días, en espera de las alegaciones ante la Corte Suprema. Una periodista ucraniana se lamentaba ayer de que las elecciones en su país se ganen "en los tribunales y no en las urnas".

    El nuevo presidente tendrá que lidiar con un país profundamente dividido. Gobernar para el noroeste del país, hostil a su política de acercamiento hacia Moscú, no será fácil. Más aún cuando la bipolaridad del poder (presidente-primer ministro) torpedea su ejercicio; precisamente lo que terminó por hundir la malograda Revolución Naranja.

    La UE dispuesta a trabajar con el presidente electo ucraniano, dice Ashton

    "La Unión Europea sigue comprometida a profundizar su relación con Ucrania y a apoyar la puesta en marcha su programa de reformas.

    Espera trabajar con el nuevo presidente con ese objetivo", afirmó Ashton.

    También destacó la "atmósfera tranquila" en que se celebraron los comicios, con una "campaña abierta" en los medios de comunicación y que los votantes tuvieron opciones diferentes, todo lo cual supone "un logro significativo" en el proceso democrático georgiano.

    La reacción de Ashton se produjo después de que el coordinador de las misiones de observadores de la OSCE, Joao Soares, afirmó hoy que la votación había sido "un ejemplo elocuente de unas elecciones democráticas".

    La misión de observación del Parlamento Europeo también confirmó hoy que las elecciones presidenciales ucranianas cumplieron con los estándares democráticos internacionales.

    Según los últimos datos ofrecidos por la Comisión Electoral Central (CEC), Yanukóvich (48,49 por ciento) aventaja en 2,57 puntos porcentuales a Timoshenko (45,92 por ciento) tras el escrutinio del 97,56 por ciento de los votos. EFE

    Vodka ruso por las elecciones de Ucrania

    Con vodka habrán brindado en el Kremlin por el veredicto de las elecciones de Ucrania. La victoria de Víctor Yanukovoich, el derrotado primer ministro ruso por la "revolución naranja" que en l994 abrió la deriva ucraniana a Occidente, abre la certeza de que aquel cambio puede quedar abortado, y por consiguiente supone un respiro para las aprensiones rusas por la creciente influencia del atlantismo en Ucrania.

    El país aparece políticamente partido en dos, entre la parte oriental –el granero de votos para Yanukovich– y la occidental, donde brotó la “revolución naranja”, que durante seis años ha sacudido el esquema geopolítico de Moscú y, de otro punto, alentado las represalias rusas contra los ucranianos cada vez que ha surgido un desacuerdo entre las dos partes a propósito de los precios del gas; castigos sustanciados en cortes de suministros, siempre en lo más crudo del severo invierno en esos espacios de la Europa Oriental.

    Timoshenko asegura que va a vender muy cara su derrota, y que peleará el resultado de las elecciones en los tribunales, hasta el último voto, pero esta vez parece improbable que vuelva a repetirse lo que sucedió en 2004.
    Hace seis años, el vencedor de ahora, que entonces triunfó teóricamente en el primer recuento, hubo de reconocer después que se había producido fraude.

    Ahora, en cambio, los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación Europea han calificado los comicios de “impresionante demostración” de democracia, al tiempo que han pedido a los dirigentes políticos que favorezcan una pacífica transición de poder. Lo contrario supondría un obstáculo añadido para la difícil tarea de sacar al país de la ruina.

    Aunque Yanukóvich se ha mostrado partidario de continuar con el acercamiento a la UE y de promover un tratado de libre comercio con los Veintisiete, queda claro que, con su victoria, Rusia recupera gran parte de la hegemonía perdida en la zona. El primer resultado tangible se sustanciará en el rotundo abandono de los planes de Ucrania para integrase en la OTAN.

    PRIMER MANDAMIENTO

    El cambio de aires en Ucrania no hubiese interesado si no entrañara el final de la 'revolución naranja', alentada por Occidente. Siempre en la idea de que el coche va a correr más porque le pongamos más gasolina. Vuelve Yanukóvich, el amigo ruso, frente al hermoso y rubio despropósito de Julia Timoshenko. Feo asunto si consideramos que mientras el sur de habla rusa y el este han votado a Yanukóvich, el oeste lo ha hecho por la bella Timoshenko. Los observadores internacionales parecen dispuestos a validar los resultados a favor del líder prorruso, y desde fuera, todos tirarán de la manta.
    Regresa el hombre cuya elección fraudulenta, apoyada por el Kremlin, dio el pistoletazo de salida a la revuelta prooccidental, que ha acabado por desilusionar a los ucranianos hasta hundirles en un profundo abismo económico. Durante ese tiempo habremos enseñado la patita y alabado los primores de otra república de la órbita soviética convertida al cristianismo, con el parón entre 'friki' y alternativo del envenenamiento de su primer presidente democrático, Víctor Yúshenko, por los servicios secretos rusos. Europa, a partir de mañana, tendrá que hacer como en los juzgados de familia, recomendar, frente al divorcio, que no hay nada mejor que un matrimonio tradicional. Y, en el peor de los casos, propiciar una separación de mutuo acuerdo.
    El mundo se ha hecho raquítico y desconfiado. No hay guerra fría, pero se utiliza a los 'hijos' como un arma. Las grandes potencias se esfuerzan en delimitar sus campos de influencia. Y Ucrania, cómo no, pertenece a ese campo. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, predicaba en el desierto de Múnich la necesidad de acometer una «revolución cultural» que rompa con el «pensamiento convencional». Ofrecía como territorio neutral para el experimento Afganistán, donde ese espíritu iba a revelar «la cooperación de los países más allá de sus fronteras» en pos de una «seguridad común». La Alianza se convertiría así en un foro para la seguridad mundial y el juego del mus. Mientras planteaba tal propuesta de desarme mental, el Kremlin divulgaba su nueva doctrina militar: consideraba a la OTAN su enemigo por admitir como socios precisamente a Ucrania y Georgia y rechazaba enfurecido la idea de que EE UU instale en sus fronteras misiles de interceptación nuclear. Junto a ellos, China reivindica una alegre doctrina militar defensiva y una estrategia nuclear de autodefensa -¿tal vez Irán?-, como expresó, también en Múnich, su ministro de Exteriores Yiang Jiechi. Estamos jodidos.

    Yanukóvich, tenaz y correoso con sus adversarios

    Yanukóvich, tenaz y correoso con sus adversarios
    Celebrando la victoria de Yanukóvich hoy en Kiev / EFE
    ActualizadoLunes , 08-02-10 a las 19 : 36
    Un metro noventa y cinco centímetros de estatura, complexión fuerte, casado y con dos hijos varones ya emancipados. Víctor Fiódorovich Yanukóvich dirigió el Gobierno de Ucrania hasta noviembre de 2004. Hizo una fulgurante carrera, pero la “Revolución Naranja” le impidió ser presidente. Ahora se ha tomado la revancha y tras su victoria electoral se dispone a tomar las riendas del país. Dos condenas, por robo y agresión, en sus años mozos son las únicas máculas que ennegrecen su historial.
    Yanukóvich viene del este de Ucrania, donde se concentra la industria de todo el país y aporta dos tercios del Producto Interior Bruto. Nació hace 59 años en Yenákievo (región de Donetsk), zona repleta de fundiciones, minas de carbón, fábricas de automóviles y maquinaria pesada. Su padre era minero y su madre murió cuando tenía sólo dos años. Tuvo una infancia difícil: antes de que su abuela se hiciera cargo de él pasó unos años en un orfanato. Siendo estudiante de la escuela técnica de minas de Yenákievo fue a parar a un reformatorio por robar material eléctrico de un almacén. Tres años después, en 1970, cumplió otra condena por agresiones.
    Pero el joven e impetuoso Víctor sentó la cabeza y logró hacer compatible un trabajo de mecánico con sus estudios. A los 26 años obtuvo su primer puesto de responsabilidad: director del parque automovilístico de una compañía minera. Tras recorrer la dirección de diversas empresas que entonces eran estatales en los sectores del transporte y la minería, se puso al frente de la coordinación de todas las fábricas de automoción de la región de Donetsk.
    De "director rojo" pasó más tarde a convertirse en Gobernador de la región, puesto que conservó cinco años. Fue cuando a su amigo, el magnate Rinat Ajmétov, propietario del club del fútbol “Shajtior” (minero), le hizo dueño de "Krivoirogstal", la mayor factoría metalúrgica del país. En la privatización de esa fundición, que costó algo más de 600 millones de euros, participó también Víktor Pinchuk, yerno del entonces presidente Leonid Kuchma. Éste nombró a Yanukóvich primer ministro en noviembre de 2002. Con la ayuda económica de Rusia, consiguió al frente del Ejecutivo un crecimiento del Producto Interior Bruto de 13,4%, duplicó las pensiones e hizo bajar el precio de la gasolina.

    Yanukovich certifica el fin de la Revolución Naranja

    Un partidario de Yanukovich hace el gesto de la victoria hoy, 8 de febrero, ante la comisión central electoral de Kiev.

    REUTERS Kiev

    Victor Yanukovich ha certificado el fin de la Revolución Naranja en Ucrania. El líder opositor ha ganado las elecciones presidenciales, según los últimos datos de la Comisión Electoral Central.

    El movimiento popular que en 2004 llevó a miles de personas a la calle y que catapultó a la fama a su rival Yulia Timoshenko es hoy sólo un recuerdo para nostálgicos. El tribunal administrativo de Kiev prohibió las concentraciones en la céntrica plaza de la Independencia que fue escenario de las revueltas de hace un lustro, una prohibición que se ha demostrado innecesaria ante el cansancio de la población y el hartazgo de un Gobierno que ha protagonizado escándalos y constantes crisis.

    En 2004, las denuncias de fraude sacaron a la calle a los ucranianos y arrebataron la victoria al prorruso, apoyado entonces abiertamente por Moscú, y aunque esta vez Timoshenko amenazara el sábado con nuevas protestas si se demostraba un nuevo fraude, lo cierto es que Yanukovich le ha ganado la partida.

    Antiguo aliado

    Mucho ha tenido que ver la actuación de la líder proeuropea en los últimos años, y su enfrentamiento con el presidente del país, Yuschenko, su anterior aliado, que han desgastado al Gobierno.

    En esta segunda ronda, y ante un fracaso más que previsible, la Princesa del gas sólo ha podido ondear el miedo a Rusia en los últimos días de campaña, mientras que su rival utilizaba la mala gestión de la crisis del Gobierno de Timoshenko.

    La primera ministra se olvidó de que los ucranianos ya no querían elegir entre Rusia y Europa, sino que agobiados por los problemas financieros y hartos del populismo y de la corrupción, ha buscado a quien mejor gestione el país y ponga coto a las crisis.