lunes, 20 de julio de 2009

El gasoducto europeo, cada vez más cerca

Cinco países europeos firman el acuerdo para construir el gasoducto Nabucco con el que Europa busca deshacerse energéticamente de Rusia. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial ayudarán a Ucrania a pagar sus deudas por gas

- La UE importa el 40% del gas que consume de Rusia, de la que aún tiene una gran dependencia


REPRESENTANTES de Austria, Bulgaria, Hungría, Rumanía y Turquía firmaron el pasado lunes 13 de julio el acuerdo para la construcción del nuevo gasoducto Nabucco, que transportará a Europa gas de la región del Caspio y de Asia Central, a través de la península de Anatolia y sin pasar por Rusia.

Esta infraestructura, que reducirá la dependencia europea del suministro ruso de gas y que ha sido considerada una pieza clave para el abastecimiento estratégico de Europa, tendrá 3.300 kilómetros de longitud y una inversión asociada de 8.000 millones de euros. Según los planes, el gasoducto deberá comenzar a funcionar en 2014.

Atención constante

Los cinco países involucrados en la obra se comprometieron a dar apoyo al proyecto, que ha sufrido varios meses de bloqueo político y que deberá competir con las rutas tradicionales de distribución de gas. "El proyecto necesitará una atención constante y fuerte apoyo político", afirmó el primer ministro húngaro, Gordon Bajani, citado por los medios internacionales de comunicación.

"La crisis no puede mermar nuestra voluntad de inversión en infraestructuras, sobre todo en las relacionadas con el suministro energético", señaló por su parte el canciller austriaco, Werner Faymann, en alusión a las dudas acerca de la capacidad del proyecto para atraer recursos económicos en la actual coyuntura.

El representante en el acto de la Administración estadounidense, Richard Morningstar, mostró el apoyo de su Gobierno al nuevo gasoducto, que espera recibir fondos del Banco Europeo de Inversión y un apoyo expreso del resto de países de la Unión Europea.

Otro de los retos de Nabucco será el de encontrar un nicho comercial viable para los 31.000 millones de metros cúbicos que transportará el gasoducto cada año. "Necesitamos más pragmatismo y visión de mercado, y menos geopolítica", afirmó el primer ministro búlgaro, Sergei Stanishev.

El acuerdo firmado fue recibido con un comunicado de la presidencia sueca de la Unión Europea, en el que se valora el "paso" dado para garantizar la seguridad energética del continente y se destaca la importancia de contar con un suministro diversificado.

Ayudas a Ucrania

Por otro lado, representantes del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) se mostraron el pasado viernes más dispuestos a ayudar a Ucrania a pagar las deudas que tiene con Rusia por el gas que importa de ese país, y evitar así una nueva guerra energética que afecte a la Unión Europea este invierno.

Ucrania puede en principio contar con la ayuda del FMI y el BM para pagar los casi 4.000 millones de dólares que adeuda todavía a Rusia, informaron fuentes de la Comisión Europea de Bruselas.

Aunque -según Bruselas- todavía no se conocen los detalles de ese "acuerdo de principio", es posible que a finales de esta semana se produzca otra reunión, esta vez en Kiev y no en Bruselas como la del viernes pasado, entre representantes de la empresa ucraniana Naftogas, la rusa Gazprom y delegados del FMI y el BM.

Pagar por adelantado

Según informó un portavoz de la Comisión Europea, Ucrania habría hecho "algunas promesas de reformas importantes" que facilitarían el acuerdo.

Ucrania debe a partir de ahora pagar "por adelantado" por el gas que recibe de Rusia y no como hasta hace poco al final de cada mes.

El FMI aseguró que está dispuesto a ayudar a Ucrania a medio plazo, pero a cambio debe hacer algunas reformas, entre ellas en el tema de la transparencia o en la reestructuración de la empresa Naftogas.

Se trata de buscar una solución urgente para que Ucrania pueda pagar la totalidad de lo que debe a Rusia por sus importaciones de gas natural del gigante Gazprom. La cantidad total que Ucrania debe a Rusia se cifra en torno a 4.000 millones de dólares, según algunas fuentes próximas a las negociaciones.

La Unión Europea tiene todavía una enorme dependencia energética de Rusia, de la cual importa el 40% del gas natural que consume. Hasta un 80% de ese gas circula por infraestructuras que pasan por la frontera con Ucrania.

Lukashenko cumple 15 años al frente de la última autocracia europea

Ignacio Ortega Moscú, 19 jul (EFE).- El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, cumple mañana quince años al frente de la última autocracia europea, sin dar síntomas de cansancio y con la intención de volver a presentarse a la reelección en 2010.

El dirigente europeo que lleva más tiempo en el poder, Lukashenko ha conseguido mantener desde 1994 un equilibrio, aparentemente imposible, entre Rusia, por un lado, y la Unión Europea, Estados Unidos y la OTAN, por el otro.

Durante estos quince años, Lukashenko ha resistido la expansión de la Alianza Atlántica, los insistentes embates de los oligarcas rusos, al tiempo que mantenía intacta una economía planificada y un sistema político cimentado en un declarado aislacionismo.

El líder bielorruso llegó al poder el 20 de julio de 1994 con un discurso centrado en un Estado fuerte, una despiadada lucha contra la corrupción y unos cuerpos de seguridad, que aún mantienen su trágicamente famoso acrónimo soviético: KGB.

"No estoy ni con la izquierda ni con la derecha, estoy con el pueblo, contra aquellos que lo engañan y lo saquean. Estoy a favor de la soberanía de mi Bielorrusia, pero sin fronteras ni aduanas, con buenos vecinos, ante todo Rusia u Ucrania", señaló entonces.

Elegido diputado del Soviet Supremo en 1990, Lukashenko fue el único legislador bielorruso que votó en contra de la ratificación de los acuerdos firmados en diciembre de 1991 por Rusia, Ucrania y Bielorrusia, y que sellaron la defunción de la URSS.

Incrustado en la nostalgia, Lukashenko defendió durante todos estos años el legado estalinista y no dudó en reformar una y otra vez la Constitución para poder presentarse a la reelección.

En realidad, Bielorrusia ha sido el último reducto del antiguo régimen comunista y visitar Minsk es aún hoy, según reza el popular chiste bielorruso, como viajar en una máquina del tiempo a la desaparecida Unión Soviética.

No obstante, en los últimos tiempos las cosas han cambiado, principalmente, debido a la "traición" del vecino del norte (Rusia), que decidió aumentar el precio del gas, cuyo subsidio era una de las principales fuentes de estabilidad económica y apoyo popular para Lukashenko.

"La mayoría de bielorrusos no celebrarán el aniversario, ya que el país está sumido en una profunda crisis política y económica", aseguró hoy a Efe Anatoli Lebedkó, uno de los líderes de la oposición democrática.

Lebedkó, que ha sido encarcelado en numerosas ocasiones por organizar mítines opositores, cree que Bielorrusia "está en el mismo lugar que en 1994".

"Nada ha cambiado. Bielorrusia sigue siendo un estado policial.

La crisis financiera apenas nos ha afectado, ya que no tenemos mercado bursátil. La crisis es en un 80 por ciento de fabricación propia. Eso ocurre cuando tu economía está centralizada y depende totalmente de los hidrocarburos rusos", comenta.

Las principales industrias del país, las fábricas de tractores y camiones, trabajan cuatro y tres días a la semana, debido a la falta de pedidos, lamenta.

Por esta razón, Lukashenko ha decidido reiniciar las relaciones con Occidente, empezando con la Unión Europea, dando el visto bueno a la firma de un acuerdo marco similar al que los Veintisiete negocian con Rusia.

Bruselas respondió levantando las sanciones que impuso tras las fraudulentas elecciones presidenciales de 2006.

No obstante, Lebedkó advierte que esta postura es "retórica" y que responde únicamente a la necesidad de Minsk de obtener créditos, que sus aliados tradicionales, Rusia, China y Venezuela, "no están dispuestos a concederle en tiempos de crisis".

"Durante todos estos años Lukashenko responsabilizó a Occidente de todos los males. Ahora, de repente, la UE ya no es tan mala. No lo único que busca es su supervivencia política. Sólo está interesado en los créditos y no piensa reforma el sistema", apunta.

Eso es lo que más teme la oposición, que la UE permita a Lukashenko permanecer en el poder a cambio de que abra las puertas a la inversión europea.

"Lukashenko es un típico funcionario soviético. No tiene principios. Antes hablaba ruso y lamentaba la desaparición de la URSS. Ahora, llena Minsk de carteles sobre la importancia de conservar la independencia frente a Rusia", señala.

En opinión del también opositor Alexandr Kozulin, amnistiado el pasado año tras cumplir dos años de cárcel, el actual régimen "no resistirá los embates de la crisis si no acomete reformas".

"Llevamos mucho retraso. El aislacionismo nos ha llevado a un callejón sin salida. A más de dos tercios de los jóvenes bielorrusos les gustaría emigrar, ya que no les gusta lo que ven. Lukashenko debe cambiar y dejar de anteponer sus intereses a los del país", apunta.EFE io/cla

Biden visitará a aliados en Ucrania y Georgia

El vicepresidente estadounidense Joe Biden visitará desde el lunes Georgia y Ucrania para reunirse con líderes ansiosos por escuchar que Washington aún apoya su incorporación a la OTAN y que, en su intento de acercarse a Rusia, Estados Unidos no los dejará de lado.

Moscú, que ya ha visto a varios ex países comunistas sumarse a la alianza occidental, se opone firmemente a que más de las ex repúblicas soviéticas lo hagan. Aunque el gobierno de Barack Obama insiste en que nada ha cambiado respecto a las candidaturas de Georgia y Ucrania, en el antiguo bloque soviético la impresión generalizada es que Estados Unidos ha decidido moverse con más cuidado.

El jueves una carta abierta con firmas de iconos de la lucha antisoviética como el polaco Lech Walesa y el checo Vaclav Havel exhortó al gobierno estadounidense a no sacrificar a las naciones del Este europeo en su búsqueda de mejores relaciones con Rusia.

La advertencia directa de Obama al Kremlin de que respete las fronteras de sus vecinos, durante una cumbre en Moscú este mes, trajo algo de alivio a Ucrania y Georgia. La visita de Biden llega a 11 meses de una guerra de cinco días entre Rusia y Georgia, que se disputan dos regiones separatistas en esta última.

El presidente georgiano Mijaíl Saakashvili probablemente busque un apoyo decidido, ya que hay especulaciones muy difundidas en ambos lados del conflicto de que la guerra podría recomenzar en estos meses.

"Esta visita apuntará a enfriar las cabezas calientes en Moscú y a comenzar un trabajo más activo de desocupar territorio georgiano", dijo el ministro de gobierno georgiano Temuri Yakobashvili, quien está a cargo de los intentos de recuperar las regiones de Osetia del Sur y Abjazia, a las que Rusia reconoce como estados independientes a pesar de las protestas internacionales.

El asesor de seguridad nacional de Biden, Tony Blinken, retieró el viernes la posición de Washington respecto de las regiones separatistas.

"Primero que nada, Estados Unidos no las reconoce ni las reconocerá como estados independientes, y estamos con firmeza a favor de la integridad territorial y la soberanía de Georgia", dijo Blinken.

Ucrania también espera que Obama sea un aliado tan comprensivo como su antecesor, George W. Bush, quien apoyó la candidatura del país a la Organización del Tratado del Atlántico Norte a pesar de la oposición de Moscú.

"No hay ninguna preocupación de que el intento de Washington de recomenzar sus relaciones con Rusia sea realizado para perjuicio de Ucrania", dijo la semana pasada Andriy Honcharuk, un asesor del presidente Viktor Yushchenko.

Blinken, sin embargo, se mostró cauteloso el viernes al decir que el compromiso de Washington es con "el principio amplio de que las puertas de la OTAN están abiertas a ambos países, Georgia y Ucrania".