lunes, 17 de agosto de 2009

Una ‘caravana de mujeres’ del Este bastante turbia

Una agencia matrimonial que favorece los enlaces entre españoles y ucranianas, a la que se accede a través de Facebook, es en realidad una tapadera para una red de prostitución

Una 'candidata a esposa' en una web de contactos con mujeres del Este.

SPC
JAVIER M. FAYA (SPC)

Vayan por delante todos los respetos hacia las agencias matrimoniales serias y, en especial, a las que hacen de celestinas para mujeres del Este, pues en la aldea global hay mucha soledad y todas ellas prestan un servicio importante a la hora de colmar la mayor ambición humana:ser feliz y tener amor. No obstante, en ese monte de los contactos sentimentales no todo es orégano. Ni mucho menos. Y para demostrarlo, valga la historia que sigue, surgida en Facebook, una red social de internet y fruto de un arduo trabajo de investigación.
En uno de los cientos de anuncios que pueden aparecer en una horilla de chateo, contestación de correos, cotilleo de páginas de famosillos y conocidos, así como juegos y apertura de galletas de la suerte, apareció uno en el que se ofrecía la posibilidad de tener una esposa ucraniana a través de una seria compañía de contactos.
Así pues, manos a la obra. El periodista se hace pasar por hombre ávido de rubias de ojos claros -las de pelo castaño tampoco se quedan mancas- y se pone en contacto via e-mail con la empresa. «Estimados señores: Me gustaría saber algo más de su servicio. No creo en estas cosas pero, en fin... Lo que desearía, en primer lugar, que esto sea serio, porque se han dado muchos casos de rusas o ucranianas que se casan, tienen su DNI y te dejan. Un saludo».
La respuesta es inmediata. Una tal Rosa -no tiene apellidos, curiosamente- se presenta de modo muy simpático y tira de calculadora:en esta antigua república soviética hay cinco mujeres por hombre, y la mayoría de éstos practican el deporte de la barra libre y las tratan mal... por lo que, encima, abundan las separadas. Ah, y deja claro desde el principio que son una agencia de traducción y acompañamiento para esta zona del mundo, que trabaja con empresarios españoles que hacen viaje de negocios a Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Georgia... «Somos conocedores de la demanda que hay entre hombres españoles por conocer chicas eslavas de una belleza impresionante, con unos valores humanos como la fidelidad, sinceridad y sensibilidad».
Todo pinta muy bien, hasta que te deja claro que tienes que ir a Ucrania a hoteles -1.000 euros por 10 días- que te ofrezcan o apartamentos céntricos -400- con sus intérpretes disponibles las 24 horas del día, y que si te llevas amigos te hacen un buen descuento, o incluso puedes ir por la gorra. Al final de la misiva, concluye con una oferta tentadora: «Si quieres hacer turismo y conocer chicas muy guapas...». Pide que la llame al teléfono, pero servidor no está por la labor. Internet, que es barato y para cobardes y prensa canallesca.

mileuristas. El siguiente correo habla del escaso poder económico de uno, y que si por favor puede ofrecer tarifas para hacer números. Que la crisis se nota, incluso en el amor.
Rosa deja claro que sale gratis meter mi foto con el cuestionario del perfil -es bastante superficial, si acaso pregunta si bebes, fumas, qué tipo de chica quieres encontrar, su edad y unas palabras sobre ti- en su web pero que, desgraciadamente, la red está muy poco extendida por Ucrania. Así que me asegura que, durante 15 días, pondrían un anuncio en los principales periódicos del país. ¡Ypor 50 euros! Añade que a las interesadas les traducen su perfil -raro raro raro- junto con una instantánea y me lo mandan todo junto. «Si te gusta alguna -y normalmente son tan guapas que gustan todas- y quieres ir a conocerlas allí (no hay opción), te organizamos el viaje. El servicio de recogida del aeropuerto, presentación de las chicas...».
Se pone uno picarón y le pregunto si en los anuncios en los rotativos se va a especificar si busco esposa, amante o sexo -esas tres opciones me las sugirió claramente en el primer correo-. La respuesta es para enmarcar: «Si es con fines serios ponemos eso, y si es para una aventura, nada -ellas lo entienden-. Y si buscas sexo para nosotros es super fácil contratar a profesionales para que pase unos días contigo». Eso sí, el amor mercenario te sale por 170 euros por día. Yespecifica:«Las chicas son jóvenes y preciosas. ¡Imagínate cómo son las profesionales si las mujeres de ese país son guapísimas!». Si es solo una historia, gratis total.
En cuanto al tema del bodorrio, me adelanta que es más fácil que una chica de unos 35 años en adelante «esté mas dispuesta a conocer extranjeros que las mas jovencitas, porque han tenido peores experiencias con hombres de allí y, si tienen hijos, los tienen mayores». Pues menos mal.

Una quincena de empresas vascas de productos industriales visitarán Polonia para "estrechar relaciones comerciales"

Un total de 15 empresas vascas de productos industriales visitarán Polonia del 21 al 24 de septiembre con el objetivo de "favorecer el acercamiento a las oportunidades de negocio polacas" a través de "un contacto directo con socios empresariales en Polonia" para "estrechar las relaciones comerciales".

En un comunicado, Eusko Ganberak detalló que este es "un momento importante" en el que "hay que estar cerca del cliente y, así, dar a conocer las ventajas que los productos presentan" a las empresas polacas, ya que éste es "el sexto país cliente para Euskadi y es el mayor mercado dentro de los países de última incorporación a la Unión Europea".

Asimismo, las medidas económicas asumidas por Polonia para afrontar la crisis económica con "la bajada del tipo de interés y devaluación del Zloty" ha permitido al país "mantener una posición competitiva interesante dentro del contexto económico mundial".

No obstante, según apuntó Eusko Ganberak, la devaluación del Zloty "dificulta las exportaciones de los productos vascos en este país", debido a que "se han encarecido las ventas de productos del exterior".

Por ello, "las oportunidades que surgen para las empresas vascas en Polonia estarán relacionadas con la Eurocopa que Polonia organizará junto con Ucrania en 2012 y con la necesidad de mejorar la infraestructura, construcción de carreteras, ampliación de la red ferrocarril", entre otros aspectos.

Además, la intensificación de trabajos relacionados con la introducción de Polonia a la zona Euro que el Gobierno planifica para el 2012 es "otro aspecto interesante para los inversores extranjeros" a juicio de Eusko Ganberak.

La República de Polonia se convirtió en miembro de la Unión Europea en 2004, y "en los últimos años ha experimentado un considerable crecimiento de su PIB, en 2008 del 4,9 por ciento, en 2007 del 6,5 por ciento y en 2006 del 6,2 por ciento".

En este sentido, los resultados económicos del país "reflejan un crecimiento de las importaciones y una expansión del consumo", así como "un aumento del gasto y la demanda de todo tipo de productos de la Unión Europea".

Sube la tensión entre Rusia y Ucrania

Cuando Dimitri Medvedev se convirtió en presidente de Rusia en 2007, muchos esperaban un giro con respecto a la política de Vladimir Putin en relación con sus países vecinos. Pero, como ponen de manifiesto los acontecimientos de los últimos días, parece que Medvedev ha optado por emular a su predecesor, en lugar de desvincularse de él.

El pasado martes, el Kremlin hizo pública una dura misiva del presidente ruso a su homólogo ucraniano, el presidente Viktor Yushchenko. Además de acusarle de ser cómplice de las muertes de civiles rusos en la guerra del verano pasado con Georgia, Medvedev dejó claro que espera que Ucrania muestre su conformidad con la política exterior de Rusia, que implica que Kiev renuncie a convertirse en miembro de la OTAN.

El texto del presidente ruso también emplaza a los ucranianos a que voten “a favor de un cambio de liderazgo” en las elecciones de 2010. Hasta entonces, Medvedev ha congelado las relaciones entre Kiev y Moscú. El tono de la carta es áspero por partida doble. No sólo denota un intento de interferir en la política interna ucraniana como represalia a la insinuación de Yushchenko de que la amenaza rusa “no existe y no puede existir”, sino que se trata de una forma de corroborar que esa amenaza es real. El hecho de que Rusia combine la promesa explícita de una “alianza estratégica” con la amenaza implícita de recortes en el suministro de gas no es nuevo.

El escenario de una nueva y recurrente guerra del gas, como la que vienen padeciendo los países europeos dependientes del suministro ruso en los últimos inviernos (la más reciente, el pasado mes de enero) harían insostenibles las relaciones de vecindad en la zona. Tras la llamada del vicepresidente de EEUU, Joe Biden, a la responsabilidad a la clase política ucraniana, parece llegado el momento de que la diplomacia europea se asegure la paz en la zona, especialmente en lo que concierne al mercado del gas.

En plena crisis económica, o posiblemente en el inicio de la recuperación a finales de año, un corte de suministro sería letal para la economía europea y las relaciones tripartitas entre Rusia, Ucrania y la Unión Europea.

La UE se abre una puerta trasera

Polonia y Ucrania suspenden la necesidad de pasaporte y visado a los ucranianos que viven a 30 kilómetros de la frontera.

Los Gobiernos de Polonia y Ucrania han suspendido la necesidad de pasaporte y visado para los ciudadanos ucranianos que vivan a 30 kilómetros de la frontera y quieran ir al país vecino. Año y medio después de firmar el Acuerdo de Schengen, Polonia, que tiene que vigilar más de 1.000 kilómetros de frontera con Ucrania y Bielorrusia, se ha convertido en uno de los bastiones de la Europa rica frente a la inmigración clandestina y el contrabando de tabaco, alcohol y otras mercancías procedentes de los territorios de la antigua URSS.

Mientras Bruselas presiona a Varsovia para que no relaje la vigilancia, en los últimos años decenas de miles de trabajadores de la antigua Unión Soviética han conseguido trabajo en Polonia. Los ucranianos encabezan la lista. Unas 100.000 mujeres trabajan en el servicio doméstico y miles de hombres en la campo y la construcción.

Ucrania, un país de más de 50 millones de habitantes que consiguió la independencia de la URSS en 1991, desalojó del poder a los poscomunistas en noviembre de 2004, durante la 'Revolución Naranja' que dio la presidencia al opositor Viktor Yushenko. Cinco años después, no ha conseguido estabilidad política ni salir de la pobreza. El paro, la emigración y la corrupción sangran el país.

La decisión de Varsovia y Kiev de liberalizar su zona transfronteriza no va solucionar los problemas de Ucrania, pero puede aliviar la existencia de miles de habitantes que viven a tiro de piedra de Polonia y miran a este país más próspero con envidia.

Libertad

El puesto fronterizo de Hrebenne, a 300 kilómetros al sureste de Varsovia, en la región de Lubelskie, es moderno y espacioso y los policías polacos que controlan las entradas y salidas de vehículos, amables y educados. Están conectados al sofisticado Sistema de Información Schengen (SIS) basado en Estrasburgo.

Tras pasar los exhaustivos controles polacos, se llega a territorio ucraniano. Las instalaciones fronterizas son modernas y limpias, pero quienes las vigilan, en muchos casos agentes embutidos en uniformes militares, suelen ser groseros. Sus miradas torvas asustan a los turistas despistados, pero no a los ucranianos que regresan a su país conduciendo viejos Ladas soviéticos o furgonetas Volkswagen de segunda mano cargadas con neveras y máquinas de lavar compradas a precio de saldo en Polonia.

Los ucranianos están acostumbrados a los malos modos de sus servidores públicos. El soborno es una práctica común para evitar problemas. La paciencia, una virtud. Después de superar numerosos controles y aguantar el malhumor de los guardias ucranianos, el sufrido viajero puede al fin seguir su camino. A un kilómetro de la frontera se encuentra Rava-Rouska, un pequeño municipio de 8.000 habitantes que perteneció a diversos imperios y durante la Segunda Guerra Mundial fue uno de los escenarios de la persecución de los judíos por los nazis.

Galina es una mujer menuda y rubia de 32 años. Tiene enterrados a sus abuelos en Polonia, y considera «muy positivo» el poder cruzar la frontera sin necesidad de pasaporte ni visado. «Nos sentimos más libres y cerca de Europa», dice.

La joven Svetlana, que espera el autobús en una plaza, también aplaude la medida porque «podremos ir a Polonia a comprar alimentos de mejor calidad». Luba y Yulia, que cubren sus cabezas con pañuelos, son dos ancianas de 78 y 76 años de edad que han vivido la Segunda Guerra Mundial, la etapa soviética y ahora «cobramos pensiones de miseria que apenas nos alcanzan para comer». Pero sonríen y, aunque ellas no piensan viajar a Polonia, creen que «los habitantes más espabilados de Rava-Rouska y otros pueblos que pasen al otro lado podrán sacar algún beneficio».