domingo, 6 de junio de 2010

Marineros del Este en dique seco

Vladimir, marinero ucraniano, mata el tiempo fumando.

Vladimir, marinero ucraniano, mata el tiempo fumando.Desirèé Martín

"Pasado, presente y futuro", traduce al castellano arrastrando las erres Khomin Vizalig cuando se le preguntan qué significan las letras chinas que cruzan su antebrazo derecho. Viernes por la tarde, puerto de La Luz, en Las Palmas de Gran Canaria. Este chico ucraniano de 20 años acaba de llegar con otros compañeros al lugar que desde hace siete meses se ha convertido, sin desearlo, en su casa: el barco de bandera ucraniana M/V Paxic.

Un día, viniendo de "algún lugar de África", el Paxic llegó al puerto de La Luz para dejar combustible. Se trataba de una escala más. Pero una mañana, el patrón desapareció sin dar explicaciones y ellos se tuvieron que quedar en la capital grancanaria, en una tierra desconocida, sin dinero, sin conocer el idioma. Así que hicieron del barco, enorme, oxidado, su casa. Allí se encerraron.

"Bancarrota", repite Mychaylo Pererva, uno de los marinos más jóvenes (22 años) cuando se le pregunta qué pasó para que se quedasen tirados en el puerto. Eso lo averiguaron después, cuando vieron que el patrón no regresaba. Mychaylo habla inglés, como el resto de la tripulación (diez en total, nueve ucranianos y uno de nacionalidad rumana), porque cuando trabajaban a bordo el uso de este idioma era obligatorio. Entonces ganaban unos 3.000 euros al mes.

Ahora no tienen nada que hacer. El hastío marca los días. "Fumar", dice Mychaylo, apoyado en una de las paredes del navío mientras expulsa humo por la nariz. Los marineros consumen un cigarrillo detrás de otro, la cocina-salón del barco está repleta de cajetillas arrugadas. Dentro, el calor es sofocante, pero no hay mucho desorden. Los hombres mantienen la disciplina militar de los buques: madrugan, se reparten las tareas, cocinan. No tienen dinero para irse a casa ni tampoco el pasaporte (retenido por la policía española). Así que han decidido transformar la desgracia en una lucha. "Este barco es nuestra única propiedad", explica Dmitriy Zhogob, de 22 años, pelo rubio, camiseta a rayas, modales educados, muy sonriente.

La situación de estos hombres no es única. Además de en la capital grancanaria, la ONG Stella Maris ha detectado casos en Santa Cruz de Tenerife y en el puerto de Barcelona. En total, habrá unos 50 afectados. Pero la situación ha mejorado respecto a años anteriores, y Stella Maris cree que es porque las autoridades portuarias hacen controles más eficaces a los barcos que pretenden atracar en sus muelles.

Entre la burocracia, persiste el drama. Los marineros no quieren oír hablar de gestiones. "Quiero mi dinero", dice Vladimir Yasnovsky, de 40 años. Vladimir tiene ojeras, no deja de fumar, mata el tiempo leyendo en ruso un libro que se titula Detective y que sólo está "psé". En su habitación también hay un diccionario ruso-español, una ducha con varias garrafas de agua, colonia y jabón de afeitar.

Sergeii, el segundo ingeniero, pasa de los 40 años. "En Ucrania yo tenía una vida: tenía novias, salía a divertirme, tenía tarjetas de crédito", ironiza, mientras ayuda a otros compañeros a colocar la compra en la cocina. Entre todos han recopilado cien euros, que les da para "aguantar unos tres o cuatro días". "Beicon, té, salchichas, verduras, peras...", enumeran al sacar las cosas de las bolsas. Todo está perfectamente calculado. Se nota la disciplina soviética. Y nada de alcohol, estos marinos beben continuamente té.

Así pasan las jornadas estos hombres, sin saber si algún día regresarán a sus países, donde sólo cobrarían una pensión de 50 euros al mes. Y regresar a temperaturas bajo cero, sin trabajo, sin dinero y sin saber cómo explicar a sus familias que vuelven con los bolsillos vacíos, es algo que la mayoría no sabe ni siquiera cómo afrontar.

110 Familias valencianas acogerán este verano a 120 niños de Chernobil

Valencia, 6 jun (EFE).- Un total de 110 familias de la Comunitat acogerán durante las vacaciones de verano a 120 niños, entre 5 a 17 años, de la región ucraniana de Chernobil, según ha avanzado hoy la Conselleria de Solidaridad y Ciudadanía.

Algunos de estos niños proceden de familias con escasos recursos económicos y desestructuradas y otros, de las zonas afectadas por la explosión de la central nuclear de Chernobil, en su mayoría de la Región de Kiev.

La llegada de estos niños y adolescentes se producirá durante este mes y permanecerán en los hogares valencianos hasta agosto.

Los menores son seleccionados por un equipo de la asociación que anualmente viaja a Ucrania, teniendo en cuenta los aspectos sanitarios y socioeconómicos de los mismos.

El proceso de selección es, según las mismas fuentes, sencillo y entre los criterios de selección se encuentran disponer de tiempo para dedicarles la atención necesaria y a ser posible, tener algún hijo en el hogar.

El Consell colabora con la Fundación Juntos por la Vida en este programa que inició hace más de una década. Desde entonces, cerca de 3.000 niños y niñas ucranianos han sido acogidos por 800 familias valencianas.

El conseller de Solidaridad y Ciudadanía, Rafael Blasco, ha expresado su reconocimiento a la labor que en este sentido desarrollan "todas las familias valencianas, una actitud que pone de manifiesto la vocación de acogida y el carácter profundamente solidario de la sociedad valenciana".

El Consell está cerrando la programación para este año en la que se realizarán actividades lúdicas y deportivas con los niños ucranianos y de otras nacionalidades que conviven en la Comunitat.

Los objetivos del programa son de índole sanitario (mejorar la situación sanitaria de los menores, mediante una adecuada alimentación y clima y proporcionándoles las revisiones médicas necesarias); afectivo (ofrecerles un ambiente familiar y afectivo que les ayude en su desarrollo como personas) y cultural (dotarles de recursos culturales y una educación en valores que les faciliten la integración en la sociedad en un futuro cercano). EFE

Ciberestafadores de "pesca" en la ciudad

Las nuevas tecnologías están cada vez más presentes en todas las facetas de la vida y en los negocios y transacciones monetarias también. Cada vez es más frecuente el comercio electrónico y la banca online y con ello también aumenta el número de delincuentes que pretenden sacar tajada de ello. Desde la Comisaría Provincial de Pontevedra advierten del importante aumento en el número de denuncias que se están produciendo por fraudes a través de internet. Sólo en las dependencias de Joaquín Costa se recibieron una media de una denuncia a la semana por fraudes bancarios, la mayoría por "phising".

CARLOS GARCÍA - PONTEVEDRA La semana pasada una persona era detenida en Elche por una denuncia formulada en Pontevedra. A un ciudadano de la capital del Lérez le habían realizado una transferencia no autorizada desde su cuenta bancaria por valor de 1.200 euros. El detenido en Elche era la persona a cuya cuenta se habían transferido estos fondos. Su "trabajo" consistía en retirarlos y en ingresarlos a su vez en una cuenta en el extranjero, en este caso en Ucrania. Se trata de un "mulero" en un claro caso de "phishing", una estafa bancaria a través de internet.
El 25 de febrero la Policía Nacional de Pontevedra detenía a un vecino de Sanxenxo por realizar estas mismas labores de "mulero" para las mafias de estafadores a través de internet. Son los eslabones más bajos de la red y los que suelen caer en manos de la Policía ya que el resto del grupo suele estar radicado en el extranjero. Personas captadas a través de ofertas de trabajo de dudosa procedencia y a las que la situación de crisis les hace aceptar este rol en el último escalón de la organización de estafadores.
La Policía Nacional de Pontevedra advierte de que el número de denuncias por este tipo de fraudes a través de internet están aumentando de forma considerable en la capital en los últimos meses.
Fraudes bancarios
Según las estadísticas que manejan, entre el 1 de enero de este año y el 31 de mayo se registraron en Pontevedra una veintena de denuncias por fraudes bancarios, la mayoría de ellos casos de "phishing", es decir, a un ritmo de una a la semana. "Son muchas para una ciudad como la nuestra", dice un portavoz policial.
El origen de la palabra "phishing" es una ligera variación del verbo inglés "pescar" e ilustra muy bien el modus operandi que utilizan estos estafadores. Los miembros de esta red, casi siempre ubicados en el extranjero, envían millones de mensajes a usuarios de correos electrónicos en los que simulan ser una entidad bancaria o algún tipo de institución pública y privada que genere confianza entre el usuario. Estos correos son el anzuelo con el que los estafadores pretenden pescar a su víctima y cada vez son más los vecinos de la ciudad del Lérez que pican el cebo.
Cuando el usuario abre el mensaje se encuentra con una comunicación de una entidad bancaria y alegando cualquier tipo de problema solicita una serie de datos personales que luego son utilizados por el estafador para realizar las transferencias fraudulentas. Cualquier excusa es válida para solicitar este tipo de datos: una encuesta, mejora del sistema de seguridad, oferta de nuevos servicios, entre otros. En otras ocasiones el correo redirecciona al usuario hacia una página web que tiene la apariencia de ser la de nuestra entidad bancaria, pero en realidad es una copia realizada por los estafadores en la que el cliente deja sus datos y facilita así el acceso a sus cuentas de banca "online".
Usar el "sentido común"
Desde la Policía Nacional insisten en lanzar un mensaje de tranquilidad sobre el uso de la banca o el comercio electrónico en internet. Son totalmente seguros si "simplemente tenemos un poco de cuidado y sentido común de no facilitarle a nadie información personal de ningún tipo", indican desde la Comisaría .

Llegan a Navarra 48 niños de Ucrania

Ya están en su hogar navarro de acogida: 48 niños -33 chicos y 15 chicas- de entre 6 y 17 años llegaron ayer desde Ucrania. Los trae la ONG Arco Iris Solidario para pasar las vacaciones de verano, 10 por primera vez. La emoción se reflejaba tanto en las caras de los chavales como en las de los familiares de acogida, cuando a las 6 de tarde un autobús procedente de Madrid dejaba a los pasajeros a las puertas del Hotel Villava.

Abrazos, sonrisas y lágrimas dieron la bienvenida un año más -y ya van 14- a estos chicos procedentes de orfanatos cercanos a la capital, Kiev, en el país de la terrible catástrofe nuclear de Chernóbil. El viaje fue largo y "cansado", contaba Yulia, de 17 años, que junto con Yana, de 16, y Slavic, de 10, están acogidos desde hace años por el matrimonio pamplonés formado por Javier Martínez Escudero, de 59 años, y Teresa Pérez del Valle, de 58. "Son muy majos y se integran muy bien", comentaba Javier Martínez. "Mantenemos contacto por teléfono y cartas, les preguntamos por los estudios...".

Otra de las familias veteranas es la formada por Maite Mindeguia Mitxeo y José Luis Arregui Sagaseta, de 50 y 57 años, respectivamente, vecinos de Donamaría, que acogen a Marina, de 12 años, desde hace cuatro. "Es una niña muy buena y muy suelta y en el pueblo tiene muchos amigos". Vicente García de Eulate y Merche Jiménez, de Pamplona y con 2 hijos y 4 nietos, traen a Antolina de 15, desde hace siete. "Estuvo también en Navidades", decían.

Más expectantes estaban Alberto Fernández Puig, de 48 años, y Visi Garijo Garaña, de 45, y sus hijas Cristina (9) e Inés (8), de Fustiñana. "Es nuestra primera vez, aunque ya llevábamos tiempo pensándolo". Han acogido a Yelena, de 8 años: "No sabemos cómo se adaptará, si nos aceptará bien... Es una aventura". Una aventura solidaria, ya que el objetivo es que se lo pasen bien y reciban buena alimentación, revisiones médicas (colaboran dentistas, ópticos...) y sobre todo, cariño.