![]() Monumento para recordar a las víctimas del holodomor (genocidio ucranio) |
En tanto, a las 16.30, en la sede de la Asociación Ucrania “Renacimiento” (Maza 150, Buenos Aires), se hará la acción de la “Llama de la Oración” (Svichka Molinña).
“No dejemos que se apague la llama encendida en memoria de las víctimas del holodomor”, se pide en la convocatoria.
También se pide que esa misma noche, de 19.32 a 19.33, se haga un minuto de respetuoso silencio y se rece por el eterno descanso de las víctimas. Se sugiere, además, encender velas en las iglesias, sedes de las instituciones y domicilios privados de la comunidad ucrania en la Argentina.
Una gran tragedia que Rusia se niega a reconocer
“El pueblo ucranio fue signado por una gran tragedia en el siglo XX -explicó a AICA el padre Luis Glinka OFM, secretario canciller de la eparquía ucrania-. A Ucrania de los años 1932-1933 le tocó vivir el más horrible de los crímenes de lesa humanidad: la muerte por inanición”.
“Esta tragedia -añadió- impresiona no solo por la cantidad de muertos, víctimas de la hambruna organizada para lograr el debilitamiento y exterminio de los campesinos ucranios libres, sino también por el largo silencio y la continua política ideológica negativa, por la que aún hoy muchos países, particularmente Rusia, se niegan a reconocer el “holodomor” (hambruna) en Ucrania como un acto de genocidio organizado por el régimen comunista de Stalin”.
“El gobierno de Stalin -siguió explicando el padre Glinka- decidió quitarles a los propietarios agrícolas todos los alimentos en su poder. Como consecuencia de esa confiscación, en el invierno-primavera de los años 1932-1933 se produjo una feroz hambruna, dando como resultado la muerte de más de 10 millones de personas, de ellos unos 3 millones de niños, en los territorios central y oriental de Ucrania. El gobierno de Moscú no aceptó ninguna ayuda económica desde el exterior y negó categóricamente la existencia del holodomor.
“La memoria de un pueblo -dijo por último el padre Glinka- es el signo de su existencia como tal. Una nación que no olvida vive a través de sus tradiciones, que palpitan en los corazones de cada uno de sus componentes”.
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