lunes, 18 de abril de 2011

Timerman llega a Ucrania para la Cumbre Internacional sobre el uso seguro de energía nuclear

El canciller arribará hoy a Kiev para participar a partir de mañana de la cumbre, que se celebra a 25 años del accidente nuclear de Chernobyl y en pleno debate por los hechos en Fukushima (Japón). La reunión tiene como objetivo recordar a las víctimas y reafirmar el compromiso colectivo con la adopción de las medidas necesarias para prevenir accidentes nucleares.

De la reunión participarán presidentes, primeros ministros y altos representantes del todo el mundo.

Entre muchos otros, estarán el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso; los presidentes de Kazajstán, Polonia, Suiza, Hungría y Croacia.

También los primeros ministros de Francia, Lituania, Eslovaquia, Bélgica y Azerbaiján, junto a altas autoridades de Japón, Estonia, Rusia, China, Brasil, México, Noruega, Turquía, Canadá, Alemania, Dinamarca, Reino Unido, Grecia, España, y el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) Yukiya Amano.

La agenda del canciller argentino incluye además reuniones de trabajo con altas autoridades ucranianas, durante las cuales se firmarán un acuerdo de reconocimiento de títulos universitarios, uno de supresión de visados y otro de cooperación en materia turística.

Estos acuerdos buscan alentar los intercambios y profundizar los vínculos entre ambos países.

La leche radiactiva de Chernóbil

De niña, la verdad es que no me gustaba la leche a pesar de los intentos de mi madre que me ponía azúcar y chocolate. Todavía sigue sin gustarme demasiado. Hoy en día trabajo como responsable de la campaña anti-nuclear en Greenpeace y he viajado a un pueblecito remoto de Ucrania. Nuestro objetivo era analizar la contaminación de la leche en esta zona. Estábamos a cuatro horas de Chernóbil.

ENVIADO POR: ECOTICIAS.COM / RED / AGENCIAS, 18/04/2011, 11:32 H | (14) VECES LEÍDA

Sabíamos que estuvo contaminada, pues esto fue documentado poco después del accidente de Chernóbil. A una no le gusta analizar la leche que produce la gente para subsistir y tener que decirles que están envenenándose a si mismos y a sus hijos. La acumulación de radiación durante años en su cuerpo es la razón por la que muchos niños tienen dolores de cabeza inusuales, sufren pérdidas de conocimiento o padecen defectos de nacimiento. ¿Cómo puedes contárselo a esta gente cuyo sustento está en juego? Sólo tardamos un día en encontrar muestras de leche con un nivel de radiación entre 5 y 16 veces más alto que el límite máximo para niños permitido en Ucrania. Y 30 veces más alto que los niveles que medimos en Kiev, donde las mercancías se vigilan de cerca y se analizan regularmente. Me pregunto si las madres de allí también insisten a sus hijos para que se beban la leche por las mañanas.

Cuando se les pregunta, te dicen que conocen los problemas de contaminación en su comida. Algunos recuerdan el accidente de Chernóbil, y el miedo en aquel tiempo a que pudieran morir todos en el plazo de un año. No murieron al año, pero las consecuencias del accidente de Chernóbil continuaron y han aprendido a vivir con ello como parte de sus vidas. En el hospital infantil local nos dijeron que las cosas están empeorando. Cada año hay más y más niños con problemas; de tipo óseo, anemia, etc.

Pude hablar con un residente local que me preguntó por nuestros hallazgos. Las mujeres hacían cola en el lugar dónde habíamos instalado nuestro laboratorio portátil para medir la radiactividad de la leche. Traían su comida para analizarla y nos preguntaban por el resultado de los análisis. Expliqué a una de las mujeres cuál era la situación y cómo era necesario que estas comunidades fuesen ayudadas, pues Chernóbil no es sólo la zona de exclusión, hay una área mucho más amplia afectada por el accidente. Ella ser rio de mi ignorancia: «no importamos a nadie», me dijo. No pude responderla que sí que importaban a alguien.

Una mujer nos paró delante del hospital con un niño pequeño de cuatro años. Ella lloraba y nos preguntó si éramos médicos, si podíamos ayudarla. Su pequeño, Iván, se desmayaba muy a menudo. Nadie la había explicado qué le pasaba. Iván nos miraba con su enorme abrigo, con toda la cara tapada por el frío salvo sus ojos. Se mostraba algo tímido y no quería hablarnos. No pude ayudar a Iván, no podré ayudar a ninguno de ellos. Me sentí impotente. Fuimos a encontrar la leche contaminada y la encontramos. Sólo nos llevó un día encontrar la contaminación. Es conocido entre los responsables de las administraciones de Ucrania y por las instituciones internacionales que esas áreas están aún muy contaminadas pero prefieren ignorarlo y no hacer nada.

El próximo mes será el 25 aniversario del accidente nuclear de Chernóbil. Todavía hay científicos y políticos que dicen que las consecuencias no son tan malas, y que ya casi ha pasado. Incluso se habla de abrir algunas de las áreas anteriormente excluidas a la agricultura para simbolizar que todo ha terminado y que podemos olvidarnos de ello. Quieren levantar la restricción a la agricultura y a la ganadería para pastos. ¿Quién se va a beber la leche de esas vacas? ¿Qué madre pedirá a sus hijos que se terminen la leche? La misma gente que tú y yo nunca veremos en televisión. Sus historias nunca serán contadas. El gobierno está trabajando en una nueva ley para eliminar su estatus de «inválidos por Chernóbil», para que ya no obtengan la poca ayuda financiera que ahora reciben. Parece como si por haber sobrevivido 25 años a Chernóbil, esto ya fuera suficientemente bueno para ellos.

No nos podemos olvidar de Chernóbil, lo que ha causado y lo que causará a muchas generaciones aún por venir. El accidente de Chernóbil significa lo que cada central nuclear en el mundo es capaz de hacer. Cuando Chernóbil fue construida se pensaba que era la mejor, la que nunca tendría problemas. Ya conoces el resto de la historia.

http://www.greenpeace.org/


Veteranos de la operación de limpieza de Chernobyl protestan por recortes a sus pensiones

Unos 2.000 trabajadores que participaron en la limpieza de de la central nuclear de Chernobyl luego del accidente de 1986, se manifestaron este domingo en Kiev, Ucrania, en protesta por recortes a sus beneficios y pensiones.

Las protestas se producen poco días antes del 25 aniversario del que es considerado el peor accidente nuclear de la historia.

Los manifestantes se dijeron furiosos por los recortes de sus pensiones y el aumento de los costos de los servicios de salud.

Timerman viaja a Ucrania para la Cumbre Internacional sobre el uso seguro de energía nuclear

El canciller, Héctor Timerman, arribará mañana a Kiev, capital de Ucrania, para participar este martes 19 de la Cumbre Internacional sobre el uso seguro e innovador de la energía nuclear.

A 25 años del accidente nuclear de Chernobyl, la comunidad internacional se reunirá en la capital ucraniana para recordar a las víctimas y reafirmar el compromiso colectivo con la adopción de las medidas necesarias para prevenir accidentes nucleares.

De la reunión participarán presidentes, primeros ministros y altos representantes del todo el mundo.

Entre muchos otros, estarán el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso; los presidentes de Kazajstán, Polonia, Suiza, Hungría y Croacia.

También los primeros ministros de Francia, Lituania, Eslovaquia, Bélgica y Azerbaiján, junto a altas autoridades de Japón, Estonia, Rusia, China, Brasil, México, Noruega, Turquía, Canadá, Alemania, Dinamarca, Reino Unido, Grecia, España, y el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) Yukiya Amano.

La agenda del canciller argentino incluye además reuniones de trabajo con altas autoridades ucranianas, durante las cuales se firmarán un acuerdo de reconocimiento de títulos universitarios, uno de supresión de visados y otro de cooperación en materia turística.

Estos acuerdos buscan alentar los intercambios y profundizar los vínculos entre ambos países

Canciller argentino viaja a Ucrania a participar cumbre sobre energía nuclear

Buenos Aires, 17 abr (EFECOM).- El canciller argentino, Héctor Timerman, viajó hoy a Kiev para participar en la cumbre internacional sobre energía nuclear que se desarrollará el martes en la capital ucraniana, donde se reunirá además con autoridades del país europeo, informaron hoy fuentes oficiales.

La Cancillería argentina precisó en un comunicado que Timerman participará el martes en la Cumbre Internacional sobre el Uso Seguro e Innovador de la Energía Nuclear que se celebra en Ucrania en coincidencia con el 25 aniversario del accidente nuclear de Chernóbil, escenario en 1986 de la peor catástrofe nuclear de la historia.

"La comunidad internacional recordará a las víctimas y reafirmará el compromiso colectivo con la adopción de las medidas necesarias para prevenir accidentes nucleares", señaló la cartera.

En el encuentro participarán, además de las autoridades nacionales, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Yukiya Amano.

Paralelamente, Timerman se reunirá con autoridades del Gobierno ucraniano, con las que firmará acuerdos que "buscan alentar los intercambios y profundizar los vínculos entre ambos países".

En concreto, suscribirán un convenio para el reconocimiento de títulos universitarios, uno de supresión de visados y otro de cooperación en materia turística, informó la Cancillería argentina. EFECOM


Vuelta a Chernóbil


Vuelta a Chernóbil. Han transcurrido 25 años desde el trágico accidente en la central nuclear de Chernóbil, Ucrania, y en los terrenos que la rodean se mezclan realidades y mitos. La central está ubicada a 120 kilómetros al norte de Kiev y fue clausurada recién en el 2000 (catorce años después de la tragedia). Pero mientras las cargas radiactivas que guarda en su interior no sean almacenadas de forma estable y segura, Chernóbil sigue siendo un gran problema aún por resolver.

Hoy se ha comenzado a construir un nuevo sarcófago para el reactor Nº 4, el que explotó la madrugada del 26 de abril de 1986, los encargados son un consorcio internacional. La cubierta que se planea tendrá forma de arco y una altura de 105 metros, impedirá las filtraciones de agua, además de las fugas de material radiactivo. Con la protección que esta otorgará más la ayuda de robots, es posible que algún día se llegue a desmontar el reactor.

Los donantes internacionales se reunirán la semana próxima en Kiev, su objetivo es conseguir los 740 millones de euros faltantes para terminar de financiar la infraestructura que es necesaria para que Chernóbil sea seguro y queden por fin almacenados sus residuos.

Por ahora, las excavadoras remueven la tierra alrededor de la central y el polvo que levantan ha hecho que los niveles de radicación se eleven, según constata el biólogo Igor Chizhevski con dosímetro en mano, desde dentro del perímetro de 30 kilómetros al reactor, conocido como la zona de exclusión y en donde hoy se realizan visitas guiadas. Un recorrido de dos días cuesta 470 dólares e incluye pasar una noche en Chernóbil, cuyo casco urbano se encuentra a 15 kilómetros de la central nuclear. El periplo lo organiza una de las agencias autorizadas por el Ministerio de Emergencias.

En la zona de exclusión hoy en día trabajan aproximadamente 3.500 personas, la mayoría viene de la cercana ciudad de Slavutich que se encuetra fuera d ela zona de exclusión y que pasó a ser la sustituta de Prípiat, la antigua ciudad quealbergada a los trabajadores del sector nuclear.

La ciudad de Prípiat fue fundada en 1970 a pocos kilómetros de la central y en el momento del accidente contaba con casi 48.000 habitantes. Todos fueron evacuados en algunos días, en una reubicación que afectó en total a 130.000 personas, contando también a los que habitaban en las localidades cercanas. De ser una ciudad confortable y abastecida completamente es hoy una ciudad fantasma de la que sólo quedan los vestigios de su pasado, constituyendo un “paraíso” para los fotógrafos que registran imágenes que en otro lugar son imposibles de encontrar ya que la naturaleza ha avanzado indómita ante el paisaje urbano.

En lo que fuera una escuela, antes pletórica de actividad, hoy se puede ver solitario sobre un pupitre un tocadiscos con un disco (la sinfonía 40 de Mozart) y un cuaderno del curso 1983 – 1984 entreabierto; sobre una hoja desnuda un maestro escribió: “El grupo está formado por 36 personas…”. Mas allá, en una guardería, todas las muñecas llevan máscaras antigás, disfrazadas por alguien para una composición forzada de alguna toma de “naturaleza muerta”.

Hoy Prípiat es una ciudad desmantelada, solitaria, triste. Todo lo que podía ser vendido fue sacado del ella: barandillas, radiadores de metal, muebles, cables, cañerías; y no por vandalismo o por el simple afán de lucro, “fue por desesperación” nos dice Nina, que hoy trabaja en la residencia de Chernóbil. Nos cuenta que en los tiempos posteriores al accidente, en los años 80, los sueldos eran miserables y por eso la gente tuvo que recurrir a cualquier método para sobrevivir; a modo de ejemplo, hoy Nina recibe un sueldo equivalente a 280 euros, cosa que en esos tiempos se reducía a10 dólares.

Miles de historias guarda Prípiat y son cientos las personas que hasta el día de hoy sufren las consecuencias del, hasta hace poco, mayor desastre nuclear en la historia. La triste lección que nos deja Chernóbil es que, por mucho que queramos, no podemos controlar el poder de la naturaleza, ya sea descomponiendo átomos y ante a inminencia de un terremoto o tsunami.