martes, 15 de junio de 2010

La UE y Ucrania logran "avances" para la liberalización de los visados

Bruselas, 15 jun (EFE).- La alta representante de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, ha afirmado que ha habido "buenos avances" para la liberalización de los visados con Ucrania, tras la reunión que mantuvo hoy con el primer ministro de este país, Nikolái Azárov.
Tanto Ashton como el dirigente ucraniano destacaron los progresos en este ámbito, aunque no pudieron establecer un calendario concreto para la aplicación de esta medida, en una rueda de prensa que tuvo lugar tras la reunión del Consejo de Cooperación UE-Ucrania celebrado hoy en Luxemburgo.
Azárov admitió que la ex república soviética "aún debe progresar" durante 2010 para aplicar "el plan de acción concreto" que permita la supresión de los visados para los ciudadanos de este país que quieran viajar a la UE, y viceversa.
Esta medida es uno de los pasos que favorecerá la convergencia de Ucrania con la Unión Europea en el ámbito administrativo, y que deberá estar acompañada de reformas democráticas y económicas, destacó Ashton.
La responsable comunitaria de Exteriores calificó de "vital" que Ucrania "continúe consolidando su desarrollo democrático", a través de acciones concretas como "asegurar la libertad de los medios o introducir reformas judiciales.
En este sentido, Azárov afirmó que el Ejecutivo ucraniano "no faltará a su compromiso" de poner en marcha todas las disposiciones de la constitución de este país que protegen la libertad de expresión.
Asimismo, Asthon subrayó la disposición de la UE a "acompañar a Ucrania en sus esfuerzos" para superar el impacto de la crisis económica.
Recordó que los Veintisiete preparan un plan de ayuda de 5.700 millones de euros para apoyar las reformas políticas y económica en sus países vecinos entre 2011 y 2013, entre ellos Ucrania.
La alta representante europea también recalcó la intención de la UE de "colaborar" en la modernización de las infraestructuras de gas de Ucrania, aunque no precisó en qué términos.
Todos estos asuntos se tratarán en una nueva reunión que el primer ministro ucraniano mantendrá el próximo día 25 en Bruselas con el comisario europeo de Vecindad, Stefan Füle.

Ucrania dispuesta a cooperar con Rusia y Kazajstán

Ucrania está dispuesta a cooperar estrechamente con Rusia y Kazajstán en materia de uranio –ha declarado el presidente ucraniano Víctor Yanukóvich por el canal Inter de la televisión ucraniana. Según el mandatario, ya tienen lugar negociaciones sobre el particular. Kazajstán ya es accionista de la fábrica de la ciudad rusa de Angarsk. Kíev, según Yanukóvich, está dispuesta a ser la tercera parte de institutores y copropietarios de la fábrica de Angarsk, porque precisamente esta empresa por ahora suministrará combustible nuclear a Ucrania. Por lo que se refiere a la construcción de una fábrica similar en territorio de la propia Ucrania, tal proyecto también puede ser realizado en orden trilateral.

Veranos de solidaridad

Desde hace cuatro años, Ibrahin se escapa cada verano del sofocante calor de los campamentos de refugiados saharuis en Tinduf (Argelia), que en julio y agosto llega hasta los 55 grados. Tiene 11 años y este próximo verano tendrá su última oportunidad de bañarse en las playas de San Sebastián dentro de los programas de acogida a niños saharauis, que se extienden hasta los 12 años.

Schengen complica los trámites
La noticia en otros webs

webs en español
en otros idiomas
Euskadi acoge este año a 1.379 menores de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Tinduf

Mariana vive en Ivankiv (Ucrania), a 50 kilómetros de la central nuclear de Chernóbil. Esta menor de 12 años no sabía qué era tomarse un vaso leche sin la amenaza de la contaminación radiactiva hasta que llegó al País Vasco hace seis años. "A estos niños les gusta adaptarse a la vida que hacemos. Desde el principio les sorprende la variedad de comida y la abundancia. A la niña que acojo, lo que más le gusta es el chocolate", cuenta Ainhoa Cajaraville, la madre de acogida de Mariana. Durante su estancia, la joven ucraniana mejorará su salud y ganará defensas de cara al invierno.

Mariana e Ibrahin son dos de los 1.379 niños de Ucrania, Rusia, Bielorrusia y los campamentos de Tinduf que compartirán este año sus vidas con familias vascas de acogida. Ambos repiten experiencia, pero para otros muchos chavales será la primera vez que se separen de sus familias o, en algunos casos, que salgan del orfanato.

Los programas de acogida puestos en marcha en Euskadi, cada vez más demandados en una de las comunidades autónomas más solidarias, permiten a estos menores disfrutar de unas vacaciones, seguir tratamientos médicos o simplemente convivir con otras familias de una cultura distinta.

No sólo ganan los acogidos. Las familias reconocen que el enriquecimiento es mutuo, aunque la primera vez no sea fácil. "El primer año es el más complicado por la barrera del idioma y el miedo a no hacerlo bien. La aclimatación es mutua, pero es una experiencia maravillosa y no me imagino un verano sin la niña ucraniana que traemos desde hace cuatro años", explica Pablo Ibarreta, presidente de Chernobilen Lagunak.

Esta ONG trabaja en colaboración con el centro social Doviria en Ivankiv y se hace cargo todos los años de un máximo de 50 niños, aunque esta vez esa cifra se reducirá a 40. A diferencia de otras ONG, Chernobilen Lagunak tramita la acogida de menores desde seis hasta 18 años -sin cumplir- que viven con sus familias y no en orfanatos. Los gastos de sus viajes se sufragan con las ayudas públicas que recibe la asociación y las aportaciones de sus miembros.

El caso de María Gomara rompe con el esquema tradicional de la acogida. Soltera, de 38 años y sin hijos, le encantan los niños. Desde hace siete años se encarga de pequeños saharauis que pasan el verano con ella. Reconoce que sin la ayuda de su madre no podría hacerlo. Este verano volverá Ibrahin, el rey de la casa. "Cuando llegan están emocionados por bañarse, comer y jugar en la calle con el balón. Con cualquier cosa son felices, pero a los dos meses ya desean volver con sus padres", indica Gomara, que ha viajado cuatro veces a los campamentos de Tinduf para conocer a los familiares de los chicos de los que se ha hecho cargo.

Ainitze Blanco y Juan Lechuga son primerizos en esta materia. Tienen tres hijos y están pendientes de la entrevista con una psicóloga para que les confirmen la identidad de la niña saharaui a la que recibirán. Son profesores y su disponibilidad de tiempo en verano no ha sido su único motivo para decidirse: "Queríamos que nuestros hijos conocieran otras culturas y vieran cómo viven otros niños. Nuestras dos hijas mayores están encantadas con la idea e incluso están aprendiendo algunas palabras en saharaui, aunque los niños son como esponjas y aprenden rápido". En Tinduf o en Ivankiv más de un pequeño juega y habla en euskera o castellano.