viernes, 8 de mayo de 2009

Deja 10 muertos explosión en salón de juegos en Ucrania

Moscú.- Una explosión seguida de un incendio ocurrió hoy en un salón de juegos en la ciudad de Dnepropetrovsk, en el este de Ucrania, y dejó al menos 10 muertos y 11 heridos, informó el Ministerio ucraniano de Situaciones de Emergencia.

Según la dependencia, citada por la agencia rusa de noticias Novosti, la explosión se produjo este jueves a las 00:45 horas ucranianas (10:45 GMT del miércoles) en una sala de máquinas tragamonedas ubicada en la planta baja de un edificio residencial de cinco pisos.

Nueve personas murieron en el sitio y otra más falleció en un hospital, mientras seis fueron hospitalizadas con quemaduras y cinco por intoxicación con monóxido de carbono.

Los investigadores intentan establecer las causas de la explosión y hasta ahora no han descartado ninguna hipótesis, incluida la posibilidad de que pudo tratarse de un artefacto explosivo, según el vocero del Ministerio de Situaciones de Emergencia, Ihor Krol. 

Parlamentario ucraniano califica de única ayuda cubana

La Habana, 7 may (PL) El parlamentario ucraniano Dmitri Tabachnik, al frente de una delegación de ese órgano, calificó de ejemplo único la ayuda cubana a ese país por el caso del accidente nuclear en Chernóbil.
"Esta cooperación es de corazón a corazón, un ejemplo único de amistad entre dos pueblos", expuso el diputado en un encuentro con la presidenta del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), Kenia Serrano.

Tabachnik agradeció en nombre de Ucrania el apoyo de la isla caribeña a los niños que sufren las secuelas de la catástrofe, ocurrida en abril de 1986.

El presidente del Fondo Chernóbil, Alexandr Bozhkó, anunció la celebración de numerosas actividades para recordar en marzo de 2010 las dos décadas del programa mediante el cual se han atendido unos 24 mil infantes de ese país, y al inicio de Rusia y Belarus.

Serrano expresó que el pueblo de ese Estado europeo nunca ha dejado solos a los cubanos.

Ambas partes estimaron posible el incremento de los vínculos comerciales entre La Habana y Kiev.

La agenda de los visitantes, iniciada el martes y que concluirá el domingo próximo, incluye reuniones con funcionarios de la cancillería cubana y del Partido Comunista de Cuba, además de recorridos por lugares de interés económico y social.

De acuerdo con el programa, los legisladores visitarán mañana el centro médico ubicado en Tarará, al este de la capital, en el que se encuentran los niños afectados por Chernóbil.

La UE impulsa su colaboraciòn con las antiguas repúblicas soviéticas

La Unión Europea (UE) dio hoy en Praga el pistoletazo de salida al Acuerdo de Asociación Oriental con seis antiguas repúblicas de la URSS situadas en Europa oriental y en el Cáucaso del sur: Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania. Este acuerdo, conocido también como «Partenariado Oriental», está promovido por Polonia, Chequia y Suecia; Alemania lo ve con buenos ojos y Francia se mantiene escéptica, porque su prioridad se centra en el fortalecimiento de los lazos entre Bruselas y la ribera sur del Mediterráneo. España, aunque comparte en gran medida el objetivo galo, «se ha mostrado favorable a la iniciativa y da todo su apoyo para que salga adelante», según fuentes diplomáticas españolas.

La alianza oriental reunió en la capital checa a representantes de los 27 Estados de la UE y de los seis ex países soviéticos, en muchos casos de segunda fila, y de instituciones comunitarias. En la apertura de la cumbre, tanto el primer ministro saliente checo, Mirek Topolanek, como el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durão Barroso, mandarin un mensaje de tranquilidad, colaboración y deseos de buena vecindad con sus vecinos orientales.

Topolanek, que abandonará sus funciones este viernes, aseguró que el acuerdo «no puede ser una reedición de los dos bloques, Este y Oeste», ni «una lucha de influencias».

En clara alusión a Rusia, que recela de esta iniciativa, Topolanek explicó que «cuando me preguntan lo que es la alianza oriental, primero suelo decir lo que no es, y no es un acuerdo contra nadie». Por ello, el premier checo dijo no entender la reacción del Kremlin, porque «le hemos explicado lo que queremos» y «no es otra cosa que la cooperación en el dominio económico, social, de los derechos humanos y de la seguridad» con las seis repúblicas ex soviéticas.

«Espero que cada país sea capaz de aprovechar esta oportunidad», destacó Topolanek. El presidente de Ucrania, Viktor Yushenko, insistió en la idea de que «queremos lanzar una asociación política y de cooperación económica». Por su parte, la comisaria europea para las Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, rechazó las críticas de Moscú al acuerdo, y señaló que «la UE y Rusia tendríamos que estar muy contentos de tener a unos vecinos que generen estabilidad».

Reto europeo

El reto de la UE es potenciar la cooperación bilateral y multilateral en el orden económico y comercial, político y jurídico, así como mejorar la seguridad en el dominio energético y el control de fronteras y potenciar las instituciones públicas.

Para ello, Bruselas se dotó en 2008 de un programa de ayuda de 600 millones de euros hasta 2013. Este objetivo es visto por Rusia como una agresión a sus intereses y un intento de potenciar la esfera de influencia comunitaria hasta sus fronteras Tanto es así, que el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, manifestó que, aunque «hemos oído las declaraciones de Bruselas acerca de que la asociación no es un intento de crear una nueva esfera de influencia y que no afectará los intereses de Rusia, no voy a negar que ciertos comentarios de esta iniciativa de la UE nos han preocupado».

Así las cosas, la cita de Praga olvidó las recientes crisis entre Bruselas y Moscú durante la guerra de Georgia o el conflicto del gas entre Ucrania y Rusia. La UE mantiene serias diferencias sobre la relación con Rusia, pues algunos países poscomunistas miran con recelo a los dirigentes del Kremlin, mientras que los grandes Estados del oeste de la Unión prefieren el entendimiento por razones económicas y políticas. Es por este motivo que no estuvieron en Praga dirigentes europeos como Nicolas Sarkozy, Gordon Brown y José Luis Rodríguez Zapatero.

Los presidentes de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y de Moldavia, Vladimir Voronine, tampoco acudieron a la capital checa, porque su relación con la UE no atraviesa su mejor momento. La declaración aprobada fue objeto de duras negociaciones entre los Estados comunitarios del oeste, como España, Francia, Alemania, Holanda y Bélgica, que no están dispuestos a flexibilizar la concesión de visados para los seis países ex soviéticos, y los poscomunistas del este.

La UE lanza un órdago a Rusia en su frontera este

La Unión Europea ha sellado ampliar su influencia sobre seis repúblicas ex-soviéticas, lo cual ha creado gran malestar en Moscú. 20 años después de la caída del muro de Berlín, la UE firmó ayer en una cumbre en Praga la llamada "Asociación Oriental", encaminada a crear una zona de libre comercio con Bielorrusia, Georgia, Moldavia, Ucrania, Armenia y Azerbaiyán, donde invertirá hasta 2013 al menos 600 millones de euros.

Para Rusia, que considera esa región como área de "privilegiado interés", la asociación "crea nuevas líneas divisorias en Europa", en palabras del Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso. La víspera de la cumbre de ayer, Lavrov reconoció que está "preocupado" porque se presente a los seis nuevos asociados "una elección: o estás con Rusia o con la Unión Europea".

Con la "Asociación Oriental" Bruselas pretende fomentar la democracia

Pero el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, quiso quitar hierro a los temores de Moscú. La asociación "no va contra nadie", recalcó, porque "cuando aumentamos la estabilidad en los países vecinos lo hacemos para todos", también Rusia. "Algunos comentarios no han sido muy constructivos",lamentó también Javier Solana, jefe de la diplomacia europea.

Para Bruselas, las críticas del Kremlin que denuncia una "ampliación del área de influencia" pertenecen a una "retórica del pasado", en palabras de un portavoz comunitario, que señala la importancia capital de mantener buenas relaciones con los vecinos del este, donde la UE tiene importantes intereses energéticos y económicos.

Con el acuerdo de ayer, Bruselas pretende acelerar las reformas democráticas en Bielorrusia y Moldavia al tiempo que se crea una zona de libre comercio y la convergencia normativa que facilite hipotéticas ampliaciones hacia el Este. La liberalización de los visados, uno de los objetivos prioritarios de los seis nuevos socios, quedó pospuesta por divisiones internas en la UE y el miedo a una inmigración masiva.

El acuerdo crea "nuevas divisiones en Europa", dice el Gobierno ruso

Durao Barroso y el presidente de turno de la UE, el checo Mirek Topolanek, se empeñaron ayer en desmentir que la ausencia de destacados líderes significara una falta de interés en la iniciativa. Tanto el primer ministro británico, Gordon Brown, como Silvio Berlusconi, Nicolas Sarkozy o José Luis Rodríguez Zapatero, los presidentes italiano, francés y español, cancelaron su presencia. Los líderes de Moldavia y Bielorrusia, Vladimir Voronin y Alexander Lukashenko, tampoco viajaron a Praga ante las críticas por la situación de los derechos humanos en sus países.

La UE quiere evitar que se produzcan más conflictos con la participación directa de Rusia, como la breve guerra de Georgia o la crisis del gas con Ucrania. Pero el acercamiento de los 27 a las antiguas repúblicas soviéticas no ha hecho más que recrudecer unas tensas relaciones que se ven reflejadas también en el conflicto entre Moscú y la OTAN.

La semana pasada, tras la expulsión de dos miembros de la delegación rusa ante la sede de la Alianza en Bruselas, Moscú decidió obviar la reunión ministerial con la que la OTAN quería recomponer este mes las relaciones diplomáticas. Ayer, el ministro de Defensa ruso, Anatoly Serdyukov, anunció la suspensión de la segunda reunión con la UE, Georgia y el territorio de Osetia del Sur, que Moscú considera una nación independiente.

Pese a la ausencia de Zapatero, España se mostró ayer entusiasta con la nueva relación que se abre con las repúblicas ex soviéticas. Para el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, con la Asociación Oriental la UE logra "el mismo compromiso político hacia el Sur y el Este", en referencia a la Unión por el Mediterráneo impulsada el año pasado por Sarkozy

Occidente mira de reojo a Rusia al tentar a sus antiguos satélites

El deshielo en las relaciones entre Occidente y Rusia ha sufrido un frenazo en seco. Tanto es así que el presidente de EEUU, Barack Obama, se saltó el protocolo para anunciar que tenía previsto recibir en la Casa Blanca al ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov. Ello no impidió una nueva reunión de la OTAN con Georgia y Ucrania en Bruselas.

La pugna, cada vez menos desigual, entre Occidente y Rusia por la primacía en lo que hasta hace 20 años era territorio bajo control de la URSS ocupa un lugar central en la realidad internacional de los últimos meses, pese a los recientes gestos y buenas palabras de la nueva Administración Obama.

La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, recibió ayer en Washington a su homólogo ruso, Sergei Lavrov, quien a principios de semana anunció que no participará en el Consejo OTAN-Rusia para protestar por los ejercicios militares de la alianza militar atlántica en la república caucásica y antigua república soviética de Georgia.

El objetivo del encuentro es cerrar la agenda de un encuentro previsto en Moscú entre el presidente ruso, Dmitri Medvedev, y el inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, quien ha hecho de la cuestión del desarme y de un nuevo acercamiento a Rusia uno de los ejes de su nueva política internacional.

El plante ruso coincide con un repunte de la tensión entre la OTAN y el Kremlin, que han protagonizado estos días una escalada de expulsiones de diplomáticos (rusos y canadienses, respectivamente) que dice poco de la anunciada normalización de las recién reestablecidas relaciones bilaterales, denunciadas por los aliados con motivo del conflicto militar que estalló el verano pasado en el Cáucaso tras la ofensiva militar de Georgia contra el enclave independentista de Osetia del Sur.

Ucrania y Georgia

El inmediato contraataque militar ruso, que provocó la huida en desbandada del débil Ejército georgiano, pareció entonces atemperar el entusiasmo de la OTAN en sus planes de extensión hacia lo que para Moscú siempre ha sido su "extranjero cercano". Desde entonces, Rusia no ha dejado de apuntalar sus posiciones tanto en Osetia del Sur como en el otro enclave irredento de Abjasia. Hace una semana, el Kremlin anunció que se hará cargo del control de las fronteras de ambos territorios, lo que ha sido interpretado por Georgia como un paso más hacia una definitiva anexión.

Pese a unos primeros meses de indecisión ante la sorprendente contundencia de Moscú, los aliados han decidido mantener el pulso y ayer mismo los máximos jefes militares de la OTAN se reunían en Bruselas con sus colegas de Georgia -con los que comparten ejercicios militares durante todo este mes- y Ucrania, cuyo Gobierno prooccidental aspira asimismo a una integración completa, militar, política y económica, en la esfera de Occidente.

Asociación Oriental

Junto con Washington y Bruselas, Praga fue ayer el tercer escenario de esta lucha soterrada entre Occidente y Rusia.

La Unión Europea inauguró en la capital checa una asociación reforzada con seis antiguas repúblicas soviéticas.

Los Veintisiete mostraron ayer su voluntad de "profundizar en las relaciones y establecer una asociación oriental" con los países europeos de Ucrania, Bielorrusia y Moldavia y con las tres repúblicas caucásicas de Georgia, Azerbaiyán y Armenia.

La iniciativa ha sido liderada por la Presidencia de turno checa de la Unión, Polonia y la mayor parte de los antiguos países del Pacto de Varsovia hoy bajo la órbita occidental, el bloque que la extinta Administración Bush bautizó en su día como la Nueva Europa -en contraposición al núcleo duro de la Unión por su rechazo a la aventura militar estadounidense en Irak-.

No obstante, este núcleo duro -conformado principalmente por Alemania y el Estado francés- se ha encargado de enfriar los ánimos de checos y polacos dando el visto bueno a un acuerdo de mínimos que mantiene a los seis países lejos de cualquier expectativa, siquiera a largo plazo, de protagonizar una nueva ampliación de la UE.

La declaración final señala que esta asociación reforzada estaría condicionada a la estabilidad en esos respectivos países, asolados la mayor parte de ellos por crisis políticas y económicas estructurales.

Más aún, la UE insiste en condicionar la profundización en la asociación con la asunción por parte de cada uno de los seis gobiernos de "valores fundamentales, entre ellos la democracia, el Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos". Nada como poner condiciones que uno mismo incumple para mantener el estatus quo.

Y es que París y Berlín -secundados con desigual contundenia por otras capitales comunitarias- no quieren ni oír hablar de nuevos compromisos para afrontar más ampliaciones y consideran que las promesas hechas a los países balcánicos -no digamos a Turquía- ya son difíciles de digerir.

Tampoco entra dentro de los planes franco-alemanes envenenar aún más las relaciones con Rusia, que mantiene más o menos intactos sus músculos milita y energético -pese al descenso en el precio de los hidrocar- buros-.

Moscú no ha eludido mostrar su malestar por este proyecto de asociación oriental, que en palabras de su ministro de Exteriores es "una nueva tentativa de crear nuevas líneas de división" en Europa que obligarían a los países concernidos a "elegir entre Rusia y la UE".

La Comisión de Bruselas ha lanzado varios mensajes tranquilizadores a Moscú, insistiendo en que "la estabilidad de esos países" iría en su beneficio. Protegido por el anonimato, un diplomático comunitario reconoció que "la UE está muy atenta a estas críticas de Rusia" y añadió que el objetivo sería "evitar que haya demasiadas contradicciones entre nuestros respectivos deseos". Pese a ello, el anfitrión y primer ministro checo, Mirek Topolanek, insistía ayer en que "no estamos ante una reedición de los dos bloques ni ante una lucha por la influencia y el control".

Topolanek insistió en que la cumbre de Praga debería ser "el inicio de una asociación pragmática y operacional para reforzar la cooperación en los dominios económico, social, de derechos humanos y de seguridad" con las seis antiguas repúblicas de la URSS.

Entusiasmado, el presidente de Ucrania, Viktor Yushenko, coincidió en que "se trata de una asociación política y de cooperación económica. (...) La asociación oriental es una primera hoja de ruta a la que nosotros no vemos ningún problema", insistió el político prooccidental ucraniano.

Con el mismísimo Obama

Problemas debe haberlos cuando la Casa Blanca anunció a última hora que el jefe de la diplomacia rusa, Lavrov, iba a ser recibido por el mismísimo presidente Obama. En un gesto de distensión, un portavoz del Pentágono calificó ayer de "analizable" a propuesta rusa de utilizar conjuntamente una estación radar en Azerbaiyán como alternativa al escudo antimisiles en Polonia y República Checa, uno de los principales puntos de fricción entre EEUU y Rusia.