domingo, 12 de julio de 2009

El Hospital General de Castellón atiende a catorce niños de Chernobil

CASTELLÓN. El Hospital General de Castellón realiza durante este mes de julio un reconocimiento médico general a 14 niños ucranianos, venidos desde Chernobil para disfrutar de las vacaciones estivales en el seno de familias castellonenses. Los menores deben salir de su país al menos una vez al año para experimentar una mejora en su salud. Los pequeños acudirán al Hospital General en grupos reducidos, con el objetivo de darles una atención más personalizada. A lo largo de su estancia, el hospital realizará un seguimiento de los resultados obtenidos tras las pruebas efectuadas durante los días en los que están citados.

Aire limpio para recibir a los niños ucranianos de Chernobyl

Un total de 45 niños procedentes de la capital ucraniana de Kiev llegaron este sábado a Ciudad Real a través del Programa de Acogida de la Asociación Ciudad Real en Ayuda al Niño (CREAN), en colaboración con la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la capital. Como cada verano, un conjunto de niños ucranianos vienen a la provincia con el fin de sanear su cuerpo y hacerlo más resistente por las secuelas del desastre nuclear de Chernobyl.
Durante cuarenta y cinco días estos niños serán acogidos por familias ciudarrealeñas con el único objetivo de tratarlos como si fueran sus propios hijos.

Además de la realización de multitud de actividades conjuntas, entre las que figuran cuatro días de campamento en el Valle de los Perales; los niños serán sometidos a controles sanitarios con el fin de prevenir enfermedades futuras. La pretensión es realizar “un reciclaje de su organismo en un aire libre de contaminación y radiación”, como explica Ramón Serrano, presidente de la asociación. A pesar de que alguno de los niños posee el Carné de Chernobyl debido a las secuelas radiactivas en su cuerpo, la mayoría de ellos tienen escasos problemas. “Son niños que no contaminan nada, que tienen algunas cosillas, pero insignificantes. Se trata más de prevenir enfermedades en el futuro”.
El presidente de la asociación anima a todo el mundo a participar en este tipo de iniciativas: “No importa que sean niños ucranianos, también pueden ser saharahuis. Tanto unos como otros, necesitan ayuda. Los españoles siempre hemos tenido la fama de ser solidarios y hay que demostrarlo de alguna forma sin temor alguno”. Ramón Serrano destaca lo gratificante que resulta ayudar a unos niños que necesitan el cariño ausente en una sociedad que además de resistir grandes penurias económicas y arrastrar el trauma del comunismo, todavía sufre las secuelas de una catástrofe nuclear.


El Programa de Acogida ha tenido desde sus comienzos un gran apoyo institucional, destaca la sección de Cooperación Internacional de la Diputación Provincial y del Ayuntamiento de Ciudad Real. También multitud de entidades privadas han colaborado. Sobresale el gran apoyo recibido por parte de los medios de comunicación, como declara el presidente de CREAN: “Tanto los organismos oficiales como los medios de comunicación nos tienen siempre las puertas abiertas”.

CREAN
El Ayuntamiento de Ciudad Real tuvo la idea de realizar un programa de acogida a niños procedentes de Ucrania y víctimas de la catástrofe nuclear de Chernobyl en 1995.Tras la primera acogida en la que vinieron un total de 25 niños, gran parte de las familias que participaron en dicho proyecto decidió continuarlo. La asociación CREAN fue creada para este cometido. En un principio el proyecto fue coordinado con una empresa ucraniana llamada Ukrinterenergo, la cual se encargaba de elegir entre los hijos de sus trabajadores a los niños que pasarían una pequeña temporada en España. Será unos 5 años después cuando Ramón Serrano, presidente de CREAN, durante un viaje a Ucrania halle a una persona que será fundamental en el futuro para la realización del proyecto, Antonia Estrada.
El presidente de la asociación relata “Yo hice un viaje a Ucrania con mi mujer, llegamos y vimos una iglesia ponía a las 11 misa en español. Se me ocurrió que a través de ese cura, se podrían escoger familias económicamente débiles. No pude tomar contacto, pero a través de uno de los niños mandé una carta a esta iglesia. El cura era polaco, pero hablaba en español y buscó a una dominica española que eras según su criterio, la que mejor podía hacer eso”. A partir de este momento, Antonia Estrada se pone en contacto con CREAN y conjuntamente se empezará a articular de otra forma el proyecto. Así, la asociación se desvinculará totalmente de la empresa anterior, para centrarse en familias que verdaderamente eran débiles económicamente.

La misión de las dominicas
Este programa de ayuda a niños con dificultades económicas es realizado a lo largo de todo el año. La misión de dominicas es la encargada de ofrecer a un total de 150 alumnos (de edades comprendidas entre los siete y los dieciseis años preferentemente), residentes en la capital ucraniana diariamente clases extraescolares. Plástica, Informática, Música, Religión o Español son algunas de las materias impartidas por esta congregación. Los objetivos son facilitar una ayuda extraescolar a estos niños, además de ofrecerles una buena merienda que complemente su alimentación. En último término, otra de las finalidades es que aprendan a hablar castellano con el fin de participar en el Programa de Acogida. Aunque la orden que organiza todas las actividades en Ucrania es una orden religiosa católica, no hay dificultades especiales en relación con el cristianismo ortodoxo de los niños.

Catástrofe de Chernobyl
La catástrofe de Chernobyl ocurrió el 16 de abril de 1986 en Ucrania. Una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico produjo un sobrecalentamiento del núcleo del reactor nuclear y la explosión del hidrógeno acumulado en su interior.
La cantidad de material radiactivo liberado que se estimó fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica de Hiroshima en 1945. El resultado fue 31 muertos y más de 135.000 personas evacuadas.
En la actualidad nos encontramos con una población que continúa sufriendo en sus propios cuerpos las consecuencias del desastre. El alto índice de cáncer de tiroides, problemas estomacales, de pulmón, de corazón, del sistema nervioso… que sufre la población ucraniana, junto con las pésimas condiciones económicas que atraviesa este país; provocan que sea fundamental esta iniciativa.