martes, 20 de julio de 2010

Niños ucranianos veranean en Torrent

Casi 50 niños venidos de orfanatos, casas de acogida y hogares muy necesitadas ucranianos pasaron el lunes 19 de julio una jornada de juegos y piscina en el Parque Acuático de El Vedat de Torrent junto a sus familias españolas. Además, la tarde acabó con una refrescante merienda por cortesía del consistorio municipal y los niños recibieron algunos regalos.

El Ayuntamiento colabora desde hace años con FEM FUTUR, una asociación humanitaria de Torrent que busca familias para acoger temporalmente a niños y niñas ucranianos procedentes de la zona afectada por la catástrofe de Chernóbil. Decenas de familias de Torrent, Picanya, Aldaia, Alaquàs, Montserrat, Valencia, Gandía, Riba-Roja, entre otros municipios, forman el conjunto de asociados de esta ONG.

“En estos momentos de crisis, la solidaridad de las familias y las instituciones públicas es urgente y necesaria. Es fantástico encontrarse con las caras felices de los niños y saber que nuestro esfuerzo tiene recompensa”, comenta Pepa Chust, presidenta de FEM FUTUR.
Los programas de estío de FEM FUTUR se desarrollan entre el 23 de junio y el 26 de agosto aproximadamente. La labor de esta asociación va dirigida a niños y niñas de entre 6 y 13 años que realmente precisan salir de Ucrania para poder disfrutar de una vida digna, con una alimentación sana y, sobre todo, del cariño de una verdadera familia. Por ello, la mayoría de los menores proceden de orfanatos y casas de acogida situados en zonas económicamente deprimidas debido a la catástrofe nuclear.

El papel de las mujeres en el holocausto rebasa viejas nociones

ERUSALEN.— En medio de los horrores del Holocausto, siempre han persistido las atrocidades perpetradas por unas cuantas mujeres brutales como aberraciones de la naturaleza.
Hubo notorias guardias en los campos, como Ilse Koch e Irma Grese. Y asesinas menos conocidas como Erna Petri, la esposa de un oficial de las SS y una madre sentenciada por matar a tiros a seis niños judíos en la Polonia ocupada por los nazis; o Johanna Altvater Zelle, una secretaria alemana, acusada de asesinato infantil en el gueto Volodymyr-Volynskyy en la Ucrania ocupada por los nazis.
La maquinaria asesina nazi fue un asunto indudablemente dominado por los hombres. Sin embargo, según una investigación nueva, la participación de mujeres alemanas en el genocidio, como perpetradoras, cómplices o testigos pasivos fue mucho mayor de lo que se había pensado.
La investigadora Wendy Lower, una historiadora estadounidense que hoy vive en Múnich, ha atraído atención a la cantidad de alemanas de apariencia común que voluntariamente fueron a los territorios orientales ocupados por los nazis como parte de la campaña bélica, a zonas donde ocurría abiertamente el genocidio.
“Miles sería un cálculo conservador“, indicó Lower en una entrevista en Jerusalén la semana pasada.
Aunque la mayoría no se llenó de sangre las manos directamente, los actos de las que sí lo hicieron parecían aún más perversos porque operaban fuera del sistema de campos de concentración, por iniciativa propia.
Los hallazgos de Lower arrojan luz nueva sobre el Holocausto desde una perspectiva de género, según expertos, y han subrayado aún más la importancia del papel de las categorías inferiores en el aparato nazi de asesinatos.
“En la literatura dominante sobre los perpetradores, no se encuentran menciones sobre mujeres“, señaló Dan Michman, historiador en jefe de Yad Vashem, de la Autoridad para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto en Jerusalén.
Lower, de 45 años, presentó su trabajo por primera vez en el taller de este verano en el Instituto Internacional para la Investigación sobre el Holocausto de Yad Vashem. Ha estado tratando de descifrar qué motivó a estas mujeres a cometer semejantes crímenes.
“Desafían tan profundamente nuestras nociones“ de lo que constituye el comportamiento femenino normal, señaló. Empero, el sistema nazi, agregó, “puso todo de cabeza“.
Lower dijo que trabajó muchos años en el Museo del Holocausto en Washington y ahora imparte cátedra e investiga en la Ludwig-Maximilians-Universitat en Múnich.
Empezó a viajar a Ucrania a principios de los 1990, a medida que se abrían los archivos soviéticos. Inició en Zhytomyr, a unas 75 millas al oeste de Kiev, donde el líder de las SS, Heinrich Himmler tenía su cuartel general en Ucrania, y donde encontró expedientes alemanes originales, algunos quemados en las esquinas, en el archivo local. Notó la frecuencia con la que se menciona a mujeres en los sitios del genocidio. Las mujeres también seguían apareciendo como testigos en investigaciones en Alemania este y oeste después de la guerra.
En un giro anómalo sobre el innovador libro de Christopher R. Browning, “El hombre común“, pareciera que miles de alemanas fueron a los territorios orientales para ayudar a germanizarlos, y brindar servicios a las poblaciones locales de origen alemán.
Incluyen enfermeras, maestras y trabajadoras sociales. Mujeres administraban las bodegas con pertenencias que les quitaban a los judíos. Se reclutaba a las alemanas locales para fungir como intérpretes. Y también estaban las esposas de funcionarios regionales, así como sus secretarias, algunas de su personal en sus lugares de origen.
Para mujeres de familias de clase trabajadora o granjas en Alemania, las zonas ocupadas ofrecían una oportunidad atractiva para superarse, señaló Lower.
Había hasta 5,000 guardias mujeres en los campos de concentración, que representaron cerca de 10% del personal. Se ahorcó a Grese a los 21 años por crímenes de guerra cometidos en Auschwitz y Bergen-Belsen; a Koch se la encontró culpable de participar en los asesinatos en Buchenwald.
En su libro, Browning hace la crónica del papel del 101 Batallón de la Reserva Policial Alemana, que ayudó proporcionando personal para eliminar a la mayor parte de los judíos polacos en un año. El libro menciona a una mujer, la joven novia embarazada de uno de los capitanes del batallón de policía. Fue a Polonia para una especie de luna de miel y salió con su esposo a observar el desalojo de un gueto.
Sólo de 1 a 2% de los perpetradores era mujeres, según Lower. Sin embargo, en muchos casos, las alemanas estaban muy cerca de donde ocurría el genocidio. Varios testigos describieron banquetes festivos cerca de los sitios de los tiroteos masivos en los bosques ucranianos, en los que las alemanas proporcionaban refrigerios a los escuadrones de tiro cuyo trabajo podía durar días.
Petri estaba casada con un oficial de las SS que administraba una propiedad agrícola, completa con casa principal y esclavos en Galicia, en la Polonia ocupada. Después confesó haber asesinado a seis niños judíos de 6 a 12 años. Se topó con ellos cuando paseaba en su carruaje. Tenía dos hijos y 25 años en ese entonces. Casi desnudos, al parecer, los niños judíos se habían escapado de un vagón de ferrocarril con destino al campo Sobibor. Los llevó a su casa, les dio de comer, los llevó al bosque y le disparó uno por uno.
Dijo a sus interrogadores que lo había hecho, en parte, porque quería demostrar su valía ante los hombres.
La juzgaron en Alemania del este y cumplió una sentencia de por vida.
Altvater Zelle fue a Ucrania soltera, de 22 años, y se convirtió en la secretaria del comisario de distrito, Wilhelm Westerheide. Sobrevivientes la recordaron como la notoria Fraulein Hanna, y la acusaron, entre otras cosas, de aplastarle la cabeza a un infante contra la pared de un gueto y de lanzar a niños a su muerte desde la ventana de un hospital improvisado.
Testigos la describieron de cabello rubio corto y rasgos masculinos. Usaba pantalones, notaron, y le gustaba montar a caballo. De regreso en Alemania, Altvater Zelle se casó, se convirtió en trabajadora social para jóvenes en Minden, su ciudad natal, y adoptó a un hijo.
Se aniquiló a unos 20,000 judíos en la región de Westerheide. Se lo juzgó a él y su leal secretaria dos veces en Alemania del oeste, a finales de los 1970 y principios de los 1980. Los absolvieron las dos veces debido a contradicciones que surgieron en los testimonios de los testigos, recopilados durante 20 años, el ex fiscal en jefe del caso le dijo a Lower.
Un sobreviviente, Moses Messer, dijo que vio a la mujer a la que conocía como Fraulein Hanna aplastar al infante contra la pared hasta matarlo. Le dijo a abogados en Haifa, Israel, a principios de los 1960: “Semejante sadismo en una mujer, nunca lo había visto. Nunca olvidaré la escena“.
Lower conoció a la hija de Petri, quien murió en 2000, en una pequeña aldea en la ex Alemania del este. Este verano, encontró en los archivos de Yad Vashem una fotografía poco común de Altvater Zelle, a quien los testigos habían descrito como una especie de marimacho.

El Patriarka Kirill comparte la visión del Papa en muchos asuntos

MOSCÚ, lunes 19 de julio de 2010 (ZENIT.org).- El Patriarca Kirill de Moscú y de todas las Rusias comparte la visión del Papa Benedicto XVI en muchas cuestiones actuales, especialmente de tipo moral y eclesial.

Así lo afirmó él mismo en unas declaraciones realizadas con motivo de su viaje a Ucrania, y recogidas hoy por la agencia rusa Interfax.

"Debo decir que la postura del actual Papa Benedicto XVI da lugar al optimismo ", dijo en una entrevista concedida a los canales de televisión ucranianos en la vigilia de su visita a este país.

Recordó a los periodistas que el Papa es a menudo criticado por "teólogos liberales y los medios de comunicación de masas liberales en Occidente" por sus opiniones.

"Sin embargo, en muchos asuntos públicos y morales de su planteamiento, el Papa coincide plenamente con el planteamiento de la Iglesia ortodoxa rusa. Esto nos da una oportunidad para promover los valores cristianos con la Iglesia católica, en particular en las organizaciones internacionales y en la arena internacional", afirmó.

Al mismo tiempo, el Patriarca reconoció que se están produciendo "fenómenos muy peligrosos" en el protestantismo contemporáneo, en que los cristianos "dejan que elementos pecaminosos del mundo entren en su interior, y justifican estos elementos, si se los ofrece la sociedad secular" y como resultado "lemas filosóficos laicistas liberales se repiten dentro de las iglesias protestantes y echan raíces en el pensamiento religioso. "

En este sentido se refirió a la cuestión de la ordenación de mujeres, que aparece en Occidente cuando “la noción laica de los derechos humanos se incorpora a la teología, a las prácticas eclesiales", afirmó.

"Otro asunto semejante es la actitud hacia la homosexualidad. La Palabra de Dios es distorsionada para agradar al estandar laicista liberal. Está escrito muy claramente que se trata de un pecado”, añadió.

El Patriarca se dirigió a los medios ucranianos recordando también la importancia de que ambos países, Rusia y Ucrania, se integren en Europa preservando su “identidad nacional, cultural y espiritual”.

"Se trata de un gran desafío en condiciones de globalización. Debemos preservar la diversidad y la belleza del mundo de Dios y al mismo tiempo, promover una buena cooperación internacional y relaciones pacíficas entre las naciones", afirmó el Patriarca.

En su opinión, si rusos, ucranianos y bielorrusos rechazan sus “valores básicos”, la probable destrucción de la “matriz nacional” será “una gran catástrofe de la civilización – igual que si otras naciones pierden de su identidad".

"El mundo sería unificado y horrible, el mundo será fácilmente manipulable. ¿Por qué? Porque esta cultura tradicional espiritual de la mayoría de la población es el criterio principal para distinguir el bien del mal", añadió el primado de la Iglesia ortodoxa rusa