domingo, 11 de enero de 2009

Ucrania autoriza monitoreo sobre paso de gas a Europa

Kiev, 11 ene (PL) La primera ministra Yulia Timoshenko confirmó hoy aquí la rúbrica de un documento que regula la forma de control de los suministros de gas ruso a la Unión Europea (UE) a través de Ucrania.

  • Rusia sufre pérdidas millonarias en “guerra de gas”
  • Acabamos de suscribir el protocolo, afirmó la jefa de Gobierno ante la prensa tras concluir negociaciones con su par checo y presidente de turno de la UE, Mirek Topolanek.

    El mandatario de la República Checa, por su parte, ponderó los avances registrados en las últimas 48 horas en negociaciones con Moscú y Kiev, las cuales culminaron con el compromiso de todas las partes.

    Ahora nada impide reanudar los suministros del combustible a los países de la UE a través de Ucrania, dijo.

    Topolanek anunció que Europa puede comenzar a recibir el carburante en unas 36 horas, según la agencia ucraniana ProUA.

    El presidente temporal de la UE se reunió en Moscú este sábado con el primer ministro, Vladmir Putin, tras lo cual fue firmado un acuerdo similar entre la Federación rusa y el bloque integracionista.

    En el texto prevalece el punto de vista del Kremlin de restablecer el flujo del energético por Ucrania, si se establece un monitoreo a cargo de una comisión multilateral.

    Este comité debe estar integrado por representantes del consorcio ruso Gazprom, su contraparte ucraniana Naftogaz, funcionarios de los ministerios de Energía de los dos países, expertos de compañías compradoras europeas y auditores independientes.

    Moscú insiste en que este equipo debe tener acceso a los gasómetros en la frontera ruso-ucraniana y en los puntos de salida del fluido hacia los países de la UE.

    Inicialmente las autoridades de Kiev presionaron para que en el monitoreo participaran solo especialistas de Naftogaz y de la UE.

    Pero un crudo invierno que ha causado decenas de muertes, el cierre de aeropuertos en el Viejo Continente y temperaturas de hasta menos 34,6 grados en Alemania por primera vez en 100 años, arreció la presión sobre Kiev desde Occidente.

    La empresa húngara importadora de gas EMFESZ demandó ante un tribunal a Naftogaz por incumplir contratos de suministro, según RIA Novosti, y los líderes de Bulgaria y Moldova hicieron reclamos al presidente de Ucrania, Víctor Yuschenko, informó el sitio RBC.ru

    En respuesta, el jefe de Estado informó en una carta a los mandatarios de esas naciones que su país les enviaría diariamente a partir del 10 de enero dos millones de metros cúbicos del energético, extraídos de las reservas ucranianas.

    El portavoz de Gazprom, Serguei Kuprianov, evaluó como positivo ese gesto, y lo consideró “una compensación por el gas ruso destinado a Europa, sustraído ilegalmente en Ucrania entre el primero y el 7 de enero

    La falta de abastecimiento paraliza la industria del Este

    Mientras la UE, Rusia y Ucrania negocian, centenares de miles de ciudadanos de Europa del Este, sobre todo de la región de los Balcanes, siguen sufriendo las consecuencias. Muchos búlgaros, rumanos, croatas, serbios, eslovacos y húngaros tiemblan de frío.
    En Hungría una parte importante de la industria está paralizada sin gas y muchos hogares también se ven afectados por la falta de combustible. «En algunas casas hace tanto frío como en la calle, porque ya no hay calefacción», cuenta Oliver Varcoe, un ciudadano de Budapest. Incluso los centros comerciales han reducido la temperatura de 26 a 20 grados.
    En Eslovaquia, las filiales de las multinacionales automovilísticas Peugeot, Citroën, Volkswagen y Kia Motors han parado su actividad por falta de energía, y en Bulgaria, la firma siderúrgica Arcelor Mittal y otras fábricas se han visto obligadas a clausurar sus plantas por unos días, al tiempo que se ha reanudado la actividad del reactor de una central nuclear. Muchas escuelas han tenido que cerrar sus puertas por falta de calefacción y también han sido evacuados algunos hospitales.
    Quince grados bajo cero
    El frío polar también se ensaña con Rumanía, donde las autoridades han decretado la situación de emergencia energética. Falta gas, con temperaturas en torno a 10 o 15 grados bajo cero. La actividad educativa se ha suspendido.
    La escasez de gas también tiene efectos demoledores para las industrias -la mayoría en paro técnico-, los servicios públicos y miles de hogares de otros países de la antigua Europa socialista, sobre todo Serbia, Macedonia y Bosnia, que dependen directamente del combustible ruso que llega a través de Ucrania. Los jubilados y los niños son los más vulnerables.

    Ucrania y Rusia firman acuerdo para reanudar envíos de gas

    Moscú exigió control de tráfico del hidrocarburo en los gasoductos

     Putin mantiene su tono contra Kiev; le advierte que debe frenar a ladrones

    Kiev y Moscú. DPA, Reuters. Después de Rusia, Ucrania también firmó ayer un acuerdo para el despliegue de observadores internacionales que supervisarán el suministro de gas ruso a Europa a través de territorio ucraniano.

    Pocas horas después del Gobierno ruso, la primera ministra ucraniana, Julia Timoshenko, anunció en Kiev que rubricó un documento sobre ese compromiso, informó la agencia de noticias Interfax.

    Ucrania cumplió con todas las condiciones, para que Rusia pueda reanudar el suministro de gas, que fue interrumpido por completo el miércoles, indicó el presidente en funciones de la UE, el primer ministro checo, Mirek Topolanek, después de mantener negociaciones con Timoshenko.

    “El gas debería fluir de nuevo, cuando todos los observadores estén en su lugar. Esto debería ocurrir en las próximas 36 horas”, dijo Topolanek en Kiev.

    De acuerdo con estimaciones que hizo la Comisión Europea en Bruselas, el combustible necesita unos tres días para llegar a los consumidores.

    El Gobierno de Ucrania también advirtió que aún quedan por aclarar algunas “cuestiones técnicas” con Rusia.

    Condiciones rusas. En negociaciones previas con la delegación de la Unión Europea (UE) encabezada por Topolanek, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, mencionó como condición para la reanudación del suministro que el tránsito de gas debe ser controlado en todas las bifurcaciones de los gasoductos que vayan desde Ucrania al resto de los países miembro de la UE.

    La frontera ruso-ucraniana también deberá estar bajo supervisión desde ambos países, agregó el Jefe de Gobierno de Rusia.

    El primer grupo de observadores comenzó de inmediato las tareas de control en cinco posiciones de Ucrania.

    La disputa entre Rusia y Ucrania por el suministro de gas se había agudizado a fines de 2008 a raíz de que Gazprom exige de la debilitada economía ucraniana el pago de tarifas similares a las abonadas por el resto de los países de la UE.

    El miércoles, la controversia por el precio del gas y por el arancel que Rusia debería pagar por el traslado de gas a Europa Occidental mediante gasoductos que atraviesan suelo ucraniano había culminado con una interrupción total del suministro por parte de los rusos.

    Putin agresivo. A pesar de la firma del acuerdo el sábado, Putin no ablandó su retórica con Ucrania.

    Manifestó: “Nuestras acciones no buscan empeorar sino mejorar la situación en Ucrania, para ayudar a Ucrania a deshacerse de ladrones y estafadores y purificar su economía”.

    Putin también informó de que aparte de los observadores de Rusia, Ucrania y la UE, especialistas de firmas de gas europeo se sumarían al equipo que supervisará los envíos a través de Ucrania. El Jefe de Gobierno aseveró que Topolanek también había pedido la inclusión de expertos de Noruega.

    Europa, un gigante con los pies fríos y la cabeza caliente

    Hogares helados. Industrias paralizadas. Sociedades en alarma y economías en alerta. Ése es el saldo demoledor de la nueva «guerra del gas», una reconvertida «guerra fría» del siglo XXI, que cuenta con la energía -motor del mundo moderno- como arma más sofisticada. «Quien golpea primero, golpea dos veces», que dice la famosa máxima. Rusia no se lo ha pensado y como ya hizo en el frío invierno de 2006 ha anulado esta semana el suministro de gas a Ucrania, país de paso obligatorio para el 80% del gas moscovita que tiene destino comunitario.
    No han servido de nada las amenazas del Viejo Continente ya que, a estas alturas, el Kremlin juega con la ventaja de que al Ejecutivo comunitario le tiembla el pulso cuando se trata de imponer castigos a su gigante vecino euroasiático. Su dependencia energética ha alcanzado tales cotas que Rusia es capaz de parar medio continente con tan sólo dar la orden de cerrar los gasoductos.
    Trasfondo político
    El espéctaculo de esta semana, sin embargo, no sólo causa «bajas» a corto plazo en el bando europeo. La incapacidad manifiesta del Viejo Continente para cuidar su suministro estratégico más preciado, pone en entredicho su capacidad de liderazgo e influencia como una de las principales potencias del siglo XXI.
    Rusia, por su parte, se apunta una victoria. Colma sus ansias de reconocimiento y respeto como estado pujante en el escenario internacional y, más importante, avanza en los dos objetivos esenciales de su nueva guerra fría. Uno político, otro económico.
    El primero, recuperar su halo de influencia sobre los antiguos estados soviéticos hoy independizados y cercanos a las democracias europeas. El segundo, evitar el enfriamiento de su propia economía, dependiente de los «petroingresos» derivados de la venta de gas y crudo. El desplome del barril de «oro negro» le está costando a Rusia casi 80.000 millones de dólares en su balanza exportadora y desequilibrando su saldo público en casi 20.000 millones, por no hablar de que, según los analistas internacionales, el Kremlin necesita que el barril de petróleo se pague a 90 dólares para mantener sus políticas actuales. El conflicto con Ucrania le permite encaminar la consecución de ambos objetivos. La exigencia rusa de dejar atrás el precio «de amigo» por el que le cobra los 1.000 metros cúbicos de gas a 179,5 dólares, persigue doblegar el área a su interés político.
    El momento escogido para elevar el precio de este combustible no es baladí. La crisis internacional se ha cebado con Ucrania y su Producto Interior Bruto puede caer este año alrededor de un 6%, según las estimaciones oficiales. El país dice así adiós al boyante crecimiento económico de casi un 7% anual, que experimenta prácticamente desde el estallido de la Revolución Naranja en 2004, y sus arcas no están para asumir el incremento hasta 250 dólares por 1.000 metros cúbicos, que Rusia quiere aplicar al gas que le sirve. Un precio de mercado, por otra parte, que le permitiría a Moscú empezar a calmar su herida balanza comercial.
    Mientras la dependencia del gas ruso convierte a Europa en un gigante con los pies fríos y la cabeza caliente, España se libra del temporal al no necesitar el suministro moscovita para cubrir su consumo. El mercado gasista nacional tiene, además, la particularidad de contar con dos vías de suministro -gasoducto y buques de gas natural licuado- y siete proveedores diferentes, con lo que la posibilidad de quedarse sin gas es prácticamente remota.
    El Medgaz, franco-argelino
    Sin embargo, no puede descuidar su creciente dependencia de Argelia. Hoy es el primer suministrador de gas a España con el 37,2%. Un porcentaje que este año se disparará hasta el 50% cuando entre en funcionamiento el nuevo gasoducto Medgaz Argelia-España que, para más inri, no estará controlado por españoles sino en un 68% por el tándem franco-argelino.
    Precisamente, estos días se juega en la Comisión Nacional de Competencia el que España pueda elevar su fuerza negociadora en el mercado internacional del gas. La operación de concentración entre Gas Natural y Unión Fenosa está a punto de recibir el dictamen definitivo del organismo regulador. De las limitaciones que éste le imponga se derivará su fuerza para pactar las condiciones de los futuros suministros de gas y de que España, a diferencia de Europa, pueda mantener la cabeza fría y los pies calientes.

    Ucrania dice se tomarán medidas para asegurar gas a Europa

    KIEV (Reuters) - Ucrania está lista para tomar todos los pasos necesarios para asegurar el suministro de gas a Europa, dijo el sábado la primera ministra del país, Yulia Tymoshenko, en declaraciones en el inicio de una reunión con una delegación de la Unión Europea.

    "Estamos listos, mientras vamos a esta reunión, para tomar todos los pasos políticos y técnicos para que Europa reciba gas", señaló Tymoshenko.

    El primer ministro checo, Mirek Topolanek, se encontraba en Kiev buscando un acuerdo para permitir un grupo de inspección que monitoree el flujo de gas ruso a través de Ucrania.

    El acuerdo mitigaría los temores rusos de que Ucrania desvía gas para su propio uso. Ucrania niega esa acusación.

    La disputa sobre el gas, que comenzó cuando Moscú y Kiev no lograron ponerse de acuerdo por el precio del gas para este año, condujo al peor corte de los suministros de gas a Europa.

    La Unión Europea recibe un cuarto de su suministro de gas desde Rusia, del cual un 80 por ciento pasa a través de Ucrania.

    Europa Oriental y Central han sufrido la peor parte de la crisis, que provocó el cierre de algunas fábricas en el este del bloque y dejó a decenas de miles de casas sin calefacción con temperaturas bajo cero. Hasta el momento, se ha interrumpido el envío a 18 países debido a la disputa.

    "Todo era oscuridad y frío"

    Volver a casa la noche del martes le resultó traumático a Vladislav Velev, un joven profesional en torno a la treintena que reside en una barriada popular de Sofía, la capital del país europeo más afectado por la crisis del gas. "No había calefacción; la radio hacía llamamientos a ahorrar energía; la gran tienda de juguetes que ve desde el balcón, siempre llena de colorido, estaba a oscuras; la gasolinera de al lado estaba apagada, no había luz por ningún lado. Era desesperante. ¡Toda esa oscuridad y ese frío!", recuerda ahora, todavía cargado de frustración y pese a que un pequeño calentador eléctrico templa agradablemente el escueto cuarto de estar de este piso minúsculo del complejo Goce Delchev de la capital. "Bulgaria es parte de la UE y no esperaba vivir como en un país del Tercer Mundo". Recapacita y precisa: "Aunque Bulgaria..."

        Bulgaria

        Bulgaria

        A FONDO

        Capital:
        Sofía.
        Gobierno:
        República.
        Población:
        7,262,675 (est. 2008)
        Rusia

        Rusia

        A FONDO

        Capital:
        Moscú.
        Gobierno:
        República.
        Población:
        140,702,094 (est. 2008)

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      Bulgaria es el único país sin alternativas al suministro desde Ucrania

      En buena parte de los bloques de viviendas no hay agua caliente

      La escasez de combustible ha paralizado colegios, fábricas y viviendas

      "Es la primera vez que ocurre algo así", dice la directora de un colegio

      Bulgaria no es envidiable y las estadísticas lo dejan meridianamente claro. Con un Producto Interior Bruto de 8.600 euros per cápita, apenas la tercera parte del promedio de los Veintisiete, es el país más pobre de la Unión, justo por debajo de Rumania. Y a perro flaco todo son pulgas: aunque al igual que otros socios comunitarios, el 100% del gas que consume procede de Rusia, Bulgaria es el único país de la UE que no tiene vías alternativas al suministro desde Ucrania.

      Velev echa pestes de la situación e ironiza sobre el Gobierno. "Se le llenaba la boca diciendo que Bulgaria iba a ser el gran centro distribuidor de energía de los Balcanes, que exportamos electricidad a la región, que íbamos a tener más gasoductos alternativos... y resulta que estamos sin gas", suelta en retahíla. "Ya vivimos la crisis de 2006, que no se notó, pero algo debería haber hecho el Gobierno. No ha hecho nada. Incluso la única reserva que bombea gas funciona a medias, porque la máquina no tiene potencia para más".

      Más allá de las grandes ambiciones energéticas del Ejecutivo, la realidad es que en su casa estos días no hay agua caliente. Es una de las consecuencias del peculiar sistema de calefacción de Bulgaria, donde centrales térmicas alimentadas con gas sirven directamente el agua caliente a los hogares. Cuatro proveen las necesidades de la capital, lo que supone largos kilómetros de recorrido -e ineficiencia energética- hasta los bloques de pisos. Y como el de Velev tiene más de 40 años y adolece de todos los defectos estructurales que imaginarse pueda, no recibe agua caliente. Y no sólo él. "Como éste es el tipo de vivienda mayoritario del país", dice Velev, en referencia a estos edificios tipo caja de cerillas, propios del socialismo real. "Tengo amigos que estos días se van a duchar a casa de sus padres y de sus suegros".

      Ayer trascendió que Ucrania está dispuesta a subvenir de sus propias reservas las necesidades de Bulgaria, pero Velev era escéptico. En ese caso, según sus cálculos, la normalidad no retornaría hasta mediados de semana.

      La crisis del gas ha cerrado algunas industrias, reducido la actividad en otras y enviado a los escolares a casa. Aunque en pequeño número, dado que sólo 84 de los casi 2.800 colegios del país han cerrado sus aulas. Uno de ellos, el Zar Iván Assen II, que toma su nombre de un gran rey medieval y acoge a 800 estudiantes, desde primaria hasta los 18 años. Los colegiales pasan cada día ante el mural de una docena de metros grafiteado en la fachada, uno de cuyos extremos cierra un retrato de Osama Bin Laden. En el otro, dos niños juegan con sonajeros y trenes. Entre uno y otro polo, imágenes de caos y destrucción.

      "No hubo clase el jueves y el viernes, porque la ley establece que en las aulas la temperatura no debe bajar de los 18 grados centígrados. Y el jueves estuvimos a 11 grados", explica la subdirectora, Evelina Stancheva, quien mañana recibirá de nuevo a los inspectores con sus termómetros, convertidos por mor del frío en el interior de las viviendas en objeto inencontrable en Sofía.

      "Es la primera vez que ocurre algo semejante, hasta en los peores momentos de 1996-1997, cuando la grave crisis financiera y cuando no se podía pagar, hubo normalidad en el suministro", recuerda Stancheva. Por aquel entonces, el sistema bancario búlgaro quebró; el lev, la moneda nacional, se fue a pique; los alimentos desaparecieron de las tiendas, y un profesor llegó a ganar, al cambio, el equivalente a tres euros. "Ahora con la UE, los salarios están subiendo poco a poco, aunque el sueldo medio de un profesor ronda los 300 euros, que sólo sirve como complemento a otro salario", reconoce. Calentar un piso pequeño cuesta 50 euros mensuales.

      Esos sueldos disuasoriamente bajos que ofrece Bulgaria a sus profesionales preocupan más que la crisis del gas al doctor Nikolay Doganov, director de Maichin Dom (Casa para las Madres), hospital universitario y principal maternidad del país, donde cada año nacen 3.200 búlgaros. "La rutina de estos días es la misma. Normalidad absoluta. No ha habido que cancelar operaciones. En las plantas superiores, donde están las madres y los recién nacidos, la temperatura es de entre 21 y 24 grados". Como los radiadores están apenas tibios, la calefacción se ha reforzado con calentadores eléctricos. "Realmente tendremos problemas si los hay con la electricidad", augura. Ya a mediados de semana hubo un apagón de cinco minutos en el centro de la ciudad porque la red no pudo soportar la demanda.

      Lo del gas es un problema pasajero para Doganov, angustiado por la huida de sus profesionales, atraídos por mejores salarios y el confort de la otra Europa. Dice que en el hospital han subido los sueldos un 20%, hasta los casi 600 euros de una comadrona, pero la fuga es imparable. "Debería haber tres enfermeras por cada médico y sólo tenemos la mitad", se lamenta.

      Con esos salarios escasos que suben lentamente, los habitantes de Sofía llenaban ayer los centros comerciales. En uno de ellos, la cadena de electrodomésticos y electrónica de consumo Techno Markt tenía decenas de calentadores eléctricos a la venta. "El miércoles se los llevaron todos", explicaba un dependiente. "Los hemos repuesto, pero hoy la gente ya ha vuelto a prestar más atención a los televisores y a las lavadoras".

      Y también a la leña. Junto al centro comercial, un hombre descargaba un coche cargado hasta los topes, maleteros y asientos posteriores, de troncos y ramas cortadas. Era una imagen urbana, pero habitual fuera de las ciudades y entre quienes ocupan viviendas individuales.

      Claves del conflicto

      El precio del gas. El conflicto se desencadenó el 1 de enero, cuando Rusia decidió cortar el suministro de gas a Ucrania después de que no se pusieran de acuerdo sobre el precio del gas que la rusa Gazprom iba a vender a la ucraniana Naftogaz este año. La primera quería aumentar el precio de 179,50 dólares por cada mil metros cúbicos a 250 dólares. La segunda respondió que no pagaría más de 200 dólares. Gazprom vende el gas a Alemania, por ejemplo, a 500 dólares. Otra razón de la disputa es el supuesto impago de una deuda.

      El robo de combustible. El conflicto se agravó a principios de esta semana, cuando Gazprom acusó a Ucrania de robar el gas que envía a la UE a través de su territorio. La UE cubre casi un tercio de su consumo con gas procedente de Rusia y el 80% del total llega por territorio ucraniano (el resto, a través de Bielorrusia).

      Países afectados. Al menos 18 países europeos se están viendo afectados por la guerra del gas. Entre los más perjudicados, Bulgaria, Serbia, Bosnia, Eslovaquia, Hungría, Austria, República Checa, Croacia, Moldavia, Eslovenia, Macedonia y Grecia. Aunque en menor medida, porque son menos dependientes del gas ruso a través de Ucrania, están Alemania, Francia, Italia y Polonia.

      Reservas. La mayoría de los países afectados disponen de reservas de gas para varias semanas.

      ¿Guerra política? Los rusos alegan que la disputa tiene carácter comercial, y los ucranios, que Moscú actúa por razones políticas para subyugarles mediante el dominio económico. La realidad tiene componentes comerciales y políticos. Moscú y Kiev muestran una sensibilidad exacerbada en sus relaciones. A los dirigentes rusos les saca de quicio, entre otras cosas, la política atlantista del presidente Víktor Yúshenko. Mientras, las rivalidades entre los dirigentes ucranios dificultan el acuerdo con el Kremlin.

      Rusia y Ucrania siguen sin resolver varios detalles técnicos

      Rusia y Ucrania no consiguen coordinar varios detalles técnicos en el protocolo sobre le mecanismo de control del tránsito de gas ruso pro territorio ucraniano, dijo hoy el primer ministro checo, Mirek Topolanek.


      'Varios detalles siguen sin ser resueltos', indicó Topolanek, que interviene en la crisis del gas entre Rusia y Ucrania en calidad de representante del país que ostenta la presidencia de la Unión Europea.

      Por eso, la Unión Europea propuso a ambos países firmar la versión de compromiso.

      'No podemos permitir que sea destruido el sistema de toda Europa', dijo Topolanek durante la reunión con la primera ministra ucraniana, Yulia Timoshenko.

      La jefa del Gobierno de Ucrania reiteró al disposición de garantizar el tránsito del gas ruso.

      'Si el gas se suministra al sistema (de tuberías), nosotros lo transportaremos sin problemas', aseveró.

      El pasado 3 de enero Rusia acusó a Ucrania de 'robar' el gas destinado a Europa y cortó el suministro de combustible.

      Europa necesita una sola voz

      Débil, dividida, incoherente, hipócrita e irritante: así se oye calificar en privado a la UE en Pekín y Washington. Y los hechos de la primera semana de 2009 indican que nuestros críticos tienen toda la razón.

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          Incoherente, hipócrita e irritante: así se oye calificar en privado a la UE en Pekín y Washington

          Sarkozy tiene la sensación de que ni Europa ni el mundo pueden vivir sin él: 'L'Europe c'est moi'

          Fíjense en qué lío estamos. Europa afronta dos graves crisis que ponen en peligro nuestros intereses y nuestros valores. La guerra de Gaza es una negación de todos los principios que Europa asegura representar. Afecta directamente a nuestros intereses, entre otras cosas porque la última oleada de sufrimiento palestino (a la que contribuye la propia dirección palestina, dividida e irresponsable) exacerbará aún más la ira de los musulmanes que viven en Europa. En cuanto a la disputa entre Rusia y Ucrania por el gas, ya ha hecho que los ancianos de varios Estados miembros de la Unión Europea estén pasando frío en sus viviendas por falta de calefacción. Si evitar que nuestra gente muera de frío no es un interés vital, que me lo expliquen. Además de que esta situación es también una burla de los ideales europeos de resolución de conflictos mediante negociaciones pacíficas y bajo el imperio de la ley.

          ¿Y cómo reacciona Europa? Para nuestro gran ridículo, en Oriente Próximo ha estado representada no por una sino por dos misiones separadas: una oficial de la UE, encabezada por el ministro checo de Exteriores -dado que la República Checa acaba de tomar el relevo de Francia en la presidencia de la UE, todavía bajo el régimen de rotación cada seis meses-, y otra formada por el rey emperador Nicolas Sarkozy, que claramente ha disfrutado tanto siendo presidente europeo durante los seis últimos meses que tiene la impresión de que ni Europa ni el mundo pueden vivir sin él. Para adaptar la frase de Luis XIV, "L'Europe, c'est moi".

          En un momento en el que Estados Unidos está suspendido entre un presidente saliente que no está dispuesto a hacer nada para detener la matanza y un presidente entrante que siente que no puede actuar aún, Europa tiene la oportunidad de demostrar qué puede hacer. Y aquí está: débil, dividida y tan irritante, pomposa y llena de autobombo como a principios de los noventa, cuando el ministro de Exteriores de Luxemburgo llegó a una Yugoslavia en plena desintegración y proclamó: "Ha llegado la hora de Europa". Como los Borbones, la Unión Europea parece no haber olvidado nada y no haber aprendido nada. La exigencia de alto el fuego inmediato de la UE se ha visto acogida con el rechazo. A Sarkozy hay que reconocerle que, por lo menos, ha trabajado urgentemente con el Estado limítrofe con el sur de Gaza, Egipto, para elaborar un plan concreto. No obstante, en el caso de que Israel acepte una versión del plan egipcio, lo hará por sus propios motivos operativos y de política interna y porque Washington ejerza presiones reales.

          ¡Ach Europa!, suspiraba el escritor alemán Hans Magnus Enzensberger hace unos 20 años, con afecto y exasperación. ¡Ach Europa!, grito yo en 2009, con más indignación que tristeza. Aunque el sufrimiento humano causado por la disputa del gas entre Rusia y Ucrania es menos grave que el de Gaza, el fracaso europeo en este caso es todavía más imperdonable. Europa, por más poder económico que tenga, no puede impedir la tragedia de Gaza sin la ayuda de Estados Unidos. En el caso del gas ruso, la situación es distinta. Si hubiéramos hecho lo que llevan pidiendo los expertos desde la última obstrucción del gasoducto ruso y hubiéramos empezado a crear un mercado único europeo de gas natural, si los 27 Estados miembros de la UE tuvieran siempre una misma postura frente a Rusia y Ucrania, nunca habríamos llegado a encontrarnos en esta miserable circunstancia. Ahora, cuando oigo a las autoridades de la Comisión Europea sacando pecho y protestando -esto es "inaceptable", dicen, "Rusia debe..."-, no sólo doy por descontada la reacción de desprecio de Gazprom y Vladimir Putin, sino que, en mi fuero interno, casi la comparto.

          ¿Por qué los europeos no podemos hacer las cosas como es debido en nuestras relaciones con el resto del mundo? En nuestro continente hemos hecho grandes cosas: hemos completado casi del todo la ampliación más ambiciosa en la historia de la Unión y acabamos de celebrar el décimo aniversario del euro. En política exterior hemos avanzado poco desde hace un decenio. Y el tiempo no está de nuestra parte. A medida que ascienden potencias como China e India, el poder relativo de Europa disminuye de forma inevitable, así que unir nuestros recursos no es, en cierto modo, más que la única forma de mantenernos a su altura. El calentamiento global y la proliferación nuclear no van a esperar a que acabemos nuestros interminables debates internos.

          Hay dos elementos clave para que hagamos las cosas bien: el institucional y el político. En los últimos 10 años hemos prestado demasiada atención al institucional y demasiado poca al político. Las instituciones son importantes. Con todos sus defectos, Sarkozy ha demostrado, en el último semestre, el efecto que puede tener un presidente enérgico y seguro de sí mismo en representación de Europa. Sería todavía mejor contar con un presidente y un alto representante nombrados para un periodo más largo, tal como se prevé en el Tratado de Lisboa. Y, aunque sea menos visible, también ayudaría disponer de un solo "servicio de acción exterior" formado por funcionarios y diplomáticos que se encarguen de identificar sistemáticamente los intereses, valores e instrumentos europeos en todas las grandes cuestiones internacionales (Israel-Palestina, gas ruso, lo que sea).

          Por eso, algunos dicen que estos hechos demuestran que verdaderamente necesitamos el Tratado de Lisboa y, por consiguiente, los irlandeses deben celebrar un segundo referéndum que produzca la respuesta adecuada. Me parece una postura antidemocrática en los principios y con pocas posibilidades de triunfar en la práctica. Si fuera irlandés, esa actitud me parecería intimidatoria y paternalista y, por tanto, me sentiría más inclinado a decir "no". Lo que deberíamos hacer es reflexionar sobre qué cambios institucionales son necesarios para contar con una política exterior más eficaz y cómo es posible ponerlos en marcha o añadirlos a los tratados que componen la constitución de la UE.

          Las instituciones, en definitiva, no son más que instrumentos. Cuando existe voluntad política, hay una vía institucional. Cuando no existe voluntad política, los mejores ordenamientos institucionales del mundo no sirven para nada. A estas alturas es habitual que los grandes estadistas retirados -un recurso del que nuestro continente está más que dotado- se dediquen a lamentar la falta de "liderazgo" en la Europa de hoy (se da por sobrentendido que la situación era mucho mejor en sus tiempos). Francamente, no me parece que nuestros dirigentes actuales sean tan malos. Es verdad que todos quieren pavonearse y destacar en el escenario mundial; ¿qué político no quiere? El problema de fondo no está en estas estrellas políticas, sino en nosotros. Es culpa nuestra, porque premiamos su vanidad.

          Mientras nosotros, los ciudadanos de los países de la Unión Europea, no nos despertemos y exijamos a nuestros dirigentes que se aclaren las ideas, en interés de todos y cada uno de nosotros, no tendrán ningún incentivo político para hacerlo. Puede que intelectualmente acepten (o no, en el caso de los conservadores británicos) los argumentos a largo plazo en favor de una Europa con una voz más fuerte y coherente en el mundo, pero, mientras ocupen cargos electos, ese análisis no significará nada frente a las posibles ventajas políticas a corto plazo.

          Somos nosotros, los ciudadanos de Europa, los que debemos alterar ese cálculo de las ventajas. Eso significa abrir también nosotros los ojos al peligroso mundo en el que vivimos: un mundo en el que ahora afrontamos una larga lucha para conservar el modo de vida relativamente próspero, libre y civilizado que hemos construido durante los últimos 50 años. Hasta que los europeos no reunamos esas fuerzas, nuestros "amigos" norteamericanos, chinos y rusos tendrán verdaderos motivos para despreciarnos.

          Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia

          Putin sugiere a europeos demandar a Ucrania en conflicto

          Moscú, 10 ene (PL) El primer ministro ruso, Vladimir Putin, sugirió hoy a los países europeos demandar a Ucrania ante un tribunal por las serias afectaciones ocasionadas a la transportación del gas al continente.

          La llamada “guerra del gas” entre Rusia y Ucrania se reeditó el 1 de enero con la suspensión de los suministros a ese país ante la ausencia de un contrato para 2009. Una anterior ocurrió en 2006.

          El conflicto cobró carácter regional unos días después que Kiev bloqueó el paso del carburante hacia Europa central, occidental y los Balcanes a través del Sistema de Transportación de Gas, controlado por ese país, tras la desintegración de la Unión Soviética.

          Putin recomendó a los estados afectados, según dijo, por la actitud de Ucrania, proceder conforme a la Carta Energética europea, la cual incluso suscribió y ratificó la ex república soviética.

          Los países europeos damnificados por la parte ucraniana tienen derecho en virtud del artículo 27 (de la Carta Energética) a exigir la creación de un tribunal especial. “Les recomiendo que utilicen ese derecho”, precisó en rueda de prensa este sábado.

          Tras reunirse con su homólogo checo, Mirek Topolanek, quien preside la Unión Europea este semestre, Putin dijo confiar en que Ucrania cumplirá sus compromisos en cuanto al protocolo para establecer un control internacional sobre la transportación de gas.

          Incluyó, asimismo, las obligaciones contraídas por Kiev en el contrato vigente con el consorcio Gazprom para la circulación del gas ruso hacia Europa, el cual fue firmado en 2006, luego de la primera “guerra gasífera” entre los dos países.

          Entre los estados europeos afectados figuran Austria, Bulgaria, Bosnia, Serbia, Eslovenia, Eslovaquia, Grecia, Croacia, Hungría, Rumania, Macedonia, Polonia, República Checa y Turquía.

          En menor medida dependen de los suministros rusos Alemania, Francia e Italia.

          Tras el desmoronamiento de la Unión Soviética a inicios de la década de los años 90, Rusia continuó el flujo de carburante a repúblicas vecinas y hacia Europa del este, diversificando sus ventas en otras direcciones.

          Con el monopolio de la exportación, el consorcio Gazprom (51 por ciento de las acciones en poder del Estado ruso), garantiza un 25 por ciento de gas a Europa, cuyo bombeo se realiza en un 80 por ciento a través del sistema de tuberías controlado por Ucrania.

          El otro segmento restante del fluido transita por Belarús y por el gasoducto más profundo del mundo en dirección a Turquía, Torrente Azul (Blue Stream).

          Bulgaria y Macedonia son los países más afectados por la interrupción de los suministros debido a que carecen de acceso a gasoductos alternativos.

          Según el primer ministro ruso, nunca la Unión Soviética, y ahora Rusia como heredera del sistema energético, permitieron cortes en la entrega del carburante azul.

          Los conflictos surgieron con la aparición de países de “tránsito”, algunos de los cuales comenzaron a reclamar sus derechos, no siempre de un modo correcto y civilizado, apostilló Putin.

          Fracasan las negociaciones sobre el suministro de gas ruso a Ucrania

          Las negociaciones sobre el suministro de gas ruso a Ucrania, suspendido desde el pasado 1 de enero, fracasaron, informó hoy Oleg Dubina, presidente de la compañía gasística Naftogaz Ucrania.

          EFE "Las negociaciones que durante tres días hemos mantenido con Gazprom (el consorcio gasístico ruso) lamentablemente han terminado sin resultado alguno. A Ucrania le proponen comprar a 450 dólares el metro cúbico de gas, precio que prácticamente no existe en Europa", dijo Dubina a su llegada desde Moscú al aeropuerto de Boríspil, Kiev. 

          El presidente de Naftogaz Ucrania añadió que, a su juicio, "las negociaciones deberán continuar a otro nivel", en alusión a los jefes de Gobierno o Estado. 

          Mientras, a Kiev llegó también de Moscú el primer ministro checo, Mirek Topolanek, quien ejerce la presidencia de turno de la Unión Europea y mantiene las negociaciones para desbloquear el tránsito hacia Europa del gas ruso por territorio de Ucrania. 

          En el aeropuerto fue recibido por su colega ucraniana, Yulia Timoshenko, y la comitiva se dirigió a la sede del Consejo de Ministros. 

          Topolanek se reunió en Moscú con el primer ministro ruso, Vladímir Putin, y como resultado de las negociaciones fue firmado el protocolo que ahora espera ser signado por Ucrania. 

          Se espera que hoy mismo Timoshenko firme el protocolo sobre la Comisión de Control del tránsito de gas ruso por Ucrania, que Moscú exige como condición para reanudar el suministro hacia Europa.

          Petróleo cae por preocupación sobre la demanda

          Nóminas empleo en EEUU bajaron en 524.000 en diciembre

          * Arabia Saudita profundiza recorte suministro en febrero

          (Actualiza precio de cierre y agrega NUEVA YORK a procedencia)

          Por Christopher Johnson

          LONDRES/NUEVA YORK, ene 9 (Reuters) - Los precios del petróleo cayeron un 2 por ciento el viernes, debido a que un gran aumento del desempleo en Estados Unidos intensificó el pesimismo sobre la perspectiva de la economía del mayor consumidor mundial de crudo.

          Los empleadores estadounidenses recortaron las nóminas en 524.000 empleos en diciembre, llevando la tasa nacional de desempleo a su nivel más alto en casi 16 años, mostró un informe del Gobierno el viernes, lo que sugería que la recesión se estaba agudizando.

          La tasa de desempleo en Estados Unidos subió a un 7,2 por ciento en diciembre, su nivel más alto desde enero de 1993. Analistas encuestados por Reuters habían pronosticado una reducción de 550.000 empleos en el último mes del 2008.

          El crudo estadounidense para entrega en febrero bajó 87 centavos de dólar a 40,83 dólares el barril, tras cotizar entre 39,38 dólares y 42,7 dólares.

          El crudo Brent en Londres subía 0,27 por ciento a 44,79 dólares.

          "En el corto plazo, el petróleo se mantendrá dentro de un rango bastante estrecho entre 40 y 45 dólares. No veo 50 dólares en el futuro cercano", dijo Frank Schallenberger, jefe de investigación de materias primas del Landesbank en Stuttgart, Alemania.

          El mercado parecía estar ignorando casi por completo la evidencia de que los productores de crudo están recortando la producción en un intento por brindar soporte a los precios.

          El mayor exportador mundial de crudo, Arabia Saudita, es el último país de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que mostró que está recortando el suministro en línea con lo acordado por el grupo en diciembre.

          Previamente esta semana, Kuwait e Irán también informaron a clientes de mayores recortes en el suministro este mes, luego que el grupo acordó la mayor rebaja en la producción de su historia el mes pasado para intentar frenar la caída de los precios.

          Uno de los motivos que provocaron el reciente avance en los precios del crudo desde comienzos de año parecía estar desapareciendo, luego de que Rusia alcanzó un acuerdo con supervisores de la Unión Europea para asegurar el tranquilo flujo de gas a través de Ucrania.

          La amenaza de mayores interrupciones en el suministro a Europa por la disputa de gas entre Rusia y Ucrania, como también la invasión de Israel a la Franja de Gaza, apuntaló al petróleo a un máximo de un mes de 50,47 dólares el martes.

          El petróleo ha caído más de 100 dólares desde un máximo histórico de más de 147 dólares en julio, ya que la desaceleración económica mundial ha debilitado la demanda por combustibles. El 19 de diciembre cerró a 33,87 dólares, su nivel más bajo desde el 10 de febrero del 2004.

          Rusia y la UE firman un acuerdo para reanudar el suministro, y sólo faltaría la ratificación ucraniana

          El Gobierno ruso y la Unión Europea han firmado hoy el acuerdo en virtud del cual se reanudaría el suministro de gas desde Rusia al este de Europa a través de Ucrania, que será supervisado por observadores internacionales, aunque el texto queda pendiente de ratificación por parte del Gobierno de Kiev.
          El documento ha sido firmado por el viceprimer ministro ruso, Igor Sechin, y oficiales de la Unión Europea, tras el encuentro mantenido esta mañana por el primer ministro ruso, Vladimir Putin, y su homólogo checo y presidente de turno de la UE, Mirek Topolanek.
          Este último viaja a Ucrania para conseguir el apoyo de la primera ministra de ese país, Yulia Timoshenko, aunque no es tan fácil porque el presidente ucraniano Viktor Yuschenko no parece ser tan partidario, y muchos locales ven en la presencia de observadores en el territorio el primer paso para que la gasística rusa Gazprom controle totalmente el gas de Ucrania.
          "Firmemos, vayamos inmediatamente a Kiev, pidamos a Ucrania que haga lo mismo, y terminemos con esta crisis", ha declarado Topolanek durante la ceremonia de la firma, aunque Putin no lo veía tan fácil pese a señalar ayer que en cuanto llegasen los observadoresse reanudaría el suministro gasístico.
          Topolanek confirmó ayer que había alcanzado un acuerdo "verbal" con la parte ucraniana y que obtuvo de Rusia una "concesión similar" para poner fin a una de las interrupciones del suministro de gas más importantes de los últimos años, que ha desembocado en el cierre temporal de muchas fábricas en el este de Europa y una escalada de tensión entre Kiev y Moscú.
          El acuerdo contempla la llegada de supervisores a la ruta de suministro de gas a través de Ucrania para asegurar a Moscú que parte del contenido no se desvía ilegalmente, tal y como han denunciado las autoridades rusas, una acusación que el Gobierno ucraniano ha rechazado tajantemente.
          'Futuros' observadores, pero ya en activo
          La compañía energética rusa Gazprom instaba ayer al presidente de Ucrania, Viktor Yuschenko, a firmar el acuerdo ya que "hasta que el protocolo no esté firmado por ambas partes, los especialistas que lleguen no podrán obtener el estatus de observadores".
          Desde Kiev, donde se reunió ayer con las autoridades ucranianas, Topolanek explicó que "quedan algunos detalles técnicos por limar de forma que se aclaren las últimas dudas y se sustituya una crisis de confianza por una confianza en que el gas que los rusos quieren enviar y para el que Ucrania quiere servir de tránsito llegue a su destino".
          Entretanto, los observadores europeos desplazados a Kiev "ya han comenzado sus trabajo en la estación de entrada de Ukrtransgas en Kiev", según informó la Comisión Europea. "El equipo de observadores de la UE será capaz de verificar, con independencia, los datos sobre el volumen de los suministros de gas a Ucrania" procedentes de Rusia y "compararlos con los datos de volúmenes de gas que alcanzarán a los consumidores de la UE", explicó Bruselas.
          La misión de observadores europeos estará compuesta por 22 efectivos: 18 expertos de Energía, incluidos representantes de la industria europea, y cuatro funcionarios del Ejecutivo comunitario, a los que se prevé se sumen observadores rusos y ucranianos una vez se cierre el acuerdo.