domingo, 14 de septiembre de 2008

73-67 Unicaja venció al Donnetsk Ucrania

El Unicaja ha derrotado al Donetsk de Ucraina (73-67) y jugará la final del Trofeo Castell d'Aro ante el Ricoh Manresa, que en la primera jornada se impuso al DKV Joventut. Los malagueños han sido muy superiores a su rival en la segunda parte, después que los ucranianos hayan dominado la primera con cierta solvencia.
El Unicaja se vio superado ya en el primer cuarto por un equipo que pareció estar mucho mejor de forma física que su rival, hecho que se mantuvo igual en el segundo cuarto, al final del cual se llegó con un marcador desfavorable para los malagueños de 38-43.
Sin embargo en el segundo tiempo cambio por completo la decoración, el equipo de Aito recortó diferencias ante un equipo al que empezaron a fallar las fuerzas.
Después del empate a 53 puntos que el marcador señalaba al final del tercer cuarto, los últimos diez minutos fueron de auténtico dominio español. Un parcial de 20-14 en estos últimos diez minutos daba al Unicaja la victoria final, 73-67.
En el capitulo individual, cabe destacar los 17 puntos de Kelati por parte malagueña y los 25 de Tucker, por parte del Donetsk, que le valieron para ser el máximo anotador del encuentro. La final entre el Unicaja y el Ricoh Manresa se jugará a las siete del domingo. Dos horas antes, DKV Joventut y Donetsk jugarán la consolación.
- Ficha técnica
73. Unicaja (20+18+15+20): Haislip (10), Kelati (17), Cabezas (15), Berni (2), Archibald (5), Gabriel (1), Faverani (13), Chylinski, López (2), Brown, Jimenez (8),
67. Donetsk (21+22+10+14): Rodriguez (3), Andivicaitis (9), Tucker (25), Botichev (2), Batakin (6), Babdonov (3), Brugues (6), Kryvych (13).
Árbitros: Amoros, Martín y Fernández.
Incidencias: Segunda jornada del Trofeu Castell d'Aro, jugada en el pabellón municipal de Platja d'Aro ante unos 1000 espectadores.

Las fronteras orientales de la Unión Europea

la reciente crisis de Georgia ha puesto de manifiesto una vez más las deficiencias de la política europea de seguridad y defensa. Aunque Georgia no es miembro de la Unión Europea ni de la OTAN, el enfrentamiento armado de este país con Rusia ha incrementado la sensación de inseguridad de los países miembros de la Unión Europea situados en la Europa central y oriental. Todavía están frescos los recuerdos de la ocupación de esta zona por la Unión Soviética, el Estado antecesor de la actual Rusia, y de episodios de gran violencia como el aplastamiento por el ejército soviético de la rebelión húngara de 1956 y de la primavera de Praga de 1968.En la frontera oriental de la Unión Europea subsisten situaciones delicadas con un gran potencial desestabilizador. En Belarús o "Rusia blanca", que forma parte de la historia de Rusia, ocupa el poder un personaje autoritario, Lukashenko, que tiene una gran confrontación interna y que carece de apoyos internacionales. Ucrania, cuya capital, Kiev, dirigió el Estado ruso hasta que se impuso el principado de Moscovia, se separó políticamente de Rusia tras el triunfo de la revolución democrática y pro-occidental de Victor Yushenko. Casi la mitad de la población es pro-rusa y los políticos ucranianos se debaten todavía entre la atracción hacia sus orígenes culturales rusos y la esperanza de democracia y progreso económico que ofrece la Unión Europea. Al sur de Ucrania, Moldavia está dividida entre una mayoría rumana y una minoría separatista rusa establecida en la autoproclamada República autónoma de Transnistria.Los tres países bálticos cuentan con importantes minorías rusas. Sobre todo, los estonios y letones temen que la importante población rusa, que alcanza entre un treinta y un cuarenta por ciento del total, pueda en un momento determinado pedir la protección de la gran potencia rusa y justificar así una nueva intervención de Moscú en esta parte de Europa. Incluso Polonia, separada de Rusia por Belarús, Lituania y Ucrania, tiene frontera directa con aquel país a través del enclave de Kaliningrado, la antigua ciudad alemana de Königsberg y, aunque Rusia no le reclama ahora nada, no puede olvidar los largos periodos de dependencia de la potencia moscovita.Algo más al sur, y a una cierta distancia de sus fronteras, Rusia ha intervenido diplomáticamente en favor de Serbia para impedir la separación de Kosovo, lo que ha sembrado la inquietud en las repúblicas segregadas de la antigua Yugoslavia, entre las que se encuentra Eslovenia, actual país miembro de la Unión Europea.Toda la Europa central y oriental depende hoy de los suministros energéticos de los oleoductos y gasoductos que controla Rusia, bien por el origen de los productos, bien por la necesidad de atravesar el territorio ruso para llevar a Europa los suministros desde el Asia central. En parte, la crisis de Georgia está vinculada a la utilización de este país como territorio de paso de un oleoducto que transporta combustible desde Azerbayán hacia Europa sin pasar por Rusia. Incluso países del sur de Europa como Grecia e Italia dependen de los suministros rusos para gran parte de sus necesidades energéticas.En estas circunstancias, la incapacidad europea para enfrentarse al conflicto del Cáucaso ha quedado patente. La Unión Europea fue cogida por sorpresa cuando el presidente Saakasvili, con el apoyo de Estados Unidos y Ucrania, atacó a las tropas rusas estacionadas en Osetia del Sur. No fue consultada en absoluto. Ahora, lo único que puede hacer la Unión Europea es ofrecer sus buenos oficios para que, en el caso de que Rusia esté dispuesta a retirar sus tropas de ocupación de Georgia, un contingente militar europeo, en el marco de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), a la que también pertenece Rusia, pueda actuar como fuerza de interposición entre este país y Georgia. Pero no puede imponer nada a ninguno de los dos contendientes ya que Rusia tiene mayor peso político y militar que la Unión Europea y condiciona su suministro energético, mientras que Georgia cuenta hoy con el apoyo incondicional de a primera potencia mundial, los Estados Unidos. Como siempre, naturalmente, la Unión Europea ha ofrecido su ayuda económica para la reconstrucción de los territorios devastados por la guerra.* Diputado al Parlamento Europeo, PSOE