domingo, 27 de diciembre de 2009

El obispo visitador de los Ucranianos de Rito Bizantino en Sevilla

Recientemente, el obispo Visitador Apostólico de los ucranianos de Rito Bizantino, mons. Dionisio Lachovicz, ha visitado Sevilla acompañado por un grupo de 18 sacerdotes Grecocatólicos del mismo rito, que atienden a los ucranianos residentes en España. El obispo predicó cuatro días de retiro a los sacerdotes en la Casade Espiritualidad del Monasterio del Espíritu Santo. Durante su estancia en la capital andaluza les acompañó el delegado de Relaciones Interconfesionales de la Archidiócesis de Sevilla, Manuel Portillo.

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Celebraron la Divina Liturgia en la Parroquia de Santa Cruz, visitaron la Catedral y rezaron ante la Virgen de los Reyes y las Reliquias de San Leandro y San Fernando Rey.

Audiencia del arzobispo

Ante la patrona de Sevilla, entonaron un Tropario de la Liturgia Bizantina a la Madre de Dios. El Visitador Apostólico con los sacerdotes y el delegado de Relaciones Interconfesionales, fueron recibidos en audiencia por el arzobispo de Sevilla, mons. Juan José Asenjo (en la imagen). Cuando era secretario de la Conferencia Episcopal Española, mons. Asenjo recibió las Cartas del Arzobispo Mayor Lubomyr Husar y conoció la presencia de los católicos de rito bizantino en España. La Iglesia Grecocatólica de Ucrania tiene relaciones ecuménicas con las Iglesias Ortodoxas y Evangélicas

La Navidad, a cientos de kilómetros de casa

Del Caribe a Fene. La dominicana Nelsi María Pérez pasa las navidades con su marido, el fenés Xaquín Cupeiro. Está contenta, pero añora mucho a su único hijo, de 21 años. «Ojalá pudiese estar aquí», dice con pena

Con el corazón en Senegal. A pesar de que es musulmán, Sibasse Mbaje celebra la Navidad con entusiasmo, como el resto de sus compatriotas. En la imagen, junto al belén de San José Obrero

Ortodoxos. Vitali Zhyhimont es bielorruso, y su mujer, Nataliya, nació en Ucrania. Para ambos, como para el resto de cristianos ortodoxos, la Navidad no llegará hasta el 7 de enero, pero, al vivir en Narón, ya han empezado a celebrarla. En Ucrania, cuentan, no hay uvas para despedir el año. «En su lugar, bebemos champán y pedimos un deseo».

Desde las Antípodas. Bretton quiere llevarse los Reyes a su Australia natal

Para Nataliya, Bretton, Sibasse y Nelsi María, las Navidades de este año no son las Navidades de siempre. Separados de sus familias por cientos de kilómetros de distancia, estos cuatro extranjeros celebran las fiestas con el alma partida. Mientras la mitad de su corazón palpita en este rincón de Galicia, la otra mitad late con fuerza en Ucrania, Australia, Senegal y la República Dominaca.

Los cristianos ortodoxos no celebran la Navidad el 25 de diciembre, sino el 7 de enero. Lo explica, con grandes dosis de amabilidad, Nataliya Zhyhimont, una ucraniana que vive en Freixeiro desde hace dos años junto a su marido, Vitali, y su pequeña Sasha. «Para nosotros el día más importante es el 6 de enero, cuando hacemos una gran cena con doce platos diferentes, entre los cuales no debe faltar el arroz con miel y pasas», explica en un español más que aceptable. También apunta que el 7de enero no se hace una comida especial, pero los niños pequeños salen muy temprano a cantar por las casas, anunciando que Cristo ha nacido. Otra diferencia es que, en Ucrania, quienes lleva la ilusión a los pequeños de la casa no son los Reyes Magos, sino el Abuelo Frío ( ded Moroz ) y su nieta Nieve ( Sneguroheka ), que llegan en Nochevieja. Vitali y Nataliya celebrarán algunas de estas tradiciones de su Rogdestvo en los próximos días, pero como ya son medio naroneses, también han cumplido con alguna de las costumbres de la Navidad española. «El 24 y el 25 comimos marisco con mi primo y la familia de su mujer, que es gallega», explica Vitali.

A Sibasse Mbaje, al que todos llaman Papi para no complicarse con la pronunciación, le gustaría pasar estas fiestas con sus dos hijos en Dakar, pero no puede. «Ahora no hay mucho trabajo y no tengo dinero para el billete», dice este senegalés de 34 años que vive en Narón desde hace tres. Aunque la población de su país es mayoritariamente musulmana, Papiasegura que la Navidad se celebra allí con mucho entusiasmo. «Los católicos suelen invitarnos a sus celebraciones y, además, para los musulmanes Jesús es un mensajero de Alá», apunta Papi muy amable. «El día 24 nos reunimos a cenar y bailamos hasta las seis de la mañana y el 25 los niños reciben sus regalos», añade a continuación. El plato tradicional es el pollo, lo mismo que cató Papi junto a sus compañeros de piso, también senegaleses, en su Nochebuena naronesa. ¿Y en Fin de Año? ¿Qué hará Papi ? «A los senegaleses nos gusta mucho la fiesta, así que saldré por ahí con mis amigos», anuncia simpático.

Tras veinte meses trabajando en Navantia, Bretton Ackroyd pondrá rumbo a su Australia natal a mediados de enero. Cuenta que en su país lo tradicional es reunirse con la familia el 24 de diciembre, mientras que el 25 se suelen hacer comidas y barbacoas en la playa, «porque allí es verano». Aquí está pasando unas fiestas diferentes. Navidad y Nochebuena las celebró con otros australianos en A Coruña y lo que queda de las fiestas las pasará esquiando. «Además de los regalos de Papá Noel, mis hijos este año también tendrán los de los Reyes Magos... Y ya me han dicho que hay que exportar la costumbre a Australia», apunta entre risas.

Y también calurosas, como las de Australia, son las Navidades de la República Dominicana. De allí es Nelsi María Pérez, una abogada de 57 años casada con un fenés desde noviembre del 2008. «Yo creo que aquí las Navidades son más frías que allí y no solo por el clima, sino también por la forma en la que se celebran; allí se ve más bullicio y más gente por las calles», explica con melancolía. Además, dice, en su país las fiestas duran más. «Comenzamos a celebrarlas ya en noviembre y no paramos hasta enero», advierte Nelsi. Beber té de jengibre, comer cerdo asado y pintar y limpiar bien las casas son otras de las costumbres que los dominicanos suelen cumplir en estas fechas. «Otra tradición es que los niños vistan de amarillo el seis de enero, pero por desgracia se está perdiendo», apunta Nelsi María con una voz tan cálida como el clima de su país.

Otras culturas, otras Navidades

El 24 de diciembre celebramos la Nochebuena cenando en familia. El 25 conmemoramos el nacimiento de Jesús con una jornada festiva propia del gran día de la Navidad. El 31 de diciembre despedimos el año tomando uva y de fiesta. Y el 5 de diciembre acaban las celebraciones con la llegada de los Reyes Magos cargados de regalos para los niños. Así transcurre, en general, la Navidad en España.
Pero ésta sólo es una forma de vivirla. Porque hay más Navidades, casi tantas como culturas, religiones o tradiciones.
Los ortodoxos, por ejemplo, celebran el nacimiento de Jesucristo el 7 de enero. La tradición judía, evidentemente, no festeja la Navidad, aunque en estas fechas se celebra el 'Hanuka', conocida como la fiesta de las luces y en la que los niños reciben regalos de la familia. En muchos países europeos los regalos llegan entre el 5 y el 6 de diciembre, festividad de San Nicolás. En Latinoamérica viven la Navidad de forma similar a España, aunque allí los Reyes Magos son sustituidos por Papá Noel.
Esvieta, Mihaela, Raquel y Reyna saben bien que el modo de vivir la Navidad difiere mucho a uno u otro lado de la frontera. Las cuatro abandonaron hace años sus países para asentarse en la provincia de Alicante. Pasarán la Navidad aquí y, a través de la Fundación Elche Acoge, han aceptado la invitación de este periódico para mostrarnos cómo se viven las fiestas en Ucrania, Rumanía, Ecuador u Honduras.
Ninguna de ellas ha regresado a su país con motivo de la Navidad. Su vida está aquí y su familia, también. Reyna Ochoa, hondureña, reconoce que «fue muy duro pasar tres años sin ver a mis hijos, hasta que los pude traer a España». En su país la Navidad se celebra en familia, pero también con amigos y vecinos. «En estas fechas, el que más tiene comparte con el que menos posibilidades económicas tiene», explica Reyna.
Tradiciones culinarias
En Honduras, al igual que en muchos otros países de Centroamérica y Latinoamérica, la comida típica navideña es el nacatamal, un plato compuesto por una base de harina de maíz con cerdo o pollo y relleno de patata, arroz o guisantes. Se come el día de Navidad y de Año Nuevo. También es costumbre tomar montuca -un plato similar al nacatamal a base de maíz tierno y carne de pollo- y beber rompope -un licor preparado con yemas de huevo y leche-.
En este país centroamericano los Reyes Magos no se celebran. Los regalos los trae Papá Noel la noche del 24 de diciembre. «Supongo que es por influencia de los Estados Unidos», explica Reyna Ochoa. Y es que Sus Majestades viajan desde Oriente con un único destino: España.
En un gran número de países europeos los regalos se entregan el día de San Nicolás. Mihaela Bobocescu, rumana, explica que «desde Alemania hacia el este de Europa se celebra la noche de San Nicolás. En Rumanía viene el 6 de diciembre, aunque en algunos hogares también se celebra Papá Noel».
La iglesia ortodoxa rumana celebra el 25 de diciembre y en familia el nacimiento de Jesús. Los niños recorren las casas cantando villancicos (conocidos como colinde) a cambio, según la tradición, de unos caramelos o frutos secos como aguinaldo. Mihaela echa en falta en estos días a la familia, además de «la nieve y los fuegos artificiales, que en mi país se utilizan mucho estos días».
La pólvora también está muy presente en las Navidades de Ecuador, a miles de kilómetros de distancia de Rumanía. Raquel Correa cuenta que «en mi país se disparan muchos fuegos artificiales el 31 de diciembre para despedir el año». Asegura que hay muchas similitudes entre la Navidad española y la ecuatoriana. «Allí el pavo horneado también es un plato típico en estas fechas y se come marisco, aunque eso siempre depende de la situación económica de cada familia», añade. Además, los ecuatorianos también reciben el nuevo año tomando las uvas.
Navidad calurosa
Los ecuatorianos celebran la Nochevieja en la calle. Raquel explica que «después de cenar, toda la familia se arregla, baja a la calle y participa en la fiesta con orquesta que se organiza en cada barrio hasta que amanece». Esta ecuatoriana afincada en Elche comenta que el último día del año se celebra más en la calle porque «allí tenemos un clima templado y es verano casi todo el año».
No puede decir lo mismo Esvieta Golovashchenko, natural de Ucrania. En su país, de tradición ortodoxa, se conmemora el nacimiento de Jesús el 7 de enero, por lo que «el 25 de diciembre es un día normal, todos los comercios están abiertos y nos enteramos por la televisión de que los católicos están celebrando el día de Navidad».
Esta festividad se conmemora desde hace apenas dieciocho años. «Hasta el año 1991, cuando todavía existía la Unión Soviética, no se celebraba la Navidad porque los comunistas eran ateístas», recuerda Esvieta. El día de fin de año era más importante.
Ucrania comparte muchas tradiciones navideñas con la vecina Rusia. La Navidad rusa también sigue el viejo calendario Juliano, por el que todavía se rige la Iglesia Ortodoxa, a diferencia del Estado, que utiliza desde 1917 el moderno Gregoriano, que adelanta en trece días las fiestas.
Son diferentes costumbres y modos de vivir la Navidad, aunque todas con el denominador común de la alegría, la convivencia y la celebración. Son las otras Navidades de los otros alicantinos.