domingo, 27 de diciembre de 2009

La Navidad, a cientos de kilómetros de casa

Del Caribe a Fene. La dominicana Nelsi María Pérez pasa las navidades con su marido, el fenés Xaquín Cupeiro. Está contenta, pero añora mucho a su único hijo, de 21 años. «Ojalá pudiese estar aquí», dice con pena

Con el corazón en Senegal. A pesar de que es musulmán, Sibasse Mbaje celebra la Navidad con entusiasmo, como el resto de sus compatriotas. En la imagen, junto al belén de San José Obrero

Ortodoxos. Vitali Zhyhimont es bielorruso, y su mujer, Nataliya, nació en Ucrania. Para ambos, como para el resto de cristianos ortodoxos, la Navidad no llegará hasta el 7 de enero, pero, al vivir en Narón, ya han empezado a celebrarla. En Ucrania, cuentan, no hay uvas para despedir el año. «En su lugar, bebemos champán y pedimos un deseo».

Desde las Antípodas. Bretton quiere llevarse los Reyes a su Australia natal

Para Nataliya, Bretton, Sibasse y Nelsi María, las Navidades de este año no son las Navidades de siempre. Separados de sus familias por cientos de kilómetros de distancia, estos cuatro extranjeros celebran las fiestas con el alma partida. Mientras la mitad de su corazón palpita en este rincón de Galicia, la otra mitad late con fuerza en Ucrania, Australia, Senegal y la República Dominaca.

Los cristianos ortodoxos no celebran la Navidad el 25 de diciembre, sino el 7 de enero. Lo explica, con grandes dosis de amabilidad, Nataliya Zhyhimont, una ucraniana que vive en Freixeiro desde hace dos años junto a su marido, Vitali, y su pequeña Sasha. «Para nosotros el día más importante es el 6 de enero, cuando hacemos una gran cena con doce platos diferentes, entre los cuales no debe faltar el arroz con miel y pasas», explica en un español más que aceptable. También apunta que el 7de enero no se hace una comida especial, pero los niños pequeños salen muy temprano a cantar por las casas, anunciando que Cristo ha nacido. Otra diferencia es que, en Ucrania, quienes lleva la ilusión a los pequeños de la casa no son los Reyes Magos, sino el Abuelo Frío ( ded Moroz ) y su nieta Nieve ( Sneguroheka ), que llegan en Nochevieja. Vitali y Nataliya celebrarán algunas de estas tradiciones de su Rogdestvo en los próximos días, pero como ya son medio naroneses, también han cumplido con alguna de las costumbres de la Navidad española. «El 24 y el 25 comimos marisco con mi primo y la familia de su mujer, que es gallega», explica Vitali.

A Sibasse Mbaje, al que todos llaman Papi para no complicarse con la pronunciación, le gustaría pasar estas fiestas con sus dos hijos en Dakar, pero no puede. «Ahora no hay mucho trabajo y no tengo dinero para el billete», dice este senegalés de 34 años que vive en Narón desde hace tres. Aunque la población de su país es mayoritariamente musulmana, Papiasegura que la Navidad se celebra allí con mucho entusiasmo. «Los católicos suelen invitarnos a sus celebraciones y, además, para los musulmanes Jesús es un mensajero de Alá», apunta Papi muy amable. «El día 24 nos reunimos a cenar y bailamos hasta las seis de la mañana y el 25 los niños reciben sus regalos», añade a continuación. El plato tradicional es el pollo, lo mismo que cató Papi junto a sus compañeros de piso, también senegaleses, en su Nochebuena naronesa. ¿Y en Fin de Año? ¿Qué hará Papi ? «A los senegaleses nos gusta mucho la fiesta, así que saldré por ahí con mis amigos», anuncia simpático.

Tras veinte meses trabajando en Navantia, Bretton Ackroyd pondrá rumbo a su Australia natal a mediados de enero. Cuenta que en su país lo tradicional es reunirse con la familia el 24 de diciembre, mientras que el 25 se suelen hacer comidas y barbacoas en la playa, «porque allí es verano». Aquí está pasando unas fiestas diferentes. Navidad y Nochebuena las celebró con otros australianos en A Coruña y lo que queda de las fiestas las pasará esquiando. «Además de los regalos de Papá Noel, mis hijos este año también tendrán los de los Reyes Magos... Y ya me han dicho que hay que exportar la costumbre a Australia», apunta entre risas.

Y también calurosas, como las de Australia, son las Navidades de la República Dominicana. De allí es Nelsi María Pérez, una abogada de 57 años casada con un fenés desde noviembre del 2008. «Yo creo que aquí las Navidades son más frías que allí y no solo por el clima, sino también por la forma en la que se celebran; allí se ve más bullicio y más gente por las calles», explica con melancolía. Además, dice, en su país las fiestas duran más. «Comenzamos a celebrarlas ya en noviembre y no paramos hasta enero», advierte Nelsi. Beber té de jengibre, comer cerdo asado y pintar y limpiar bien las casas son otras de las costumbres que los dominicanos suelen cumplir en estas fechas. «Otra tradición es que los niños vistan de amarillo el seis de enero, pero por desgracia se está perdiendo», apunta Nelsi María con una voz tan cálida como el clima de su país.

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