martes, 9 de febrero de 2010

Elecciones en Ucrania: mujeres desafían el frío en topless



Cuatro mujeres desafiaron las bajas temperaturas en Ucrania al protestar en topless durante los comicios presidenciales que se realizaron ayer en el país europeo.
Representantes del grupo “Femen”, se desnudaron de la cintura para arriba cuando votaba el candidato opositor Viktor Yanukovich, quien mantenía una ventaja de más de dos puntos porcentuales sobre la primera ministra, Yulia Timoshenko.
“¡No vendan sus votos!” gritaron las militantes, mientras sostenían pancartas con el mensaje “Dejen de violar al país”.
Las mujeres se manifestaron en contra el estado de la democracia ucraniana después de cinco años de agobiantes luchas políticas internas.
La protesta comenzó al interior de un centro de votación, pero las mujeres fueron despachadas al frío exterior donde las esperaban los brazos de los policías que las arrestaron.
“¿Vieron lo que nos hicieron? ¿De qué clase de democracia estamos hablando?” dijo una de las protestantes a la prensa.
En tanto, Yanukovich mantenía una ventaja de más de dos puntos porcentuales sobre la primera ministra, Yulia Timoshenko, tras el escrutinio del 94,83 por ciento de los vot
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La «dama naranja» acudirá a los tribunales por fraude electoral en Ucrania

El grupo parlamentario de la primera ministra ucraniana y ex candidata presidencial Yulia Timoshenko ha asegurado este martes que los partidarios del vencedor en los comicios, el candidato opositor Viktor Yanukovich, cometieron numerosos fraudes durante la jornada electoral y que, por tanto, acudirá ante los tribunales para reclamar unas elecciones “honestas y transparentes”.
“El día de las elecciones, se registró una cínica violación de las leyes ucranianas por parte del equipo de campaña de Yanukovich, hubo presiones sobre los electores y el Partido de las Regiones desplegó un amp…
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La «dama naranja» sopesa recurrir su derrota en las elecciones de Ucrania

La «dama naranja» sopesa recurrir su derrota en las elecciones de Ucrania
AP Una seguidora del prorruso Víctor Yanukóvich besa uno de sus carteles, una vez confirmada su victoria en las presidenciales
La victoria del prorruso Víctor Yanukóvich, ex primer ministro y líder del Partido de las Regiones, ha sido ajustada pero rotunda en la segunda y definitiva vuelta de las elecciones presidenciales celebradas este domingo en Ucrania. Con el 99,2% de las papeletas escrutadas, Víctor Yanukóvich (48,76%) aventajaba a su adversaria, la actual primera ministra, Julia Timoshenko (45,66%), en un 3,10% de los votos.
La diferencia es ya imposible de superar a estas alturas del escrutinio, y la única posibilidad de la «dama naranja» es recurrir los resultados y confiar en que los tribunales le den la razón. Pero la tarea se presenta complicada, si se tiene en cuenta que el desarrollo y la organización de los comicios recibieron la bendición y el elogio de los observadores internacionales que verificaron el proceso.
Joao Soares, presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, admitió ayer en Kiev sentirse «impresionado» del nivel de las votaciones, a las que calificó de «ejemplo elocuente de unas elecciones democráticas». En la misma línea se pronunciaron los miembros de la misión enviada por el Parlamento Europeo. El esloveno Alojz Peterle dijo en rueda de prensa que «Ucrania ha elevado el nivel de los estándares electorales y puede ser un ejemplo para otros muchos países».
Soares, sin embargo, reconoció que, debido a la desconfianza mutua que se prodigan los candidatos, «es posible que surjan problemas a partir de ahora», refiriéndose a las querellas que podría presentar Timoshenko. Su equipo denunció el domingo irregularidades en «miles» de colegios electorales de la región de Donetsk, el feudo de Yanukóvich.
La jefa del Gobierno trasladó inesperadamente a hoy una rueda de prensa que estaba convocada para ayer por la tarde. La comparecencia había sido ya aplazada de las 13:00 a las 17:00 horas. Pero, en lugar de reunirse con la prensa, lo hizo con sus colaboradores a fin de discutir qué hacer a partir de ahora. Así lo aseguró el diputado del Bloque Timoshenko, Stepán Kupil. El legislador ucraniano dijo que ellos están llevando a cabo un escrutinio paralelo, según el cual la ventaja de Yanukóvich sobre la primera ministra es sólo de un 1%.
Fiesta en la calle
La candidata advirtió durante la campaña electoral que, en caso de fraude, sacaría otra vez a su gente a la calle, como ya hizo durante la «Revolución Naranja», a finales de 2004. El que sí ha movilizado a sus simpatizantes es Yanukóvich. Unas 10.000 personas, según la Policía, con la parafernalia típica del Partido de las Regiones, se congregaron ayer frente al edificio de la Comisión Electoral Central para celebrar la victoria y, según uno de los manifestantes, «impedir que vengan aquí los de Timoshenko a robarnos los votos».
Pero Kiev es claramente una ciudad «naranja». Tras la finalización del escrutinio en todos los colegios electorales de la capital, Timoshenko obtuvo el 65,34% de los votos, mientras Yanukóvich solamente el 25,72%. El índice de participación en Kiev fue del 67,17% y en el resto del país del 69%.

Europa avala la victoria del opositor Yanukóvich en las presidenciales

Los observadores internacionales echaron ayer un jarro de agua fría a las acusaciones de fraude de la primera ministra de Ucrania, Yulia Timoshenko, al dictaminar que los comicios presidenciales del pasado domingo -en los que el hasta ahora líder opositor Víctor Yanukóvich aparece como vencedor- discurrieron "bien" e incluso "muy bien" y cumplieron con la "mayoría de los requerimientos de la OSCE y el Consejo de Europa". Timoshenko no ha reconocido su derrota, pero tras su pataleo en la noche del domingo, ella y su equipo se aislaron ayer tanto de los periodistas como de los observadores, aparentemente para ganar tiempo y considerar su estrategia.


    El vencedor intentará acercarse a la Unión Europea sin irritar a Moscú

    Las alusiones veladas a Timoshenko fueron tema recurrente en la conferencia de prensa de los observadores de instituciones europeas y euroatlánticas. En los países donde la democracia tiene tradición "el perdedor felicita al ganador", dijo João Soares, presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE y coordinador de los observadores, que calificó las elecciones como "una impresionante muestra" de democracia.

    Los pronósticos pesimistas que se habían barajado antes de la contienda fueron desmentidos por la labor de los colegios electorales, que fueron "extremadamente eficientes" y "no partidistas", señaló Assen Agov, jefe de la delegación de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. "Por el bien de la nación, el que pierde tiende la mano al que gana", recalcó Agov. La jefa de la misión de la OSCE, Heidi Tagliavini, manifestó que las irregularidades detectadas "no tuvieron impacto en el recuento" y se refirió también a la existencia de falsas acusaciones de fraude.

    Con el 99,35% del escrutinio, Yanukóvich (48,79%) llevaba una ventaja de 3,13 puntos (o más de 798.000 votantes) sobre Timoshenko (45,66%), según Mijaíl Ojendovski, de la Comisión Electoral Central, quien confirmó que las actas aún por contabilizar no influirán en los resultados. En contra de todos se expresaron 1,1 millones de ciudadanos (el 4,37% de los votantes). Con más del 69% de participación, la ciudadanía dio una lección de civismo a una clase política que no consigue unirse en una tarea común.

    Timoshenko convocó ayer en dos ocasiones una rueda de prensa que finalmente postergó para hoy. En algún momento impreciso después de conocerse los primeros resultados, la primera ministra, acompañada del jefe de su campaña, se reunió con Yanukóvich, que iba a su vez acompañado por el oligarca Rinat Ajmétov y varios otros miembros de su equipo. A la cita, a modo de árbitros, acudieron los dos primeros presidentes del Estado, Leonid Kravchuk (1991-1994) y Leonid Kuchma (1994-2004). Esta información, no confirmada, procede de un periodista ucraniano con buenas conexiones que no quiere ser identificado. De ser cierta, indicaría que vencedor y vencida están buscando ya una salida satisfactoria para todos, en forma tal vez de reparto de puestos en la Administración. En las filas de Yanukóvich comprenden que la mayoría obtenida da un escaso margen de maniobra, sobre todo teniendo en cuenta la tremenda escisión del país en dos zonas (sur y este por Yanukóvich y centro y oeste por Timoshenko).

    La estabilidad de Ucrania es clave para la seguridad en Europa, tanto por su posición geográfica, entre la UE y la OTAN por una parte y Rusia por la otra, como por su condición de país de tránsito del 80% del gas ruso a Europa. En la campaña, Moscú y Bruselas se han abstenido esta vez de manifestar sus preferencias, mientras los equipos de Timoshenko y de Yanukóvich han hecho proselitismo internacional. Los primeros para convencer a Rusia de que la jefa del Gabinete es de fiar y los segundos para persuadir a Occidente de que su fin sigue siendo la integración en la UE, pero sin indisponer a Moscú.

    El jefe del Parlamento, Vladímir Litvin, que tiene su propio grupo parlamentario, opinó que Timoshenko trataría de minimizar la victoria de Yanukóvich con demandas judiciales. "Pero hay que comprender que Ucrania está escindida y habrá que adoptar decisiones extraordinariamente responsables, y que a Ucrania, y a nosotros mismos, nos esperan situaciones difíciles".

    mingo fueron una "impresionante demostración" de democracia. El equipo de observadores liderado por la Organización para la Seguridad y la Cooperació

    Ucrania despertó las simpatías de muchos europeos cuando sus ciudadanos se levantaron contra los restos del comunismo en la «Revolución Naranja». Un pueblo reaccionaba frente al autoritarismo y demandaba tanto un régimen auténticamente democrático como una relación mucho más estrecha con la Alianza Atlántica y la Unión Europea.
    Las recientes elecciones han puesto punto y final a aquella experiencia, aunque en realidad aquel proceso tan esperanzador se diluyó con el paso del tiempo.
    Los líderes de la revolución no fueron capaces de llegar a un entendimiento sobre cómo afrontar los grandes retos que tenían ante sí. La desunión, sumada a la compleja reconversión industrial y a los efectos de la crisis económica, han dañado el prestigio de estas fuerzas ante el electorado. La apertura a Occidente se vio frustrada por el chantaje ruso y por la evidente falta de interés europea. Putin subió el precio del gas y amenazó con un corte prolongado del suministro. Al mismo tiempo adelantó su disposición a no abandonar la base naval de Sebastopol, incluso se dio a entender la voluntad de recuperar la Península de Crimea, que graciosamente Kruschev regaló a Ucrania.
    A pesar de la presión norteamericana, los europeos, desde la Alianza Atlántica y desde la Unión Europea, han optado por intentar entenderse con Rusia antes de expandir su influencia hacia el Este, Cáucaso y Asia Central incluidas. Los planes alemanes para establecer nuevos gasoductos que eviten los estados de Europa Oriental y lo ocurrido en Georgia fueron claros testimonios de la aceptación europea a la exigencia rusa de un área de influencia.
    La clase dirigente ucraniana captó el mensaje y ya el gobierno anterior buscó un entendimiento con Rusia. El pueblo ucraniano deja atrás sus ilusiones y trata de encontrar un nuevo acomodo entre Rusia y Europa Occidental.

    Yanukóvich acaba con la era naranja en Ucrania

    Seguidores de Yanukóvich celebran su victoria electoral en las calles de Kiev, ayer. - REUTERS
    ERNESTO SAMBORA - 09/02/2010 00:15

    Yulia Timoshenko no tiene ya posibilidades de convertirse en la nueva presidenta ucraniana,pese al 45,73% de los sufragios que ha obtenido con el 98,95% de los votos escrutados. A Víktor Yanukóvich, que obtuvo el 48,68% de los sufragios, le basta con su ventaja de 2,95% para proclamarse presidente electo y terminar con laera naranja en Ucrania.

    El resultado ha sido además avalado por la OSCE, que ayer declaró que la "votación fue profesional, transparente y honesta". Heidi Tagliavini, una de las máximas dirigentes de la misión de observadores internacionales, aseguró que las elecciones "estuvieron bien organizadas y fueron realmente competidas".

    Con estos argumentos, los simpatizantes del candidato opositor se plantaron, desde el medio día de ayer, ante la Comisión Central Electoral para celebrar la victoria de Yanukóvich frente a la primera ministra, que sigue sin reconocer su derrota. Timoshenko parece dispuesta a todo antes que felicitar a su rival por su victoria, pese a que, desde primera hora de la mañana, las denuncias de fraude habían sido desestimadas.

    Los manifestantes, vestidos con petos azules y enarbolando banderas nacionales en las que se leía Yanukóvich 2010 nuestro presidente no buscaban confrontación con los partidarios de la política naranja, que no aparecieron por ningún lado. Vika , de 39 años, y su hija adolescente no tomaban parte en las celebraciones; sólo miraban con indiferencia al gentío. "No es posible una nueva Revolución Naranja, ya que la anterior no trajo nada positivo y la gente está cansada", aseguraba Vika.

    Calles casi desiertas

    Timoshenko ya anunció el jueves que cualquier resultado que no le diese a ella la victoria sería contestado ante los tribunales por sus abogados y en la calle por multitudes. Posiblemente, la primera ministra recurrirá los resultados electorales, pero en las calles de Kiev quitando a las 5.000 personas que coreaban al presidente electo pese a los once grados bajo cero, no había ayer ninguna multitud. Aun así, Timoshenko no se rinde y por el momento ha conseguido que la Comisión Electoral Central se abstenga de declarar públicamente nada hasta dentro de diez días, en espera de las alegaciones ante la Corte Suprema. Una periodista ucraniana se lamentaba ayer de que las elecciones en su país se ganen "en los tribunales y no en las urnas".

    El nuevo presidente tendrá que lidiar con un país profundamente dividido. Gobernar para el noroeste del país, hostil a su política de acercamiento hacia Moscú, no será fácil. Más aún cuando la bipolaridad del poder (presidente-primer ministro) torpedea su ejercicio; precisamente lo que terminó por hundir la malograda Revolución Naranja.

    La UE dispuesta a trabajar con el presidente electo ucraniano, dice Ashton

    "La Unión Europea sigue comprometida a profundizar su relación con Ucrania y a apoyar la puesta en marcha su programa de reformas.

    Espera trabajar con el nuevo presidente con ese objetivo", afirmó Ashton.

    También destacó la "atmósfera tranquila" en que se celebraron los comicios, con una "campaña abierta" en los medios de comunicación y que los votantes tuvieron opciones diferentes, todo lo cual supone "un logro significativo" en el proceso democrático georgiano.

    La reacción de Ashton se produjo después de que el coordinador de las misiones de observadores de la OSCE, Joao Soares, afirmó hoy que la votación había sido "un ejemplo elocuente de unas elecciones democráticas".

    La misión de observación del Parlamento Europeo también confirmó hoy que las elecciones presidenciales ucranianas cumplieron con los estándares democráticos internacionales.

    Según los últimos datos ofrecidos por la Comisión Electoral Central (CEC), Yanukóvich (48,49 por ciento) aventaja en 2,57 puntos porcentuales a Timoshenko (45,92 por ciento) tras el escrutinio del 97,56 por ciento de los votos. EFE

    Vodka ruso por las elecciones de Ucrania

    Con vodka habrán brindado en el Kremlin por el veredicto de las elecciones de Ucrania. La victoria de Víctor Yanukovoich, el derrotado primer ministro ruso por la "revolución naranja" que en l994 abrió la deriva ucraniana a Occidente, abre la certeza de que aquel cambio puede quedar abortado, y por consiguiente supone un respiro para las aprensiones rusas por la creciente influencia del atlantismo en Ucrania.

    El país aparece políticamente partido en dos, entre la parte oriental –el granero de votos para Yanukovich– y la occidental, donde brotó la “revolución naranja”, que durante seis años ha sacudido el esquema geopolítico de Moscú y, de otro punto, alentado las represalias rusas contra los ucranianos cada vez que ha surgido un desacuerdo entre las dos partes a propósito de los precios del gas; castigos sustanciados en cortes de suministros, siempre en lo más crudo del severo invierno en esos espacios de la Europa Oriental.

    Timoshenko asegura que va a vender muy cara su derrota, y que peleará el resultado de las elecciones en los tribunales, hasta el último voto, pero esta vez parece improbable que vuelva a repetirse lo que sucedió en 2004.
    Hace seis años, el vencedor de ahora, que entonces triunfó teóricamente en el primer recuento, hubo de reconocer después que se había producido fraude.

    Ahora, en cambio, los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación Europea han calificado los comicios de “impresionante demostración” de democracia, al tiempo que han pedido a los dirigentes políticos que favorezcan una pacífica transición de poder. Lo contrario supondría un obstáculo añadido para la difícil tarea de sacar al país de la ruina.

    Aunque Yanukóvich se ha mostrado partidario de continuar con el acercamiento a la UE y de promover un tratado de libre comercio con los Veintisiete, queda claro que, con su victoria, Rusia recupera gran parte de la hegemonía perdida en la zona. El primer resultado tangible se sustanciará en el rotundo abandono de los planes de Ucrania para integrase en la OTAN.

    PRIMER MANDAMIENTO

    El cambio de aires en Ucrania no hubiese interesado si no entrañara el final de la 'revolución naranja', alentada por Occidente. Siempre en la idea de que el coche va a correr más porque le pongamos más gasolina. Vuelve Yanukóvich, el amigo ruso, frente al hermoso y rubio despropósito de Julia Timoshenko. Feo asunto si consideramos que mientras el sur de habla rusa y el este han votado a Yanukóvich, el oeste lo ha hecho por la bella Timoshenko. Los observadores internacionales parecen dispuestos a validar los resultados a favor del líder prorruso, y desde fuera, todos tirarán de la manta.
    Regresa el hombre cuya elección fraudulenta, apoyada por el Kremlin, dio el pistoletazo de salida a la revuelta prooccidental, que ha acabado por desilusionar a los ucranianos hasta hundirles en un profundo abismo económico. Durante ese tiempo habremos enseñado la patita y alabado los primores de otra república de la órbita soviética convertida al cristianismo, con el parón entre 'friki' y alternativo del envenenamiento de su primer presidente democrático, Víctor Yúshenko, por los servicios secretos rusos. Europa, a partir de mañana, tendrá que hacer como en los juzgados de familia, recomendar, frente al divorcio, que no hay nada mejor que un matrimonio tradicional. Y, en el peor de los casos, propiciar una separación de mutuo acuerdo.
    El mundo se ha hecho raquítico y desconfiado. No hay guerra fría, pero se utiliza a los 'hijos' como un arma. Las grandes potencias se esfuerzan en delimitar sus campos de influencia. Y Ucrania, cómo no, pertenece a ese campo. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, predicaba en el desierto de Múnich la necesidad de acometer una «revolución cultural» que rompa con el «pensamiento convencional». Ofrecía como territorio neutral para el experimento Afganistán, donde ese espíritu iba a revelar «la cooperación de los países más allá de sus fronteras» en pos de una «seguridad común». La Alianza se convertiría así en un foro para la seguridad mundial y el juego del mus. Mientras planteaba tal propuesta de desarme mental, el Kremlin divulgaba su nueva doctrina militar: consideraba a la OTAN su enemigo por admitir como socios precisamente a Ucrania y Georgia y rechazaba enfurecido la idea de que EE UU instale en sus fronteras misiles de interceptación nuclear. Junto a ellos, China reivindica una alegre doctrina militar defensiva y una estrategia nuclear de autodefensa -¿tal vez Irán?-, como expresó, también en Múnich, su ministro de Exteriores Yiang Jiechi. Estamos jodidos.

    Yanukóvich, tenaz y correoso con sus adversarios

    Yanukóvich, tenaz y correoso con sus adversarios
    Celebrando la victoria de Yanukóvich hoy en Kiev / EFE
    ActualizadoLunes , 08-02-10 a las 19 : 36
    Un metro noventa y cinco centímetros de estatura, complexión fuerte, casado y con dos hijos varones ya emancipados. Víctor Fiódorovich Yanukóvich dirigió el Gobierno de Ucrania hasta noviembre de 2004. Hizo una fulgurante carrera, pero la “Revolución Naranja” le impidió ser presidente. Ahora se ha tomado la revancha y tras su victoria electoral se dispone a tomar las riendas del país. Dos condenas, por robo y agresión, en sus años mozos son las únicas máculas que ennegrecen su historial.
    Yanukóvich viene del este de Ucrania, donde se concentra la industria de todo el país y aporta dos tercios del Producto Interior Bruto. Nació hace 59 años en Yenákievo (región de Donetsk), zona repleta de fundiciones, minas de carbón, fábricas de automóviles y maquinaria pesada. Su padre era minero y su madre murió cuando tenía sólo dos años. Tuvo una infancia difícil: antes de que su abuela se hiciera cargo de él pasó unos años en un orfanato. Siendo estudiante de la escuela técnica de minas de Yenákievo fue a parar a un reformatorio por robar material eléctrico de un almacén. Tres años después, en 1970, cumplió otra condena por agresiones.
    Pero el joven e impetuoso Víctor sentó la cabeza y logró hacer compatible un trabajo de mecánico con sus estudios. A los 26 años obtuvo su primer puesto de responsabilidad: director del parque automovilístico de una compañía minera. Tras recorrer la dirección de diversas empresas que entonces eran estatales en los sectores del transporte y la minería, se puso al frente de la coordinación de todas las fábricas de automoción de la región de Donetsk.
    De "director rojo" pasó más tarde a convertirse en Gobernador de la región, puesto que conservó cinco años. Fue cuando a su amigo, el magnate Rinat Ajmétov, propietario del club del fútbol “Shajtior” (minero), le hizo dueño de "Krivoirogstal", la mayor factoría metalúrgica del país. En la privatización de esa fundición, que costó algo más de 600 millones de euros, participó también Víktor Pinchuk, yerno del entonces presidente Leonid Kuchma. Éste nombró a Yanukóvich primer ministro en noviembre de 2002. Con la ayuda económica de Rusia, consiguió al frente del Ejecutivo un crecimiento del Producto Interior Bruto de 13,4%, duplicó las pensiones e hizo bajar el precio de la gasolina.

    Yanukovich certifica el fin de la Revolución Naranja

    Un partidario de Yanukovich hace el gesto de la victoria hoy, 8 de febrero, ante la comisión central electoral de Kiev.

    REUTERS Kiev

    Victor Yanukovich ha certificado el fin de la Revolución Naranja en Ucrania. El líder opositor ha ganado las elecciones presidenciales, según los últimos datos de la Comisión Electoral Central.

    El movimiento popular que en 2004 llevó a miles de personas a la calle y que catapultó a la fama a su rival Yulia Timoshenko es hoy sólo un recuerdo para nostálgicos. El tribunal administrativo de Kiev prohibió las concentraciones en la céntrica plaza de la Independencia que fue escenario de las revueltas de hace un lustro, una prohibición que se ha demostrado innecesaria ante el cansancio de la población y el hartazgo de un Gobierno que ha protagonizado escándalos y constantes crisis.

    En 2004, las denuncias de fraude sacaron a la calle a los ucranianos y arrebataron la victoria al prorruso, apoyado entonces abiertamente por Moscú, y aunque esta vez Timoshenko amenazara el sábado con nuevas protestas si se demostraba un nuevo fraude, lo cierto es que Yanukovich le ha ganado la partida.

    Antiguo aliado

    Mucho ha tenido que ver la actuación de la líder proeuropea en los últimos años, y su enfrentamiento con el presidente del país, Yuschenko, su anterior aliado, que han desgastado al Gobierno.

    En esta segunda ronda, y ante un fracaso más que previsible, la Princesa del gas sólo ha podido ondear el miedo a Rusia en los últimos días de campaña, mientras que su rival utilizaba la mala gestión de la crisis del Gobierno de Timoshenko.

    La primera ministra se olvidó de que los ucranianos ya no querían elegir entre Rusia y Europa, sino que agobiados por los problemas financieros y hartos del populismo y de la corrupción, ha buscado a quien mejor gestione el país y ponga coto a las crisis.

    Europa avala la victoria del opositor Yanukóvich en las presidenciales ucranianas

    Los observadores internacionales han echado este lunes un jarro de agua fría a las alegaciones de fraude de la primera ministra Yulia Timoshenko, al dictaminar que los comicios presidenciales ucranianos del pasado domingo -en los que el hasta ahora líder opositor Víctor Yanukóvich aparece como vencedor- discurrieron "bien" e incluso "muy bien" y cumplieron con la "mayoría de los requerimientos de la OSCE y el Consejo de Europa".

        OSCE

        (Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea)

        A FONDO

        Sede:
        Viena (Austria)
        Directivo:
        Jan Kubis (Secretario General)

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      La jefa de la misión de la OSCE, Heidi Tagliavini, ha manifestado que las irregularidades detectadas "no tuvieron impacto en el recuento" y se ha referido también a la existencia de falsas acusaciones de fraude.

      Victoria 'virtual'

      Con el 99,35% del escrutinio, Yanukóvich (48,79%) llevaba una ventaja de 3,13 puntos (o más de 798.000 votantes) sobre Timoshenko (45,66%), según Mijaíl Ojendovski, de la Comisión Electoral Central, quien confirmó que las actas aún por contabilizar no influirán en los resultados. En contra de todos se expresaron 1,1 millones de ciudadanos (4,37% de los votantes). Con más del 69% de participación, la ciudadanía dio una lección de civismo a una clase política que no consigue aunarlos en una tarea común.

      Timoshenko ha convocado este lunes en dos ocasiones una rueda de prensa que finalmente postergó para este martes. En algún momento impreciso después de conocerse los primeros resultados, la primera ministra acompañada del jefe de su campaña se reunió con Yanukóvich, que iba a su vez acompañado por el oligarca Rinat Ajmétov y varios otros miembros de su equipo. A la cita, a modo de árbitros, han acudido los dos primeros presidentes del Estado, Leonid Kravchuk (1991-1994) y Leonid Kuchma (1994-2004).

      Esta información, no confirmada, procede de un periodista ucraniano con buenas conexiones que no quiere ser identificado. De ser cierta, indicaría que vencedor y vencida están buscando ya una salida satisfactoria para todos, en forma tal vez de reparto de puestos en la Administración. En las filas de Yanukóvich comprenden que la mayoría obtenida da un escaso margen de maniobra, sobre todo teniendo en cuenta la tremenda escisión del país en dos zonas (sur y este por Yanukóvich y centro y oeste por Timoshenko).

      La estabilidad de Ucrania es clave para la seguridad en Europa, tanto por su posición geográfica, entre la UE y la OTAN, por una parte, y Rusia, por la otra, como por su condición de país de tránsito del 80% del gas ruso a Europa. En la campaña, Moscú y Bruselas se han abstenido esta vez de manifestar sus preferencias, mientras los equipos de Timoshenko y de Yanukóvich han hecho proselitismo internacional. Los primeros para convencer a Rusia de que la jefa del gabinete es de fiar y los segundos para persuadir a occidente de que su fin sigue siendo la integración en la UE, pero sin indisponer a Moscú.

      El jefe del parlamento, Vladímir Litvin, que tiene su propio grupo parlamentario, opinó que Timoshenko trataría de minimizar la victoria de Yanukóvich con demandas judiciales. "Pero hay que comprender que Ucrania está escindida y habrá que adoptar decisiones extraordinariamente responsables y que a Ucrania, y a nosotros mismos, nos esperan situaciones difíciles".

      Triunfa en Ucrania un opositor

      Una encuesta de salida pronosticó que el líder opositor ucraniano Viktor Yanukovych será el Presidente electo, luego que los votantes prefirieron respaldar a un líder que alejará al País del curso prooccidental en el que lo puso la Revolución Naranja de 2004.

      El sondeo nacional pronosticó que Yanukovych, un político prorruso, terminará primero en los comicios de la segunda vuelta de ayer, con entre 45.5% y 48.7% de los sufragios, venciendo a la primera ministra Yulia Tymoshenko.

      El líder político de expresión estoica y nativo del este de Ucrania luchó fuertemente contra Tymoshenko.