jueves, 14 de agosto de 2008

Rusia apoya a los separatistas y Georgia la acusa de destruir ciudades

Rusia afirmó este jueves que respaldará cualquier decisión de las repúblicas separatistas de Abjasia y Osetia del Sur y mantenía sus tropas en suelo georgiano, en tanto que Georgia la acusaba de estar destruyendo las ciudades de Gori y Poti pese al alto el fuego.
Las tropas rusas "están destruyendo" Gori (centro) y el puerto de Poti (oeste, en el Mar Negro), declaró a la AFP el portavoz del ministerio georgiano del Interior, Shota Utiashvili. Utiashvili había anunciado por la mañana que las fuerzas rusas se estaban retirando de Gori, en cumplimiento del alto el fuego firmado hace dos días con mediación francesa, pero que luego "cambiaron de opinión".
En los alrededores de esa estratégica ciudad por la cual pasan las carreteras que unen el este al oeste del país se escucharon este jueves varias explosiones -que podrían ser de disparos de artillería- y se observaron humaredas, indicó un periodista de la AFP.
Rusia hasta ahora se abstuvo de dar informaciones sobre los movimientos de sus tropas, pero expresó un fuerte respaldo a los separatistas pro rusos en el conflicto que entraba en su segunda semana. El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, declaró que la integridad territorial de Georgia está "limitada de hecho" y que esa cuestión sólo puede ser resuelta "buscando las vías mutuamente aceptables". Y el presidente ruso, Dimitri Medvedev, afirmó que Moscú "apoyará" y "garantizará" cualquier decisión de Abjasia y Osetia del Sur sobre su estatuto.
Con el cese el fuego fragilizado, esas declaraciones tensan también las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, aliado de Georgia. El presidente George W. Bush reclamó el miércoles la salida de las tropas rusas del país caucásico e insistió en que "la soberanía e integridad territorial de Georgia debe ser respetada". Bush envió a la región a su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, quien llegará el viernes a Tiflis, tras hacer una escala este jueves en París, donde se reunirá con el presidente francés, Nicolas Sarkozy. El gobierno estadounidense envió además aviones militares con ayuda humanitaria para la devastada Georgia.
Georgia es candidata a adherirse a la OTAN, al igual que Ucrania, otra república desprendida de la ex Unión Soviética. Esos proyectos irritan sobremanera a Rusia, que vería de ese modo a la Alianza Atlántica extenderse a tradicionales áreas de influencia de Moscú.
Ucrania anunció este jueves que los buques de guerra rusos desplegados frente a Georgia deberán obtener autorización para regresar a su base en el puerto ucraniano de Sebastopol. El gobierno ucraniano ya había promulgado el miércoles un decreto imponiendo restricciones al movimiento de esa flota, calificado por Moscú de "grave medida anti-rusa".
El conflicto se inició el jueves de la semana pasada, cuanto tropas georgianas trataron de retomar el control de Osetia del Sur, que al igual que Abjasia viven fuera de la autoridad de Tiflis desde las guerras de inicio de los años 90. En represalia, Moscú desencadenó una ofensiva que llevó a sus tropas hasta el interior del territorio georgiano. En la contraofensiva, cientos de separatistas surosetos, acompañados por algunos militares rusos, saquearon e incendiaron casas en las aldeas cercanas a Gori.
Francia urgió este jueves a los demás miembros del Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar "lo más rápidamente posible" un proyecto de resolución sobre el conflicto del Cáucaso para apuntalar el frágil acuerdo de cese el fuego firmado entre Rusia y Georgia. "En la ONU, Francia elaboró un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad que integra el acuerdo aprobado por Rusia y Georgia", dijo en París a la prensa el portavoz adjunto del ministerio de Exteriores, Frederic Desagneaux.
Rusia acusó el miércoles a Georgia de violar la tregua firmada el martes al no continuar una "retirada activa" de sus tropas de Osetia del Sur, donde según las autoridades rusas unos 2.000 civiles murieron en los combates. La ONU calcula que unas 100.000 personas fueron obligadas a abandonar sus hogares. El ministro georgiano de Salud Pública estimó el número de muertos en Georgia en 175 personas, en su mayor parte civiles. Rusia anunció la muerte de 74 militares.
Finalmente, la compañía petrolera BP volvió a inyectar gas en el gasoducto del Cáucaso Sur (SCP), que pasa por Georgia, tras haber suspendido el suministro por precaución durante las operaciones militares rusas en el país caucásico.

Las tremendas pesadillas se harán realidad

La desconocida” es un filme que marca el regreso al cine del director de “Cinema Paradiso”, Giuseppe Tornatore. La película cuenta la historia de Irena, una sufrida mujer procedente de Ucrania, que es perseguida por un oscuro pasado de esclava sexual. Ella era abusada por su novio Muffa, del cual huye clavándole una tijera y dándolo por muerto. Su nueva vida comenzará en Trieste, una ciudad italiana a la que se muda y donde consigue trabajo como empleada doméstica para una familia adinerada, los Adacher, que son comerciantes de oro, nada menos.Irena se empieza a encariñar con la familia, y sobre todo con la niña, la cual padece una enfermedad neurológica muy peculiar, que no le permite tener reflejos. El pasado volverá a atormentar a esta mujer con nuevos horrores y violencia. Sus pesadillas se harán realidad cuando se encuentre con Muffa, el proxeneta a quien daba por muerto, quien la acosará nuevamente.

El Cáucaso, el mayor desafío para Europa

PARIS.? No crean que el conflicto del Cáucaso es un asunto local. Se trata, probablemente, del momento más decisivo de la historia europea desde la caída del Muro de Berlín.
Lo demuestra el clamor que llega desde Moscú: ?¡Genocidio!?, acusa Vladimir Putin, que ni siquiera se dignó a pronunciar esa palabra durante la conmemoración del 50° aniversario de Auschwitz. ?¡Munich!?, invoca el blando Dimitri Medvedev para insinuar que Georgia, con sus 4,5 millones de habitantes, es la reencarnación del Tercer Reich.
Nos cuidaremos de subestimar las capacidades de ambos líderes, pero sospechamos que, al fingir indignación, y sobre todo exagerándola, los gobernantes rusos manifiestan la voluntad de asestar un golpe decisivo.
Los asesores del Kremlin han repasado los clásicos de la propaganda totalitaria: cuanto más grande es la mentira, tanto mayor es su efecto.
¿Quién fue el primero en abrir fuego, la semana pasada? La pregunta es obsoleta. Los georgianos se retiraron de Osetia del Sur, territorio que la legislación internacional, conviene recordar, coloca bajo su jurisdicción. También se han retirado de los pueblos vecinos. ¿Tendrán que retirarse también de su propia capital?
La verdad es que la intervención del ejército ruso más allá de sus fronteras, contra un país independiente, miembro de la ONU, representa una gran novedad desde hace varias décadas. Para ser exactos, desde la invasión de Afganistán.
En 1989, Mikhail Gorbachov se negó a enviar los tanques soviéticos contra la Polonia del sindicato Solidaridad. Yeltsin se cuidó muy bien, cinco años después, de permitir que las divisiones rusas penetraran en Yugoslavia para prestar apoyo a Slobodan Milosevic. El mismo Putin no se arriesgó a enviar sus tropas para combatir la Revolución de las Rosas (Georgia, 2002) ni más tarde contra la Revolución Naranja (Ucrania, 2004).
Pero hoy, todo se tambalea. Y corremos el riesgo de que, ante nuestros ojos, aparezca un mundo nuevo, con nuevas reglas.
¿Qué esperan la Unión Europea y Estados Unidos para detener la invasión de Georgia, un país amigo de Occidente? ¿Veremos a Mikhail Saakashvili, un líder aliado de Occidente, elegido democráticamente, derrocado, exiliado, reemplazado por un títere o con la soga al cuello?
¿Se restablecerá el orden en Tiflis como se restableció en Budapest en 1956 y en Praga en 1968? Sólo hay una respuesta para estas preguntas. Es necesario salvar a una democracia amenazada de muerte. Porque esta historia no atañe exclusivamente a Georgia, sino también a Ucrania, Azerbaiján, a Asia central, a Europa del Este, y por lo tanto, a toda Europa.
Si permitimos que los tanques y los bombarderos destruyan Georgia, daremos a entender a todos los países de la región, más o menos vecinos de la Gran Rusia, que ya no los defenderemos, que nuestras promesas son papel mojado, que nuestras buenas intenciones son palabras vacías y que no deben esperar nada de nosotros.
Queda poco tiempo. Empecemos entonces por decir con claridad quién es el agresor: es la Rusia de Putin y de Medvedev, ese célebre "liberal" desconocido que debía funcionar como contrapeso del nacionalismo de Putin. Basta de tergiversaciones y de hacer pasar a las luciérnagas por faros: los 200.000 muertos de Chechenia, catalogados como "terroristas"; el destino del Cáucaso del Norte, rotulado de "un asunto interno"; Anna Politkovskaya, considerada una periodista suicida; Litvinenko, un extraterrestre. Y admitamos finalmente que la autocracia putiniana, nacida por gracia de los oscuros atentados que ensangrentaron Moscú en 1999, no representa un interlocutor confiable, y menos aún una potencia amiga.
¿Con qué derecho esta Rusia agresiva, amenazante y de mala fe sigue siendo miembro del Grupo de los Ocho? ¿Por qué tiene aún una banca en el Consejo de Europa, una institución nacida para defender los valores de nuestro continente? ¿De qué sirve seguir haciendo costosas inversiones, especialmente alemanas, para construir un gasoducto bajo el Báltico con el único beneficio -para los rusos- de no utilizar las tuberías tendidas a través de Ucrania y de Polonia? Si el Kremlin insiste en sus agresiones en el Cáucaso, ¿no sería conveniente que Europa reconsiderara todas las relaciones que mantiene con su gran vecino? Rusia tiene tanta necesidad de vender su petróleo como nosotros de comprarlo. Con audacia y lucidez
A veces se puede extorsionar a un extorsionador. Si Europa encuentra la audacia y la lucidez necesarias para enfrentar el desafío, demostrará que es fuerte. De lo contrario, está muerta.
Los dos firmantes de este artículo les pedían públicamente, en una carta fechada el 29 de marzo de 2008, a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy que no obstaculizaran el ingreso de Georgia y Ucrania en la OTAN. Esa decisión, escribimos entonces, protegería el territorio de ambos países. El gas seguiría llegando. Y la "lógica de guerra", que tanto hace temblar a algunos, perdería.
Estamos convencidos de que nuestra negativa enviará una señal desastrosa a los nuevos zares de Rusia. Les demostrará que somos débiles y volubles, que Georgia y Ucrania son tierras conquistables y que estamos dispuestos a inmolarlas con gusto sobre el altar de las renovadas ambiciones imperiales rusas.
No integrar, o más bien no pensar en integrar a esos países al espacio de la civilización europea, tendrá un efecto desestabilizante para toda la región, dijimos en el artículo. En suma, si se cede ante Putin significa que estamos dispuestos a sacrificar nuestros principios por él, y retirándonos ahora, antes de haber intentado nada, sólo conseguiremos reforzar en Moscú el nacionalismo más virulento.
Era como imaginarnos lo peor, pero sin creerlo del todo. Pero lo peor ya ocurrió. Para no molestar a Moscú, Francia y Alemania vetaron la perspectiva de adhesión de Georgia. Putin comprendió perfectamente el mensaje, al punto de que lanzó su ofensiva como señal de gratitud.
Llegó la hora de cambiar de método. Los europeos fueron testigos, impotentes debido a sus divisiones internas, del sitio de Sarajevo. Vieron cómo se destrozaba Grozny, impotentes por ciegos. ¿La cobardía nos obligará esta vez a contemplar, pasivos y de rodillas, la capitulación de la democracia de Tiflis?
El estado mayor del Kremlin nunca creyó en la existencia de una "unión europea". Sabe muy bien que bajo las bellas palabras que brotan al por mayor en Bruselas acechan las rivalidades seculares entre las soberanías nacionales, que pueden manipular a su antojo y que son mutuamente paralizantes.
El test georgiano es una prueba de la existencia o no de Europa. La Europa que se construyó contra la Cortina de Hierro, contra los fascismos de ayer y de hoy, contra sus propias guerras coloniales, la Europa que festejó la caída del Muro y celebró la revolución de terciopelo, está hoy al borde del coma. 1945-2008: ¿veremos sellar el fin de nuestra breve historia común en esas olimpíadas del terror que actualmente se desarrollan en el Cáucaso?
Traducción de Mirta Rosenberg

Ucrania se corona en sable por equipos

Se impone a las anfitrionas chinas en la final, quienes se deben de conformar con la plata
BEIJING, CHINA.- Ucrania se consagró campeón olímpico por equipos de sable, este jueves en Pekín, en el marco del torneo de esgrima de los Juegos Olímpicos de Pekín-2008, al derrotar en la final a China por 45 a 44.El equipo integrado por Olha Zhovnir, Olga Kharlan y Olena Khomrova se impuso al trío chino Hong Ni, Yingying Bao y Xue Tan por un ajustadísimo 45-44, que le dio su primera medalla de oro de la historia en de los Juegos en la especialidad.La medalla de bronce cayó en manos del equipo de Estados Unidos, que derrotó a Francia en el duelo por el tercer lugar

Ucrania dice que los buques rusos que regresen del Cáucaso necesitan permiso

Ucrania anunció hoy que los buques de la Flota rusa del Mar Negro que regresen de la región del Cáucaso deberán recibir la autorización correspondiente del Estado Mayor General para cruzar territorio ucraniano."Hoy entró en vigor el mecanismo para el regreso de estos barcos. Deben recibir la autorización pertinente. Esa autorización es una prerrogativa del Estado Mayor General", precisó Victor Semionov, embajador y presidente adjunto para los asuntos de la Flota del Mar Negro.Según el diplomático, la legislación anterior establecía que los barcos de la Flota rusa del Mar Negro debían presentar una petición para cruzar la frontera ucraniana con 72 horas de antelación, tras lo cual podían realizar la operación sin tener que obtener ningún tipo de autorización.La modificación de la legislación establece que, además de la petición para cruzar la frontera, el Estado Mayor General de Ucrania debe autorizar la misma.Semionov indicó, además, que Rusia debe cumplir esta condición, ya que fuera de la base de la Flota del Mar Negro rige la legislación ucraniana.Agregó que, según las modificaciones de la ley, antes de cruzar territorio ucraniano, los militares rusos deberán rellenar los documentos de migración y especificar el tipo de carga que transportan.Rusia calificó hoy de "medida antirrusa" el decreto firmado la víspera por el presidente de Ucrania, Víctor Yúschenko."Rusia considera que esta acción de las autoridades ucranianas es contraria al espíritu y carácter" del acuerdo sobre la flota del Mar Negro y "el tratado de amistad y cooperación entre la Federación de Rusia y Ucrania de 1997", reza el comunicado del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores.El Ministerio señala que esta nueva medida "tiene como objetivo dificultar seriamente la actividad de la flota" y afirma que "este paso unilateral supone otro golpe al proceso de negociaciones sobre la Flota del Mar Negro y, en mayor medida, a las relaciones bilaterales en general".Ucrania manifestó su preocupación por la posibilidad de que la Flota del Mar Negro se vea involucrada en acciones militares en terceros países, tras el estallido del conflicto en Georgia.

Georgia y Kosovo, tan lejos, tan cerca

ABOGABA yo en estas mismas páginas hace pocos días -ABC, 21 de julio, 2008- por la entrada de Georgia y Ucrania en la OTAN, accediendo a los deseos de los dos países expresados en ese sentido. A la vista de los trágicos acontecimientos que en este momento están teniendo lugar en Osetia del Sur, parte del territorio de Georgia, lo menos que cabe argüir es que si la OTAN hubiera sido sensible a esas demandas, ni las tropas georgianas habrían intervenido contra el territorio secesionista ni las tropas rusas habrían invadido el espacio georgiano.
A primera vista, la decisión del presidente de Georgia de poner fin por las armas a la secesión oseta aparece como un grosero error de cálculo. La historia de tensiones entre Tiblisi y Moscú desde que la República del Cáucaso accedió a la independencia es larga y prolija, y suficientemente conocida la interferencia constante de las autoridades rusas en los asuntos georgianos. El mantenimiento de las rebeldías en Abjasia y Osetia del Sur ha contado abiertamente con el beneplácito y apoyo de Rusia y los líderes secesionistas de los dos territorios no han ocultado nunca sus simpatías por el Kremlin moscovita. Una acción militar de los georgianos contra los osetos habría de desembocar necesariamente en un enfrentamiento con los herederos de la URSS. Y no hace falta ser un experto en capacidades militares para saber dónde se encuentra la auténtica realidad del poder.
Si el ataque georgiano ha sido calculado para coincidir con el comienzo de las Olimpiadas en Pekín, esperando con ello que la inexistente tregua olímpica impidiera la reacción rusa, o desencadenado con la esperanza de encontrar ayuda en Occidente, la visión no puede haber sido más miope. Los rusos no están dispuestos a templar gaitas en el Cáucaso y el Occidente, más allá de las canónicas expresiones de solidaridad, no prevé la participación de sus efectivos militares en un conflicto que tenga por objetivo la reintegración territorial de Georgia. Es por otro lado patente la irritación con que las capitales europeas han recibido la noticia de los recientes enfrentamientos, no tanto por el recordatorio que contienen sino por la molestia que consigo traen.
Y en efecto Mijail Saakashvili, el presidente de Georgia, puede haberse equivocado en el desencadenamiento de las hostilidades, en la selección del momento escogido para las mismas, en los motivos que le han llevado a tomar la grave decisión o en el cálculo de las consecuencias. Y seguramente muchos estarán dispuestos a echárselo en cara. Todos aquellos que cerraron los ojos a los conflictos latentes en Georgia y en otras partes del Cáucaso, esperando que el tiempo, cuan ungüento mágico, ayudara a su pacífica resolución.
En donde el presidente georgiano no se ha equivocado es la reclamación de su integridad territorial. Las secesiones de Osetia del Sur y de Abjasia, sistemáticamente alentadas por los rusos, han contribuido a desestabilizar la existencia independiente de Georgia. Lo mismo puede decirse de Nagorno Karabaj, el enclave armenio en Azeirbajan y de Trasnistria, la banda oriental de Moldova, en su momento escogida por los militares rusos para su retiro y desde hace años conservada por Moscú como feudo particular. Las innumerables tareas mediadoras llevadas a cabo por la OSCE para acabar con esos focos de tensión han tropezado sistemáticamente con la intransigencia de Moscú. No es de extrañar ahora o en el futuro que los legítimos detentadores de las respectivas soberanías nacionales intenten imponer por la fuerza lo que les es negado por la razón y el derecho. Sin olvidar, y ello es muy patente en Georgia, las provocaciones manifiestas y continuas de Rusia en la prosecución de sus intereses y en la desestabilización del adversario. Hace todavía pocos días que Tiblisi denunciaba, y los observadores internacionales constataban, las continuas violaciones del espacio aéreo georgiano por aviones rusos. Saakashvili no parece ser un prodigio de contención diplomática, pero cabe preguntarse quién podría mantenerla con vecinos tan hoscos y agresivos.
Si la OTAN hubiera mostrado en su momento una disposición favorable a la entrada de Georgia en el club, la decisión georgiana de emplear las armas en Osetia del Sur no hubiera tenido lugar. Los mecanismos internos de consulta y decisión en el seno de la Alianza hubieran puesto sordina a las impaciencias del pro americano presidente de la República caucásica. Y, naturalmente, los rusos hubieran debido tener en cuenta los costes derivados de una agresión a un miembro de la Alianza. Todo ello queda ahora arrojado al pozo sin fondo de las oportunidades perdidas.
Y Osetia del Sur, con toda probabilidad, quedará anexionada «de facto», si no «de jure», a la soberanía rusa e integrada con el Norte de la misma República. La manifiesta y grosera violación por parte de Rusia de las fronteras y de la integridad territorial de un Estado soberano, miembro de la ONU y de la OSCE, servirá para muchas recriminaciones, no pocas sesiones baldías del Consejo de Seguridad, un significativo aumento de la tensión internacional en la zona, y nada más. ¿Está alguien en Occidente dispuesto a morir por la integridad territorial de Georgia? Y además, ¿quién creerá en las reclamaciones a favor del retorno a esa integridad territorial cuando hace pocas semanas los mismos que hoy la exigen no tuvieron empacho ni vergüenza en negársela a Serbia al reconocer la independencia de Kosovo?
Rusia no acaba de conformarse a la pérdida de la dimensión territorial de la URSS y los países occidentales no acaban de tomar la medida a las consecuencias del síndrome post imperial. Washington se empeña en tratar con Moscú como si Stalin -georgiano él, por cierto- siguiera mandando en el Kremlin y los europeos occidentales oscilan entre el temor al malhumorado oso y el halago ante el poderío energético. El resultado es una política equivocada -la independencia de Kosovo nunca debió ser reconocida- y vacilante -Georgia y Ucrania, como en su momento Letonia, Lituania y Estonia debieran haber sido aceptadas como miembros de la OTAN-. Hoy, cuando las tropas rusas están en Georgia, es ya demasiado tarde para otra cosa que no sea el intento de recomponer los graves descosidos. Y procurar que la tensión no alcance el punto de no retorno.
La política internacional no ha sido nunca un dechado de coherencia, y en ello no es demasiado diferente a la historia de cualquier humano. Pero los riesgos a que conducen los desaciertos de los que la controlan y practican suelen traer consigo calamidades de consideración. Todo suele empezar por pequeños errores de cálculo, improvisaciones nimias, vacilaciones e indecisiones. Un día es el error Kosovo. Otro, la negativa a incluir Georgia, Ucrania y Macedonia en la OTAN. Quizás más tarde el mostrenco rechazo a que Turquía sea miembro de la UE. Un poco antes, la creencia inmatizada de que los jefes de los servicios de inteligencia -qué ironía- saben todo, incluso el número de armas de destrucción masiva que el enemigo posee. Y así, paso a paso, nos encontramos con las tropas rusas a sesenta kilómetros de Tiblisi. Entre la cacofonía, nadie se encarga de recontar los muertos. Pero es que la vida, como bien decía Macbeth, «es una historia contada por un idiota, llena de ruido y de furia, que nada significa». A lo mejor convendría que en Bruselas, Washington y Moscú volvieran a leer a Shakespeare. Antes de que sea demasiado tarde.
JAVIER RUPÉREZ
Embajador de España

Polonia, Ucrania y los países bálticos actúan para aislar al Kremlin

Los dirigentes de las repúblicas bálticas, especialmente de Lituana, así como los de Polonia y Ucrania, han volcado todo su apoyo en favor de Georgia en el conflicto con Rusia y buscan la manera de castigar "la agresión" por parte del Kremlin contra "un pequeño país de Europa".
Rusia comienza a entregar a Georgia el control de Gori


Víktor Yúshenko, el presidente ucranio, ha promulgado mientras tanto un decreto por el cual los buques, aviones y personal militar de la flota rusa del mar Negro necesitan un permiso especial para poder atravesar las aguas de su país. De cumplirse el decreto, esa flota puede verse prácticamente paralizada.
El presidente de Lituania, Valdas Adakums -que viajó a Tbilisi la noche del martes con sus colegas estonio, polaco y ucranio y el primer ministro letón para solidarizarse con Georgia- propone expulsar a Rusia de organizaciones internacionales. Por ejemplo, del G-8, como propugna el candidato republicano a la presidencia de EE UU, John McCain, así como impedir su ingreso en otras, como la Organización Mundial de Comercio y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Tanto los países bálticos como Polonia han visto en Moscú un peligro para su soberanía y no creen que con la desaparición de la Unión Soviética hayan desaparecido también las ambiciones imperiales de Rusia. Las acciones militares rusas en Georgia demuestran, según dicen, que tienen razón. El odio y el temor en Ucrania a Moscú nunca han alcanzando los niveles existentes en Estonia, Letonia y Lituania, pero desde que Yúshenko llegó al poder, su régimen prooccidental ha estado haciendo frente común con las repúblicas bálticas y Polonia.
Estos países insisten en que Rusia no es creíble como pacificadora porque es parte del conflicto. También piensan que la UE debe emplazar sus propias fuerzas de pacificación en Abjazia y Osetia del Sur.
El presidente polaco, Lech Kaczynski, así se lo ha hecho saber a su colega francés, Nicolas Sarkozy, ya que Francia ocupa actualmente la presidencia de la UE. Se trata de un plan elaborado por Lituania, Polonia y Ucrania. Sin embargo, en los seis puntos del documento acordado por Sarkozy con Dmitri Medvédev, en Moscú, y Mijaíl Saakashvili, en Tbilisi, no figura ninguna alusión a un posible relevo de las fuerzas rusas de pacificación en ambos enclaves.
Adamkus comparó anteanoche en Tbilisi las acciones rusas con las de la Alemania nazi en vísperas del estallido de la conflagración mundial. "No podemos permitir un segundo Múnich, cuando la comunidad internacional cedió ante Hitler. Eso condujo a la II Guerra Mundial, a una inmensa tragedia y a millones de víctimas", declaró. "Es nuestro deber apoyar al Gobierno legítimo de Georgia, que fue elegido por su pueblo", sentenció Adamkus.
Para Kaczynski, Georgia es precisamente el país donde EE UU -"nuestro más grande aliado"- debe "confirmar su decidido apoyo".
El presidente estonio, Toomas Hendrick, advirtió en una declaración divulgada el martes que la guerra ruso-georgiana es una prueba de fuego para la UE para "elaborar sus políticas de seguridad futuras". "Europa debe reevaluar completamente su actual política internacional y de seguridad en concordancia con la nueva realidad", advirtió.

LENGUA-UCRANIA: El ruso pierde terreno

Quienes hablan ruso en Ucrania dicen que la falta de reconocimiento estatal de la mayor minoría lingüística de Europa equivale a discriminación, pero otros alegan que si se hiciera estaría en peligro el desarrollo del idioma local.
El ruso es el idioma minoritario más importante y el segundo más común en Ucrania, aunque muchos de los que lo hablan son originarios que se "rusificaron". El ucraniano es el único idioma oficial en este país y está estrechamente relacionado con el ruso. Los dos, de origen eslavo, son hablados por proporciones casi iguales de los 48 millones de habitantes de ese país. El ucraniano prevalece en el occidente del país, mientras que el ruso es ampliamente hablado en el sur y este, así como en Kiev, la capital, en lo que constituye la mayor comunidad ruso-parlante de fuera de Rusia. Muchas personas que hablan ruso quieren que sea reconocido como segundo idioma oficial de Ucrania y ven esto como un reconocimiento de la naturaleza multiétnica del país. La demanda cuenta con el apoyo de la mayoría de los partidos políticos de oposición, es decir aquellos que favorecen que haya vínculos más cercanos con Rusia. Pero el gobierno, de orientación pro-occidental, está en contra. Los ruso-parlantes generalmente quieren que sus hijos hablen fluidamente el ucraniano, pero piensan que nadie debería ser forzado a hablarlo en el lugar de trabajo o al ejercer sus derechos de ciudadano. Aunque la Ucrania oficial funciona en el idioma local, el ruso todavía domina el mundo de los negocios y los medios impresos. El conocimiento de ambas lenguas también es importante para seguir la vida política del país, donde un político puede dirigirse a otro en ruso y recibir una respuesta en ucraniano. Pero el número de escuelas que usan el ruso como idioma de instrucción disminuye rápidamente, y es en ucraniano que se lleva a cabo la educación superior. La televisión estatal sólo transmite en ucraniano y la presencia del ruso en los demás canales y en radio es mínima, aunque muchos todavía dependen de las transmisiones desde Rusia. "El espacio de información nacional debería ser en ucraniano. Éste es un requisito clave para formar una sola nación y para la educación patriótica de niños y jóvenes", dijo en diciembre el presidente Viktor Yushchenko. El idioma ucraniano también realizó un gran avance en los cines, dado que el tribunal constitucional del país anunció que todas las películas extranjeras, entre ellas las rusas, deben estar dobladas o subtituladas a la lengua local. Moscú emitió declaraciones expresando preocupación por el estado del idioma ruso en Ucrania, acusando a Kiev en marzo de desobedecer el Capítulo Europeo para los Idiomas Regionales o Minoritarios, adoptado por el Consejo de Europa, de 47 naciones, en 1992. Sin embargo, hay pocas instancias en que ciudadanos individuales aleguen haber sido discriminados en base a su idioma. "La situación idiomática en Ucrania es mucho más publicitada que importante. Es el tema más álgido en política, y es muy fácil lavarle el cerebro a la gente con historias de discriminación idiomática y culturas que mueren", dijo a IPS Maksym Ivanyna, de la alemana Universidad de Regensburg, que tiene experiencia en investigaciones sobre lenguas. La guerra entre el ruso y el ucraniano ha visto muchas pequeñas batallas a nivel regional. Muchas de las zonas donde predomina el ruso le conceden a éste el estatus de idioma regional. Kiev ha calificado de "separatismo idiomático" a estas decisiones, que fueron desafiadas en tribunales regionales por personas que creen que convertir al ruso en idioma oficial plantea una amenaza a la independencia e integridad territorial de Ucrania. Un estudio de 1995 mostró que la población de Ucrania estaba dividida en tercios casi iguales entre quienes hablaban ucraniano, ruso o las dos cosas, pero desde entonces la proporción de los primeros ha aumentado. "El idioma ucraniano está ganando más popularidad y, desde hace poco, especialmente en ciudades de Ucrania central", dijo Ivanyna a IPS. Se ha vuelto un moderno indicador ideológico, y no es extraño hallar jóvenes que se llaman a sí mismos ucraniano-parlantes aunque procedan de familias que hablan ruso. Estudios realizados por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev concluyeron que hay muchos ucranianos que hablan ruso en su hogar, pero declaran al ucraniano como su idioma nativo. La progresiva "ucranianización" del país ha hecho sentir incómodos a muchos ruso-parlantes, pero durante varias décadas fueron los ucranianos quienes se quejaron de discriminación idiomática, y sólo lentamente el idioma eslavo comenzó a borrar la etiqueta de "idioma campesino". Ivanyna, un ucraniano occidental, siente que el idioma ucraniano todavía necesita espacio para crecer. "El ucraniano es el único idioma oficial y debería seguir así, debería ganar más popularidad a fin de restablecer la justicia histórica", señaló a IPS. Los colonos rusos vienen llegando a lo que hoy es Ucrania desde el siglo XVI. El proceso de industrialización llevó a más de ellos a ciudades ucranianas, lo cual explica la posición privilegiada del ruso en los centros urbanos. El idioma de las clases superiores pasó a ser el ruso, y especialmente en el siglo XIX y en el XX fue o bien eliminado o bien mal visto. En la era de la hoy desaparecida Unión Soviética, el ucraniano estaba permitido, pero siempre fue implícitamente tratado como idioma de segunda clase detrás de ruso, que era el idioma de la elite. No obstante, fue durante el liderazgo soviético de Mijail Gorbachov (1985-1991) cuando el ucraniano fue reconocido como el idioma estatal de Ucrania y se tomó la decisión de introducir gradualmente el idioma en la educación superior y las instituciones públicas. Con la independencia de Ucrania, en 1991, las elites políticas pro-europeas y nacionalistas impulsaron el objetivo de un estado que promoviera el idioma ucraniano, aunque el peso político y económico de la vecina Rusia siempre limitó posibles excesos.(FIN/2008)

Ucrania eliminó a Estados Unidos de la semifinal de sable femenino por equipos

Beijing, 14 Ago. ABN.- El equipo de sable femenino de Ucrania derrotó este jueves a su similar de Estados Unidos, en la etapa semifinal de la esgrima de los Juegos Olímpicos Beijing 2008. Precisó la agencia de noticias China Xinhua que las estadounidenses, actuales número uno del mundo, cayeron con marcador de 45-39 El equipo estadounidense, integrado por las tres mejores de la competición del sable femenino individual, Mariel Zagunis, Sada Jacobson y Rebecca Ward, vio frustradas sus aspiraciones de llevarse la presea dorada en esta edición de las magna justa del deporte universal. Las ucranianas Olga Kharlan, Halyna Pundyk y Olena Khomrova, se enfrentarán a la selección china en la final, después de que las anfitrionas -Tan Xue, Bao Yingying y Ni Hong- derrotaran a las francesas por 45-38.

Critican a Ucrania que amenaza con prohibir el regreso de buques rusos a Sebastópol

Se trata de los navíos rusos que cumplieron misiones de combate en la parte este del mar Negro.

El ex Comandante de la Marina de Guerra de la Unión Soviética, almirante Vladímir Chernavin, criticó hoy a Ucrania que amenazó con prohibir a los buques rusos el regreso al puerto de Sebastópol, en Crimea. Tras la escalada del conflicto georgiano-oseta, la Flota rusa del mar Negro recibió la orden de resguardar la seguridad cerca de las costas abjasias. En la operación participaron el crucero 'Moskva', el guardacostas 'Smetlivi', tres buques de desembarco y varios barcos de apoyo logístico. El 10 de agosto los buques rusos hundieron una lancha portamisiles georgiana que atacó a marineros rusos en la parte este del mar Negro. El almirante Vladímir Chernavin, que es presidente de la Unión de Submarinistas, considera que las medidas que quiere adoptar Ucrania son inadmisibles desde el punto de vista histórico, político y humano. "Las declaraciones amenazantes de Kíev pisotean el pasado histórico de la Flota rusa y del puerto de Sebastópol, como también, la historia de las relaciones de dos pueblos eslavos hermanos", expresó. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania declaró el 10 de agosto que se reservaba el derecho de prohibir el regreso a Sebastópol de los buques rusos que cumplían misiones de combate en la parte este del mar Negro.

Panorama: La CEI tras la salida de Georgia

El presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, anunció este martes que su país abandona la pos-soviética Comunidad de Estados Independientes (CEI), surgida tras la desintegración de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en diciembre de 1991.
La CEI, con sede en Minsk (Bielorrusia), estaba integrada hasta hoy por doce repúblicas de la antigua URSS: Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Azerbaiyán, Armenia, Kazajistán, Uzbekistán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y la ahora cesante Georgia.
La Comunidad fue una idea del presidente ruso Boris Yeltsin que cobró realidad el 8 de diciembre de 1991, fecha de su fundación por la Federación Rusa (Rusia), Bielorrusia y Ucrania.
Las restantes repúblicas se sumaron a la iniciativa el 21 de diciembre, excepto Georgia, que lo hizo el 23 octubre de 1993 y Moldavia, el 8 abril de 1994.
Sólo quedaron fuera las tres bálticas: Letonia, Estonia y Lituania, reacias a cualquier vínculo con la CEI.
Liquidado el Estado soviético fue así abonado el terreno para el nacimiento de la CEI, capitaneada por Rusia.
Crisis de identidadEste bloque comercial y de cooperación internacional, con una superficie de 21.545.539 kilómetros cuadrados, coordina el comercio, la seguridad, las finanzas y leyes de sus países miembros, pero no constituye un Estado, ni tiene una ciudadanía ni un presupuesto comunes.
Su máximo cargo es, a modo de presidente de la unión, el de secretario ejecutivo, que desde 2007 ejerce el ex jefe del espionaje militar ruso Serguéi Lébedev.
El paso del tiempo ha mostrado una crisis de identidad en su seno, que ofrece una imagen de la CEI más parecida a un organismo virtual donde desuniones, intereses reñidos y conflictos abiertos o latentes entre sus miembros ponen en peligro a la misma Comunidad.
En los últimos años se ha hecho patente la división en sus filas. Por un lado, se halla el grupo pro-ruso, constituido por Armenia, Kirguizistán, Bielorrusia, Kazajistán, Tayikistán y Uzbekistán, y por otro, el polo opuesto, integrado por Ucrania, Azerbaiyán, Moldavia y Georgia. Turkmenistán, que cambió su estatus por el de asociado en 2005, se considera neutral.
Diferencias recurrentesLos presidentes de los doce países pertenecientes a esta asociación se han reunido en numerosas ocasiones para tratar de fijar las normas de convivencia y cuestiones de orden internacional, además de otras de su propio ámbito, como la reforma interna.
Sin embargo, desde su primera cumbre, celebrada en diciembre de 1991 en Minsk (Bielorrusia), sus miembros dejaron entrever sus diferencias en sus citas prácticamente anuales.
En la reunión de 1993, también en Minsk, sólo siete repúblicas suscribieron sus estatutos fundacionales. En esa ocasión no lo firmaron Ucrania, Turkmenistán, Moldavia, Azerbaiyán y Georgia.
La cumbre del 28 de noviembre de 2006 acabó en Minsk sin acuerdo en los principales asuntos debatidos: la reforma del organismo y la la delimitación de fronteras entre sus doce miembros.
De hecho, Georgia como Moldavia, Armenia y Azerbaiyán se opusieron a cualquier delimitación que no incluyera en sus respectivos territorios a las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur, y la moldava de Cisdniéster, o el enclave de Nagorno Karabaj que se disputan armenios y azerbaiyanos.
La última cumbre de la CEI tuvo lugar el pasado 28 de febrero en Moscú. A pesar de su carácter informal, la cita fue relevante porque Putin se despidió como presidente ruso de los líderes y presentó a su sucesor, el entonces candidato oficialista Dmitri Medvedev y actual jefe del Estado ruso.
Uno de los temas tratados fue la recién proclamada independencia de Kosovo y el precedente que sienta para los miembros de la CEI con conflictos separatistas.

miércoles, 13 de agosto de 2008

El Gobierno espera que el IPC cierre el año por debajo del 4% tras "tocar techo" en julio

El Índice de Precios de Consumo (IPC) bajó cinco décimas en julio, debido especialmente a las rebajas de verano, pese a lo cual la tasa de variación interanual de inflación aumentó tres décimas y se sitúa en el 5,3%, la más alta desde diciembre de 1992, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. No obstante, el Gobierno estima que la inflación empezará a bajar en agosto y cerrará el año por debajo del 4% si se detiene la subida del precio del petróleo.
Zapatero impulsará hoy medidas para liberalizar la economía ante la crisis
El Gobierno inicia mañana un programa bianual con 24 reformas contra la crisis

Índice de Precios de Consumo.- Julio 2008
DOCUMENTO (PDF - 235,91Kb) - 13-08-2008

David Vegara: "En el mes de agosto podría iniciarse un cambio de tendencia"
AUDIO - Cadena Ser - 13-08-2008
El secretario de Estado de Economía, David Vegara, aseguró hoy que la inflación estará por debajo del 4 por ciento al cierre de este año y añadió que si el petróleo se mantiene en los niveles actuales el IPC podría bajar hasta el entorno del 3 por ciento en 2009. -

Cristobal Montoro: "Una auténtica agresión al bienestar de los españoles"
AUDIO - Cadena Ser - 13-08-2008
- CADENA SER
El mes pasado subieron especialmente los gastos de la vivienda, un 1,7%, debido al encarecimiento de la electricidad, mientras que la hostelería subió el 1% y el transporte el 0,7% por el alza de los carburantes y del transporte aéreo. El ocio y la cultura también subieron en julio, el 1,1%, debido principalmente al encarecimiento de los viajes organizados. Todas estas subidas fueron contrarrestadas por la fuerte bajada, un 11,3%, de los precios del vestido y el calzado, que ha permitido la caída mensual del IPC.
El Ministerio de Economía ha explicado en un comunicado que dos de las tres décimas de subida del IPC interanual de julio se deben a la subida del 88% experimentada por el precio del petróleo en un año. La otra décima de alza interanual se debe, según ha confirmado el ministerio, al comportamiento de los elementos relacionados con el turismo, el transporte aéreo, los hoteles y los viajes organizados. El secretario de Estado de Economía, David Vegara, ha asegurado hoy que la inflación en julio "ha tocado techo". En su opinión, empezará a bajar en agosto hasta situarse por debajo del 4% al cierre de este año. El secretario de Estado ha afirmado que esta bajada de la inflación hasta el 3% el año que viene debería producirse en un proceso "relativamente rápido" si "se detiene" la subida del precio del crudo.
Petróleo y electricidad
El transporte, debido al alza del petróleo, ha subido el 10,6% en un año. Le siguen los precios de consumo relacionados con la vivienda, que se han encarecido en un año un 8,4% por las subidas de la electricidad.
Los alimentos y bebidas no alcohólicas acumulan en doce meses un alza del 7%, dos décimas por debajo de la registrada en junio gracias a las caídas de los precios del pescado fresco y la leche registradas el mes pasado. El único grupo de precios que sigue registrando bajadas interanuales es el de las comunicaciones, con una caída de dos décimas en doce meses.
Subidas de calefacción, alumbrado y agua
Por rúbricas, las mayores subidas de los precios con respecto al mes anterior se registraron en la calefacción, alumbrado y distribución de agua, con el 3,1% más, seguida de la carne de ovino, que subió un 2,5% y el transporte público interurbano, que lo hizo el 2,4%.
Por el contrario, las bajadas más significativas se produjeron en las rúbricas relacionadas con el vestido y el calzado, como la de ropa de niño y bebé, que bajó el 19,1%; el calzado de niño, el 13,4% más barato y las prendas de vestir de mujer, cuyos precios cayeron el 12,5%.
Bajada en casi todas las comunidades
Los precios bajaron en todas las comunidades autónomas excepto en las Islas Baleares, donde subieron el 0,1%. La mayor caída se produjo en La Rioja, que redujo sus precios en un punto, seguida de Murcia (0,9%) y Extremadura, Galicia, Andalucía y Asturias con una bajada del 0,7%.
Les siguieron Castilla la Mancha y la Comunidad Valenciana, donde los precios bajaron seis décimas; País Vasco, con el 0,5% menos; Castilla y León y Cataluña, donde cayeron cuatro décimas; Madrid y Aragón, con el 0,3%, Canarias, con el 0,2% y Navarra con el 0,1% menos.
Los precios de consumo se mantuvieron estables en Cantabria y cayeron el 1,4% y el 1% en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, respectivamente.
Por otra parte, la inflación subyacente -que excluye del índice general los precios de la energía y los alimentos frescos-bajó además nueve décimas en julio, a pesar de lo cual la tasa interanual se elevó hasta el 3,5%.
El INE también ha publicado hoy los datos definitivos del IPC Armonizado, medido del mismo modo que en el resto de países de la zona euro, que como el índice general bajó cinco décimas mensuales, aunque alcanzó una tasa interanual del 5,3%.

Ataque ruso a Georgia amenaza con nueva guerra fría

Tras enviar tanques, tropas y aviones de guerra a Georgia la semana pasada, el presidente ruso Dmitry Medvedev ordenó ayer un alto a la ofensiva.
Por las pautas de los conflictos militares en la región, fue una guerra corta. La Guerra del Cáucaso del siglo XIX, cuando Rusia expandió su influencia en la región, duró de 1817 a 1864. Sin embargo, el que esta haya sido corta, y todavía está por verse si el alto al fuego será respetado, no significa que su efecto también lo será.Con esta incursión en el estado independiente de Georgia, Rusia amenaza con iniciar una nueva Guerra Fría. El problema es que no hay muchas razones para pensar que lo hará mejor esta vez que durante la Guerra Fría con Estados Unidos y Occidente del siglo pasado. Todos saldremos perjudicados si hay más tensiones entre Rusia y el resto del mundo. Y Rusia será la más afectada. Los hechos principales detrás del conflicto son muy claros. Rusia envió sus soldados a la región separatista de Georgia de Osetia del Sur luego de que soldados de Georgia iniciaron una ofensiva. Según Medvedev, Georgia estaba incurriendo en un ``genocidio'' en la región, y las tropas rusas entraron para proteger a los rusos étnicos.Quizá haya cierta legitimidad en el caso ruso. Sin embargo, intentar presentar a su ejército como una especie de fuerza pacificadora suiza no convencerá a mucha gente. Tampoco es que el primer ministro Vladimir Putin pueda pasar por un defensor de los derechos de las minorías oprimidas. Si tanto se preocupa por el sufrimiento de los inocentes, resulta extraño que nunca hayamos visto ese aspecto de la personalidad del ex presidente antes.Respuesta desproporcionadaEs difícil no calificar a la respuesta rusa de desproporcionada. Parece un crudo intento de reestablecer el control sobre un país que formó parte del imperio ruso en el siglo XIX, y parte de la Unión Soviética también, pero que en los últimos diez años se alió con Estados Unidos y la Unión Europea.El ex líder soviético Mikhail Gorbachev ventiló el tema en un artículo publicado en el Washington Post esta semana. Argumenta que Rusia tenía ``intereses legítimos en la región'' y que Estados Unidos había cometido un ``craso error'' al tratar al Cáucaso como si estuviera dentro de su esfera de influencia nacional.No obstante, todos estos conceptos de ``interés legítimo'' y ``esfera de interés'' solo demuestran cuán anquilosada en el pasado se encuentra Rusia. Esta diplomacia es de la era de las máquinas a vapor y las superpotencias, no de la era de la información y la cooperación pacífica.Nacionalismo de PutinGran Bretaña solía pensar que tenía ``intereses legítimos'' en Irlanda. La Alemania nazi solía suponer que tenía ``intereses legítimos'' en Polonia (y en muchos otros lugares, pensándolo bien). Afortunadamente, Europa Occidental ya dejó atrás ese sinsentido. Los países vecinos comparten el interés de promocionar el libre tránsito de personas y bienes a fin de aumentar la prosperidad para todos. No tienen ``intereses legítimos'' que les permitan enviar tanques al otro lado de la frontera.Este es otro ejemplo del agresivo estilo de Putin en materia de nacionalismo ruso. Lo hemos visto con el suministro de gas a Ucrania y la persecución a empresas petroleras como Royal Dutch Shell Plc y BP Plc por sus inversiones en Rusia. Ahora también lo estamos viendo con Georgia.Rusia quizá se sienta agraviada porque Georgia forma parte del ``corredor sur de energía'' respaldado por Estados Unidos, que conecta a la región del Mar Caspio con los mercados mundiales sin tocar Rusia. Quiere usar al petróleo como una manera de reafirmar su estatus de superpotencia. Sin duda ese es un error de proporciones históricas.Petróleo para construirDebería utilizar su riqueza petrolera para reconstruir su infraestructura y sistema educativo, crear una economía moderna que prospere aunque todos cambiemos a automóviles que funcionan con electricidad generada con energía nuclear y eólica. A Rusia no debería importarle si Georgia comparte la riqueza petrolera de la región más de lo que a Gran Bretaña le importaba que los noruegos también controlaran buena parte del petróleo en el Mar del Norte. Lo que importa es utilizar el dinero del crudo para fortalecer la economía propia.Quizás esta haya sido la cúspide del nacionalismo de Putin. El mercado accionario ruso se disparó por la noticia del cese el fuego en Georgia. El rublo empezó a recuperarse. No obstante, tanto la moneda como los mercados accionarios han sufrido embates en las últimas semanas. Los inversores están huyendo ante el comportamiento autoritario del régimen. El trato dado a empresas como BP -- cuya empresa conjunta TNK-BP fue tema de varias disputas en Rusia -- ahuyentará a los inversores extranjeros del país.Putin y sus camaradas quizá piensen que están fortaleciendo Rusia. En su lugar, están convirtiéndola en un estado paria. Si hay algo sobre lo que tenemos absoluta certeza, es que la prosperidad se logra mediante la paz y el comercio, no recurriendo al ejército. Además, los estados paria son pobres.Rusia perdió la última Guerra Fría y también perderá esta, si las tensiones continúan. No tiene ni el dinero ni los recursos humanos, y sin armas, acero y cuerpos, todas las guerras, frías o no, se pierden a la larga. Rusia pospondrá su integración al mundo desarrollado por una generación o más, y ambas partes saldrán perjudicadas.