miércoles, 13 de agosto de 2008

Ataque ruso a Georgia amenaza con nueva guerra fría

Tras enviar tanques, tropas y aviones de guerra a Georgia la semana pasada, el presidente ruso Dmitry Medvedev ordenó ayer un alto a la ofensiva.
Por las pautas de los conflictos militares en la región, fue una guerra corta. La Guerra del Cáucaso del siglo XIX, cuando Rusia expandió su influencia en la región, duró de 1817 a 1864. Sin embargo, el que esta haya sido corta, y todavía está por verse si el alto al fuego será respetado, no significa que su efecto también lo será.Con esta incursión en el estado independiente de Georgia, Rusia amenaza con iniciar una nueva Guerra Fría. El problema es que no hay muchas razones para pensar que lo hará mejor esta vez que durante la Guerra Fría con Estados Unidos y Occidente del siglo pasado. Todos saldremos perjudicados si hay más tensiones entre Rusia y el resto del mundo. Y Rusia será la más afectada. Los hechos principales detrás del conflicto son muy claros. Rusia envió sus soldados a la región separatista de Georgia de Osetia del Sur luego de que soldados de Georgia iniciaron una ofensiva. Según Medvedev, Georgia estaba incurriendo en un ``genocidio'' en la región, y las tropas rusas entraron para proteger a los rusos étnicos.Quizá haya cierta legitimidad en el caso ruso. Sin embargo, intentar presentar a su ejército como una especie de fuerza pacificadora suiza no convencerá a mucha gente. Tampoco es que el primer ministro Vladimir Putin pueda pasar por un defensor de los derechos de las minorías oprimidas. Si tanto se preocupa por el sufrimiento de los inocentes, resulta extraño que nunca hayamos visto ese aspecto de la personalidad del ex presidente antes.Respuesta desproporcionadaEs difícil no calificar a la respuesta rusa de desproporcionada. Parece un crudo intento de reestablecer el control sobre un país que formó parte del imperio ruso en el siglo XIX, y parte de la Unión Soviética también, pero que en los últimos diez años se alió con Estados Unidos y la Unión Europea.El ex líder soviético Mikhail Gorbachev ventiló el tema en un artículo publicado en el Washington Post esta semana. Argumenta que Rusia tenía ``intereses legítimos en la región'' y que Estados Unidos había cometido un ``craso error'' al tratar al Cáucaso como si estuviera dentro de su esfera de influencia nacional.No obstante, todos estos conceptos de ``interés legítimo'' y ``esfera de interés'' solo demuestran cuán anquilosada en el pasado se encuentra Rusia. Esta diplomacia es de la era de las máquinas a vapor y las superpotencias, no de la era de la información y la cooperación pacífica.Nacionalismo de PutinGran Bretaña solía pensar que tenía ``intereses legítimos'' en Irlanda. La Alemania nazi solía suponer que tenía ``intereses legítimos'' en Polonia (y en muchos otros lugares, pensándolo bien). Afortunadamente, Europa Occidental ya dejó atrás ese sinsentido. Los países vecinos comparten el interés de promocionar el libre tránsito de personas y bienes a fin de aumentar la prosperidad para todos. No tienen ``intereses legítimos'' que les permitan enviar tanques al otro lado de la frontera.Este es otro ejemplo del agresivo estilo de Putin en materia de nacionalismo ruso. Lo hemos visto con el suministro de gas a Ucrania y la persecución a empresas petroleras como Royal Dutch Shell Plc y BP Plc por sus inversiones en Rusia. Ahora también lo estamos viendo con Georgia.Rusia quizá se sienta agraviada porque Georgia forma parte del ``corredor sur de energía'' respaldado por Estados Unidos, que conecta a la región del Mar Caspio con los mercados mundiales sin tocar Rusia. Quiere usar al petróleo como una manera de reafirmar su estatus de superpotencia. Sin duda ese es un error de proporciones históricas.Petróleo para construirDebería utilizar su riqueza petrolera para reconstruir su infraestructura y sistema educativo, crear una economía moderna que prospere aunque todos cambiemos a automóviles que funcionan con electricidad generada con energía nuclear y eólica. A Rusia no debería importarle si Georgia comparte la riqueza petrolera de la región más de lo que a Gran Bretaña le importaba que los noruegos también controlaran buena parte del petróleo en el Mar del Norte. Lo que importa es utilizar el dinero del crudo para fortalecer la economía propia.Quizás esta haya sido la cúspide del nacionalismo de Putin. El mercado accionario ruso se disparó por la noticia del cese el fuego en Georgia. El rublo empezó a recuperarse. No obstante, tanto la moneda como los mercados accionarios han sufrido embates en las últimas semanas. Los inversores están huyendo ante el comportamiento autoritario del régimen. El trato dado a empresas como BP -- cuya empresa conjunta TNK-BP fue tema de varias disputas en Rusia -- ahuyentará a los inversores extranjeros del país.Putin y sus camaradas quizá piensen que están fortaleciendo Rusia. En su lugar, están convirtiéndola en un estado paria. Si hay algo sobre lo que tenemos absoluta certeza, es que la prosperidad se logra mediante la paz y el comercio, no recurriendo al ejército. Además, los estados paria son pobres.Rusia perdió la última Guerra Fría y también perderá esta, si las tensiones continúan. No tiene ni el dinero ni los recursos humanos, y sin armas, acero y cuerpos, todas las guerras, frías o no, se pierden a la larga. Rusia pospondrá su integración al mundo desarrollado por una generación o más, y ambas partes saldrán perjudicadas.

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