sábado, 20 de febrero de 2010
Falleció el soldado que en mayo de 1945 izó la bandera de la URSS en Berlín
Abduljakim Izmáilo, uno de los soldados que izaron la bandera roja con la hoz y el martillo sobre el edificio del Reichstag en Berlín en mayo de 1945, murió a los 93 años en la república norcaucásica rusa de Daguestán, informó un portavoz de la administración local.
“El pueblo de Jasaviurt llora la muerte de este hijo honorífico de Daguestán”, dijo el portavoz a la agencia RIA-Nóvosti.
Abduljakim Izmáilov, que nació el 1 de julio de 1916 en la aldea de Chagorotar, en el distrito daguestaní de Jasaviurt, combatió tras el inicio de la Gran Guerra Patria, como denominan los rusos el periodo de la II Guerra Mundial entre 1941 y 1945, en el frente de Ucrania en las filas de la 82 división de fusileros, precisó.
Ismáilov, que posteriormente sirvió también en la 83 compañía de reconocimiento, resultó herido tres veces durante la guerra: en 1943 y 1944 en el pecho, en 1945, en la pierna, agregó.
Fue condecorado con las órdenes de la Guerra Patria de primer grado, de la Gloria de tercer grado y de la Bandera Roja, con las medallas “Al valor”, “Por la liberación de Varsovia” y “Por la toma de Berlín” y en 1996 le fue conferido el título de “Héroe de Rusia”.
Ismáilov aparece junto con otros soldados en una instantánea captada en el tejado del Reichstag, tomada por el reportero gráfico Yevgueni Jaldéi.
Esta foto pasó a la historia como la imagen símbolo de la victoria sobre la Alemania nazi.
LA HISTORIA DE LA FOTO
Ismailov era el tercer protagonista y el último vivo, de la célebre instantánea con la que el fotógrafo Jaldei inmortalizó la toma de Berlín por el ejército soviético, el 1 de mayo de 1945.
El primero fue el propio Jaldei, el autor de la foto en la que los soldados soviéticos aparecen enarbolando la bandera de la URSS sobre el Reichstag de Berlín. Jaldei, un judío de Donetsk, falleció en 1997. El segundo fue el soldado ucraniano Aleksei Kovoliov, fallecido aquel mismo año, que es quien sostiene la bandera. Ismailov es el que aparece con gorra de plato, aguantando a Kovoliov para que no pierda el equilibrio.
Cuando la foto se hizo, un día lluvioso y tras una ascensión complicada por un edificio arruinado y resbaladizo por los charcos de lluvia y sangre que había por doquier, ninguno de los tres podía sospechar la relevancia de aquello.
La foto dio la vuelta al mundo e ilustró el segundo tomo de la enciclopedia soviética de fotografía, pero ellos no se convirtieron en leyenda hasta mucho más tarde. Cinco años antes de su muerte, Jaldei me explicó en su destartalado piso de Moscú que en 1985 se había encontrado con Kovoliov, quien le confesó su drama de héroe anónimo. “Cuando explico que yo soy el que sostiene la bandera soviética sobre el Reichstag, noto un escepticismo socarrón alrededor”, le dijo el ucraniano. Nadie se lo creía. Al parecer tuvo que esperar a 1996 para ser reconocido y celebrado como uno de los tres.
En realidad ninguno de ellos fue más héroe que el anónimo “soldado Iván”, genuino vencedor de la guerra, que se decidió en el Este. Allí lo que tuvo lugar fue un pulso a vida o muerte. Las ciudades y los pueblos eran destruidos. Murieron uno de cada cuatro habitantes de Bielorrusia, uno de cada tres de Leningrado, Pskov y Smolensk. En total más de 27 millones de soviéticos.
El Tercer Reich perdió en el frente del Este 10 millones de soldados y oficiales muertos, heridos y desaparecidos, 48.000 blindados y vehículos de asalto, 167.000 sistemas de artillería. 607 divisiones fueron destruidas. Todo ello representa el 75% de las pérdidas totales alemanas en la Segunda Guerra Mundial.
Para hacerse una idea, en las playas de Normandía, recordadas en Occidente como cenit de la gloria aliada en el frente del Oeste, se registraron 10 000 muertos aliados, 4.300 de ellos británicos y canadienses y 6.000 norteamericanos. En las grandes batallas del Este, los muertos se contaban en centenares de miles. En la batalla de Moscú participaron unos tres millones de soldados y 2 000 tanques. La URSS utilizó allí la mitad de su ejército, Alemania una tercera parte. Ismaílov fue uno de esos Ivanes, aunque menos anónimo. (Rafael Poch, La Vanguardia)
Tribunal ucraniano acepta la retirada de impugnación electoral de Timoshenko
La decisión del TAS fue anunciada por el juez relator, Alexandr Nechitailo, tras un receso de varias horas decretado después de que Timoshenko anunciara la retirada de su recurso, en el que pedía que se anularan, por fraude, los resultado que dieron la victoria a su rival, el líder opositor Víctor Yanukóvich.
Entre los motivos que argumentó para retirar su demanda, Timoshenko señaló la falta de objetividad de los jueces y la decisión del TAS de desestimar las pruebas sobre la inclusión masiva de personas fallecidas en el censo electoral.
"De hecho, se han negado a estudiar las pruebas sobre las que se sustenta la demanda", dijo la jefa del Gobierno.
Algunos miembros del entorno próximo a Yanukóvich se habían pronunciado a favor de que el TAS continuara la vista del recurso, pese a esta última decisión de Timoshenko, a fin de obtener una resolución judicial que certificara la limpieza de los comicios. EFE
Ucrania entre Rusia y la Unión Europea
El futuro de Ucrania, un país de 46 millones de habitantes ubicado entre Rusia y la Unión Europea, despierta mucho interés tanto en Moscu como en Bruselas y Washington. Desde el comienzo de la revolución naranja, la UE apoyó el desarrollo de la democracia mientras que los Estados Unidos insistieron en la integración de Ucrania en la OTAN. Los ucranianos se pronunciaron en contra de la afiliación a la OTAN pero muchos se declararon a favor de la UE. Con la revolución naranja, que trajo democracia, libertad de palabra y de prensa, apareció también una clase media que, aunque no es todavía suficientemente fuerte ni experimentada para asegurar estabilidad del país, esta cada vez más interesada en la UE, donde muchos tienen sus negocios, educan sus hijos y pasan sus vacaciones. Por otro lado, el electorado del nuevo presidente, Víctor Yanukovich, la población ruso-parlante de las zonas industriales en el este del país, apoya sobre todo las relaciones estrechas con Rusia.
Las recientes elecciones presidenciales confirman que Ucrania sigue tan dividida como hace cinco años. La elección de Víctor Yanukovich, nuevo presidente, con una diferencia de votos de un 3%, no ha sido tanto la victoria de su partido, como la derrota de la coalición naranja. Aunque Yanukovich declara su interés en cooperar con la UE, sigue vinculado a Putin, que considera su victoria electoral como una victoria sobre el Occidente. Ambos lideres acaban de anunciar un nuevo consorcio de transporte de gas que unirá Rusia como suministrador, Ucrania como país de transito y la UE como consumidor.
Tanto Ucrania como sus relaciones con Rusia son de gran importancia para la UE. Evidentemente es demasiado temprano para hablar de una posible integración de Ucrania en la UE, pero quizás ha llegado el momento oportuno para ofrecer una cooperación más firme con ella. Antes que las ayudas y las ofertas lleguen de la otra parte
Izabela Barlinska
IZABELA BARLINSKA es Doctora en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid e investigadora asociada de Analistas Socio-Políticos
Eurocopa 2012: Está definido el calendario de la 'Roja' en las Eliminatorias
La 'Roja' iniciará su participación en el certamen el viernes 3 de septiembre de 2010, contra Liechtenstein y de visitantes, mientras que cerrará su actividad en casa contra Escocia, el 11 de octubre de 2011.
Tanto España como Liechtenstein, Escocia, Lituania y República Checa integrarán el Grupo I del certamen eliminatorio para el campeonato continental.
Calendario de España:
Liechtenstein-España (3/9/10)
España-Lituania (8/10/10)
Escocia-España (12/10/10)
España-Rep. Checa (25/3/11)
Lituania-España (29/3/11)
España-Liechtenstein (6/9/11)
Rep. Checa-España (7/10/11)
España-Escocia (11/10/11)
viernes, 19 de febrero de 2010
Yanukóvich moviliza a su electorado contra la suspensión de los resultados electorales en Ucrania
Varios cientos de seguidores del presidente electo de Ucrania, Víctor Yanukóvich, se han congregado hoy a las afueras de el Tribunal Supremo donde ha declarado hoy la primera ministra Yulia Timoshenko para defender el recurso presentado por fraude contra el resultado de los comicios del pasado día 7.
"Un nuevo presidente sólo tendrá legitimidad cuando todas las evidencias que le ponen en duda hayan sido estudiadas", ha dicho Timoshenko al Tribunal. "Estoy segura que una revisión honesta de las circunstancias es necesaria, no sólo para mi como candidata presidencial. Estoy segura de que también lo pide el candidato que se considera presidente".
Timoshenko pretende forzar una tercera vuelta electoral para intentar recuperar la diferencia del 3,5% de los votos que dió la victoria al opositor Yanukóvich. El Supremo, de momento, ha suspendido los resultados a la espera de que concluya la investigación sobre el recurso presentado por Timoshenko. Lo que no ha conseguido la tigresa es paralizar la investidura del presidente electo, que tendrá lugar el próximo 25 de febrero, si el Tribunal no concluye que hubo fraude.
Yanukóvich ya perdió la presidencia ucrania en 2004, a favor de Víctor Yushenko, cuando la Comisión Electoral decidió celebrar una tercera cita electoral ante las masivas protestas por irregularidades en el recuento de votos, lo que se llamó la Revolución Naranja. Esta vez, sin embargo, los observadores internacionales han dado el visto bueno a un proceso "transparente".
Algunos comentaristas esperan que el desafío de la primera ministra se salde con una victoria y muchos creen que, en cualquier caso, el tribunal rechazará el recurso a tiempo para que Yanukóvich comience su mandato el próximo jueves. El Parlamento, de momento, ya ha comenzado la retirada de su acta de diputado del Partido de las Regiones -el presidente no puede estar asociado a ningún partido-.
Los partidarios de Yanukóvich en el Parlamento ya están buscando alianzas con otros partidos para formar una nueva coalición gubernamental que asegure la expulsión de Timoshenko del Gobierno con una moción de confianza.
Ucrania 2010: ¿Qué fue de la revolución naranja?
Postergan votación contra inauguración presidencial ucraniana
Los diputados del bloque de la primera ministra Yulia Timoshenko (BIUT), de la alianza Nuestra Ucrania con el Movimiento de Autodefensa (NU-MA) y del bloque de Vladimir Litvin analizaron las estrategias para actuar en la Rada, pero al parecer, carecieron de consenso.
El diputado de la fracción de la NU-MA Roman Zvanich admitió que las negociaciones prosiguen para presentar una iniciativa en el Parlamento dirigida a anular la resolución aprobada por más de 230 votos sobre la asunción de Viktor Yanukovich el próximo día 25.
Yanukovich, líder del Partido de las Regiones (PR), obtuvo 48,95 por ciento de los votos depositados el 7 de este mes, mientras Timoshenko quedó con 45,47, de acuerdo con el veredicto oficial de la Comisión Central Electoral (CCE), anunciado el pasado domingo.
Pero el BIUT logró que la Corte Suprema de Administración de Ucrania congelara la decisión de la CCE y ahora trata de contar con el respaldo del legislativo, pero debió dejar la votación para mañana ante el peligro de quedar por debajo de las 226 bancas necesarias.
El PR llegó a proponer que la coalición mayoritaria presente los documentos correspondientes para demostrar que aún conserva los 226 asientos, imprescindibles para garantizar esa condición.
Medios de prensa locales consideran que la postergación del pronunciamiento de los legisladores sobre la iniciativa del BIUT se debió al deseo de esa agrupación de ganar tiempo para convencer a los diputados del bloque de Litvin (BL) para apoyarla.
Los parlamentarios del BL recién respaldaron, junto a varios de sus colegas de NU, la decisión de fijar una fecha para la inauguración de Yanukovich.
jueves, 18 de febrero de 2010
La culpa la tienen los pobres, también en Ucrania
a) La lucha entre las élites políticas ucranianas no acaba en la pugna política y electoral, y probablemente tiene otro campo de lucha abierto en los aparatos del estado. Al respecto, ¿quizás el poder judicial lo controle el sector occidentalista?
b) Pase lo que pase a corto plazo no va haber ningún Cártel político entre la sensibilidad occidentalista y la más próxima a Rusia. La apuesta de Timoshenko es arriesgada, como le salga mal y dependiendo de cuanto suba la temperatura política, puede que el coste político le suponga quedar marginada de la pugna política. En este caso podrían aparecer nuevas alternativas occidentalistas que sepan acaparar está sensibilidad con una nueva imagen menos desgastada que la que representan los líderes de la “revolución naranja”.
c) Lo ocurrido confirma que a los “naranjas” no les importaba la democracia. En el 2004 y 2005 lo que buscaban era la toma del poder, y en está ocasión, Timoshenko al cargar contra el resultado electoral está cargando contra las instituciones y el nuevo orden “creado” por los “naranjas”. Desde este punto de vista, esta semana El País publicaba un artículo de Timothy Garton Ash lleno de prejuicios ideológicos y con una perspectiva normativa que se burlaba explícitamente de Yanukóvich e implícitamente de su electorado. No era menos llamativo leer como sin ambages trataba a Ucrania como poco menos que un país a colonizar. A pesar de todo, intentaba mantener la fachada “democrática” al afirmar que:
“No hay duda de que es un vuelco asombroso el hecho de que Víctor Yanukóvich, cuyo fraude en las elecciones presidenciales ucranianas de 2004 desató la revolución naranja, haya sido elegido ahora presidente; pero no es el triunfo de una contrarrevolución azul. En todo caso, confirma que Ucrania está convirtiéndose en una democracia seria, en vez de la democracia virtual de tipo ruso que era antes de la revolución naranja.
A diferencia de muchas supuestas elecciones en regímenes autoritarios, no hemos sido capaces de saber este resultado de antemano. Experimentados observadores internacionales han dicho que han sido unas elecciones libres y limpias. La princesa derrotada, Yulia Timo-shenko, no debe impugnar el resultado; lo que debe hacer es comenzar su campaña para ganar en 2015”.
Pues no ha sido así Timothy, y si esto nos demuestra algo es que los “naranjitos” tienen una visión de la democracia bastante sui generis como mínimo, y desde luego, bien lejos de la lógica de la competencia y la alternancia entre sensibilidades políticas diferentes.
El problema empieza cuando se da por hecho que algunos son los “buenos” porque quieren ser aliados de Occidente (¿podríamos interpretarlo como que desean ser vasallos o una neo-colonia?), y otros son los “malos” porque quieren mantener una política más soberana en las relaciones internacionales (podríamos decir que quieren jugar a hacer de equilibrista entre Occidente y Rusia). ¿Y dónde queda la praxis de cada uno? “¡Qué más da!” pensarán muchos analistas occidentales de política internacional. Estos realmente no tienen mucho interés en saber que representa cada opción política y que políticas proponen e implementan a nivel interno. Lo único que les preocupa es con quién se alían a nivel internacional, porque saben que si se alían con su opción, con Occidente, acabarán económicamente y militarmente a sus pies. Sólo desde ese punto de vista, como lo hace Timothy Garton Ash, se puede hablar con una connotación negativa respecto a la base militar que tiene la Marina rusa en Sebastopol, y en cambio, ver normal que toda Europa este llena de bases militares norteamericanas. Pero por suerte, siempre hay gente más sincera que todos esos periodistas y analistas que revisten su ideología y objetivos políticos con trajes políticamente correctos.
Hay gente como la periodista Yulia Latynina que no se cortan nada. Dicen lo que piensan, y eso está muy bien porque con gente como ella se sabe a lo que jugamos. Es gente profundamente autoritaria y antidemócrata. Tal y como lo expresa en su artículo “Letting Poor People Vote Is Dangerous”publicado en The Moscow Times. Esta mujer le ve un problema a la democracia: los pobres. Y es que según ella, como los pobres pueden votar ocurre que los resultados de las votaciones a menudo no son los que “deberían de ser”. Es decir, los pobres no saben que es lo que “hay que votar”. Esta es la misma idea que destilaba el artículo de Timothy Garton Ash pero con una exposición y visión más radical. Equipara de igual manera a gobiernos democráticos, como el de Salvador Allende, con totalitarios, como el nacionalsocialista alemán. Para ella, todas estas victorias electorales son culpa de los pobres. Se entiende perfectamente que en su opinión sólo hay una opción política admisible: la neoliberal y occidentalista. Es la dictadura del pensamiento único. Sólo le sirve el juego en el que su postulado ideológico gane o gane. A partir de ahí, deja bien claro que no cree ni respeta la lucha entre diferentes intereses e ideologías. Sólo su ideología y su interés político es el legítimo, ¿será que Timoshenko habrá leído a Yulia Latynina?
2ª Guerra Mundial: algunas cosas que Occidente no asume / Majmut Gareev
Como se sabe, los resultados principales de la Segunda guerra mundial fueron definidos en los acuerdos de los países líderes de la coalición anti-hitleriana en las conferencias de Teherán, de Yalta y de Potsdam. En ellos están fijadas la capitulación incondicional de la Alemania fascista y la victoria de los países de la coalición anti-hitleriana. La Alemania hitleriana está reconocida como la instigadora, la agresora, la culpable del desatamiento de la Segunda guerra mundial, y todas las formaciones de las SS y las organizaciones nazis reconocidos criminales. La invariabilidad de los resultados de la Segunda guerra mundial y de las fronteras establecidas entre los estados fue confirmada también por los acuerdos internacionales en Helsinki en 1975.
En los últimos años todo esto se está comenzando a poner en duda. Renacen abiertamente y se glorifican los vlásovets, bandérovets, ex-formaciones de la SS y otras organizaciones nazi, que lucharon durante la guerra de parte de Hitler. Tanto en el exterior, como en Rusia se edita en enormes tiradas y se divulga literatura de todo tipo, que disculpa a los líderes nazis y a los colaboracionistas. Se destruyen de una manera bárbara monumentos a combatientes-liberadores.
En el apogeo de esta nueva guerra informativa, iniciada en el Occidente, la asamblea Parlamentaria de la OSCE aprobó la resolución, en la cual se pone el signo de igualdad entre el fascismo y el estalinismo. El parlamento europeo propuso declarar el 23 de agosto, el día de la firma del pacto Mólotov-Ribbentrop, como el día de la memoria paneuropea de las víctimas del estalinismo y el nazismo. Aunque la delegación rusa en la APCE votó formalmente en contra de esta resolución, los parlamentarios rusos y el MINREX de la FR hicieron poco para prevenir la aprobación del documento profano, un sacrilegio de la gran Victoria.
La agresión informativa respecto al pasado histórico de Rusia no encontró hasta ahora una resistencia debida. Aún más, en la “Rossíyskaya gazeta” (23.07.2009) en el artículo de V.Dimárskiy esta agresión encontró un apoyo total (???). Su óbolo abundante a esta causa lo invierten también los medios liberales de la comunicación masiva.
Estoy profundamente convencido: sobre los acontecimientos en la víspera de la Segunda guerra mundial, incluso el tratado soviético-germano de no agresión, es inadmisible juzgar sin tener en cuenta la complejidad exclusiva de la situación político-militar, que se formó en aquel tiempo en el mundo. Y todo, lo que tuvo lugar en 1939, ocurrió no por sí sólo, como si Stalin decidiera de repente virar hacia Alemania.
La Unión Soviética no tuvo mucho de qué elegir. El primer estado socialista en el mundo colaboraba con aquellos, quienes lo querían. Una amplia colaboración con Alemania se realizaba aún en los años 20. En el año 1934 el gobierno soviético emprendió una serie de pasos diplomáticos para normalizar las relaciones con la nueva dirección alemana, en primer lugar para lograr la seguridad para su país, y en la medida de lo posible de defender los países bálticos y Polonia de una expansión alemana. Sin embargo Berlín no emprendió en aquel tiempo serios pasos recíprocos.
Los alemanes tenían otros planes. Después de la guerra se supieron las palabras de Hitler, pronunciadas al comisario superior de la Liga de las naciones en Danzig, K. Burkhard: “Todo, lo que estoy haciendo, está dirigido en contra de Rusia. Si el Occidente es tan tonto, para no entenderlo, me veré obligado a aceptar el compromiso y asestar primero un golpe contra el Occidente. Después haré caer todas mis fuerzas contra la URSS. Necesito Ucrania, para que nadie nos obligue al hambre, como había sido durante la guerra anterior”.
Pero Hitler enmascaraba por el momento sus planes. Incluso la decisión sobre la guerra con Polonia fue adoptada por él en abril de 1939. Así que el tratado soviético-germano de no agresión, concluido más tarde, no podía influir a esta decisión. Lo que necesitaba Hitler, era precisamente una derrota destructora, sorprendente de Polonia para intimidar a todos los demás. “Lo que ocurrirá en el caso de una guerra con Polonia, superará y opacará a los hunos,- decía él.- Esta impetuosidad en las acciones militares germanas es necesaria, para demostrar a los estados del Oriente y Sud-oriente en el ejemplo de la destrucción de Polonia, lo que significa en las condiciones del día de hoy contradecir al deseo de los alemanes y provocar Alemania a la introducción de las fuerzas armadas”.
Es bien sabido también, cómo transcurrían las negociaciones del gobierno soviético con los representantes de Inglaterra y Francia por los problemas de la prevención de la guerra en el continente Europeo. Las democracias occidentales no se proponían concluir con la Unión Soviética ningún acuerdo serio, dirigido a prevenir la agresión hitleriana. Es más, como confirmó Múnich, ellos hacían prácticamente todo, para “pacificar” al agresor, dirigiendo su golpe al Oriente.
Un hecho importante: los generales germanos L. Bek, E. von Vitzleben y otros con la participación del jefe del estado mayor general de las tropas terrestres F. Galder organizaron a finales de agosto de 1938 un complot con el objetivo de arrestar a Hitler, en cuanto él firme la orden de agresión a Checoslovaquia, por el intento de sumir Alemania en una nueva guerra europea. Ellos informaron de eso a los altos líderes de Inglaterra y Francia, pero los últimos, ciegos en su hostilidad a la Rusia soviética, ignoraron el aviso y prefirieron concluir el acuerdo de Múnich, obligando a Checoslovaquia a someterse a la voluntad de Hitler. Aquella situación hizo a los conspiradores a rechazar su plan.
Digo más: aún en el caso de que la Unión Soviética hubiera concluido algún acuerdo con Inglaterra y Francia, esto difícilmente habría cambiado la situación de los hechos. Porque anteriormente había sido firmado el acuerdo entre la URSS y Francia de ayuda a Checoslovaquia, pero en 1938 París se negó de él, poniendo su firma al pie del acuerdo de Múnich.
Y las democracias occidentales no se proponían a defender a ningunos polacos. El embajador de EEUU en Londres, J. Kennedy, estaba convencido, que a los polacos hacía falta abandonarlos a una arbitrariedad del destino y darles la posibilidad a los nazis a realizar sus objetivos en el Oriente. El conflicto entre la URSS y Alemania, según sus palabras, “traería un gran provecho a todo el mundo occidental”. El embajador de EEUU en Berlín, J. Wilson, también consideraba como la mejor variante la agresión de Alemania a Rusia con el tácito consentimiento de las potencias occidentales “y hasta con su aprobación”.
Y la propia Polonia hizo un aporte a la tarea de suspender los esfuerzos, dirigidos a frenar la agresión fascista.
Aún en 1934 fue concluida la declaración polaco-alemana, que se hizo la primera brecha abierta en la causa de la creación de la seguridad colectiva en Europa. Cuando en 1938 el gobierno soviético declaró su disposición de prestar ayuda a Checoslovaquia en el caso de una agresión alemana, el embajador polaco en París, Y. Lucasevich, declaró el 25 de septiembre de 1938 en una conversación con su colega norteamericano W. Bullit: “Comienza una guerra religiosa entre el fascismo y el bolchevismo, y en el caso de que la Unión Soviética le preste ayuda a Checoslovaquia, Polonia está dispuesta a luchar contra la URSS hombro con hombro con Alemania”.
Una gran cantidad de otros documentos confirman, que Polonia se proponía a intervenir del lado de Alemania tanto en la división de Checoslovaquia, como en la lucha contra la Unión Soviética. El gobierno polaco se negaba a hacer pasar en ningún caso a través de su territorio de las tropas soviéticas en el caso de la agresión de Alemania contra Checoslovaquia. Y sin esta condición cualquier ayuda militar a los aliados potenciales por parte del ejército Rojo era imposible.
Los polacos confiaban completamente a la ayuda inglesa y francesa, pero cuando el 1 de septiembre de 1939 comenzó la agresión alemana, Inglaterra y Francia, al declarar formalmente una guerra a Alemania, se negaron prácticamente a luchar, escondiéndose detrás de la línea de Maginot. Las democracias occidentales liberales entregaron Polonia a Hitler, sin embargo por una razón inexplicable nadie en la APCE levanta un escándalo con ese motivo.
La Unión Soviética no se entrometía en la guerra hasta el 17 de septiembre. Y sólo en el último momento, cuando el gobierno polaco abandonó el territorio de Polonia, abandonando a su pueblo a una arbitrariedad del destino, las tropas soviéticas fueron introducidas al territorio de Bielorrusia Occidental y Ucrania Occidental con el objetivo de no permitir su ocupación por Alemania y liberar las tierras, arrebatadas ilegítimamente por Polonia en 1920.
El ex-premier británico D. Lloyd Jorge escribía en septiembre de 1939 al embajador polaco en Londres: “Los ejércitos rusos entraron a los territorios, que no son polacas, y las que habían sido anexadas por Polonia por fuerza después de la Primera guerra mundial. La diferencia entre los dos acontecimientos se hace más evidente para la opinión pública británica y francesa. Hubiera sido una locura criminal ponerlos sobre una tabla”. Pero hoy esta locura se está realizando.
Hasta en el período de las relaciones soviético-británicas más tirantes, W. Churchill decía en su intervención por la radio el 1 de octubre de 1939: “Aquello, que los ejércitos rusos tenían que encontrarse en esa línea, era completamente necesario para la seguridad de Rusia en contra de la amenaza alemana. En todo caso, las posiciones están ocupadas, y creado el frente Oriental, el cual la Alemania nazi no se atreve a atacar”.
En el plano del derecho internacional estos territorios fueron fijados como parte de la URSS por los acuerdos de 1945-1947. Aún con menos razón puede tratarse de alguna agresión respecto a los países Bálticos y Rumania, ya que a la entrada de los ejércitos soviéticos en sus territorios le habían precedido las negociaciones diplomáticas, que concluyeron con la aprobación por los gobiernos de ambos países de la variante soviética de la solución del problema en las relaciones bilaterales.
Y he aquí algunos ejemplos de la historia de otros países. EEUU en 1942 desembarcó en Marruecos, sin pedir permiso ni al sultán marroquí, ni el gobierno de Vichy, con el cual ellos mantenían relaciones diplomáticas. El comando de EEUU lo explicó por la necesidad de asegurar una imprevisión estratégica.
Cuando en 1941 surgió una amenaza fascista para Irán, Inglaterra y la URSS se pusieron de acuerdo sobre la introducción de sus tropas al territorio iraní.
Últimamente se hizo frecuente la afirmación de que “el complot” de Hitler con Stalin dizque desató las manos al fuhrer, coadyuvó a la agresión contra Polonia, a la derrota de Francia en 1940 y al comienzo en general de la Segunda guerra mundial. El 5 de mayo de 2005 la dieta polaca se dirigió a la dirigencia rusa con la exigencia de condenar a I. Stalin por apoyar en 1939 a Hitler en la guerra contra Polonia. De igual manera pronto a los rusos les ofrecerán pedir perdón por llevar a Hitler al suicidio.
En el II congreso de los diputados populares de la URSS en 1989 se destacó: “El congreso de los diputados populares de la URSS acepta la opinión de la comisión, que el tratado con Alemania de no agresión se concluía en la situación política internacional crítica, en las condiciones del crecimiento del peligro de la agresión del fascismo en Europa y del militarismo japonés en Asia, y tenía como uno de los objetivos el de desviar de la URSS la amenaza de una guerra inminente… El congreso considera, que el contenido de este documento no contradecía a las normas del derecho internacional y de la práctica de los acuerdos de los estados, aceptada para las regulaciones semejantes”. Aunque, simultáneamente aquel congreso condenó el protocolo adicional, en el que se delimitaban las esferas de los intereses de las partes, que se estaban poniendo de acuerdo. Sin embargo estas acusaciones son absolutamente infundadas. Todo el proceso de la creación en Europa de la seguridad colectiva había sido coartado, y el chance decisivo de Hitler para su marcha al Este había sido dado mucho antes – por los acuerdos de Múnich de 1938. Son precisamente ellos, los que obligaron la URSS de aceptar la conclusión del pacto de no agresión con Alemania en aras de su propia seguridad.
Hasta el verano de 1941 una amenaza singular la representaban las negociaciones secretas anglo-germanas. El ministro de exteriores de Inglaterra, E. Halifax, visitó personalmente a A. Hitler y H. Himmler. N. Chamberlain realizó tres viajes a Hitler. Pero los mismos dirigentes británicos no quisieron ir a las negociaciones a Moscú.
Un hecho muy significativo: para el 23 de agosto había sido nombrado el encuentro de Herring con Chamberlain en Londres, – y fue suspendido sólo por la llegada de Ribbentrop a Moscú. Si la Unión Soviética no hubiera concluido el pacto de no agresión con Alemania, se habría encontrado ante la amenaza de una guerra hacia dos frentes con los enemigos más fuertes en el occidente y en el oriente. Porque fue precisamente en el verano de 1939, cuando tenían lugar los combates en Jalkin Gol, donde el ejército Rojo tuvo que rechazar la agresión japonesa.
Resumiendo, para el verano de 1939 el Kremlin fue puesto ante el dilema: O quedarse completamente aislado en las condiciones, cuando Hitler, apoyado directa o indirectamente por los principales países occidentales, se precipitaba al este, O concluir con Berlín un tratado de no agresión, para aplazar el comienzo de la guerra y ganar tiempo para preparar una resistencia a una agresión inminente. La decisión, que Stalin tomó hace 70 años, en agosto de 1939, en el minuto de la dificilísima alternativa para el país, era desde el punto de vista de los intereses nacionales de Rusia diplomática y estratégicamente impecable. Y la conclusión del pacto de no agresión con Alemania ayudó también a concluir el acuerdo de neutralidad con Japón.
Si la URSS no hubiera concluido el tratado de no agresión con Alemania, entonces de toda manera no se habría logrado evitar la guerra con Hitler, pero con esta variante las potencias anglo-sajonas habrían podido realizar su objetivo – lograr el debilitamiento recíproco de Alemania y Rusia, y ocupar gracias a esto la posición dominante en Europa.
Con eso, la Unión Soviética, quedándose dentro de los límites de sus fronteras, se hubiera vista obligada a resignarse a la ocupación por Alemania de Polonia, los países bálticos y otros estados, aledaños a las fronteras soviéticas. El Vermacht hubiera recibido la oportunidad más ventajosa, que en 1941, para crear la situación estratégica para agredir la URSS, y la Unión Soviética hubiera tenido que luchar sola contra la Alemania hitleriana y sus aliados no en el año 1941, sino mucho antes.
Tampoco han sido inusitados los acuerdos secretos sobre la división de las esferas de influencia con Alemania.Las negociaciones secretas con la conclusión de los acuerdos respectivos se estaban llevando a cabo entre Inglaterra y Alemania. El acuerdo polaco-inglés del 25 de agosto de 1939 también tuvo un anexo secreto, en el cual Lituania, en particular, se declaraba perteneciente a la zona de los intereses de Polonia, y Bélgica y Holanda – de Gran Bretaña. Letonia y Estonia firmaron en agosto de 1938 acuerdos secretos sobre las garantías de sus fronteras con Alemania. Los acuerdos de I. Stalin con F. Roosevelt y W. Churchill sobre la división de Europa en Yalta y con G. Truman en Potsdam en 1945 también quedaban siendo secretos durante una serie de años. Hasta ahora son vigentes los anexos secretos al acuerdo norteamericano-japonés de la seguridad del año 1951, etc.
La conclusión: las resoluciones del Consejo Supremo de la URSS del año 1990, dictados por la agrupación de M.Gorbachov – A.Yákovlev, que pusieron en duda el acuerdo soviético-germano del año 1939 y los acuerdos secretos a él, son absolutamente infundadas. Aquellas resoluciones fueron tomadas en la situación de la ofuscación mental general de “la intelectualidad”, de la presión psicológica del Occidente y del desenfreno de “los maestros de obras de la perestroika”
Majmut GAREEV – general del ejército, doctor en ciencias militares y doctor en ciencias históricas, presidente de la Academia de ciencias militares de la Federación Rusa.
los lujosos grandes almacenes Harrods de Londres no permitió la entrada a los millonarios jugadores de un club de fútbol ucraniano, el Shakhtar Donet
