miércoles, 2 de abril de 2008

Mendioroz sustenta no afectar la rentabilidad de productores

Viedma. "Si las retenciones a las exportaciones frutícolas desaparecieran mañana, los productores primarios no cobrarían un centavo más por su fruta", dijo el vicegobernador Bautista Mendioroz respecto a su apoyo al instrumento de política económica, pero "siempre y cuando -y como ya lo he dicho repetidas veces- no afecte la rentabilidad del productor".
Explicó que "todos los países del mundo que exportan productos primarios o manufacturas de origen agropecuario (aunque también se da en algunos países para productos industriales) apelan a dicha herramienta para evitar que los mayores precios de productos que se exportan, pero que también forman parte de la canasta de consumo interno, crezcan a los niveles de los precios de exportación".
Interpretó que también se busca evitar el riesgo inflacionario importado proveniente del crecimiento de los precios de las commodities que "hoy han alcanzado niveles históricos producto, entre otras cosas, de los crecimientos económicos principalmente de la China e India y enviar recursos a las arcas fiscales a efectos de ser redistribuidos entre el resto de la población. Algunos Estados cobran retenciones para proteger sus productos, como Colombia que les cobra a los exportadores de café, Brasil al tabaco y al papel, Ucrania a los de semillas de girasol, Uganda al aceite de palma y Costa Rica a las bananas".
Destacó ese último porque afirmó que "la polémica no tiene que pasar por retenciones sí o no, sino por qué hacer con los fondos que ingresan por dicho concepto y que claramente deben beneficiar a los pequeños y medianos productores, a través de subsidios, créditos, infraestructura de transporte, insumos; se deben federalizar sí o sí las retenciones hacia las provincias y las economías regionales", agregó.
Opinó también que "hay que tener muy claro que las retenciones, fundamentalmente las que se cobran a los productos exportables de la pampa húmeda (y algunas provincias que se han incorporado a la siembra de oleaginosas) afectan a la ganancia del suelo o superrentas derivadas de los beneficios naturales de las ventajas comparativas de tener tierras fértiles en abundancia, que hace que se produzcan dichos bienes (soja, trigo, maíz) a costos mucho más bajo que otros competidores mundiales. En el caso de la fruticultura, las retenciones se les cobran a los exportadores, quienes luego las descuentan del precio a los productores primarios independientes, pero si no existieran no les pagarían más. Es decir, se socializan los costos pero nunca las ganancias".
Finalmente, Mendioroz resalta que "es que es fundamental que se construya una política agropecuaria de mediano y largo plazo para los pequeños y medianos productores, financiando programas con consenso intersectorial, como es el Programa Integral Frutícola, que se construye en la región y el que plantea un financiamiento con el 50% de lo que se recauda con las retenciones a la pera y a la manzana".

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