miércoles, 2 de abril de 2008

Independencia y suficiente energía europea

El gigante ruso, Gazprom, ha decidido este lunes volver a recortar un 25 por ciento el suministro de gas a Ucrania como consecuencia de los sucesivos impagos de Kiev, 1,500 millones de dólares.La noticia vuelve a poner sobre la mesa el problema de la dependencia energética europea. Los dos principales suministradores de gas son Rusia y Argelia. Y no se trata precisamente de democracias reputadas por su transparencia y estabilidad.Que la noticia se produzca al día siguiente de las elecciones rusas no es casual. Se trata de una evidencia de que nada cambia en la Rusia post-Putin.El presidente de Gazprom, Sergei Kupriyanov, señala que Europa no tiene que temer problemas en el suministro. Pero ocurre que el gas de la mitad nororiental de Europa depende de Rusia. Y no está lejos el recuerdo del pasado corte en el suministro y/o las constantes amenazas rusas.En el otro lado, Argelia. Un país islámico con el fundamentalismo bajo control. Hasta que deje de estarlo. Recientemente ha denunciado unilateralmente unos contratos firmados con Repsol.¿Fiabilidad? ¿Confianza? Por si fuera poco, argelinos y rusos plantean abiertamente la promoción de una "OPEP del gas". Es decir, un nuevo "cartel" que haga de "sandwich" a los mercados europeos.Así las cosas, urge replantear la estrategia energética de la Unión Europea. La apuesta por la nuclear está condicionada a la decisión de los estados miembros.Pero la realidad es que Europa es hoy menos dependiente energéticamente que antes, gracias a la apuesta nuclear francesa. En Gran Bretaña ha bastado con que el gobierno diera el pistoletazo de salida para que el sector se lanzara a invertir en nucleares.Es la única energía que permite cumplir con los requisitos de Kyoto sin necesidad de ir por el mundo comprando cuotas contaminantes a cambio de cooperación al desarrollo, como hace España. No sólo eso, sino que permite ofertar energía suficiente y barata, recortando las actuales tarifas emponzoñadas con subvenciones encubiertas.Por el contrario, la apuesta por las renovables no sólo es sustancialmente más cara que la nuclear, sino que además exige duplicar la capacidad instalada porque los días de mucho frío o calor, los "molinillos" no funcionan.Aún así, nadie en España discute la necesidad de que el 20 por ciento de nuestra energía sea renovable en el 2020. ¿Por qué? Políticamente nadie se siente con fuerzas suficientes para aguantar las resistencias ecologistas, populares y políticas.El ex presidente de Endesa, actualmente número 2 en las listas del PP, Manuel Pizarro, reconoce que él no invirtió en nuclear por el riesgo político de que en 20 años un cambio de gobierno le dejara con la brocha en la mano. Por eso necesitamos un Pacto de Estado inamovible en materia nuclear que ofrezca seguridad a las inversiones.Pero también necesitamos una política energética que garantice la "españolidad" de la industria energética. El mercado europeo no existe. Los grandes monopolios estatales se reparten el mercado de manera asimétrica: salen de compras, pero no permiten ser comprados.Por eso, ante la amenaza de EDF de comprar Iberdrola, han saltado todas las alarmas. Ni el vicepresidente económico ni la oposición ven con buenos ojos la operación, aunque fuentes de Moncloa insisten a este cronista en que se trata de "un asunto de empresas".Un "asunto empresarial", a pesar de que EDF es un ente público con participación del estado francés en un 85 por ciento, cuyo presidente es nombrado por el presidente de la República y con una "acción de oro a la francesa", denuncia el presidente de Iberdrola, Ignacio S. Galán, ante la Comisión Europea.De momento, el sector energético español comienza a reorganizarse. FCC anuncia a este cronista su intención de entrar en el sector energético y las compañías comienzan su proceso de reordenación de cara a la creación de un "campeón nacional". Con permiso de Competencia, claro. Seríamos grandes. Pero, ¿independientes?

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