"He cumplido con mis obligaciones democráticas como presidente, aunque las exigencias estatales y nacionales no me dan el derecho moral a abandonar la vida política en Ucrania", dijo, según las agencias locales Yúschenko, que ascendió al poder en enero de 2005 tras la ola de protestas pacíficas contra el fraude electoral conocidas como Revolución Naranja, aseguró hoy que acepta el resultado de la votación del domingo.
"Como jefe del Estado, acepto la voluntad del pueblo ucraniano.
Lo más importante es que las elecciones fueron libres, democráticas y legítimas", señaló.
Según la prensa ucraniana, Yúschenko encabezará las listas de su partido, "Nuestra Ucrania", en los próximos comicios legislativos, que posiblemente se celebrarán este año.
En cuanto a la segunda vuelta, Yúschenko aseguró que los ucranianos "no tienen donde elegir", ya que la primera ministra, Yulia Timoshenko, y el líder opositor pro ruso, Víctor Yanukóvich, están cortados por el mismo patrón.
"No veo diferencias de principio entre ambos pretendientes, para los cuales los valores nacionales, europeos y democráticos son ajenos, incomprensibles y lejanos", apuntó.
Antes de la votación, Yúschenko afirmó que ambos candidatos representaban al Kremlin, al tiempo que aventuró que el aspirante que pasara a la segunda vuelta junto a Yanukóvich, en este caso Timoshenko, sería elegido presidente.
Mientras, Timoshenko anunció hoy que ha ofrecido la jefatura de Gobierno al magnate bancario Serguéi Tiguipko, el tercer candidato más votado con un 13,03 por ciento de los votos, a cambio de su apoyo en la segunda vuelta electoral.
La carismática política ucraniana logró un 25,05 por ciento de los votos en la primera ronda, diez puntos menos que Yanukóvich (35,32), que se perfila como el gran favorito a la victoria dentro de tres semanas.
Según todos los analistas, Tiguipko tiene la llave de la victoria, pero por el momento se ha negado a respaldar públicamente a cualquiera de los dos candidatos. EFE
