lunes, 14 de mayo de 2012

Balonazos contra Yanukóvich


Una buena forma de castigar a un anfitrión es deslucir su fiesta no acudiendo a ella, sobre todo si la presencia de quien muestra tal desaire es ansiada por los asistentes al evento. Las competiciones deportivas de ámbito internacional son precisamente eso, fiestas, que, si salen bien, ensalzan al país organizador. El boicot, por tanto, se emplea como arma arrojadiza, como instrumento de presión o represalia contra la cúpula de un determinado régimen, aunque sufran las consecuencias también los atletas, los espectadores y el mundo del deporte en general.
Así sucedió en momentos de la historia con algunos campeonatos y Juegos Olímpicos y podría repetirse ahora con la Eurocopa 2012, que se celebra a partir del próximo 8 de junio en Polonia y Ucrania, si la situación de la ex primera ministra ucraniana, Julia Timoshenko, no mejora en los próximos días.
Desde el miércoles Timoshenko se encuentra ingresada en un hospital para ser atendida por un médico germano. El mes pasado fue golpeada en la prisión de Járkov, una de las ciudades sedes de la Eurocopa, y estuvo casi tres semanas en huelga de hambre. Cumple una condena de siete años de cárcel por firmar con Rusia un contrato de gas considerado perjudicial para los intereses de Ucrania y acaba de comenzar contra ella un nuevo proceso por fraude fiscal. Pero los dirigentes de la Unión Europea piensan que la persecución que sufre la líder de la 'Revolución Naranja' tiene carácter exclusivamente político y se trata de un ardid del actual presidente Víctor Yanukóvich para destruir a su rival.
Las fotos en las que Timoshenko muestra las magulladuras sufridas en la celda dieron la vuelta al mundo y atizaron el clamor a favor de un boicot del campeonato europeo de fútbol. Los primeros mandatarios de varios países de la UE, incluidos los miembros de la Comisión Europea, con José Manuel Durao Barroso al frente, ya han anunciado que se abstendrán de asistir el torneo si Timoshenko no es puesta en libertad.
La canciller alemana, Angela Merkel, una de las principales defensoras de la solidaridad con Timoshenko, calificó esta semana a Ucrania de «dictadura» y la comparó con Bielorrusia. La presidenta de Lituania, Dalia Gribauskaite, visitó el viernes a la 'dama naranja' en el hospital y advirtió de que el Gobierno «se está aislando».
Las autoridades de Kiev han tenido que anular la cumbre centroeuropea que estaba prevista en Yalta por falta de asistentes. Yanukóvich, sin embargo, insiste en que Timoshenko debe responder ante la Justicia. Por si la situación no estuviese lo suficientemente acalorada, a finales del mes pasado se produjo en Dniepropetrovsk una misteriosa cadena de explosiones, con un balance de casi treinta heridos. Todavía no se sabe nada sobre la autoría.
Entre los partidarios de Timoshenko hay también deportistas. Uli Hoeness, directivo del Bayern de Múnich, y Philipp Lahm, internacional y capitán del Bayern, han pedido al responsable de la UEFA, Michel Platini, que presione a los dirigentes ucranianos. Aunque, por razones diferentes, Platini ha tenido ya un rifirrafe con ellos al denunciar los desmesurados precios de los hoteles durante el campeonato en las cuatro ciudades anfitrionas (Kiev, Donetsk, Lvov y Járkov).
La UEFA advirtió de que, en el caso de que el boicot progrese, no habría ahora en junio un simple traslado a otro país de los partidos a disputar en Ucrania, sino un aplazamiento de toda la competición hasta el año que viene. El solo hecho de que se planteara tal posibilidad hizo que el presidente de la Federación de Fútbol ucraniana, Grigori Surkis, rogara que cesen las especulaciones porque pueden dar al traste con el evento deportivo.
Temores y retrasos
Pero, al día de hoy, parece que los que se oponen a un boicot son más numerosos y no solamente dentro de Ucrania y Polonia, país este último que no quiere ni oír la palabra posponer. Mientras, ninguna de las selecciones nacionales que pugnarán por el título, incluida España, la actual campeona, han manifestado su intención de no acudir. El director de la UEFA para la Eurocopa, Martin Kallen, ha dicho que «no hay marcha atrás, la posibilidad de cancelar el torneo ni se está teniendo en cuenta. Los preparativos van bien».
Los tres principales intentos históricos de reventar acontecimientos deportivos de gran trascendencia se produjeron en 1976, en 1980 y 1984, en los Juegos Olímpicos de Montreal, Moscú y Los Ángeles, respectivamente. Los primeros fueron boicoteados por 24 Estados africanos, los segundos por Estados Unidos y otros 64 países y los de 1984 por la antigua Unión Soviética y una docena de aliados del bloque comunista, además de Afganistán, Irán y Libia.
La UEFA anunció en 2007 la decisión de que la Eurocopa fuera organizada este año por Polonia y Ucrania. Vencieron así a las candidaturas de Hungría, Croacia e Italia. Es además la tercera vez que tiene lugar en dos países a la vez. En el 2000 fue en Bélgica y Holanda y en el 2008 en Austria y Suiza.
Estos cinco años de preparación han estado marcados por los retrasos en las obras en estadios y otras infraestructuras y por el temor a que no se llegase a tiempo a las fechas señaladas. Cuando todo parecía ir sobre ruedas, surgió el 'caso Timoshenko'.

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