jueves, 17 de febrero de 2011

El juez investiga la muerte de un joven a la puerta del Hospital de Calahorra nada más recibir el alta

El juez investiga la muerte de un joven a la puerta del Hospital de Calahorra nada más recibir el alta
El destino, la mala suerte o una lamentable negligencia médica. Un juzgado investiga la muerte de un joven ucraniano de 31 año, Kurutkin Eugen, quien el pasado viernes cayó fulminado a la puerta del Hospital Fundación de Calahorra poco después de ser dado de alta.
Eugen, que llegó de Ucrania hace cinco años, acababa de trasladarse desde Pamplona, donde residía con su novia, a casa de unos compatriotas en Arnedo para trabajar desde el sábado en una empresa de calzado, según confirmó ayer, en declaraciones a Diario LA RIOJA, Taymuraiz Kondrenko, uno de sus amigos
El viernes pasado, el joven se encontraba en la casa arnedana de su compatriota Oleksanr Kutsenko cuando, sobre las nueve y media de la noche, se desplomó al suelo.
Su compañero logró recuperarlo con un masaje cardíaco y lo trasladó al centro de Laud de Arnedo. Según los amigos del fallecido, en las dependencias médicas «fue atendido perfectamente y remitido en ambulancia hasta el Hospital Fundación de Calahorra debido a la gravedad que observo el facultativo que le atendió en Arnedo, quien le avanzó que tendrían que ser ingresado».
La víctima llegó al hospital hacia las diez de la noche y dos horas y media después, con el alta médica en la mano, se desplomaba sin vida a las puertas de Urgencias del centro calagurritano.
Taymuraiz Kondrenko explicó ayer que su amigo era hipertenso y de constitución fuerte, pero que no había sufrido ninguna crisis hasta entonces. «Murió mientras llamaba a su novia para decirle que salía del hospital con el alta», aseguró ayer, en declaraciones a Diario LA RIOJA, el joven ucraniano, quien anunció que hoy acudirán al Juzgado de Calahorra «para preguntar qué es lo que podemos hacer, porque no nos han dicho nada ni tenemos nada del resultado de la autopsia que se practicó el lunes». «Queremos saber qué ha pasado y si ha habido negligencia, que paguen los responsables y sean castigados», concluyó Kondrenko tras confirmar que la denuncia ya estaba interpuesta.
Expediente informativo
Tanto la Consejería de Salud, por boca de una portavoz, como Fundación Hospital de Calahorra, por medio de un comunicado, defendieron ayer que «el tratamiento médico practicado fue correcto y adecuado a la situación del paciente».
Según narraba el centro hospitalario en su nota, el paciente llegó procedente del centro de salud de Arnedo, al que había acudido para ser tratado de un «vahído súbito», entró en el servicio de Urgencias a las 22.40 y «fue atendido de forma inmediata por los profesionales» de dicho servicio, practicándole hasta cuatro pruebas diagnósticas y alojándolo en una de las camas de observación. «A las 0.16 horas, viendo que los resultados de dichas pruebas presentaban una situación estable y acorde a las características físicas del paciente, fue dado de alta, recomendándole la asistencia a un especialista en su lugar habitual de residencia», explicaba el comunicado, para añadir: «Una hora más tarde, el paciente volvió a ingresar en el servicio de Urgencias tras sufrir un nuevo desmayo cuando se encontraba en la calle. Inmediatamente se iniciaron las maniobras de reanimación, que no dieron resultado, certificándose el fallecimiento del mismo a las 01.48 horas del sábado».
El Hospital de Calahorra notificó el fallecimiento al Juzgado, desde donde se ordenó el traslado del cadáver al Instituto de Medicina Legal de La Rioja para que le fuera practicada la autopsia, aclaraba el hospital, que resaltó que «la Consejería de Salud ha abierto un expediente informativo a fin de esclarecer las actuaciones que se llevaron a cabo con este paciente».
Trabajo y expulsión
A la espera de los resultados que pueda deparar la investigación judicial, lo cierto es que la mala fortuna se cebó con Kurutkin Eugen en lo que fueron los últimos días de su vida. Aunque carecía de papeles y había trabajado en empleos esporádicos, acababa de encontrar trabajo en una fábrica arnedana de calzado donde empezaba a trabajar el sábado, justo unos días después de haber recibido una orden de expulsión por carecer de pasaporte.
El joven, que residía con su novia, también ucraniana, en Pamplona, tiene otro hermano establecido en la capital navarra, junto a su mujer e hijo, tras lograr hace unos años la tarjeta de residencia permanente. Sin embargo, de nuevo la mala fortuna evitó la presencia en España de los únicos familiares de Kurutkin Eugen, ya que acababan de viajar a Ucrania para visitar a la madre del fallecido. Ayer regresaba el hermano a España tramitar la repatriación del cadáver. Para ayudar a la familia, Taymuraiz Kondrenko y otros ucranianos residentes en la localidad navarra de Barañáin han puesto en marcha una campaña de captación de fondos en una tienda rusa del municipio.

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