miércoles, 27 de agosto de 2008

Una escalada que no se detiene

Ronald Steel, un experto en relaciones internacionales de prestigio que enseña en la Universidad de California del Sur, intentó hace unos días explicar a los políticos de su país aquello de lo que no se trata y de lo que sí se trata el conflicto entre Rusia y Georgia. "No es el primer acto de la tercera guerra mundial sino el demorado acto final de la Guerra Fría" que culminara a comienzos de la década pasada, escribió."Washington deberá tomar a Rusia de un modo mucho más serio", advirtió también. Es lo que nadie quiere ver: Moscú es el agresor, dicen, pero miran hacia otro lado cuando se habla de Rusia reafirmando su rol de potencia regional y revalidando también su zona de influencia.Al reconocer por decreto presidencial las aspiraciones independentistas de las pequeñas repúblicas rebeldes de Osetia del Sur y de Abjazia --que resisten el dominio de Georgia-- Moscú añadió, presumiblemente de modo calculado, más tensión en su relación con Occidente. Washington, París y Berlín han condenado la decisión --EE.UU. y la UE defienden "la integridad territorial de Georgia-- y no está claro qué punto puede alcanzar esta escalada antes que se detenga. Uno de los temores es que decida operar militarmente contra los puertos de Ucrania donde hace puerto la flota de guerra rusa.Steel ve en la realidad del Cáucaso hoy algo distinto. Encuentra en las decisiones de Rusia la respuesta a la independencia de Kosovo de Serbia --a la que Moscú se opuso-- y al avance de la coalición militar atlántica --la OTAN-- hacia la frontera rusa. La OTAN está considerando el ingreso de Georgia y Ucrania a su seno, aunque hasta ahora ha postergado la decisión.Occidente parece haber pasado por alto que las grandes potencias siempre creen que los países menores deben seguir sus reglas. Y que con sus recursos actuales --las divisas del petróleo y fuerzas armadas reconstituidas-- Moscú tiene el suficiente poder de fuego para demandar respeto.Además, cuenta con la dependencia europea del petróleo ruso. Ayer la canciller alemana, Ángela Merkel, condenó la decisión rusa, pero aclaró que sigue convencida de la necesidad de profundizar la vía del acuerdo.Es interesante que Steel note que lo que lleva a Rusia a asolar a varias de las naciones que integraron la URSS es lo mismo que hizo EE.UU. en América latina durante mucho tiempo. Y sigue haciendo, podría haber añadido sin margen de error.Es muy posible que las voces más agoreras sobre lo que está irradiando el Cáucaso estén equivocadas, pero igual es sensato preguntarse si las partes tienen en claro los muchos riesgos de una escalada que no se detiene.

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