
RUBÉN G.ENEBRAL21 de noviembre de 2007Caminamos de noche -hoy tampoco funcionan las farolas- por una calle de Ivankov. Adelantamos a un chaval que nos oye conversar y nos espeta un ¡hola!. No es la primera vez que nos ocurre y ya no nos sorprende que aquí se dirijan a nosotros en español. Sí advertimos esta vez un acento especial y preguntamos al chico en qué lugar de España ha aprendido a hablarlo. "Pues en Bilbao", nos responde.
El castellano se ha convertido en la segunda lengua de esta localidad ucraniana situada a 50 kilómetros de Chernóbil. Los culpables, un grupo de españoles que hace más de una década comenzó a acoger durante los veranos a niños de esta zona. Después se organizaron en distintas ONGs, y hoy, más de 500 chicos y chicas pasan un par de meses al año en Madrid, Sevilla, Guadalajara... Visitamos a varios de ellos en el orfanato de la ciudad. Son hijos de víctimas de la catástrofe nuclear. Y, a la vez, las víctimas actuales de la tragedia. ¿Lo que más les gusta de España?. Las patatas fritas, la playa o montar en bici. No son conscientes de lo más importante: están un tiempo alejados de la radiactividad. Y su salud mejora lo necesario para pasar mejor el duro invierno ucraniano. Campañas de acogida La labor de organizaciones como AFAN no se limita a organizar la acogida de los chavales. Años de visitas a este lugar les han llevado a comprometerse más y a implicar a distintas empresas y organismos. Gracias a ello, el hospital de Ivankov acaba de recibir medicinas para todo un año y varios aparatos de radiodiagnóstico.La ayuda española y de otros países palia, aunque sólo en parte, el abandono que sufren unos niños cuyo único pecado es haber nacido en una tierra contaminada.
El castellano se ha convertido en la segunda lengua de esta localidad ucraniana situada a 50 kilómetros de Chernóbil. Los culpables, un grupo de españoles que hace más de una década comenzó a acoger durante los veranos a niños de esta zona. Después se organizaron en distintas ONGs, y hoy, más de 500 chicos y chicas pasan un par de meses al año en Madrid, Sevilla, Guadalajara... Visitamos a varios de ellos en el orfanato de la ciudad. Son hijos de víctimas de la catástrofe nuclear. Y, a la vez, las víctimas actuales de la tragedia. ¿Lo que más les gusta de España?. Las patatas fritas, la playa o montar en bici. No son conscientes de lo más importante: están un tiempo alejados de la radiactividad. Y su salud mejora lo necesario para pasar mejor el duro invierno ucraniano. Campañas de acogida La labor de organizaciones como AFAN no se limita a organizar la acogida de los chavales. Años de visitas a este lugar les han llevado a comprometerse más y a implicar a distintas empresas y organismos. Gracias a ello, el hospital de Ivankov acaba de recibir medicinas para todo un año y varios aparatos de radiodiagnóstico.La ayuda española y de otros países palia, aunque sólo en parte, el abandono que sufren unos niños cuyo único pecado es haber nacido en una tierra contaminada.
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