viernes, 3 de octubre de 2008

Ucrania: ¿se alejan sus posibilidades de integración en la OTAN?

El distanciamiento entre Tymoshenko y Yushchenko tiene implicaciones sobre la política Exterior y de Seguridad de Kiev. Las dos cuestiones principales son la integración en la OTAN y la concesión a Moscú de la base naval de Sebastopoli, en Crimea. Aunque es improbable que Ucrania vuelva a aliarse con Moscú, la hipótesis de una política exterior equilibrada entre el eje euro-atlántico y Rusia cobra cada vez más fuerza, y quizás sea la única solución que pueda garantizar la estabilidad interna en el país.
A cuatro años de la “revolución” naranja, la convivencia forzada entre Yushchenko y Tymoshenko parece destinada a su fin. Que los dos mayores exponentes de la coalición naranja no cultivarían una simpatía recíproca estaba claro desde hacía tiempo, al menos desde el momento en que Yushchenko no vaciló en boicotear al primer ministro como consecuencia de los malos resultados obtenidos por la coalición en las elecciones parlamentarias del 2006, rompiendo el acuerdo tácito sobre el reparto de cargos que habían asentado su alianza. Con el paso del tiempo, Tymoshenko no ha dudado en apoyarse más en el Partido de las Regiones, teóricamente en la oposición, que en la formación del presidente Nuestra Ucrania-Autodefensa Popular.Esta colaboración ha desarrollado reformas constitucionales para disminuir los privilegios del Jefe del Estado, el cual, cuando las reformas hicieron mella sobre sus competencias en el campo de la Defensa y Asuntos Exteriores, recurrió a su equipo parlamentaria, portando al país en una enésima crisis política. El nacimiento de una nueva mayoría no ha sido aún oficial y, como alternativa, los ciudadanos serán llamados a las urnas por tercera vez en tres años.
Las dinámicas políticas
Yushchenko tiene el privilegio de tomar la iniciativa, pudiendo decidir a quién confiar el cometido de la formación del Gobierno, pero, mejor si se observa más a fondo, se encuentra en la posición más difícil. Desde el 2004 hasta hoy su formación política ha registrado un descenso de sus apoyos y, según los sondeos, el Presidente goza del apoyo hoy día de sólo un 7% de la población. Incluso, dentro de su formación política, 33 diputados de un total de 72 se muestran opuestos a su petición de dejar el Ejecutivo. Las elecciones anticipadas podrían marcar la dimensión definitiva de su influencia en el Parlamento y asestar un duro golpe a sus ambiciones de ser reelegido presidente; por este motivo, Yushchenko ha propuesto mantener la coalición naranja con el añadido del bloque de Litvin, con 20 diputados, capaz de reforzar su débil mayoría, pero Litvin ha negado hasta ahora esta hipótesis .Ya sea en el terreno de la alianza o en el político, parece, que Tymoshenko tiene un mayor margen de maniobra. En el caso de que formalizase la alianza con el Partido de las Regiones, el Ejecutivo gozaría de una sólida mayoría para poder proceder sin problemas a las reformas constitucionales para dar a Ucrania un sistema parlamentario.Con el tiempo, Tymoshenko ha limitado progresivamente sus posiciones anti-Rusia, sobre todo a consecuencia de su reciente visita a Moscú, de donde ha vuelto anunciando que Gazprom no aumentaría el precio del gas, y que ha mejorado sus relaciones tanto con los filo-rusos como con el Kremlin, tanto es así que su formación política tiene una buena representación incluso en el Parlamento de la República Autónoma de Crimea. Por el resto, otro indicio del abandono de la posición estrechamente atlántica del primer ministro es la postura del Partido Comunista, que ha hecho de la oposición a la OTAN su batalla personal y que en los últimos días ha moderado improvisadamente los términos de confrontación con Tymoshenko.Por su parte, el Partido de las Regiones es el partido de la mayoría relativa, pero no está en grado de gobernar solo, no sólo por una cuestión de números, sino por su extrema impopularidad en el oeste del país. Por lo tanto, no sería una sorpresa el caso de que Moscú abandonara a Yanukovych para apostar por un lideres con mayores posibilidades de éxito y, sobretodo, capaz de ser aceptado en ambos lados de la nación ucraniana.Si Tymoshenko se hace promotor de una alianza con el Partido de las Regiones o si se acredita como exponente de “centro” entre este y oeste en vista a las elecciones presidenciales, para no descontentar a cuantos habían creído en la “revolución”, la solución de la crisis política está en sus manos, porque tal política desaprensiva de la alianza está excluida tanto por Yushchenko como Yanukovych. La posición de los partidos ucranianos refleja la fractura política y cultural del país, pero es evidente el juego de Rusia y los Estados Unidos detrás de ellos y la agenda de la crisis no deja dudas: en diciembre está previsto la cumbre de la OTAN, que podría acoger a Ucrania en el Plan de Acción de Adhesión (MAP, según sus siglas en inglés).El conflicto del Cáucaso ha señalado el momento de máxima hostilidad entre Moscú y el presidente ucraniano, empeñado en ofrecer apoyo a Sakasvili. Para los rusos, tal apoyo no sería sólo moral. Según el coronel Konashenkov, entre las dotaciones incautadas al ejército georgiano, habría muchas piezas “producidas o modernizadas en Ucrania” y se oyen voces sobre la participación de militares ucranianos en el derribo de cuatro aviones rusos.
Washington, Moscú y la región del Mar Negro
Por su parte, Washington no está preocupado por su bajo perfil en el Mar Negro y desde hace algunos años conduce las instrucciones Sea Breeze a lo largo de las costas ucranianas; además de haber aumentado notablemente su presencia en Georgia: en julio llevó a cabo las instrucciones Innediate Response y a corto plazo está prevista la Georgian Express, cuya misión es mejorar la capacidad de acción del ejército georgiano en las áreas urbanas. A consecuencia de la guerra ruso-georgiana han afluido en el Mar Negro otras naves militares, entre ellas, la bandera de la sexta flota de la Marina Norteamericana, oficialmente para desempeñar ayuda humanitaria. Como si no bastase, circulan planes que prevén la instalación en territorio ucraniano de radares en el ámbito del discutido escudo antimisiles americano.Estos desarrollos no pueden más que inquietar a Rusia, que si fuera forzada a abandonar Crimea, vería notablemente reducida su influencia en la región, importante no sólo desde el punto de vista comercial y militar, sino también porque bajo el Mar Negro transitan oleoductos y gaseoductos que abastecen a Europa de recursos energéticos rusos.En el caso georgiano, la reacción de Rusia ha supuesto la amputación territorial de la república caucásica, capaz de reenviar la integración atlántica de Tiflis (a menos que se reconozca de hecho la separación de Osseti y Abkhazi) y muchos observadores han hecho hipótesis sobre que un escenario parecido pueda repetirse en los enfrentamientos de Kiev. Los temores se han concentrados sobre la entrega del pasaporte ruso a algunos habitantes de Crimea y de las zonas orientales de Ucrania, además de la presencia de la Flota del Mar Negro, actualmente fuerte con 35 embarcaciones y 25.000 hombres. De hecho, Crimea ha minado varias veces la secesión en caso de adhesión de Kiev a la OTAN y sus habitantes han acogido con protestas vivaces la llegada de las naves militares americanas. No obstante esto, es improbable que Moscú opte por este escenario, no sólo porque sería una maniobra mucho más complicada que la realizada en Georgia, pero, sobretodo, porque apoyándose sobre los filo-rusos y sobre las relaciones económicas, Moscú puede apuntar a reintegrar el país entero en su esfera de influencia, mientras que la secesión de Crimea y de las áreas orientales privaría a los filo-rusos del peso demográfico y de la habilidad política necesaria para presentarse como candidato a la conducción del país.A fin de cuentas, el acceso al poder de los anaranjados no terminado en una revolución, pero ha supuesto un cambio de orientación geopolítica: ha sido, por tanto, mucho más que un simple cambio de gobierno. Hasta ahora, la marcha hacia occidente no ha dado muchos frutos: el intento de entrar en la OTAN no ha tenido éxito y las relaciones con la UE no han producido más que un acuerdo de asociación, que se negociará en 2009. La UE es mucho más popular que la OTAN y Rusia no ha manifestado todavía su oposición, al menos siempre que la Unión Europea permanezca como una potencia incompleta. A su manera, los países miembros no están de acuerdo con las perspectivas en Kiev y, la fórmula de la asociación es la misma que regula las relaciones con Turquía desde 1963. Para concluir, el único resultado tangible para la política externa anaranjada es la entrada en el WTO, y por otro, en neto anticipo respecto a Rusia.
Conclusiones
El fin “sin color” de la coalición naranja señala un compás de espera en el camino de acercamiento a la OTAN. Esto no significa que Kiev esté preparado para establecer una alianza estratégica con Moscú: Kuchma negó la adhesión a la unión de Rusia y Bielorrusia y las mismas relaciones entre Kiev y la OTAN iniciaron en los años 90. Probablemente, Ucrania mostrará una mayor apertura a los enfrentamientos de Rusia, que también podría comprender la renovación de la concesión de la base de Sebastopoli.Romper relaciones con Moscú sería muy costosa, sobre todo teniendo en consideración de los cerca de 50 mil millones de milímetros cúbicos de gas que Ucrania importa anualmente, por lo que el Kremlin exigiría precios de mercado, pero también para la industria de la defensa que, además de deber renunciar a los pedidos rusos, deberían iniciar un difícil proceso de adaptación a los estándares de la OTAN.La coalición naranja ha mostrado ser incapaz de lograr sus objetivos sin provocar graves fracturas en el país, mientras que los filo-rusos, aunque no puedan gobernar solos la nación, con la ayuda determinante del Kremlin han demostrado ser capaces de hacer la vida difícil a todos aquellos que no tengan en cuenta sus intereses.Traducido por José Carlos González

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