miércoles, 9 de abril de 2008

Dos familias acogen niños afectados por la radiación de Chernóbil


La menor que pasó el verano pasado en Burela volverá este año y una pareja de Foz cuidará a otro pequeño

Dos de los diez menores Ucranianos que viajarán a la provincia de Lugo el próximo verano, a través del programa de acogida de la organización no gubernamental ourensá Ledicia Cativa, residirán en A Mariña. Daria, la pequeña que pasó los meses de julio y agosto del 2007 en Burela, regresará a finales de junio a casa de su familia gallega. Y una pareja focense cuidará a Nazar, un niño de 7 años.
Desde 1997, Ledicia Cativa desarrolla un programa anual de acogida temporal de menores afectados por la radiación del accidente nuclear más grave de la Historia, ocurrido el 26 de abril de 1986 en la central de Chernóbil, en Ucrania. Este verano llegarán a Galicia 42 niños, procedentes de orfanatos, internados o casas de acogida, y familias tuteladas o de extrema pobreza, de regiones que soportan elevados índices de contaminación radiactiva, presente en alimentos básicos de su dieta.
Efectos sobre la salud
El desastre de Chernóbil provocó efectos inmediatos -el fallecimiento de 31 personas, la evacuación de 135.000, en toda la zona-. Nada más producirse el accidente, la mayor inquietud derivó de las emisiones de yodo radiactivo. Veintitantos años más tarde, sigue preocupando la contaminación del suelo con estroncio-90 y cesio-137. Este último se encuentra en las capas superficiales del suelo, donde es absorbido por plantas, insectos y hongos, que lo hacen llegar a la cadena alimentaria.
El principal objetivo de la iniciativa emprendida por la organización ourensá radica en mejorar la salud de los niños, que son sometidos a revisiones médicas. Algunos requieren tratamiento sanitario especializado. La recuperación es visible al cabo de los dos meses de estancia fuera de sus lugares de residencia. Todos, sin excepción, ganan peso y altura (algunos en proporciones sorprendentes). Los cambios se aprecian en el color de la piel y en el aspecto general que presentan los niños.
Crece la esperanza de vida
Ledicia Cativa cita estudios médicos de Institutos Epidemiológicos de varias regiones de la Federación Rusa, que estiman que dos meses de clima y alimentación en España aumentan la esperanza de vida de los menores, como mínimo en dos años. En sesenta días engordan una media de tres kilos, con casos de hasta doce o trece. Y el crecimiento ronda los 2,5 centímetros, con excepciones de hasta seis y siete. También se observan mejoras en sus pautas de conducta y rendimiento escolar, según destaca la oenegé. En Rusia los menores son sometidos a pruebas para conocer sus niveles de radiactividad, antes de partir rumbo aa Galicia y tras su regreso. La diferencia resulta muy notable.
Los dos niños que pasarán el verano en A Mariña provienen de la localidad de Novozybkov, en la región de Briansk. Es la ciudad rusa de cierta entidad (tiene unos 40.000 habitantes) más próxima a Chernóbil. «La población debería estar desplazada, pero la mayoría se ha negado y las familias que viven allí están subsidiadas por el Estado en una cantidad irrisoria o simbólica, las personas se prejubilan antes que en otros lugares, y la radiación es la más fuerte de la federación», afirma la oenegé.

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