miércoles, 23 de febrero de 2011

Valores y energía

El presidente Rodríguez Zapatero convocó ayer un gabinete de crisis para definir la estrategia del Gobierno ante los acontecimientos que se suceden en el norte de África y en Oriente Medio, que afectan a los derechos humanos en sociedades sometidas a la autocracia, a la seguridad en torno al Mediterráneo y al suministro de materias primas. Durante años los intereses económicos y estratégicos en la zona han primado sobre cualquier otra consideración respecto a la naturaleza dictatorial, feudal o tribal del poder en sus distintos países. Pero, de pronto, el requisito de estabilidad política que tradicionalmente han buscado las economías occidentales en los países productores se encuentra ante la necesidad de apostar por su ordenada democratización. Aunque la tímida y renuente actuación de la Unión Europea ante las crisis desatadas en la otra orilla mediterránea refleja la persistencia de un conflicto de intereses entre los valores de la democracia y la preservación a corto plazo de la seguridad en la región y del suministro energético. Conflicto que ha de solventarse mediante la defensa insoslayable de los derechos humanos.
La abierta contestación social a los regímenes autoritarios de diversos países exportadores de crudo y gas ha vuelto a despertar la inquietud española y europea por la dependencia energética en la que se mueve nuestra economía. Si las tensiones entre Rusia y Ucrania llegaron a causar problemas de desabastecimiento hace dos años, la imparable subida del precio del Brent por encima de los 108 dólares, debida a la incertidumbre generada por la brutal resistencia de los gobiernos cuestionados a propiciar el tránsito hacia la libertad, puede anunciar una seria dificultad para la recuperación de las economías desarrolladas. Las necesidades energéticas de nuestro país y las de los demás socios de la Unión son tan diversas que hasta ahora no han permitido una estrategia común de futuro. Por lo que resulta imprescindible que España continúe diversificando el origen del petróleo y del gas que precisa mientras, al mismo tiempo, reduce su nivel de dependencia. Algo que difícilmente logrará mediante el desarrollo subvencionado de las energías renovables; lo que exigiría una revisión urgente de las actitudes políticas que fueron orillando la nuclear como un recurso del pasado.

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