"Los fondos que planeábamos destinar a ese fin son insuficientes.
Se necesitarán unos 400 millones de euros adicionales", explicó el presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, al máximo directivo del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), Thomas Mirow.
Yanukóvich, que asumió el cargo en febrero pasado, indicó que su Gobierno someterá a un nuevo peritaje el proyecto para construir el sarcófago y mientras tanto próximamente aumentará su propia aportación en varias decenas de millones de euros.
Agregó que Ucrania planea celebrar el próximo año, coincidiendo con el 25 aniversario de la tragedia de Chernóbil, una cumbre de los países donantes, a la que ya invitó a los respectivos gobernantes durante el reciente foro sobre seguridad nuclear en Washington.
El presidente ucraniano instó a Mirow a sumarse al grupo de trabajo encargado de preparar esa cumbre y le informó de la marcha de las obras para cerrar y desactivar definitivamente la planta de Chernóbil, según la agencia Interfax-Ucrania.
En septiembre de 2007, el consorcio francés Novarka firmó un contrato para construir en cinco años el segundo sarcófago sobre el accidentado reactor número cuatro de la central de Chernóbil.
Según los últimos cálculos, para el proyecto se requieren unos 1.400 millones de euros, de los que tras celebrarse dos conferencias de donantes, la última en julio de 2009, se han acumulado unos 950 millones de euros depositados en las cuentas del BERD.
Los principales donantes al programa de Chernóbil son la Comisión Europea, que ha aportado más de 200 millones de euros, así como el Grupo de los Ocho y numerosos países de la Unión Europea y de otras regiones del mundo.
Durante la cumbre de seguridad nuclear en Washington, Yanukóvich anunció la decisión de Kiev de deshacerse de sus reservas de uranio altamente enriquecido, lo que le granjeó halagos del presidente de EEUU, Barach Obama, y su promesa de seguir financiando el programa de Chernóbil.
El actual sarcófago que cubre el cuarto reactor de la planta, escenario el 26 de abril de 1986 de la mayor catástrofe en la historia del uso pacífico de la energía atómica, ya presenta grietas y se producen fugas radiactivas.
El nuevo sarcófago, que cubrirá al actual de acero y hormigón, será un cubo con una longitud de 257 metros, una anchura de 150 y una altura de 108 metros.
Las autoridades ucranianas advierten de que los reactores uno, dos y tres de la central, clausurada en diciembre de 2000, aún contienen combustible nuclear, por lo que el peligro de radiación está muy presente.
Ucrania se propone desactivar por completo la planta y el territorio adyacente para el año 2018, y enterrar para siempre con ayuda de la compañía estadounidense Holtec International las 200 toneladas de combustible nuclear que se encuentra bajo la central.
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