viernes, 12 de septiembre de 2008

Un anclaje en la UE para Ucrania

Acelerada por la peripecia de Georgia, invadida y amputada territorialmente por Rusia con la segregación de Osetia del Sur y Abjasia, Ucrania ha cubierto en estas últimas semanas una buena parte del camino que ha de llevarle en un futuro próximo a la posible integración plena en la Unión Europea.
Ésta es su vocación y así lo siente como destino. Lo suyo ha sido un proceso de decantación hacia Occidente inspirado en buena medida en el que siguió Georgia; plebiscitados en la calle uno y otro, con manifestaciones masivas que cerraron –georgianos y ucranianos creen que para siempre– el anclaje postsoviético en que se encontraban ambos países, deshaciéndose ambos de la sombra hegemónica de Rusia.La transición efectiva de la dependencia de Moscú a la independencia real y democrática ha sido rápida, aunque no exenta de sobresaltos, como fue, en primer lugar, el envenenamiento del hombre fuerte de Ucrania entonces, y ahora presidente, Víctor Yushenko, y como ha sido después la invasión rusa de Georgia el pasado agosto, con la actual presión de Moscú orientada a la amortización política del presidente Mijail Saakashvili. El acuerdo al que se acaba de llegar en Bruselas para que a mediados de 2009 Ucrania acceda al estatuto de país asociado a la UE, tiene un relevante y doble significado. De una parte, supondrá el establecimiento de Ucrania en los umbrales de la integración plena en Europa; y de otra, significa una respuesta de calado por parte de la UE a la brutalidad político-militar del putinismo en el Cáucaso.La sustitución de las promesas incumplidas por parte de Medvedev, sobre la retirada rusa de Georgia, por el establecimiento de 7.600 soldados en Osetia del Sur y Abjasia, desde la base de que estas dos regiones segregadas ya son Estados soberanos, expresa bien a las claras –para que no quede a Occidente duda de cuál es el nivel de determinación al respecto por parte de Moscú– que sigue abierto el pleito geoestratégico sobre el extremo oriental de Europa. En un contexto así, lo decidido por la UE sobre la asociación de Ucrania, es de un simbolismo histórico incuestionable. Resta ahora el debate sobre el hilo conductor de unir a Ucrania, a partir del verano próximo, con el estatuto de miembro de pleno derecho de la Unión.

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