viernes, 12 de septiembre de 2008

Ucrania en el proscenio

La crisis de Georgia ha amainado. La Unión Europea (UE) no acepta las perdidas territoriales de Georgia, pero se resigna a ellas sin hacerse mucho del rogar. Georgia también, esperando que la perdida sea sólo momentánea. Lo que tarde un nuevo presidente en instalarse en Washington. Pero, no se ve realmente como nadie podría deshacer lo hecho.Esta pausa pone en el proscenio otro conflicto rampante, no sin relación con esta crisis. Se habla de amenazas rusas contra Ucrania. Según las versiones más alarmistas, el oso ruso se propone agredirla para desmembrarla e impedirle así ingresar en la UE y en la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El rumor es falso. La tensión actual se debe a la actitud del presidente Viktor Iuchtchenko durante la crisis georgiana. Acompañó a los presidentes de los dos países más hostiles a Rusia, Lituania y Polonia, a un viaje de protesta antirusa a Georgia, y sobre todo, intentó impedir y trató de obstaculizar la utilización de la flota rusa basada en Crimea. Es el tipo de acción que, efectivamente, causa tensiones.Según buenos conocedores de Rusia, el ingreso de Ucrania en la UE a mediano plazo, sería bien aceptada por Moscú porque no estaría dirigida contra él. Por otra parte, la Unión Europea tiene sus propias razones para no integrar a Ucrania antes de muchos años. Son razones de varios tipos, pero, baste recordar que aceptó a 12 países de bajos ingresos entre mayo de 2004 y enero de 2007 y se trata de procesos complejos que tomarán aún diez años al menos en completarse realmente. El presidente Ievtuchenko firmó, el martes 9 de septiembre, en París, un convenio que sienta las bases de un "acuerdo de asociación" entre la UE y su país, cuya suscripción se prevé para 2009. Pero, la UE evitó cuidadosamente tomar cualquier compromiso para su eventual integración.La Alianza Atlántica es harina de otro costal. Difícilmente -y es poco decir- Moscú se resignaría a que Ucrania ingresará a esta organización. Kiev lo ha solicitado, y el principio, fue aceptado. Pero no le dijeron cuando. Y, Alemania y Francia comprenden que es un asunto sumamente espinoso.Pero, además, y sobre todo, contrariamente a lo que pretenden los países europeos aliados de EU contra Rusia, la mayoría de los ucranianos, al menos el 60 por ciento de ellos, se opone a dicho ingreso. Cuando menos, es lo que indican claramente las encuestas, que es la única manera de saberlo.Los habitantes de Ucrania han manifestado en repetidas ocasiones su deseo de vivir juntos, y existe una identidad ucraniana. Pero, por razones históricas esta es compleja. El oeste del país, antigua posesión polonesa y austro-húngara, es muy europeo, católico y anti-ruso. El este y Crimea son ortodoxos, de cultura rusa y en su territorio viven muchos rusos. Sus nexos con Rusia son antiguos y profundos. Sus habitantes prefieren vivir en Ucrania por que es más libre y más rica, pero, para ellos, las relaciones con Moscú son prioritarias.Tampoco a nivel partidario hay mayoría para un ingreso a la OTAN. De los tres partidos dominantes, de fuerza equivalente, sólo el del presidente Iuchtchenko, cuyas bases electorales se concentran en el oeste, es favorable a dicho ingreso. El del expremier Viktor Ianukovitch, es abiertamente proruso y anti OTAN. El tercero, del actual Primer Ministro, Ulia Timochenko, está dividido, y ella personalmente es favorable a la simple aplicación de la ley, que exige que la cuestión se dirima por medio de un referendo. El resultado seria negativo, y dada la composición demográfica, no se ve como cambiaria la cosa. Hay que resignarse a tomar los rumores de amenazas por lo que son, provocaciones que causan lo que pretenden denunciar.El mismo martes, Serbia firmó dos acuerdos: uno con la UE y otro con Rusia. Le muestra el camino a Ucrania. No jugar una contra la otra, sino cooperar con los dos.

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