miércoles, 20 de agosto de 2008

Georgia y Ucrania, patatas calientes de la OTAN

Dos décadas después del final de la Guerra fría, la OTAN tiene que tomar decisiones cruciales para su futuro.
La inestabilidad en Georgia y el hecho de que Ucrania pueda convertirse en otro foco de tensión ha dividido a los miembros de la Alianza sobre su estrategia futura.
La primera señal de que se avecinaban problemas se produjo hace cuatro meses, durante la cumbre de la OTAN en Bucarest.
El entonces presidente ruso, Vladimir Putin dejó claro que no aceptaría que la OTAN avanzase posiciones en su frontera meridional. Todo un revés para la administración Bush, empeñada en extender los confines de la Alianza hasta las montañas del Cáucaso
La OTAN decidió revisar las candidaturas de Georgia y Ucrania en diciembre, pero no contaba con los enfrentamientos en Georgia: un ataque contra cualquier miembro de la Alianza significa automáticamente la intervención de los demás.
Los nuevos miembros del Este quieren que la Alianza castigue con dureza la incursión militar rusa en Georgia, pero si estalla un nuevo conflicto, la OTAN se vería metida de lleno en una guerra que no ha elegido. Moscú atiza continuamente ese temor.
Konstantin Kosachev, presidente del comité de asuntos internacionales de la Duma:
“No entendemos cómo la candidatura de Georgia podría proporcionar mejores oportunidades y opciones para combatir el terrorismo internacional, luchar contra la proliferación de armas nucleares y enfrentarnos a otras amenazas, que son nuestros retos y objetivos comunes”
Aunque los miembros de la OTAN están de acuerdo en tildar de “desproporcionada” la respuesta militar rusa, tienen mucho menos claro cómo castigar a Moscú, y aún menos qué hacer ahora con las candidaturas de Georgia y Ucrania.
Los socios occidentales están más preocupados por su dependencia energética de Moscú que por aspectos relativos a la seguridad.
Para los países miembros de la Europa central y del Este, la Alianza tiene que avanzar posiciones cuanto antes para frenar el nacionalismo ruso.
Aunque para esta analista, los últimos acontecimientos podrían hacer mella en la determinación Ucraniana:
“Creo que lo que ha sucedido en Georgia hará que tanto los dirigentes ucranianos como la población se planteen si vale la pena, en vista de que Rusia puede desestabilizar potencialmente a Ucrania, y eso sería desastroso para Europa”
Alemania asegura que la candidatura de Georgia sigue encima de la mesa, pero Roma, París, Madrid y Bruselas temen crear una posición común anti-rusa, con Moscú más decidido que nunca a recuperar su estatuto de potencia mundial.
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