domingo, 10 de agosto de 2008

El conflicto saca a la luz otra cara del gobierno ruso

Casas bombardeadas y en llamas en Georgia, calles, vías férreas y redes telefónicas destruidas. Los bombarderos rusos causaron devastación en la ex república soviética.
"En todos lados, se percibe el miedo de que la situación vaya a empeorar aún más", declaró la georgiana Rusudan Tabukashvili, en Tiflis.
La guerra en la pequeña región montañosa de Osetia del Sur, que enfrenta a Rusia con Georgia, se ha extendido más allá de las fronteras del territorio secesionista hacia toda Georgia. Los observadores temen que estalle un conflicto generalizado en el Cáucaso, con sus numerosos focos de tensión.
Las imágenes difundidas por el mundo exhiben una catástrofe humanitaria con decenas de miles de refugiados y centenares de heridos en hospitales rusos. Imágenes que desbordan desesperación, sangre y dolor, que no se corresponden para nada con la imagen que estaba exhibiendo la Rusia actual.
Los ascendentes precios de las materias primas habían hecho de Rusia un país rico y orgulloso de sus logros económicos. Moscú había intentado posicionarse en los últimos tiempos como garante de la paz internacional; por ejemplo, en la polémica por el controvertido plan de defensa antimisiles que Estados Unidos planea estacionar en Europa del Este.
La televisión estatal rusa transmitió durante toda la jornada música fúnebre. Georgia pone ahora en evidencia la cara menos simpática de Rusia, tras el recuerdo de la invasión soviética a Afganistán, en diciembre de 1979. Muchos expertos trataban de dilucidar por qué estallaba el polvorín del Cáucaso justo en estos momentos. Agosto es tradicionalmente un mes caliente para los conflictos en la región. Pero el presidente georgiano, Mikhail Saakashvili, ya había fracasado en 2004 con un intento de reconquista de Osetia del Sur.
Rusia y Georgia se habían comprometido una y otra vez a la cooperación, dada su condición de vecinos. Pero justamente por esto había reaccionado Moscú con enojo ante la intención declarada de Saakashvili de ingresar a la OTAN y a la UE, junto con Ucrania. Rusia teme que se quiebren así todas las tradiciones de alianza provenientes de la época soviética, y proclamó una y otra vez serias advertencias contra estas tendencias.
La situación explotó ahora cuando el primer ministro ruso, Vladimir Putin, conocido como un halcón en la política con respecto a lo que considera su área de influencia, estaba en la inauguración de los Juegos Olímpicos en Pekín, mientras el presidente Dimitri Medvedev, un novato en cuestiones internacionales, se encontraba de vacaciones. Crítica a Medvedev
"Fuego olímpico", tituló cínicamente el diario sensacionalista Moskowski Komsomolez en su primera plana de ayer, con una foto de cohetes en vuelo hacia su objetivo. El diario criticó a la vez a Medvedev por sus "acciones dubitativas". Putin apuró el regreso y aterrizó ayer en Vladikavkas, la capital de Osetia del Norte, para tomar contacto directo con la situación. Tiflis acusó nuevamente a Rusia de pretender "por los medios más brutales" la anexión de Osetia del Sur, territorio aceptado por el derecho internacional como perteneciente a Georgia.
La situación se había agudizado de forma dramática en las últimas semanas. El factor desencadenante, según la versión de Georgia, fue el intenso fuego abierto el jueves desde Osetia del Sur contra posiciones georgianas. Las fuerzas de Georgia, que mantenían tradicionalmente un tercio del territorio osetio bajo su control, respondieron el fuego con armamento de gran calibre e iniciaron una ofensiva militar sobre la capital de Osetia del Sur, Tskhinvali. Las fuerzas rusas recuperaron ayer el control de la ciudad, según informes desde Moscú. También su ofensiva destruyó la ciudad georgiana de Poti y en Gori, en Georgia, murieron decenas de personas por los bombardeos rusos.
Moscú subrayó que se trataba de objetivos militares en territorio que era necesario neutralizar para evitar ataques contra Osetia del Sur. Pero también se vio afectada la población civil.
Georgia contó en los últimos años con un fuerte apoyo estadounidense para su rearme, pero aun con su buena relación con Washington, el presidente Saakashvili no podrá contar por el momento con ayuda militar directa de Occidente en su lucha contra Rusia. "Estoy seguro de que [Saakashvili] volverá a sufrir una derrota", dijo el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov.
Ayer, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo que el estallido bélico estaba poniendo en peligro la paz en toda la región y pidió que se ponga fin a la violencia.
El presidente ruso, Dimitri Medvedev, replicó desde Moscú que Georgia debe retirar sus fuerzas de Osetia del Sur, a fin de que concluyan las hostilidades. "Me siento muy preocupado por la situación en Georgia , dijo Bush en un comunicado en Pekín. "Los ataques se están registrando en regiones de Georgia muy alejadas de la zona de conflicto en Osetia del Sur. Y denotan una peligrosa escalada de la crisis. La violencia está poniendo en peligro la paz regional; han muerto civiles y otros corren peligro. Pedimos un cese inmediato de la violencia... el fin de los bombardeos rusos y un retorno de las partes al statu quo del 6 de agosto , añadió.

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