lunes, 16 de junio de 2008

De la granja o el huerto, a la mesa

La calidad de los alimentos que ingerimos es una cuestión que cada vez preocupa más al consumidor. El ciudadano quiere saber qué está comiendo y tener la garantía de que los alimentos han seguido un estricto control que les garantice la total ausencia de riesgos. Las administraciones intentan responder a las exigencias de la población y ofrecer cada vez una mayor protección de la salud de la población frente a riesgos asociados al consumo de alimentos. De hecho, tanto el Gobierno central como el autonómico se encuentran inmersos en un proceso para elaborar sendas normativas de Seguridad Alimentaria.El estado ha dado el paso previo, la aprobación por parte del Consejo de Ministros, para la elaboración de dicha Ley que persigue el objetivo de "reforzar la protección de los ciudadanos en todos los ámbitos relacionados con la alimentación". Además tiene como fin alcanzar una mayor coordinación tanto con la Unión Europea como con las comunidades autónomas. Asimismo, la Ley de Seguridad Alimentaria definirá una intensificación de los controles para evitar la exposición a agentes químicos o contaminantes. Esto justo después de la alarma producida a raíz de una partida de aceite girasol de Ucrania en que se detectaron elementos contaminantes y, precisamente, para evitar situaciones de este tipo. Por su parte la Junta de Andalucía ya inició la tramitación de su proyecto de Ley que tiene tres objetivos definidos: reforzar el control por parte de la administración, optimizar la coordinación y mejorar la transparencia informativa hacia los ciudadanos. Incluye además la creación de la Agencia de Seguridad Alimentaria de Andalucía.Para el jefe de sección del Servicio de Seguridad Alimentaria de la Delegación Provincial de Salud, Ulises Ameyugo, en la actualidad existen en este campo dos objetivos esenciales, en los que deben incidir las nuevas normativas. Así apunta una mayor coordinación entre los agentes implicados y la consecución del principio 'de la granja a la mesa'. Una cuestión que ha señalado el Ministerio de Sanidad y Consumo y que explica Ameyugo que consiste en un control sobre toda la cadena alimentaria. Especifica que "mientras que antes se veía, por ejemplo al animal, como un mero producto, ahora debe tenerse en cuenta que es además un alimento en potencia. Esto es, todos los posibles peligros deben abordarse desde el principio de la cadena alimenticia, desde que el animal está en la granja". El responsable provincial de Seguridad Alimentaria quiso matizar y transmitir al consumidor que hoy en día, en cualquier caso, el nivel de seguridad es muy elevado. Especialmente resaltó en este punto a la comunidad andaluza que señaló como modelo. Sin embargo, añadió, "siempre hay cosas que mejorar y a más controles se realizan, por lógica, son más las cosas que aparecen y las nuevas exigencias".Ameyugo explicó igualmente que los aspectos a los que en la actualidad se presta más atención son, de una lado, los riesgos bacterianos y de otro, de forma especial, a los riesgos químicos. Aclaró en este punto que existe una preocupación por eliminar los tratamientos químicos a los que se someten tanto la producción vegetal como animal y que después pueden llegar al consumidor. Así sustancias que en principio no implican riesgo para la salud, salvo tras un elevado y continuado consumo, pero que pretenden evitarse en la medida de lo posible.Señaló otra cuestión en la que es preciso trabajar en la actualidad que tiene que ver con la aparición de productos de consumo que se venden no como simples alimentos sino con características añadidas que prometen beneficios para la salud. Una cuestión sobre la que aún no existe normativa obligatoria y específica y que hace que en el mercado haya productos de los que no se puede demostrar si realmente aportan beneficios añadidos para la salud. El jefe de sección recuerda al respecto que "los alimentos deben ser alimentos y para los demás se utilizan otras cosas que no son alimentos".En cuanto al etiquetado, otro tema en el que el ciudadano demanda cada vez más información y claridad, Ulises Ameyugo apunta que lo que es necesario es simplificar cada vez más la información para que esta sea realmente útil. En este aspecto declara que "son los propios consumidores a través de las asociaciones de consumidores los que deberán decir qué se quiere que se especifique y cómo".Pero en toda esta cadena alimentaria de la que se viene hablando, hay un elemento más que normalmente no se tiene en cuenta y que para el responsable provincial es un eslabón de la cadena que falla: el consumidor. Esto porque al final este es manipulador de alimentos en su hogar y muchas veces, por desconocimiento o imprudencia, no realiza bien la conservación e ingesta de los alimentos. Pone un ejemplo claro: "¿cuántas veces no hacemos la tortilla y nos la llevamos a la playa sin refrigerar por horas?".

No hay comentarios: