viernes, 4 de abril de 2008

Líderes de OTAN se reúnen en Bucarest con Putin con una agenda conflictiva

La OTAN examina el viernes en Bucarest con el presidente ruso Vladimir Putin las relaciones entre los dos ex enemigos de la Guerra Fría, después de que la Alianza Atlántica aplazara las candidaturas de adhesión de Georgia y Ucrania y apoyara el escudo antimisiles estadounidense.
Es la primera vez que Putin, a punto de abandonar el Kremlin, participa en la reunión del Consejo OTAN-Rusia, el foro de cooperación entre ambas partes, que tiene lugar tras la cumbre de los líderes de los 26 aliados, miércoles y jueves en la capital rumana.
Además de la ampliación de la OTAN y el futuro escudo antimisiles, la independencia de Kosovo y la suspensión por parte de Moscú del Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa también deberían estar en la delicada agenda de esta reunión.
En lo que será quizás el único paso concreto entre ambas partes, la OTAN y Rusia acordaron el viernes firmar un compromiso que permite a la Alianza Atlántica utilizar territorio ruso para transportar equipamiento no militar destinado a su misión en Afganistán, dijo una vocera de la organización.

El acuerdo tiene que ver con el "transporte no militar", como alimentos, combustibles, vehículos de transporte y autopartes, agregó.
La OTAN negociaba desde hace años con Moscú un permiso para transportar por su territorio y espacio aéreo equipamientos para los soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) que lidera en Afganistán.
De todos modos, el acuerdo alcanzado en Bucarest sólo se aplicará al transporte por tierra.
Putin llega a este cónclave con la satisfacción de haber influido para que la OTAN postergue el ingreso de Ucrania y Georgia en el seno de la Alianza Atlántica, a pesar del firme apoyo que les brindaba el presidente estadounidense, George W. Bush.
Encabezados por Alemania y Francia, deseosos según algunos observadores de no provocar a Moscú y mantener el equilibrio de fuerzas en Europa, los aliados no otorgaron el jueves a esas dos ex repúblicas soviéticas el estatus de candidato oficial a la adhesión a la OTAN, prometiéndoles en cambio un compromiso a largo plazo.
Si bien Bush no recibió apoyo en la cuestión de la ampliación, sí logró el respaldo de sus socios euroatlánticos para el proyecto norteamericano de escudo antimisiles en Europa Central, considerado por Rusia como una amenaza a sus intereses estratégicos.
El jueves, en su declaración final de la cumbre, la OTAN "saludó" la contribución de ese proyecto a la "protección de los aliados" europeos, instando a Rusia a vincular su sistema de defensa antimisiles con el norteamericano y otro sistema que la Alianza Atlántica analiza crear.
El futuro sistema norteamericano incluye una batería de diez misiles interceptores en Polonia y un radar ultramoderno en República Checa, que estarían en servicio hacia 2012.
Estados Unidos dio otro paso hacia la concreción de su proyecto anunciando el jueves un acuerdo con Praga para instalar el radar en cuestión, según un comunicado conjunto de ambos países al margen de la cumbre de la OTAN en Bucarest.
Tras la reunión de Bucarest, el presidente ruso tiene previsto recibir a Bush en Sochi, a orillas del Mar Negro, para una entrevista con sabor a despedida entre dos jefes de Estado que muy pronto dejarán sus cargos.

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