lunes, 31 de marzo de 2008

Kiev deberá esperar

La resistencia de algunos solventes miembros de la OTAN, que no el deseo del Gobierno ucraniano, impedirá probablemente que Ucrania entre ya en la Alianza Atlántica, como es el explícito deseo del presidente Bush, quien está en Kiev para respaldar al dúo Yushenko (presidente) Timoshenko (primera ministra). Esta pareja se lleva más bien mal, pero no ha podido sino llegar a un arreglo práctico para impedir que su adversario común, Víctor Yanukovitch, líder del Partido de las Regiones con casi tantos votos y diputados como los dos juntos, pudiera retornar al Gobierno. Yanukovitch, el candidato de las vastas regiones rusófonas, es hostil a la entrada del país en la OTAN, pero, como los comunistas y otras fuerzas menores, aceptaría un referéndum al efecto. George Bush es percibido en este escenario como un presidente un poco singular, porque es conforme a una tradición que no tome en casa ni fuerce fuera decisiones que, por suscitar controversia, parece prudente dejar a la administración siguiente. Lo mismo vale para su presión sobre Bagdad con vistas a establecer el vínculo jurídico de la relación con Irak, que los demócratas Clinton y Obama ven como un intento de atar las manos del próximo Gobierno. Hay, en el caso presente, algo más: en Europa y sobre todo en Alemania, donde ya es oficial la oposición a una entrada precipitada de Ucrania (y también de Georgia) en la OTAN se comprende en parte la irritación rusa al respecto. Que, alcanzada la independencia, las antiguas repúblicas de la Unión Soviética entren en las alianzas de su gusto es su derecho, pero suscita en Moscú la sensación de que la Federación Rusa está siendo literalmente cercada por la OTAN. La capacidad de represalias rusas no es pequeña, más allá de la herramienta energética, y podría desestabilizar mucho y por largo tiempo el equilibrio europeo por no hablar de las dificultades que podría inducir en asuntos muy delicados que requieren la cooperación rusa, como el programa atómico iraní. Por todo esto, no es probable que la cumbre de la OTAN en Bucarest a partir de mañana corrobore la entrada de Ucrania y ni siquiera es seguro que abra oficialmente el 'Plan de Acción', como se llama el periodo interino antes del ingreso formal.

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