martes, 25 de marzo de 2008

Europa creará problemas muy grandes en Bucarest


Alexei Arbátov, RIA Novosti. La ampliación de la OTAN con la incorporación de Albania, Croacia y Macedonia en la próxima cumbre de esa organización en Bucarest, es uno de los casos cuando los europeos crean problemas muy grandes contra ellos mismos.

Esto, se refiere más que todo a Albania. La OTAN ya tuvo bastantes problemas con Turquía, y ahora, va a tener más problemas al admitir Albania, un país musulmán bastante inestable e imprevisible. En lo que respecta a la admisión de Croacia no habrán muchos problemas y con Macedonia, todavía menos.
A mi juicio, la OTAN nunca podrá digerir Albania.
Ahora Albania entra en la OTAN y trascurrido un tiempo, presentará su solicitud para entrar a la Unión Europea (UE). Es decir, se pondrá en marcha el mismo mecanismo que se aplicó a Turquía, y que actualmente, supone un problema porque los europeos no saben qué determinación tomar con respecto a ese país.
O bien admitir en la familia europea a Turquía y sus 80 millones de musulmanes muchos de ellos con pronunciados ánimos fundamentalistas y una orientación de política exterior incomprensible. O mejor dejar a ese país con su población fuera de buque y empujarlos aún más hacia el fundamentalismo.
Con Albania, Europa tendrá una segunda Turquía más pequeña, pero con ilusiones expansionistas en la Península de los Balcanes y en Kosovo.
También en países donde viven comunidades albanesas, entre ellos, Estados miembros de la OTAN como Grecia y recién ingresados como Macedonia, donde también hay una influyente comunidad albanesa que puede crear serios problemas.
Por supuesto que en calidad de miembro de la OTAN, Albania no va a atacar a nadie, pero sí puede crear una situación de inestabilidad en los Balcanes y en Europa al convertirse en país para el desembarco de musulmanes hacia Europa.
La emigración musulmana en el Viejo Continente ya ha acumulado no pocos problemas en países como Alemania, Francia Inglaterra y otros.
Al admitir a Albania, la OTAN también adquirirá determinados compromisos, entre ellos conferir a Albania el derecho de voz para la adopción de decisiones políticas en la OTAN junto con otros miembros como Estados Unidos e Inglaterra.
En otras palabras, Albania podrá bloquear cualquier resolución de la OTAN a partir de sus propios intereses. Además, Albania tendrá acceso a todas las estructuras militares, es decir, si la OTAN planea realizar operaciones fuera de la zona de sus responsabilidades, sobre todo en países musulmanes, deberá tener en cuenta de que Albania podrá ser una "quinta columna".
Todos los planes tácticos de la OTAN pueden ser filtrados y dados a conocer a terceros. En este plano ya han surgido ese tipo de situaciones con Turquía y ahora con Albania, la OTAN tendrá los mismos problemas.
Pero con esto no terminan las dificultades, los procesos de incorporación de los países a la OTAN y la UE se desarrollan de forma paralela como se ve con toda claridad en el caso de Albania.
Y aquí Turquía, pueden plantearse los siguientes interrogantes:
Desde un comienzo ingresamos en la OTAN, durante largo tiempo junto con Alemania hemos sido uno de los principales aliados de EEUU en la OTAN y permitimos en nuestro territorio armas nucleares estadounidenses. Debemos ser considerados igual que el resto y debemos ser admitidos a la UE o contra nosotros se aplica una política de discriminación.
Esa discriminación juega a favor de aquellas fuerzas en Turquía que consideran que la vía de ese país y la de los países de la OTAN tienen direcciones diferentes.
Esos sectores consideran que la organización atlántica y Turquía no tienen nada en común porque la OTAN optó por la guerra contra el islamismo radical y en Turquía el islamismo radical es muy fuerte.
Turquía puede contrarrestar el islamismo radical exclusivamente con ayuda de la influyente postura de la élite militar en el Gobierno, y esta circunstancia no encuadra en las normas democráticas establecidas en la mayoría de los países de la OTAN. Esta situación plantea el dilema: O exigir a Turquía su completa democratización y el desplazamiento de los militares al lugar que les corresponde ocupar como en los países laicos y democráticos, lo que puede tambalear al régimen y fortalecer el componente islámico, o cerrar los ojos y no prestar atención a lo que ocurre.
Repetimos, la OTAN ya tiene muchos problemas, y la siguiente fase de ampliación con los países balcánicos creará muchos más.
Esta situación poco preocupa a Rusia. Si existe la voluntad recíproca entre los países que ingresan y los que reciben, la ampliación de la OTAN al sur europeo es un asunto que Rusia no puede objetar.
No obstante, en su lugar, yo aconsejaría a la OTAN abstenerse de admitir más países, pero si están dispuestos a hacerlo, pues que Dios les ayude.
En lo que respecta al ingreso de Ucrania y Georgia (asunto que no será planteado en la cumbre de Bucarest) la OTAN se guía por las implicaciones que tendrá esa incorporación en sus relaciones con Rusia, y no por los problemas que esos países puedan originar al ingresar al bloque.
Rusia ya declaró inequívocamente que la admisión de Ucrania y Georgia a la OTAN será interpretada por Moscú como un acto hostil, con todas las consecuencias que se derivan del caso, y el bloque atlántico está reflexionando sobre esto.
Debemos admitir que a pesar de que pudo, Rusia en su tiempo perdió oportunidades para comprometer a la OTAN a tener más en cuenta sus intereses.
Y no obstante, en Bruselas ahora piensan si vale la pena enturbiar seriamente las relaciones con Rusia por Ucrania y Georgia, cuando todavía no está bien claro el provecho que supondrán esos países para la OTAN.
En Ucrania, el 70 % de su población rechaza el ingreso a la OTAN y Georgia quiere ingresar con el objetivo exclusivo de recuperar las regiones de Osetia del Sur y Abjasia y esto, sólo desatará un conflicto armado en el Cáucaso.
Por estas razones, las consideraciones de Rusia en este sentido (el ingreso de Ucrania y Georgia al bloque) tienen una importancia capital para la OTAN.
En lo que se refiere a las relaciones de Rusia con la OTAN, los optimistas se imaginan al Consejo Rusia-OTAN como un foro para desarrollar políticas conjuntas, entre ellas la creación de tropas de acción rápida.
Otro importante vector de cooperación entre Rusia y la OTAN podría desempeñar la Organización del Tratado de Defensa Colectiva (OTSC), entidad integrada por países del espacio postsoviético, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán.
Con la ayuda de la OTSC, Rusia y la OTAN podrían desempeñar un papel muy importante para la estabilización de la situación en Afganistán, para Moscú un asunto tan importante como para Bruselas.
Entonces, es posible que la OTAN reflexionaría mejor en el momento de emprender acciones en contra de los intereses de Rusia.
La OTAN no puede actuar en contra de los intereses de Luxemburgo, Islandia, Lituania y en el futuro, contra Albania.
En el caso de Rusia, estamos hablando de un país gigantesco con enormes recursos, un Ejército muy numeroso pero no muy bien capacitado y un importante arsenal de armas nucleares.
Es cierto que por su política Rusia perdió muchas oportunidades para allanar sus relaciones con la OTAN y no pienso minimizar nuestra culpa. Pero la responsabilidad también recae en Occidente.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDIRÁ OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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