domingo, 27 de febrero de 2011

"En Ucrania regresé en el tiempo"

underline; ">La directora Naomi Uman abraza a su perro Tatu.  JAVIER SESMA

La directora Naomi Uman abrazLEIRE ESCALADA . PAMPLONA

Sábado, 26 de febrero de 2011 - 04:00 h.

Los antepasados de Naomi Uman (Nueva York, 1962) nacieron en Ucrania, aunque nunca se hicieron llamar ucranianos. Sólo judíos. Emigraron a Estados Unidos y establecieron allí su familia. Varias generaciones después, en 2006, la cineasta realizó el viaje inverso convirtiéndose en inmigrante en Ucrania. Ella ya había filmado la crudeza de la inmigración en la frontera entre México y Estados Unidos en los filmes Leche y Mala leche.

Con The ukranian time machine, vive la experiencia en su propia piel.

¿Qué motivó este viaje?

Quería ponerme en una situación incómoda. No ubicarme, no hablar el idioma (hablan ucraniano y ruso), no conocer a nadie... Llegué, sin entender nada y pasé un mes estudiando ruso en Kiev.

¿Fue como se lo imaginaba?

Igual o peor. Me sentí tan sola, ajena y diferente... Mi propio estilo es un propio extraño Y además me había rapado en Kiev. Me sentí rechazada, no querida. Fue terrible.

Después viajó a Legedzine, un pequeño pueblo del país...

Encontré otro mundo. Kiev fue muy difícil, pero el pueblo estaban sorprendidos de que una persona, a sus ojos rica, quisiese vivir como ellos. Algo les abrió. La primera noche dormí en una casa casi abandonada y por la mañana abrí la puerta y encontré una jarra de leche y un pan casero. En ese momento todo cambió. Busqué a quién me lo dio. No sabía como agradecérselo y le compré chocolate. Para ella (su amiga Baba Ganya) era algo exótico. Este intercambio inició una amistad muy fuerte.

Allí filmó una serie de seis documentales y un vídeo-diario. ¿Por qué escogió ese título?

Habla del hecho de que Ucrania está parado en el tiempo como país. Vive entre el comunismo y la democracia, entre el presente y el pasado. Cuando llegué nadie tenía ordenador, coche moderno... Regresé en el tiempo y sentí algo muy raro. Llevo tatuajes, allí sólo para jóvenes, y pensaron que era criminal.

¿Cómo fue la experiencia del documental Window?

En Ucrania hay diez canales de televisión y todos me llamaron para ver a la loca americana que quiere vivir en un pueblo. Fue divertido ver, desde su punto de vista, quién soy yo. Me enseñan haciendo comida para los puercos, algo que no hago. Me hicieron hacer teatro. Mi trabajo trata de ser lo más honesto posible. Nunca dirijo a la gente. Fue una ironía interesante que me lo hiciesen a mí.

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