miércoles, 26 de enero de 2011

“La autonomía de Crimea salvó las relaciones entre Ucrania y Rusia”

15:20 25/01/2011
Entrevista con el diputado ucraniano Leonid Grach

El referéndum por el que hace 20 años se restableció la República Autónoma de Crimea permitió conservar la paz en esta península bañada por el Mar Negro y que actualmente forma parte de Ucrania, según sostiene el diputado del parlamento ucraniano Leonid Grach que colaboró en los preparativos de esa consulta, la primera en la historia de la Unión Soviética.

Tras la caída de la URSS, Grach lideró durante muchos años el Partido Comunista Ucraniano en Crimea. A pesar de que recientemente fue expulsado de la formación por discrepar de su dirección, sigue siendo el comunista de más peso en Crimea. En una entrevista a RIA Novosti, el político explica por qué Kiev pudo conservar ese territorio.

- ¿De quién, Crimea, Kiev o Moscú, partió la iniciativa de celebrar el referéndum? ¿Quién y por qué quería restablecer la autonomía de Crimea?

- Fue una idea de Crimea al 100%, la iniciativa pertenecía a la diputación provincial del Partido Comunista. No éramos profetas y, desde luego, no podíamos prever que la Unión Soviética será destruida. Lo que nos movía eran, en primer lugar, los cambios producidos en la situación interétnica de Crimea tras el regreso de los tártaros que reclamaban el restablecimiento de la autonomía étnica, algo que no se podía permitir bajo ningún concepto.

- ¿Qué acogida tuvo la iniciativa de Crimea entre los gobernantes de Ucrania y la URSS?

- De completa indiferencia, sin ayuda ni prohibiciones. Moscú a finales de 1990 se preocupaba sólo por su futuro, mientras que Kiev por aquel entonces hacía la vista gorda ante lo de Crimea. Antes de celebrar el referéndum, teníamos ver cómo lo hacíamos. Siendo responsable provincial de políticas sociales, ideología y relaciones interétnicas, logré formar un equipo de correligionarios capaz de generar ideas.

- La pregunta del referéndum no fue del todo correcta, ya que trataba sobre el “restablecimiento” de la República Autónoma de Crimea “como miembro del Tratado de la Unión”, mientras que la República de Crimea que existió entre 1924 y 1945, era parte de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, y no participó en el Tratado de la Unión. ¿Por qué se formuló así, qué quería decir exactamente?

- Su autor fue el entonces presidente del Sóviet Supremo (parlamento) de la República Socialista Soviética de Ucrania, Leonid Kravchuk, al que no agradaba demasiado la idea del referéndum. Cuando vino en vísperas de la sesión del Consejo Provincial de Crimea en la que se votó el referéndum, intentó convencerme de que no hacía falta ninguna consulta, ya que nos “regalaría” el estatus autónomo. Tenía el apoyo del presidente del Consejo Provincial, Nikolái Bagrov.

Al entender que Kravchuk y Bagrov intentarían presionar a los diputados con su autoridad, decidí aprovechar la “glastnost”, política de apertura informativa de Gorbachov que tanto temían los funcionarios. Pedí al director de la televisión de Crimea que emitieran la sesión en directo. Hice mi intervención, Kravchuk expuso sus argumentos en contra, Bagrov calló. Pregunté yo
mismo, en lugar del presidente, quién estaba a favor de la consulta. Se votó y vi que gané.

La pregunta del referéndum quedó así: “¿Está Usted a favor del restablecimiento de la República Socialista Soviética Autónoma de Crimea?” Viendo que había perdido, Kravchuk propuso modificar la pregunta introduciendo “como miembro del Tratado de la Unión”. El Consejo Provincial aprobó la modificación.

- ¿Se debatieron los pros y los contras del estatus autónomo? ¿Pudieron los electores conocer las distintas opiniones sobre la cuestión?

- ¡El debate fue muy intenso! Aprovechamos los medios informativos del partido, la radio, la televisión. Ponentes, científicos, funcionarios del partido se reunían constantemente con trabajadores. Al principio, la gente no entendía eso de referéndum, pero más tarde se formó todo un abanico de opiniones.

Lo más importante es que no dejáramos a Kiev “regalarnos” la autonomía, ya que sería muy fácil quitar un regalo como ese, mientras que para anular los resultados de un referéndum hay que celebrar otro. La gente que merece mi confianza me contó que fue precisamente nuestra buena experiencia lo que llevó al Gobierno soviético a la decisión de celebrar en marzo de 1991 una consulta sobre la preservación de la URSS.

- En Crimea, la mayoría votó por preservar la URSS, pero el otoño siguiente se disolvió. ¿Había en aquel momento para Crimea alguna posibilidad de independizarse de Ucrania aprovechando la frase sobre el estatus de miembro del Tratado de la Unión?

- No, porque Ucrania necesitaba Crimea, mientras que Moscú antes de dimitir el presidente Yeltsin nunca quiso saber nada del problema de Crimea. A principios de los 1990, sólo del Gobierno ruso dependía si la población de Crimea podía opinar sobre la decisión de 1954 (por la que se transfirió la provincia de Crimea de Rusia a Ucrania). La unidad de la sociedad de Crimea en esta cuestión era absoluta, pero no podíamos solucionarlo sin Rusia.

- En los años posteriores, las competencias de Crimea se fueron reduciendo…

- Se hicieron del territorio lo que quisieron. En 1992, se adoptó la Constitución de Crimea. Voté en contra, por entender que provocaría un conflicto con Kiev. Unos días después, Kravchuk convocó a Bagrov y, tras el regreso de éste de Kiev, se anularon las principales disposiciones de la nueva Constitución. La facilidad con que se consiguió el primer éxito desató las manos a Kiev para seguir reduciendo las competencias.

El enfrentamiento entre Simferópol (capital de Crimea) y Kiev hizo que la península se convirtiera en pasto de bandas criminales. Los tiroteos en la calle eran pan de cada día, y la gente tenía miedo de salir de sus casas. El vacío legal de Crimea duró 7 años, hasta que en octubre de 1998 el parlamento conmigo al frente aprobó una nueva constitución.

- ¿Cree Usted que la autonomía de Crimea puede considerarse real? ¿Posee Crimea algunas competencias que no tengan otras regiones ucranianas?

- Prácticamente no. Hoy, la Constitución de Crimea no es más que un papel formal. Conforme a la Constitución, Crimea tiene derecho de realizar una política fiscal propia y negociar la cooperación de forma autónoma con aquellos Estados con los que Ucrania tiene relaciones diplomáticas. Pero estos preceptos no se respetan.

- Entonces, ¿qué aportó a Crimea el estatus autonómico?

- Empecemos por que puso a salvo la paz entre Ucrania y Rusia. Si no hubiera sido por él, habría habido aquí un cataclismo mucho peor que el de Abjasia, Osetia del Sur o Transnistria, porque estas regiones no tienen el valor geopolítico y geoestratégico de Crimea. Y también porque allí todos los conflictos eran exteriores, mientras que aquí, tras el regreso de los tártaros de Crimea, también existía una tensión interna.

La autonomía fue una especie de flotador que nos salvó y al que seguimos agarrados. Por supuesto que la Flota rusa del Mar Negro también contribuyó a atenuar la situación, y continúa siendo un importantísimo factor estabilizador.

Aquello que el estatus autónomo pueda aportar a Crimea en un futuro, depende en gran medida de Rusia, que está en condiciones de construir sus relaciones con Ucrania de tal forma que Kiev respete el estatus autónomo de Crimea, las competencias de la república, y tome en consideración la opinión de su población. Los habitantes de Crimea están vinculados a Rusia genéticamente, y podrían convertirse en un nexo de unión entre Rusia y Ucrania, en una fuerza capaz de decir: queridas naciones hermanas, debéis permanecer juntas.

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