Los comicios presidenciales del pasado febrero, en los que el prorruso, Víctor Yanukóvich, venció por estrecho margen a la 'dama naranja', Julia Timoshenko, pusieron de manifiesto que existen dos Ucranias contrapuestas. La brecha se ahondó ayer aún más tras la ratificación por la Rada (Parlamento) del acuerdo para prolongar hasta 2042 la presencia de la flota del mar Negro rusa en la base de Sebastopol (Crimea).
A los puñetazos y empujones que con frecuencia se contemplan en la Rada, ayer se unieron el lanzamiento de huevos y botes de humo. En la calle, mientras tanto, miles de partidarios de uno y otro bando apoyaban o rechazaban la decisión de los legisladores, aprobada por 236 votos a favor de los 450 escaños que tiene la cámara ucraniana.
El presidente de la Rada, Vladímir Litvín, tuvo que protegerse con un paraguas para no ser alcanzado por una lluvia de huevos. Los incidentes comenzaron inmediatamente después de la votación. Timoshenko, ahora en la oposición, ha amenazado con bloquear la actividad parlamentaria durante un mes. Ella y sus partidarios consideran que el acuerdo que firmaron la semana pasada en la ciudad ucraniana de Járkov Yanukóvich y su homólogo ruso, Dmitri Medvédev, para prolongar veinticinco años más el arrendamiento del puerto de Sebastopol a Rusia constituye un «acto de traición» y un «atentado contra la soberanía nacional». Califican también de «anticonstitucional» la transacción, gracias a la que Ucrania se beneficiará a partir de ahora de un descuento del 30% en el precio del gas ruso.
Sin embargo, el Tribunal Constitucional acaba de fallar a favor del acuerdo al estimar que no vulnera el artículo 17 de la Carta Magna, referido a la prohibición de desplegar tropas extranjeras en el país, porque su aparición es posterior al convenio bilateral con Moscú de 1997, que hizo posible la presencia militar rusa en Crimea hasta 2017. El pasado día 21 en Járkov, Yanukóvich y Medvédev, acordaron extender el alquiler de la base hasta 2042. Ambos, uno en Estrasburgo y el otro Oslo, se congratularon de la ratificación del acuerdo, que se realizó de forma simultánea en la Duma (Cámara baja del Parlamento ruso).
En su comparecencia de ayer ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Yanukóvich defendió la constitucionalidad del pacto alcanzado y quitó importancia a la batalla campal que protagonizaron los diputados ucranianos. «Un debate candente puede hacer que los ánimos también se calienten», aseguró. El jefe del Estado ucraniano aprovechó además para criticar la gestión de su predecesor en el cargo, Víctor Yúshenko. Medvédev, por su parte, dijo en la capital noruega que la votación de los parlamentarios ucranianos supone «el triunfo del sentido común».
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