jueves, 19 de noviembre de 2009

Rusia resucita la ‘guerra del gas’ con Europa para despejarse los caminos del South Stream y cortocircuitar el Nabucco


Recorrido del gasodusto Nabucco
Javier Aldecoa.- Baraja el 30% del gas del Viejo Continente y les hace ver a los Veintisiete el germen de otra nueva guerra del gas con apellidos ucranianos. Se hace valer. Y temer. Bruselas no ha tenido que recordar los 55 cortes de suministro en quince años para revivir las ventajas de un suministro gasista independiente de Moscú. A Gazprom también le duele la independencia, la alianza de la Unión con Noruega le ha hecho encajar una caída record de la demanda europea, 9.000 millones de metros cúbicos menos. No espera recuperar el nivel hasta 2013, pero Medvedev se niega a que el nacimiento de Nabucco llueva sobre mojado en el portazo del mercado europeo a su gas. Estrecha los lazos de la diplomacia con Bruselas, por primera vez han liberado el Acuerdo Energético, pero resucita los flecos pendientes con Kiev: para Ucrania es su salvoconducto electoral, para Moscú la carta de las presiones con la que espera ‘incentivar’ los acuerdos de sus gasoductos y nuevas condiciones con la UE. De momento, le ha servido ya para despejarse los caminos del Nord Stream en Suecia, Serbia y Eslovenia en el South Stream y para acelerar el interés de Francia e Italia. Acelera el South Stream, no le importa que sea –lo reconoce la UE- el triple de caro que Ucrania, si a sus socios no les importa darle la espalda al Nabucco. Quiere tenerlo en marcha antes incluso que Nord Stream, le da la vuelta a los calendarios, todo con tal de marcar el territorio de su poderío gasista en la UE. El pactismo de ENI, E.ON, EDF y GDF juegan a dos manos y le hacen la pinza en brazos de Gazprom y su ‘alternativa’ y el pragmatismo de Asia Central siguen dejando a la UE en manos del gas del Kremlin. No compite con su geografía, pero las demoras de Nabucco, las lanzas en ristre con South Stream y los esfuerzos de Gazprom por neutralizar la autonomía energética de la UE no hacen más que revalidar los galones de la independencia gasista española y sus expectativas -con Medgaz y el 50% del GNL del continente a la mano- como puerta del sur al gas de Europa.

Aunque Ucrania -al calor de su campaña electoral y golpeada por la crisis - advierte que puede tener problemas para pagar en diciembre las facturas de Gazprom, Bruselas no espera que se reedite la crisis del gas de enero de 2009, pero Moscú hará valer las cartas de todos sus miedos. Lo ha conseguido ya en la Cumbre bilateral de Estocolmo con los mecanismos reforzados de alerta temprana, con el apoyo para acceder a la OMC y con el compromiso de la UE de asistir económicamente a Ucrania si le llega al cuello el agua de la deuda moscovita, pero sobre todo con la negociación, país por país, de South Stream y Nord Stream, avanzan al doble de velocidad de Nabucco, por más que el proyecto europeo tenga nueva piel con más ventaja para sus socios y que el transporte por las tuberías de South Stream le costaría a la rusa Gazprom el triple en comparación con el trasiego del combustible vía Ucrania -5,7 dólares por cada mil metros cúbicos del gas a cien kilómetros- y sería necesario reducir a cero los impuestos de exportación para que el negocio fuera rentable.

La UE trata de blindar sus contratos de gas con Rusia, Moscú mira más allá de 2013, Putin ha virado la bitácora y el calendario de las que serán sus ‘arterias’ gasistas europeas. No hace ni dos meses que la prioridad era el Nord Stream, el que atraviesa a sus principales clientes del centro y el norte de la UE, por el fondo del mar Báltico desde Rusia hasta Alemania. Pero ahora Moscú, que ha visto pisarse los talones de la energía muy de cerca por el proyecto Nabucco, apadrinado por Bruselas y Washington, calcula que el South Stream y sus llegarán antes a ver la luz del mercado de los Veintisiete con dos años de antelación, antes incluso que su análogo báltico, previsto para 2011. Harán todo lo posible ENI y EDF. La gala ultimará en las próximas semanas su desembarco en South Stream, ya cuenta con las bendiciones de ENI, le ha despejado a Gazprom su acceso al mercado gasista estadounidense y carga con el encargo de Nicolas Sarkozy de vengar el repudio a GDF cuando Vladimir Putin visite París la próxima semana.

Gazprom prepara la pinza sobre Nabucco: ni las promesas ni los padrinos serán para Bruselas los esperados para un gasoducto llamado a satisfacer entre un 5 y un 10% de la demanda de gas europea sin pasar por Rusia ni Ucrania, pero que sólo puede nutrirse del Caspio, el patio trasero de la influencia de Moscú. Desde que la UE le enseño músculo en la postguerra del gas, Rusia mira a Asia y a EEUU para diversificar su clientela, pero no está dispuesta a perder la mano sobre el 40% del gas europeo que hoy lleva sus apellidos. El gigante ruso, se está despejando en las últimas semanas, cesión a cesión, los últimos obstáculos de sus socios, su suministro y la geometría de un tránsito al que Bulgaria, Hungría y Grecia no han dudado en sumarse, aún a costa de driblar al Nabucco europeo, destinado a llevar gas de Asia Central y el Caspio a Europa a través del Cáucaso sin pasar por Rusia. El gobierno de Suecia acaba de autorizar por su zona económica tendido de South Stream; Gazprom tiene ya a mano la luz verde de Liubliana para que el gas ruso pase por territorio esloveno y ha creado una empresa mixta con el serbio Serbiagaz que se encargará de proyectar, financiar, construir y explotar el ramal serbio del gasoducto para poder llegar a Italia eludiendo el territorio ucraniano. Rusia tendrá su South Stream y Serbia su préstamo de 1.000 millones de euros que Belgrado ha pedido para hacer frente a la crisis y el apoyo de Moscú a las aspiraciones europeas del país balcánico. Ahora Moscú apunta a Austria, Croacia y Bosnia-Herzegovina y le ha propuesto a Italia y Turquía negociar sin demora el tendido de un segundo canal, South Stream-2, para aumentar la capacidad de trasiego y prolongar el gasoducto hacia Israel, Líbano y Siria, pero con la tranquilidad de saber que su participación no es imprescindible ni para las inversiones de 8.600 millones de euros, ni para garantizar la existencia de un ducto llamado a bombear primero 30.000 millones y luego 63.000 millones de metros cúbicos de gas anuales de Rusia a Bulgaria.

PROBLEMAS DE NABUCCO

Nabucco tiene ya la firma de los cuatro estados de la UE que atravesará -Austria, Hungría, Bulgaria y Rumanía - más Turquía, el padrinazgo del Comisario Piebalgs y de Durao Barroso, las urgencias de toda la UE por hacerse con suministradores seguros con los que esquivar la dependencia de Gazprom y las fanfarrias del mayor acuerdo energético en común de los últimos años. Pero poco más: es una declaración de intenciones sin detalles comerciales. De los 8.000 millones de euros de su factura, sólo 200 tienen apellidos comunitarios y piel pública de los 3. 980 millones que destinará el presupuesto de la UE en 2009 y 2010 para proyectos de infraestructuras energéticas. La gasista austríaca OMV, la alemana RWE, la turca BOTAS, la búlgara Bulgargaz, la rumana Transgaz y la húngara MOL tendrán que aportar el resto para hacer valer su 16,67% en la ‘empresa’ Nabucco. Por ahora, sólo el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), Hungría y Bulgaria han garantizado que financiarán un 25% de Nabucco, cuyo coste ya se ha duplicado en tres años. Los ‘contratos de capacidad’ por los que se fijarán compromisos de inyección de gas en el conducto durante un periodo determinado y de los que depende en parte la financiación de la infraestructura no comenzarán a concretarse antes de 2010. Y, ni en el más optimista de los horizontes aspira a conseguir antes de 2019 la construcción del resto del tramo turco oriental, con posibilidad de cuatro conexiones hacia Georgia, Irán, Irak y Siria. Turquía araña los ductos de doble vía para mucho más que ganar valedores a su desembarco en la Unión Europea por la puerta de la alianza gasista. Ankara modificará su mercado del gas, el 15% del gas procedente de Nabucco se quedará en territorio turco para suministro nacional.

Azerbaiyán mira dos veces a sus reservas -27.000 millones de metros cúbicos de gas hoy- y promete que habrá gas para todos. Aunque las bolsas de gas azerí parecen suficientes par proporcionar los 8.000 millones de metros cúbicos anuales que el gasoducto euro-turco necesita para despegar, el compromiso sellado por la Compañía Petrolera Estatal con Gazprom (por primera vez mira a Bakú) le otorga derecho preferente al suministro con la rusa y al acceso al yacimiento de Shah-Deniz -uno de los mayores del mundo, con una capacidad de producción de 16.000 millones de metros cúbicos al año y cuya explotación comenzará en 2014- a cambio de un acuerdo sobre el estatus jurídico del mar Caspio y su delimitación entre los países ribereños, entre ellos el contencioso de Nagorno-Karabakh. Los 500 millones de metros cúbicos anuales con destino a Moscú desde el mismo mes de enero se convertirían en al menos 10.000 a partir de 2012.

Turkmenistán-visto por EEUU y la Unión Europea (UE) como proveedor clave para ese gasoducto- posee entre cuatro y 14 billones de metros cúbicos de gas y, tan sólo con un billón, Nabucco podría funcionar durante 30 años. Pero sólo extrae actualmente unos 80.000 millones de metros cúbicos al año, de los cuales hasta ahora vendía a Rusia 50.000 millones. Y sus reservas ya tienen más de un ‘padre’. Aumentará desde el próximo trimestre los suministros de gas a Irán de 8.000 millones a 14.000 millones de metros cúbicos anuales y hasta los 20.000 millones de metros cúbicos antes de un año. Y antes de 2010 se construirá un gasoducto desde Diovletabad hasta la frontera iraní que comenzará a bombear carburante en el cuarto trimestre de este año. Kazajistán, implicado en el tendido de un gasoducto para exportar carburante a China (10.000 millones de metros cúbicos anuales) y de otro para abastecer a la vecina Rusia, ya ha reconocido que, por mucho que estire sus costuras, no podrá suministrar ni un metro de gas a un proyecto que considera aún “muy verde”. El acuerdo con Teherán –que no envió ni un representante al ‘bautismo’ legal de Nabucco- sólo llegará si un día se resuelve el contencioso nuclear con Bruselas y Washington y mejora el desencuentro político con la república islámica. Los 15.000 millones de metros cúbicos con los que el primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki, jura que podrá participar su país aún son nebulosos. Tanto como el gas qatarí, con todos sus ojos puestos en Moscú.

LA PUERTA ESPAÑOLA DEL SUR

El sector gasista se ha aupado en la legislación nacional -que establece que la cuota máxima de gas natural que puede importar España de un mismo país es de un 50% del suministro- para tejer uno de los mapas más diversificados de Europa: recibe gas de hasta diez países suministradores: Argelia (35%), Nigeria (20%), Egipto (12%), Qatar (12%), Trinidad y Tobago (11%), Países del Golfo (13%) y Noruega (5%), en un sistema mixto de gasoducto y gas natural licuado por buque (72%). Pero su mirada topa con el muro de las conexiones exteriores, las que aún intentan acotar el perfil ibérico de una “isla” energética, privilegiada, pero isla. El sistema español no sólo está capacitado para abastecer a la demanda nacional, sino que tiene un margen adicional -de un mínimo del 17%- para atender parte del consumo de los Veintisiete. Lo justo como para convertirse en una de las entradas estratégicas a Europa y nutrir la médula de un nuevo corredor sur-oeste que diversificará el suministro del Viejo Continente. Lo sabe Bruselas, que apadrina para las vías entre España y Francia con 200 de los 2.500 millones recién comprometidos para la seguridad energética de la Unión.

España tiene ya los galones, las compañías, los suministradores y las infraestructuras para ser la puerta sur del gas de Europa. Suficiente para intentar vestirse de oasis ante futuras guerras energéticas y un semillero de alternativas a la dependencia Rusa. Y para driblar incluso la otra dependencia, la de Argelia y el Medgaz. Gas Natural, Repsol, Endesa Gas, Iberdrola, Cepsa y ENAGAS se preparan. La CNE espera que la capacidad de entrada de gas al sistema aumente un 45% en 2012 con respecto al nivel de 2008, gracias al incremento en un 89% de la capacidad de almacenamiento de los tanques de gas natural licuado (GNL) y a la entrada en funcionamiento del gasoducto Medgaz a finales de 2009, cuya conexión con la red gasista facilitará el gestor con la construcción del tramo entre Almería y Chinchilla, que estará disponible en verano de 2009. Los ojos de Europa miran también a Egipto- donde Gas Natural-FENOSA tiene ya un activo altamente rentable y con una capacidad de producción de unos seis millones de metros cúbicos de gas- y a Argelia. España, que planea desde hace años la mejora de sus interconexiones con el resto de Europa a través de tres proyectos para desarrollar y ampliar sus gasoductos, ha visto la crisis como una oportunidad para impulsarlos con el apoyo de Bruselas, que acelera bajo la sombra de Moscú su proyecto de una autopista europea de la energía por la que el gas y la electricidad circulen sin interrupciones desde España hasta Suecia o desde Portugal hasta Bulgaria.

La ‘postguerra del gas’ en Europa ha revalorizado el GNL de España y las gasistas españolas buscan potenciar también las arterias de sus ductos. El proyecto europeo de creación de un mercado de gas interconectado en Europa del Sur y el Mare Nostrum tiene aún algo de papel mojado: en Europa el 50% del gas licuado proviene de la ribera sur del Mediterráneo, en el 2030 esto se irá reequilibrando, porque la ribera sur irá consumiendo más hasta el 58% en el norte y 42% en el sur. Sus apellidos sintonizan ya con los nuevos horizontes del gas español. Los argelinos firmaron el acuerdo con Gaz de France, por el cual se obligaron a suministrar el gas licuado a la compañía francesa hasta 2019 y siguen construyendo dos nuevos gasoductos a través del Mediterráneo que permitirán a Argelia aumentar en un 50% los suministros de gas a Europa. Pero sus aspiraciones -Khelil lo reconoce- llevan ya el apellido del gasoducto tunecino-italiano (cuya capacidad esperan incrementar en un 20%) y el proyecto de Medgaz -llamado a transportar desde finales de año 8.000 millones de metros cúbicos adicionales hacia la península ibérica.

Pero sus tentáculos pasan por manos ajenas si quiere tocar el corazón centroeuropeo y sus Redes Transeuropeas: es el eje oeste el que puede llegar a la zona GRTgaz Sur en 2013 y sólo el Midcat en 2015 puede hacer tangible para las gasistas españolas la zona GRTgaz Norte. La red de gasoductos en la costa Atlántica es pequeña. La línea Larrau que atraviesa los Pirineos centrales sólo puede enviar gas hacia el sur (no desde España al Norte) y la construcción de la ruta Midcat a lo largo del Mediterráneo tardará seis años más en ser terminada.

Argel mira al Medgaz, aspira a hacer del Mare Nostrum el oasis de su despliegue y de España el atajo de ese desembarco. Ya lo es, de alguna manera: un 87% de los 62.000 millones de metros cúbicos exportados por la estatal magrebí en el último año han terminado en tuberías españolas. Sarkozy sabe que las llaves al Medgaz no están tan cerca de París. Argelia aumentará sus exportaciones de gas en 30.000 millones de metros cúbicos durante los próximos cinco años, no sólo con su empeño por jugar con más fuerza la carta del Gas Natural Licuado. No es el ministro Sebastián el único que descuenta que el fuerte aumento de las exportaciones de gas magrebí a España cuando el gasoducto Medgaz entre en funcionamiento en junio de 2010 con sus 8.000 millones de metros cúbicos podrá aumentar los suministros a toda Europa. Francia se lo piensa, GDF y Total miran a Moscú. Buscan sitio en la alternativa nigeriana, quieren garantizarse la vía italiana y no darle la espalda al Trasnmed. Y las gasistas francesas miden aún las fuerzas del Interés de las comercializadoras galas en Larrau.

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