Argentina, República Dominicana, Venezuela, Colombia, El Salvador, México, Ucrania... son algunos de los países de procedencia de 18 de los 31 nuevos médicos residentes que este año se han colegiado en La Rioja. Una tendencia alcista detectada por el Colegio Oficial de Médicos durante los últimos años, pero que en el 2009 ha disparado hasta el 58% el número de MIR extranjeros que han iniciado su residencia en la región.
La República Dominicana es uno de los países que más médicos ha aportado a esta comunidad. Como Keudy Salvador Feliz, un joven dominicano de 31 años, que aterrizó en Logroño a mediados del pasado mes de mayo. Poco después tomó posesión de su plaza como médico residente de primer año en el Hospital San Pedro. Su especialidad: Medicina Familiar y Comunitaria.
Antes de recalar en La Rioja inició su periplo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde estudió la carrera de Medicina que no exigía nota mínima de acceso. Tras seis años de intensa formación, comenzó allá, en su tierra, la preparación para el examen MIR en España. Y lo hizo a través del MGI, un centro de formación de Murcia que tiene suscrito un convenio con la universidad de su país. Como estaba previsto en el programa de estudios, Keudy se trasladó a España, a la Región de Murcia, para concluir la preparación y examinarse, por fin, el pasado mes de enero.
«Papeles y más papeles»
Ante la falta de plazas vacantes de Medicina Familiar en Murcia «tuve que derivar hacia otro lugar y he caído aquí, en La Rioja», apunta. Y ¿por qué Medicina Familiar? Keudy lo tiene claro: «Aquí en España es una especialidad a la que se le da mucho valor. Este país tiene un sistema sanitario en el que todo comienza y todo termina a través del médico de familia».
De momento, le esperan cuatro años en La Rioja y después «si encuentro plaza en Logroño la tomaría, pero si aparece en otra comunidad valoraré la ofertas», detalla Keudy. Lo que no tiene contemplado, al menos de momento, es regresar a su país. Según dice, le gustaría «ejercer un poco aquí». Confiesa que no tuvo problemas para convalidar su título, fue más cuestión de «papeles, papeles y más papeles».
Leonel de la Paz Figuereo, de 37 años, ha vivido una historia paralela a la de su compatriota Keudy, a quien conoció durante la preparación del MIR en la capital dominicana. Las plazas de residencia en Murcia se ocuparon rápidamente por lo que aterrizó en el San Pedro, donde ejerce su residencia de primer año en la especialidad de Medicina Familiar.
Y todo gracias al apoyo recibido por parte del Gobierno de la Región de Murcia, desde donde agilizan la tramitación del visado. Cuando termine los cuatro años de residencia le gustaría quedarse a ejercer en La Rioja, si bien señala que «eso dependerá de las autoridades, que nos faciliten el visado -en la actualidad cuenta con el de instancia- que nos permita trabajar».
Desde Playa Bávaro
La historia del también dominicano William Salcedo, de 29 años, aunque parecida, difiere en algo a la de sus colegas. Tras acabar la carrera en la República Dominicana, empezó a trabajar en un complejo turístico de playa Bávaro. Una compañera decidió trasladarse a España y poco después le convenció a él. El 30 de junio del 2008 llegó a Madrid y tras casi un año de preparación para el MIR consiguió plaza en Logroño. Desde el pasado 20 de mayo está como residente de Otorrinolaringología en el San Pedro. Asegura que se siente a gusto «es un hospital completo, a la vanguardia de la tecnología y con un personal bien formado desde el punto de vista administrativo, personal y sanitario».
En principio desearía quedarse a trabajar en España «y si es en La Rioja, mucho mejor», apostilla. Pero cuando pase algún tiempo quiere regresar a su país y aplicar sus conocimientos, «porque -afirma- es un país más pobre, necesitan más atenciones y que uno dé todo por ellos».
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