viernes, 5 de junio de 2009

Sergey Bratkov muestra dolorosos retratos de su Ucrania tras caer la URSS

Bajo el irónico título de "Glory Days", el fotógrafo ucraniano Sergey Bratkov expone en 130 fotografías y dos vídeos los años de confusión, dolor y sufrimiento que vivió su país tras la disolución del antiguo orden establecido que suponía la vieja URSS, y lo hace de una forma naturalista, violenta y cruel.

La muestra, que permanecerá abierta desde el 5 de junio al 30 de agosto en el Canal de Isabel II dentro del marco de PhotoEspaña 2009, con la colaboración de la Comunidad de Madrid y el Fotomuseum Winterthur de Suiza, se ocupa de muchos aspectos de la sociedad ucraniana.

Bratkov, nacido en 1960, podría haber puesto a la muestra el mismo título que el vídeo situado en la planta baja del edificio "La vida es dolor", donde una cantante callejera de Berlín, que acaba sus conciertos cuando consigue a un hombre para practicar sexo, posa ante la cámara cantando mientras finge movimientos repetitivos de carácter sexual. Y su rostro refleja todo el dolor que ha llenado su vida.

Radical y violento, Sergey Bratkov explica, ante la serie "Historias para dormir", que esas escenas terroríficas y llenas de sangre pertenecen al folclor popular. Son los cuentos que los niños se contaban antes de dormir y es que, "en Rusia no hay humor negro, ni pudimos ver películas de Hitchcock", señala el fotógrafo.

"La obra de Bratkov es tan realista que, en algunos casos, llega a ser documental", apunta el comisario de la muestra, Thomas Seelig, mientras el artista sigue el itinerario para llevar al espectador a otra serie no menos dura, "Princesas" un título bajo el que se esconde el dolor de tres retratos de mujeres que entre sus piernas llevan un tarro con el semen de un soldado anónimo. Sueñan con ser madres y recurren a lo único que pueden aspirar.

La nota más agria la pone el nombre de reyes europeos que marcan las tapas "todas las madres quieren que sus hijos sean príncipes", apunta el artista ucraniano, siempre preocupado por los niños, pues, como él mismo dice, "si los tiempos son difíciles para los adultos, mucho más lo son para los niños".

Bratkov cuenta que asistió al proceso de adopción de 56 niños que salieron corriendo de una sala gritando "papá" a la espera de las parejas norteamericanas. Y captó unas polémicas fotos de los niños que provocaron un escándalo.

Ese mismo orfanato sirve para crear otra serie, todavía más desoladora, para la que utiliza un blanco y negro grisaceo donde aparecen los pequeños aún más empequeñecidos en cunas de altos barrotes, mientras los pájaros de un edifico cercano, caen muertos en el patio.

"Hay un dicho popular que habla de cómo la muerte de un pájaro se asemeja a la de un niño, pues ambos abandonan el nido. Pero, en este caso, ¿a dónde van esos niños si no tienen dónde ir?", comenta Bratkov.

El fotógrafo abunda sobre esos niños sin futuro con la serie de "Adictos al pegamento", donde muestra unos rostros infantiles con la mirada perdida en el infinito. O en aquel retrato que bajo el título de "Mickey Mouse" muestra a un niño vestido con una camiseta del ratoncito infantil, un cigarro en la boca y una mirada desafiante.

Pero al final, como una luz de esperanza, Bratkov cuenta un grotesco invento en el que unos listos crearon con unas tierras volcánicas a las que otorgan poderes curativos, una estafa que ilustra con un cómico vídeo narrado por un conocido presentador de informativos de la vieja URSS, toda una ironía final.

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