sábado, 9 de agosto de 2008

Las parejas extranjeras buscan embriones en España

España se ha convertido en destino preferente de las parejas extranjeras que necesitan someterse a tratamientos de reproducción asistida. Tiene una de las leyes más permisivas de Europa, y sus centros, muy buena reputación. Así que cada vez son más los que buscan en la Península la solución a sus problemas para tener hijos.
Una forma de ganar dinero
45.000 niños

Es difícil saber cuántos, porque en España no existe un registro nacional. Pero la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), que centraliza datos aportados de forma voluntaria por la mayoría de las clínicas, facilita una aproximación. "En 2005 se hicieron en España cerca de 42.000 ciclos [tratamientos para la fecundación in vitro], de los que entre un 15% y un 20% fueron a extranjeras", resume su presidente, Buenaventura Coroleu. En cuanto a la demanda de ovocitos y de embriones, seguramente el porcentaje es mayor.
Frank y Lena viven en un pequeño pueblo alemán, cerca de Núremberg. Esperan gemelos. Cuando lleguen, tendrán cuatro hijos. Hace seis años tuvieron su primera niña por fecundación in vitro porque Frank era estéril. Querían más, pero tras dar a luz resultó que Lena también tenía problemas de fertilidad. En Alemania, donde está prohibida la donación de óvulos, de embriones o el diagnóstico genético preimplantacional, su posibilidad de volver a ser padres era nula.
En 2005, Lena encontró en Internet algo que le pareció increíble: "En España hay una clínica donde se pueden adoptar embriones". Les pareció extraño, pero se pusieron en contacto con el Institut Marqués y vieron que iban en serio. "Cogimos las maletas y nos fuimos a Barcelona", explica Frank. No se lo dijeron ni a la familia. Su segundo bebé nació hace dos años. Han repetido, y esperan gemelos.
En Barcelona, Madrid, Valencia y la Costa del Sol las clínicas se han preparado para ofrecer servicio a las extranjeras. "Empezamos en 2003. Entonces tratábamos a unas 10 al año. Ahora son el 60% de nuestra actividad", dice Raúl Olivares, del Institut Marqués, en Barcelona. El centro tiene traductores. Sus pacientes provienen de más de 30 países. Sobre todo, del Reino Unido, Italia, Alemania y Francia.
"Cada año unas 4.000 mujeres viajan al extranjero. Más de una cuarta parte lo hacen a España", dijo Rosella Bartolucci, miembro de SOSInfertilitá, organización italiana, durante la reunión de la Sociedad Europea de Embriología y Reproducción Asistida (ESHRE) celebrada recientemente en Barcelona. "Unas 3.000 alemanas viajan al año a España para recibir estos tratamientos", afirmó Petra Thorn, de la Universidad Protestante de Ciencias Aplicadas de Darmstadt (Alemania).
En Francia, los homosexuales o las mujeres solas no pueden acceder a la reproducción asistida. Las parejas han de estar casadas o llevar viviendo juntas al menos dos años. En Inglaterra, la donación no es anónima, y si al cumplir los 18 años la persona nacida mediante una donación desea saber quiénes son sus padres, puede averiguarlo, con lo que hay pocos voluntarios y las listas de espera son muy largas.
También hay cada vez más pacientes de Australia, Rusia y Estados Unidos. "Tenemos unas tasas de embarazo equiparables, pero el coste es mucho más barato", afirma Olivares. Lo que más solicitan es la gestación con óvulos de donante. "Allí una donación cuesta 9.500 dólares [unos 6.000 euros], mientras que aquí se compensa a la donante por las molestias con unos 900", dice Olivares.
Internet es el principal medio por el que las parejas extranjeras entran en contacto con los centros españoles. Algunos médicos de fuera facilitan listados, pero pocos. "En Italia, por ejemplo, promocionar estos tratamientos es delito, se penaliza con dos años de cárcel y 600.000 euros de multa", afirma Olivares.
Aunque se ha utilizado el término turismo reproductivo para denominar esta demanda, a Coroleu no le gusta. Vienen durante todo el año, y no de turismo. Habitualmente, viajan un solo día para recibir la información y hacerse pruebas. Vuelven a su país ya asesorados para seguir el tratamiento previo. "Regresan a España el día antes de implantar los embriones, y el día después vuelven a casa", cuenta Olivares.
En verano aumentan las prestaciones porque hay más donantes. "Muchas estudiantes utilizan el dinero para pagarse la universidad en septiembre. Si durante el año hay unas 15 donaciones por semana, en julio y agosto podemos llegar a 22", dice Olivares.
El retraso de la maternidad hasta pasados los 35 años también influye en el aumento de la demanda. Gracias a óvulos donados, Paula, que vive en Bristol (Reino Unido), tiene ya un hijo, Peter, que ahora tiene dos años, y acaba de dar a luz al segundo, Phoebe, que nació hace cinco semanas. Cuando rozaba los 40 decidió que quería tener niños, pero no podía. Viajó a Barcelona. No han sido vacaciones. Las dos veces ha tenido que venir sola porque su marido no podía acompañarla. "Recuerdo tanto la emoción al volver en el avión; las dos veces no he parado de llorar hasta llegar a casa". Sus dos bebés son morenos, muy morenos. Y ella rubia y muy blanca. Aunque en las clínicas se hace una selección previa, no siempre funciona.

No hay comentarios: