sábado, 24 de diciembre de 2011

Difíciles condiciones de vida, religiosidad viva

«Los fieles dan abiertamente testimonio de su fe». Con estas palabras, sor Margret Obereder, superiora provincial de las Redentoristas en Ucrania, describe el renacer religioso en este país del Este de Europa. La religiosa, procedente de Austria superior, se trasladó a Ucrania en 2001, para atender a un grupo de jóvenes greco-católicas que querían profesar como religiosas. De dicho grupo surgió la orden de las Hermanas Misioneras del Santo Redentor, que también se denominan Redentoristas. «Esta nueva comunidad, además de su espiritualidad redentorista, hunde sus raíces en la tradición ucraniana, greco-católica», según comentó sor Obereder en una visita a la asociación católica internacional «Ayuda a la Iglesia Necesitada».

La renovación religiosa que puede observarse en Ucrania desde la caída de la dominación comunista sigue viva, según las palabras de sor Obereder. El trasfondo de la cuestión: después de la segunda Guerra Mundial y de la toma del poder por los comunistas, la Iglesia greco-católica tuvo que refugiarse en la clandestinidad. Las propiedades de la Iglesia fueron confiscadas; fieles, religiosas, sacerdotes y obispos sufrieron persecución. Sólo después de la apertura política en 1989 volvió a ser reconocida la Iglesia greco-católica. «Después de muchos años de opresión, la gente está feliz de poder vivir su fe en libertad», dice la superiora de las redentoristas.

La participación en la vida de la Iglesia greco-católica es muy grande y también sigue siendo elevado el número de vocaciones sacerdotales y religiosas. A la conferencia de las superioras de órdenes religiosas de la Iglesia greco-católica en Ucrania, que dirige sor Obereder, pertenecen ya 19 órdenes, con 850 religiosas. En la orden de las redentoristas han ingresado en los últimos años 24 mujeres jóvenes, que desarrollan su labor en cinco parroquias, en Lviv, Kamianets-Podilskyi, Ternopil y Chernihiv, sobre todo en la pastoral juvenil.

La población recibe cordialmente a las jóvenes, a las que proporcionan alimentos. Con todo, las condiciones de vida de las religiosas no son fáciles, Como muchos ucranianos sufren la difícil situación económica y política. Carecen continuamente de reservas financieras; según comenta la superiora, sobre todo en los meses invernales muchas comunidades luchan por sobrevivir, pues carecen de dinero para pagar los gastos de calefacción. «Gracias a Dios, nuestras casas son pequeñas y la gente nos trae alimentos, una y otra vez», dice sor Obereder:

La asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada, financiada exclusivamente por donativos de particulares, presta apoyo a personas del ámbito eclesial que ayudan a otras. Cada año se financian al menos 5.000 proyectos, principalmente al servicio de la pastoral. Para Ayuda a la Iglesia Necesitada, la libertad religiosa es una prioridad, y desde su fundación en 1947, la Asociación se identifica con la defensa de los cristianos oprimidos y perseguidos. Cada dos años, la Asociación publica un «Informe sobre libertad religiosa en el mundo» y sobre la persecución de los cristianos a escala internacional.

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