La misiva, escrita por el soldado del Ejército Rojo Ramazán Ayúpov, fue entregada a su hermana menor, Vakika Ayúpova, por el director general adjunto de Correos de Rusia, Ígor Mandríkin.
El funcionario explicó que varias regiones de Rusia han comenzado a recibir una serie de cartas redactadas hace casi 70 años por soldados que combatieron en las filas del Ejército Rojo durante la Gran Guerra Patria, como denominan los rusos al período de la II Guerra Mundial entre 1941 y 1945.
El contraespionaje alemán se apropió en Kamenets-Podolski de las misivas en cuestión cuando el Ejército Rojo se retiró de esa ciudad ucraniana y las envió a Austria, tras lo cual permanecieron en los fondos de diversos museos extranjeros durante más de 60 años.
La de Ayúpov fue una de esas cartas que nunca llegaron a su destino, pero ni el propio soldado, que en mayo de 1946 regresó a casa con vida tras combatir en el segundo frente ucraniano y participar en la liberación de Ucrania, Moldavia, Rumanía y Bulgaria, volvió a acordarse nunca más de ella.
Como recordó la hermana del remitente, fallecido en 1989, estas cartas significaban mucho para sus padres.
"En tiempos de guerra, cada noticia que confirmaba que su hijo estaba vivo era para mis padres un soplo de vida", declaró Ayúpova, citada por la agencia RIA-Nóvosti.
Según Mandríkin, las cartas fueron devueltas en 2010 por Austria a Ucrania, que las depositó en el Museo Nacional de Historia de la Gran Guerra Patria.
Unas 200 misivas iban destinadas a personas que vivían en lo que actualmente es territorio ruso, por lo que ahora se trata de encontrar a familiares de estos destinatarios.
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