domingo, 7 de febrero de 2010

Ucrania celebra elecciones bajo la amenaza del colapso político

La polémica modificación de la ley electoral obliga a la candidata Yulia Timoshenko a amenazar con la convocatoria de protestas
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La primera ministra ucraniana y candidata presidencial Yulia Timoschenko (dcha) deposita su voto junto a su hija victoria (izq) y su marido Alexandre en una oficina electoral en Dnipropetrovsk. / Efe
Actualizado Domingo , 07-02-10 a las 12 : 43
Ya han abierto las urnas en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ucranianas, que se desarrollan en medio de un ambiente político enormemente tenso que ha alimentado el temor de la comunidad internacional a un posible colapso del proceso electoral.
Primero, por el cruce de acusaciones entre el favorito Viktor Yanukovich y su rival, la primera ministra Yulia Timoshenko, quien ha amenazado con sacar a sus partidarios a la calle en caso de derrota; pero sobre todo, por los cambios introducidos a última hora en la ley electoral, altamente sospechosos según observadores europeos y que podrían desembocar en una petición de Timoshenko para anular la votación entera.
Suceda lo que suceda, lo cierto es que el ex primer ministro Yanukovich ha protagonizado un espectacular regreso a la palestra tras su victoria con un 35% en la primera vuelta de los comicios. Su triunfo en esta segunda vuelta es muy posible, ya que cuenta con el respaldo de los comunistas liderados por Petro Simonenko y con el presidente del Parlamento, Volodimir Litvin. Ambos eran candidatos en la primera vuelta y sumaron un total del 6% de la intención de voto.
Timoshenko, por su parte, "no tiene a nadie". A estas alturas, sigue intentando conjugar apoyos. Candidatos como Arseni Tarseniuk, quien obtuvo un 7% en la primera vuelta, o sobre todo Serhi Sihipko (tercer candidato más votado en la ronda inicial de los comicios), "siguen en el aire", explica David Greene, de la Radio Nacional Pública (NPR) de Estados Unidos. Es muy improbable que ambos la respalden si Yanukovich obtiene una victoria medianamente contundente, que es lo que se espera.
Moscú, a la sombra
El contexto internacional ha cambiado. Cinco años después de la Revolución Naranja, la comunidad internacional ya no está por la labor de pronunciarse incondicionalmente a favor de un candidato concreto. Bruselas y Washington están manteniendo las distancias, frustrados por el escaso progreso democrático registrado en el país.
En consecuencia, Moscú ha adoptado un papel más relevante en el panorama electoral ucraniano y pretende hacerse notar a través de la figura de Yanukovich, triunfador de los fraudulentos comicios de 2004 que desembocaron en las protestas prodemocráticas que han marcado la singladura del país desde entonces. Yanukovich emplea, a juicio de Daavid Greene, de NPR, un doble discurso: proeuropeo ante las cámaras, afín al Kremlin detrás de ellas. Por este motivo aseguraba a miles de mineros de Donetsk su intención de garantizar el uso del ruso como lengua obligatoria, especialmente en el este del país.
Finalmente, queda la cuestión de la ley electoral que entró en vigor el pasado viernes y que permite llevar a cabo el recuento de los votos en los colegios electorales de toda Ucrania independientemente de si están presentes o no los representantes de los candidatos.
La crítica de la misión de observación de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), ha sido inmediata. "No nos parece una buena práctica que se hagan cambios de última hora en la ley electoral a menos que deriven de un amplio consenso político", declaró el portavoz de la misión de observación de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE, Jens Eschenbacher, quien cuenta de todos modos con la "profesionalidad y buena fe de los funcionarios electorales", según los comentarios recogidos por EUObserver.

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