sábado, 13 de febrero de 2010

Trabalenguas ucraniano: Timokovich y Yanushenko

Los nombres de los principales políticos ucranianos pueden causar una auténtica revolución. Pero no naranja, ni siquiera azul, sino una revolución lingüística entre el prepalatal y la garganta… Y es que la política ucraniana puede llegar a ser como un trabalenguas.

Al principio parece fácil, y allá va el presentador de televisión o el locutor de radio todo decidido a leer de un tirón el texto cuando de repente se da cuenta de que algo va mal. La sorpresa, el susto o el esfuerzo hacen que pueda perder hasta el color. Debe de ser como cuando se produce un accidente. Es imposible frenar, y comprende que el choque es inevitable:

-Yuschenkovich, Yuschenko, Timoshenko o Timokovich, Yanukovich, Yakunovich o Yanushenko.

Los nombres de los tres políticos que se han estado pasando la patata caliente en Kiev desde antes incluso de la famosa revolución naranja siguen costándonos. Son tres, como los tres tristes tigres…

Los apretados resultados de las recientes elecciones presidenciales no parece que vayan a traer una solución definitiva. Ni al trabalenguas político ucraniano ni al nuestro. Los dos candidatos, el vencedor Viktor Yanukovich y la derrotada primera ministra Yulia Timoshenko, comienzan ahora una larga batalla por el poder en la Rada Suprema de Kiev (parlamento), e incluso el que parecía defenestrado Viktor Yuschenko podría seguir contando gracias a su fracción (grupo político) en la Cámara. Así que todavía tendremos tiempo para repetir y repetir hasta por fin aprendernos este trabalenguas.

Les sucede a los presentadores de televisión, a los periodistas, a los políticos de otras latitudes, a quienes llegan por primera vez a Ucrania, hombres de negocios, en fin, a casi todo el mundo que no tiene contacto directo y permanente con la realidad del país.

Pero me sorprende que si estos tres nombres causan tal desorden en nuestras cuerdas vocales, no se produzca el mismo efecto cuando comenzamos a hablar de lo realmente importante, de lo casi único. Me refiero, como seguro han adivinado ustedes, al fútbol. Fíjense y repararán en que en el campo futbolero casi todo el mundo pronuncia sin ningún gesto dubitativo nombres más o menos complicados. Y esto no sucede sólo ahora, no: desde los años de Ferenc Puskas, Lev Yashin hasta los tiempos más contemporáneos de Andriy Shevchenko, Cicinho, Zlatan Ibrahimovic o Dmytro Chigrinsky. Estos nunca son impronunciables.

Todo podría ser más fácil si los políticos ucranianos se fijaran un poco en los futbolistas brasileños. Nadie se traba la luenga cuando dice Garrincha, Pelé, Zico, Rivaldo, Pepe, Cafú o Kaká. Otra cosa sería si hubiese que pronunciar el nombre completo de alguno de estos dioses del balompié.

Pero tal vez esto ayudaría poco. Incluso el presidente electo, Viktor Yanukovich, famoso por su escasa locuacidad, tropieza de forma persistente en estas cuestiones. Durante la campaña electoral ha llegado a decir que Antón Chejov es un poeta ucraniano, y estando en la ciudad de Lvov se le cuadriculó la glotis y dijo que sus ciudadanos son "el mejor genocidio del país". Así que este trabalenguas no tiene fin.

No hay comentarios: