Leyendo la monumental e imprescindible obra Los anarquistas rusos del historiador americano Paul Avrich se descubre que uno de los textos esenciales para conocer los detalles de la guerra civil en Ucrania entre los años 1918 y 1921 es la Historia del movimiento majnovista de Piotr A. Arshínov, protagonista destacado de aquellos acontecimientos. Resulta interesante que una edición castellana de este libro se puede descargar gratuitamente en Internet. Al final de este artículo pueden encontrarse el enlace a este texto, que trataré de reseñar brevemente.
Piotr Andréievich Arshínov (1887- c. 1937) fue un obrero metalúrgico ucraniano comprometido desde joven en las revueltas revolucionarias. Compañero de celda de Néstor Majnó en la prisión de la Butyrka en Moscú, tuvo un importante papel en su formación anarquista. Cuando ambos fueros liberados en marzo de 1917, continuó trabajando con los grupos anarquistas moscovitas, y más tarde, entre 1919 y 1921 participó en el movimiento majnovista de Ucrania. Con la derrota de éste, siguió sus actividades en Europa occidental y es en Berlín donde escribe y publica en 1923 su Historia del movimiento majnovista. En los años 30 su ideología evolucionó hacia el comunismo, lo que le permitió regresar a Rusia en 1935, pero acusado de propaganda anarquista fue detenido y ejecutado poco después. El análisis de los archivos de la URSS, hoy accesibles a los investigadores, probablemente revelará si la traición que decepcionó a muchos de sus viejos correligionarios fue simplemente una estratagema para poder continuar la lucha por los ideales libertarios dentro de Rusia.
Historia del movimiento majnovista es una crónica detallada de la guerra civil en Ucrania. La edición que reseñamos se presenta con el prólogo que Volin escribió para el libro y una nota biográfica de Ugo Fideli sobre su principal protagonista, Néstor Majnó. El primer capítulo contiene una discusión sobre el papel de las masas populares en una revolución, y se defiende la tesis de que solamente si se mantiene el protagonismo de éstas se conseguirá que un proceso revolucionario no termine siendo un simple traspaso de poderes de una casta privilegiada a otra de nueva creación. Se pasan a estudiar después los hechos de Octubre en Rusia, y cómo las consignas de poder soviético de los bolcheviques dieron paso rápidamente a una dictadura. En Ucrania, por las mismas fechas, la menor influencia de éstos hace que se constituya una república nacionalista, aunque tras el tratado de Brest-Litovsk, la invasión austro-alemana que sigue cede el poder al gobierno títere del atamán Skoropadsky. Es notable en Ucrania sobre todo el movimiento espontáneo de las masas que se desarrolla en esta época y que contra Skoropadsky toma el carácter de una guerra de guerrillas generalizada.
La insurrección popular vence al fin, pero el movimiento está dividido. En el W y N se imponen los nacionalistas ucranianos de Symon Petliura, mientras que en el sur dominan los anarquistas aglutinados en torno a Néstor Majnó. Éste había nacido en 1889 en una familia de campesinos pobres del distrito de Aleksandrovsk (provincia de Yekaterinoslav, hoy Dniepropetrovsk). Entregado a la lucha revolucionaria, su detención en 1908 lo lleva como ya vimos a la Butyrka moscovita, que se convertiría en su universidad bajo la guía de su compañero de celda Piotr Arshínov. Tras su liberación en marzo de 1917, regresa a Ucrania. Dice Arshínov en el libro: “Durante esa época se convirtió en su región en el alma de los campesinos que tomaban las tierras y los bienes de los terratenientes y que en caso de necesidad les quitaban la vida. Se conquistó por eso enemigos mortales entre los terratenientes, los kulaks y las organizaciones burguesas locales.” En noviembre de 1918, el movimiento guerrillero de Ucrania meridional quedó bajo el liderazgo de Batko (padrecito, por su corta estatura) Majnó, que resultó ser un extraordinario e infatigable organizador, activista y jefe militar.
Al final de 1918, existen en Ucrania tres contendientes, anarquistas majnovistas en el sur, nacionalistas petliuranos en el W y N, y bolcheviques también en el N, que disputan el poder a estos últimos y les vencen en enero de 1919, ocupando Kíev poco después. La novela La guardia blanca de Mijaíl Bulgákov contiene una inolvidable visión de estos acontecimientos. En el sur, consolidado el dominio majnovista, entre noviembre de 1918 y junio de 1919 se vive una interesante experiencia de autoorganización campesina comunitaria, pero rápidamente ésta es desafiada por un nuevo peligro que aparece en el horizonte. Por si la profusión de colores no fuera suficiente aún, con ejércitos negro (anarquista), verde (nacionalista ucraniano) y rojo, a comienzos de 1919 el Ejército Blanco de Antón Ivánovich Denikin (también llamado Ejército Voluntario) ataca a los majnovistas desde el sur y es rechazado hacia el mar de Azov. En marzo de 1919, los bolcheviques se suman al frente contra los blancos en esta región. Al principio las relaciones entre ambas fuerzas revolucionarias son buenas y los guerrilleros se integran en el Ejército Rojo en unas condiciones aceptables, conservando su nombre de Ejército Revolucionario Insurreccional y sus banderas negras.
Sin embargo, los bolcheviques comienzan en seguida una campaña contra los majnovistas, y cuando éstos convocan en abril el III Congreso de Campesinos, Obreros y Guerrilleros, es puesto fuera de la ley por el comandante de división Dybenko. La protesta airada de los congresistas merece ser reseñada por su vibrante apología de la organización espontánea, defensiva e insurreccional de las masas: “He aquí el congreso reunido. Son los representantes de setenta y dos departamentos de diferentes distritos y provincias, así como de varias unidades militares. No son contrarrevolucionarios, sino precisamente aquellos que primero levantaron en Ucrania el estandarte de la rebelión, el estandarte de la revolución social. Acudieron para ayudar a coordinar la lucha general contra los opresores (…) ¿Tenéis derecho vosotros de declarar contrarrevolucionarios a más de un millón de seres humanos que por sí mismos, con sus manos callosas, han roto las cadenas de la esclavitud y que construyen ahora su vida, por sí mismos también, a su propio modo?” A primeros de mayo, Lev Kámenev visita Guliái-Pole, capital de los majnovistas, y aunque exige obediencia ciega al poder “soviético” y ésta es negada, las relaciones aún parecen amistosas.
En junio, los insurrectos se ven obligados a luchar en dos frentes, contra Denikin repuesto que ataca desde el sur, y contra los bolcheviques que inician hostilidades en el norte. Relata Arshínov: “Según el testimonio de un personaje que había comandado varias divisiones del Ejército Rojo, (…), Trotsky habría formulado una línea de conducta que puede resumirse así: vale más ceder Ucrania entera a Denikin que permitir una expansión del movimiento majnovista; el movimiento de Denikin, eminentemente contrarrevolucionario, podría fácilmente ser combatido por medio de propaganda de clase, mientras que la Majnovschina se desarrolla en el fondo mismo de las masas y las subleva precisamente contra nosotros.” Ante esta situación insostenible, Majnó, con enorme talento político, opta por quitarse de en medio y dirige una proclama a los insurrectos pidiéndoles que colaboren con el Ejército Rojo. Al poco tiempo, ante el empuje de los blancos, los bolcheviques deciden evacuar Ucrania, y Majnó ve llegado el momento de constituir una fuerza independiente que haga frente tanto a los blancos como a los rojos.
En el verano de 1919, la lucha es feroz entre los majnovistas, enriquecidos con elementos del Ejército Rojo que afluyen desde Crimea para unirse a ellos, y el Ejército Voluntario de Denikin. Obligados a una angustiosa retirada, los insurrectos plantan cara al fin a los cosacos y los baten completamente el 25 de setiembre en Peregonovka. Los vencedores son implacables con unos enemigos que nunca les habían dado tregua. Describe Arshínov: “El primer regimiento de oficiales de Simferopol y otros fueron pasados a sable por completo. En una extensión de dos o tres kilómetros, la ruta estaba sembrada de cadáveres. Por horrible que pueda parecer ese espectáculo, era la consecuencia natural del duelo entablado entre el ejército de Denikin y los majnovistas. Durante la persecución contra éstos, no se hablaba más que de exterminarlos a todos.” Arshínov atribuye a esta rotunda victoria un papel esencial en la derrota final de la contrarrevolución de Denikin.
El 20 de octubre, las tropas de Majnó toman Yekaterinoslav (hoy Dniepropetrovsk). Es éste el momento en que los insurrectos controlan todo el sur de Ucrania y la magnitud de su victoria parece alumbrar un mundo distinto. En la zona liberada se trata de organizar una existencia autogestionada que nunca llega a cristalizar por la urgencia continua de una actividad militar para defender las conquistas logradas. Al contrario de lo que siempre se hizo con ellos, los “anarquistas en el poder” no reprimen a otras fuerzas políticas, que se organizan y publican sus periódicos libremente, pero se prohíbe la formación de cualquier comité revolucionario que coaccione la libertad de los trabajadores. A los bolcheviques que acudieron a él para discutir la constitución de un poder político, Majnó les aconsejó “que se ocuparan de algún oficio honesto”. Señala Arshínov: “Durante la revolución rusa, la época del majnovismo fue la única en que la libertad se ejerció en todos los aspectos. Aunque la situación en Aleksandrovsk, y sobre todo en Yekaterinoslav, atacada diariamente desde los trenes blindados del ejército de Denikin era grave, los trabajadores de estas ciudades pudieron, por primera vez, decir todo lo que quisieron y como quisieron. Tenían en sus manos la capacidad de organizar su vida por sí mismos, según su propio entendimiento, sentimiento de la justicia y la verdad.”
Los bolcheviques no veían con buenos ojos la revolución que se estaba produciendo en Ucrania, y el ejército insurreccional, que rehúsa acudir al frente polaco como era exigido por Moscú, es puesto fuera de la ley en enero de 1920. Comienza entonces una lucha sin cuartel entre bolcheviques y majnovistas. Según los cálculos más moderados que maneja Arshínov, la cifra de campesinos y obreros fusilados y mutilados por las autoridades soviéticas en Ucrania durante ese período no baja de doscientos mil. Una cantidad aproximadamente igual fueron deportados a los confines de Siberia y a otras partes de Rusia. No obstante, en octubre de 1920, los bolcheviques acceden de nuevo a pactar una tregua con los majnovistas cuando otro general blanco, Piotr Nikoláievich Wrangel, ataca desde el sur. La unión de fuerzas rojas y negras vence a los blancos y permite conquistar Crimea, pero con la derrota de Wrangel, las armas bolcheviques se vuelven de nuevo alevosamente contra los majnovistas en noviembre de 1920. Su única política es el exterminio físico de la revolución majnovista.
La lucha es de nuevo despiadada entre los majnovistas, que tienen a su favor el apoyo de la población rural y el conocimiento del terreno, y las mucho más numerosas fuerzas bolcheviques. La represión de éstos contra los campesinos es espantosa. En agosto de 1921, Batko Majnó, herido innumerables veces, se ve obligado a abandonar Ucrania. Tras recorrer diversos países, se establece finalmente en París, donde realiza trabajos variados (carpintero y tramoyista en la ópera de París y estudios cinematográficos, obrero en la factoria Renault), escribe incansablemente y participa en la organización del movimiento anarquista internacional hasta su fallecimiento a causa de la tuberculosis en 1934.
El libro termina discutiendo diferentes aspectos del movimiento majnovista: su relación con el anarquismo, su carácter interétnico y de clase. Se analiza también la personalidad de Majnó, su voluntad indomable, su inteligencia y su capacidad militar, a la que se atribuye la invención de la tachanka, un primitivo “carro de combate” que resultó decisivo en la guerra civil rusa. Se mencionan también su inclinación a la bebida y la despreocupación que comprometió a veces el éxito de sus acciones militares. Se incluyen también biografías sumarias de otros dirigentes del movimiento.
Enmarcado en la brutal complejidad de la guerra civil rusa, ferozmente reprimido, mal conocido y frecuentemente infravalorado por una historiografía que ha sido manejada esencialmente por sus enemigos, el movimiento insurreccional de Ucrania que Néstor Majnó lideró ha de ser reconocido hoy como un brillante y muchas veces heroico proceso de organización espontánea de las masas campesinas. Sus innegables aciertos y el énfasis libertario de toda su trayectoria marcan un referente básico en la historia de las revoluciones. La Historia del movimiento majnovista de Piotr A. Arshínov, libro conmovedor y esclarecedor al mismo tiempo, probablemente por la verdad que lo impregna de principio a fin, es un documento imprescindible para conocer mejor uno de los episodios de aquellos años decisivos que más pueden interesarnos hoy.
Historia del movimiento majnovista (http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/archinoff/indice.html) de Piotr A. Arshínov
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