viernes, 28 de agosto de 2009

De regreso a Chernobil

- La estancia navarra de los 55 niños ucranianos ha llegado a su fin, y junto a sus familiares, ayer fueron recibidos en el Parlamento foral por la presidenta, Elena Torres.

- Los niños han pasado dos meses y medio con familias navarras, gracias a Arco Iris Solidario

I.C. . PAMPLONA.

TRAS algo más de dos meses y medio con familias navarras, gracias al trabajo de la Asociación Arco Iris Solidario, el lunes volverán a su vida diaria en Chernobil (Ucrania). Los 55 niños ucranianos, que llegaron a Navarra el pasado 13 de junio y sus familias de acogida fueron recibidos ayer en el salón de plenos del Parlamento de Navarra por su presidenta Elena Torres.

Recepción que sonó a despedida ya que la semana que viene dirán adiós a días de vacaciones, piscina, bicicletas, buena alimentación y mucho afecto.

Niños y familiares tomaron asiento en los lugares que ocupan los parlamentarios forales para escuchar las palabras que les dirigieron Elena Torres, la tesorera de la asociación Carmen Gurrea Íñigo, y Yana Ignatenka, niña ucraniana que lleva cinco años pasando los veranos con su familia navarra. "Nos alegramos mucho de estar en Navarra, con las familias que hacen un hueco en sus casas y nos acogen como un miembro más. Tenemos mucha suerte de estar aquí", dijo.

Elena Torres destacó el trabajo que desempeñan asociaciones como Arco Iris Solidario. "Realizan una labor callada, comprometida y solidaria. A veces las instituciones no sabemos reconocer, no dedicamos tiempo a ensalzar este trabajo tan importante a nivel humano y social", indicó la presidenta.

Más ayuda económica

Aunque en sus palabras públicas Carmen Gurrea hizo una mención breve, en privado y en una conversación con la presidenta del Parlamento, la tesorera de Arco Iris Solidario sí reclamó más ayuda institucional para hacer posible que un número mayor de niños de los orfanatos ucranianos puedan pasar el verano en Navarra. "Hay familias que están dispuestas pero que no se lo pueden permitir por el gasto que supone. Prácticamente nos autofinanciamos", indicó.

Cada socio de Arco Iris Solidario abona 20 euros al trimestre como cuota. Además si se decide acoger a un menor se hace cargo del viaje de ida y vuelta, que supone unos 500 euros; y del resto de gastos que conlleva la estancia. "Si se trata de la primera vez, el viaje lo abona la asociación. Tenemos ayudas anónimas y de alguna entidad. Además el Ayuntamiento de Pamplona nos cede un piso para las monitoras, pero nos gustaría contar con más colaboración para poder dar la oportunidad a más niños", comentó Carmen Gurrea.

La asociación, que se creó en 1996, ha incrementado año a año el número de niños que se han desplazado a Navarra hasta alcanzar la cifra de más de 190. En esta ocasión, fueron 55 de los que 40 repetían experiencia. Alexander Sachenko, de 15 años, lleva viniendo a Navarra desde hace "cinco o seis años". "Lo que más me gusta son los Sanfermines y también la bicicleta. Siempre he estado muy a gusto. El castellano no me ha resultado complicado. Ahora ya tengo ganas de volver para estar con mi tía y mis amigos", indicó.

Ya suma seis veranos en Navarra y a ella le encantaría repetir. Antonina Novikova, de 14 años, aseguró que siempre ha vivido buenas experiencias, todos los años con la misma familia. "Vamos a la piscina, juego con mis hermanitos. Estoy muy a gusto y quiero volver", señaló.

Sin embargo, hay familias que han acogido a niños por primera vez. Javier Ciáurriz Martínez ha recibido en su casa a Vika, una niña de 11 años. "Ha sido una experiencia muy positiva. Ya hemos quedado con la niña que si ella quiere volverá a venir. Hemos vivido un verano normal, como siempre hemos hecho con nuestro hijo de 14 años, ir a la playa y al pueblo. Mi hermana lleva muchos años acogiendo a niños y ella nos animó", contó.

A Margarita Manso de Zúñiga Francia la experiencia le ha resultado un poco más dura. "Yo soy soltera y estaba sola. Al principio, por el idioma, se nos hizo complicado entendernos pero enseguida Iván empezó a hablar el castellano. Es un niño muy listo. Se les nota una carencia de cariño y afecto muy importante. Es lo que más buscan", explicó.

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